Capítulo 5
Después de las palabras del guardián todos nos quedamos en silencio. Yo no dejo de mirar a Bishop en busca de una respuesta, de una explicación.
Los arcángeles van hasta ella y la ayudan a ponerse de pie y Dorian me ayuda a salir de la piscina.
—¿Estas bien?
Sonrió con desánimo y asiento en forma positiva. Este pasa un paño por mi boca y se lleva todo rastro de sangre.
Con dificultad camino hasta llegar a uno de los muebles empapados.
—Me dejan hablar unos cuantos minutos a solas con Milufer.
Pide Bishop y agradezco su iniciativa.
—¿Quién nos garantiza que no van a escapar? —inquiere Uriel.
—¿Tengo motivos para escapar? — él me mira retador. —No tenemos por qué huir.
El guardián les dice algo y luego uno a uno empiezan a salir —No olviden arreglar todo este desastre.
—¿Era necesario hacer todo esto? — pregunta Bishop cuando ya estamos solos mientras me da la espalda. No sé por qué pero suena molesto.
Miro todo a mi alrededor y la piscina quedó llena a pedazos de muebles destrozados, el mini bar está en llamas, seguramente algún humano se dio cuenta de lo que pasó y la mayor parte de mi vestido esta quemada... Todo es un caos.
¿Era necesario?
—¿Quién es ella y porqué me persigue?
Voy de una al grano. Bishop deja de darme la espada y se acerca.
—Te hice una pregunta, responde. —se sienta junto a mi—Milufer... —lo único que hago es mirarlo. Y el miedo empieza a crecer el mí y bajo la mirada —Te hice una pregunta— dice entre dientes a la vez que agarra mi mandíbula con una de sus manos.
Su agarre es firme y duele. —Así... No podemos hablar. —digo con dificultad y por fin el señor me suelta. —Claro que era necesario, mato a los padres de Lolo y ni siquiera sé por qué exactamente, no la podía dejarla ir viva.
El demonio me mira y sonríe, se ve infernalmente sexy. —Me refería a irte de Dite y dejarme solo.
En mi cara se dibuja una expresión de asombro por lo que dice. —También lo era, ¿no te acuerdas de cómo me trataste? Estabas con otra. —me pongo de pie —Y...Y ni hablar de lo que me enteré ¿Qué eres Bishop —digo con un tono de voz más bajo y débil.
La mirada oscura del demonio va de mi cabeza a mis pies —Estás sangrando.
—¿Qué? — Frunzo el ceño y observo lo mismo que él. Por mi pierna izquierda descienden dos hilos de sangre. Vuelvo y me siento, Bishop sin compasión alguna rasga mi vestido para ver de donde proviene la sangre. Vemos que tengo una herida en el lado izquierdo de mi cuerpo, más abajo de la última costilla.
—Te atravesó con la punta de sus alas. — «Con más motivos la tienes que matar» escucho la voz de mi conciencia y asiento positivamente. —Yara vendrá a curarte.
Tengo entendido que las heridas así, merecen un tratamiento especial ya que pueden causarnos la muerte.
—Pero que sea rápido porque ya empieza a doler.
Bishop se levanta y empieza a dibujar runas por todo el suelo, lo único que hago es observarlo mientras va y viene. Noto que de las runas empieza a salir un humo denso que forma una pequeña atmósfera, los objetos destruidos se empiezan a ordenar hasta que todo queda como si nada hubiera pasado.
—No le hagas caso a tu conciencia. —Bishop vuelve y se sienta a mi lado y fija su mirar en mi poniéndome inquieta.
—¿Por qué no debería?
—Porque desde que te maté no tienes conciencia. — frunzo el gesto y niego —Lo que te habla es el espíritu del Satán y el nuevo poder que llevas dentro.
Niego incrédula, o sea que todo este tiempo he actuado al antojo de satanás.
No le respondo y volteo la vista. —Ahora te vas a quedar callada.
—Te pregunto algo y no respondes entonces que más hago ¿Me vas a decir que es ella para ti? Cemiel me dijo que ella y tu habían tenido algo sentimental.
La cara del demonio no muestra ninguna expresión, solo me mira con sus ojos vacíos. —Ella es un ángel del destino, tiene el don de detener el tiempo.
Con sumo dramatismo me llevo una mano a la boca —Ella fue la que detuvo el tiempo el día que morí. Cómo pudiste poner algo tan serio en sus manos, que tal si hubiese decidido poner a correr el tiempo antes de lo previsto.
Ahora que lo pienso, yo no podría pelear con ella porque solo bastaría con detener el tiempo para vencerme.
—¡Milufer! —dice Yara con entusiasmo al verme, yo le respondo con una sonrisa mal dibujada. —Veamos.
Se arrodilla junto a mí e inspección la herida. Saca un hilo, aguja y unas yerbas. —Dolerá un poco.
Dice antes de empezar a suturar, Bishop intenta tocarme, pero alejo su mano de mi rostro. Veo que este agarra una pluma roja de la desgraciada esa y la pulveriza junto con las yerbas de Yara, seguidamente embadurna la herida con la mezcla