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Después de comernos el helado me despedí de la tierra y volvimos a Dite. Como me lo esperaba volví a la habitación donde estuve desde que llegué en un principio al infierno. Nada ha cambiado todo está como lo dejé la última vez. Voy al cuarto de las sombras y ahí están todas, quiero reprenderlas por ocultarme que Bishop había estado en Luf'Yana, pero no tiene sentido dado que él las creo y por siempre van a hacer lo que él les ordene.

Salgo de ahí y voy hasta el gran espejo donde me despojo de todo lo que llevo puesto; me miro y examino la herida, tiene un tono azul y está un poco inflamada, pero ya no duele que es lo importante. Después analizo mi piel y está tan reseca que parece piel de cocodrilo y ni hablar del estado de mis alas.

Tomo la manija de la puerta del baño y pido que por favor estén las bañeras de yerbas. Tiro de ella y para mi desagracias me muestra el baño normal, repito la acción cinco veces más hasta que por fin doy con el baño de yerbas. Tengo que preguntarle a Bishop como hago para que al abrirlo este el que yo quiera.

Suelto un silbido al verlo —Que belleza—esta vez el baño está el doble de grande, ya no hay tinas sino una especie de lago alimentado por una pequeña fuente y muchas hierbas alrededor.

Me acerco y el agua tiene dos colores, de un lado verde y del otro blanquecina; no me acuerdo para qué era que servía cada uno así que me meto en el lado verde que se ve más fresco y sí que lo está. Sumerjo todo mi cuerpo, cierro los ojos, me desconecto del mundo.

No sé cuánto tiempo ha pasado cuando decido sentarme. Lo primero que veo es a un demonio en su forma humana sentado del otro lado del lado con una copa en la mano.

—Bishop no se supo que te tenías cosas muy importantes que resolver.

—Ya las hice —dice serio. Yo si sabía que el buen genio que tenía en la tierra no le iba a durar mucho.

Me pica la lengua por preguntarle qué era eso tan importante que hacía, pero sé que terminaremos peleando así que me pongo de pie, escurro mi cabellera y...

—Estás segura que te quieres salir. —le muestro mi mejor sonrisa sexy —Aun no te has bañado.

—Tienes razón. Deberías bañarme.

—Sabes que para mí es un placer.

Camino hacia donde él está y me recuesto sobre su pecho, se siente tan agradable estar así con él, sentirlo por completo. Sus manos empiezan a masajear mis hombros.

«No sabes quién es él, aléjate» susurra lo que sea que este dentro de mi

—Tú decides si obedecerle o no. —el demonio susurra a mi oído a la vez que pasa uno de sus brazos por mi cuello y muerde el lóbulo de mi oreja. —Si te quedas la pasaremos rico.

El brazo que tiene sobre mi cuello ejerce una leve presión que me obliga a echar la cabeza hacia atrás y, ahí están sus labios esperando por mí. Él me besa con desespero de forma agresiva, muerde mis labios, siento sus manos en cada rincón de mi cuerpo y su cola ha comenzado a husmear entre mi intimidad, yo por mi parte, entierro mis uñas al brazo él que tiene sobre mi cuello, en esta posición en que estamos él tiene las de ganar.

En un ágil movimiento cambia de posición y ahora nos encontramos frente a frente, yo me aferro a su cuerpo a la vez que se pone de pie y salimos del cuarto. En un momento pensé que me iba a lanzar a la cama pero no, me baja justo donde está el espejo quedando frente a este. Pego mi rostro y manos al cristal al instante en que él se introduce dentro de mí. Desde que inicia sus movimientos son fuertes y me roba un sinfín de gemidos que retumban por todo el lugar, me embiste rápido de forma salvaje y a mi cuerpo le gusta. Cuando creo que voy a terminar el baja el ritmo por unos instantes hasta que vuelve a retomarlo.

Me da una palmada en el trasero y besa mi espalda hasta llegar a mi cuello donde me muerde —Deléitame —su voz se escucha ronca, cargada de deseo.

Comienzo a moverme de forma circular alrededor de él, me muevo lento, disfrutando de cada parte de su longitud al mismo tiempo que Bishop rasguña mi espalda. Abro los ojos y me encuentro con los suyos, él se muerde los labios mientras me mira con deseo; él vuelve a tomar el control de la situación y su cola entra al ruedo apoderándose de mi centro. Sus manos se apoderan de la mayor parte de mi cabellera y empieza embestirme duro, de forma salvaje. No sé qué me causa más excitación si escuchar nuestros gruñidos y gemidos, el sonido que producen nuestros cuerpos al chocar, vernos a través del espejo o lo que estoy sintiendo. Cierro los ojos y me dejo llevar por este último, nuestros gemidos se intensifican cuando estamos por llegar a la cumbre.

No resisto más —¡Dios! —grito cuando alcanzo el orgasmo, siento que voy a caer, pero mi demonio me agarra de la cintura y continua, después de tres estocadas más Bishop suelta un gruñido, es su turno de sentir la gloria.

Nos quedamos en la misma posición hasta que nos recuperamos.

—¿Quieres mas? —pasa la leguen por mi nuca y todos los pelos se me ponen de punta.

—Claro que quiero.

Me separo del espejo y para mi sorpresa está quebrado, dejo de darle la espalda a Bishop y me encuentro con otra sorpresa: la habitación está totalmente a oscuras a causa de una niebla gris que dificulta un poco la visibilidad.

Así va a ser mas excitante.

—¿Quién partió el espejo? —me apunta con el mentón mientras se ríe; analizo el espejo y al parecer inicio a quebrarse desde donde estaba mis muñecas.

—La niebla si es mía.

Estoy por preguntarle el porqué de esta, pero la puerta es abierta por Biltrix y más atrás aparecen cinco demonios que nunca había visto.

—El consejo de los siete eternos está citando a una reunión extraordinaria ahora mismo— dice el más viejo de los demonios.

¿Por qué hoy? ¿Por qué en este momento?

Bishop me toma de la mano y nos encaminamos a tomar un baño breve, salimos y la niebla ya se está disipando —Descansa un poco si quieres, más tarde iras con Biltrix a Ônix. —habla mientras se cala un lindo traje negro de mangas larga con botones plateados.

—¿Qué es eso?

—Ve y te darás cuenta. —me da un beso en la frente —Allá nos vemos.

—Como mande el señor.

—Viste —dice antes de cerrar la puerta.

Sin secar mi cuerpo, me dejo caer en la cama, no saben cuánto extrañé este colchón y sabanas. No puedo evitar sentir la desilusión de que nos hayan arruinado el momento.

La puerta vuelve y se abre, pero no es Bishop sino Biltrix, cubro mi desnudes —¿Puedo pasar? —dice cuando ya está frente a mí.

—Pues ya estás aquí.

—Cómo vas a gritar: ¡Dios! Cuando estas siendo follada salvajemente por un demonio y en el mismo reino de la lujuria

—¿Nos estas espiando? —podría decir que siento vergüenza de que nos hayan escuchado, pero no es así.

—Vigilando, Bishop me puso de portero, de guarda espaldas, de mensajero— dice con un tono femenino muy dramático.

—¿Por qué?

—No sé, cuando llego de viaje me dijo que no me acercara a ti que él ya lo había visto y un poco de cosas más amiga, o sea casi me pega— no puedo evitar reírme, le sale tan natural la voz de mujer —No te rías que es muy serio.

—Créeme que si sigues hablando así nunca más te voy a tomar en serio y ¿a donde fue Bishop, que estuvo haciendo? — me siento en el borde de la cama y le paso un peine.

—Y ahora tú me coges de estilista.

—Bishop me dejo sin fuerzas. — ambos reímos a carcajadas —Ahora sí cuéntame de Bishop.

—Se fue unos cuantos meses, fue un viaje bastante largo y no te trajo ni siquiera un imán para la nevera.

Pongo los ojos en blanco y dejo de intentar sacarle información, más bien me rio con sus estupideces.

Después de embutirme en un pequeño uniforme vamos en busca de una quimera a los calabozos y aprovecho para ver a Guardián, lastimosamente no me le puedo acercar mucho porque la runa que lo está curando ha formado una burbuja.

—¿Cuánto tiempo va a estar así?

—Unos cuantos días más, las quimeras generalmente son muy fuertes pero cuando les causan heridas graves tardan un poco en curarse.

—Y yo en que voy a andar.

Como todavía no se volar tengo que depender de alguien que me transporte. Veo que de un calabozo sale Biltrix con Aveluz convertida en un lobo gigante similar a mi Guardián —Toda tuya — hago mala cara.

—No hay otro, es que yo siento que ella no me quiere—Biltrix niega— Es más, me intento atacar la primera vez que salí de mi habitación.

—No hay más y si no quieres pues aprende a volar primor.

Respiro profundo y de mala gana me acerco a ella dispuesta a montarla, pero cuando ya estoy a escasos centímetros de su gran cuerpo, extiende una de sus alas y solo seguido que siento es un golpe contra una de las celdas y luego contra el suelo. Escucho que Biltrix maldice y luego veo el reflejo de sus pasos.

—¿Estas bien?

Intento hablarle más la voz no me sale, el golpe me dejo completamente sin aire y con un fuerte dolor en las costillas y donde tengo la herida. El demonio me ayuda a sentarme pero el dolor y opresión en el pecho no se va.

—Respira profundo, solo fue un golpe. Solo respira — Hago lo que me pide y lentamente la opresión va cediendo.

«No vayas, te conviene ir» escucho va voz mi supuesta conciencia.

«¿Por qué?» le pregunto, pero no responde.

«Dile que no quieres ir»

—Ya no quiero ir, dile a Bishop que no me espere.

—No es que no quieras, tenemos que ir. —me extiende su mano— Así que ponte de pie y no hagas drama.

Sin más remedio me pongo de pie, veo que el demonio se quita la camisa y sobre sus brazos, hombros y parte del omoplato empieza a dibujarse runas de agilidad, velocidad, resistencia y otra que no conozco. Yo saco mi daga y me hago una de curación para calmar el dolor de mi herida.

—¿Para qué son esas?

Me mira y sonríe —Ahora soy Biltrix, la mula —frunzo el ceño al comprender— Sube rápido que el camino es largo.

Extiende sus grandes alas y yo me monto en su espalda. Él empieza a mover sus alas y estas no me tocan, me traspasan... el efecto de la runa que no conocía. Alzamos vuelo y salimos del volcán con curso contra la corriente roja. Me causa curiosidad ver que el cielo ha perdido un poco su tonalidad naranja, pero lo dejo pasar.

Cuando Biltrix cambia a posición a horizontal me siento en su espalda y amarro mis piernas a su cintura —No hace falta decirte que ni se te ocurra abrir las alas y no te muevas mucho que me desestabilizas.

—No te preocupes no lo haré.

La corriente cada vez se hace más oscura por lo que salimos de ella, miro hacia abajo y lo único que veo es una cadena de volcanes en erupción.

—Estamos por salir del cinturón de Azrhen, agárrate. — habla después de un gran tiempo de vuelo y me aferro a sus hombros

Delante de nosotros se ve un muro de humo denso, al cruzarlo se siente como la turbulencia de un avión, Biltrix pierde unos segundos la estabilidad, pero no dura mucho. El paisaje de este lado es un poco diferente, hay un gran océano de lava y uno que otro brote de tierra y azufre; el cielo es más oscuro y cada nada se dibujan rayos, el viento sopla más fuerte y es una mezcla entre frio y calor, por lo que veo se le hace mas duro volar a Biltrix. Este lugar es un poco tétrico, como un infierno dentro del infierno, es el lugar perfecto para abandonar a un exnovio.

Volamos lo que parece ser una eternidad por encima de un océano ardiente y no veo ni demonio ni alma alguna.

—¿Acá no hay almas o demonios?

—No porque este es el límite del sexto circulo.

Me imagino que hace referencia al final porque delante de mí, muy a lo lejos se ven las murallas. Hace un cambio en la dirección y altura de vuelo, pasamos tan cerca de la lava que la puedo tocar con los pies. No pasa mucho hasta que frente a nosotros aparece un bosque cubierto por una niebla negra, lo sobrevolamos hasta llegar a un volcán. Biltrix ingresa por una cueva hasta que llegamos a un salón bastante amplio, todo aquí esta pobremente iluminado. Le doy las gracias y bajo de su espalda y ahí esta Bishop.

—Bienvenida a Ônix.

—Que hacemos aquí. Y ahora que se me ocurre, por qué no hicimos el viaje a través de un portal —le hago la pregunta a Biltrix

—Aquí no hay portales —responde Bishop.

Me toma de la mano y caminamos entre los túneles; me muestra todo el lugar hasta que llegamos a una habitación que se siente diferente —¿Lo sientes? Esta es la habitación del pequeño jinete, tiene una atmosfera similar a la de la tierra, con el pasar de los meses la iré cambiando hasta que no tenga que usarla y se adapte al infierno ¿Te gusta?

La miro y está muy gótica para mi gusto, tiene muchas velas y simplemente hay que quitarlas, pero tiene buen tamaño —Si, es grande.

—Esta puerta conecta con tu habitación.

La atravesamos y la que es mi habitación es más grande y tiene un techo bastante elevado además de un gran altar y una cama enorme, sobre esta está el peluche que me regaló —¿Nos vamos a cambiar de volcán? —me sonríe con picardía —Me gusta más Azrhen, este está muy lejos y es muy oscuro. No quiero estar aquí.

Bishop me entrega un sobre como los que antes utilizaba para atemorizarme con sus mensajes anónimos. Lo destapo y no hay nada, pero sé que tiene algo oculto; enciendo una de mis manos y sobre las llamas pongo la nota.

Bienvenida a tu nuevo hogar, tienes media legión de diablos a tu mando, en los siguientes días llegaran cuatro demonios mayores que te ayudaran a organizar todo y Guardián irá cuando se mejore. Desde hoy eres la nueva líder de Ônix. La tregua sigue en pie pero no podía dejar pasar por alto el haberte ido de Dite. Aquí tienes todo lo necesario para estar bien.

Con mucho cariño Bishop

—Como así Bishop...

Levanto la vista y no hay nadie, regreso al salón donde me dejo Biltrix y no están.

—¡Bishop! —lo llamo a todo pulmón varias veces y no contestan, no están, me dejaron sola.

«Todo fue una trampa, te abandonaron»

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Besos infernales 😈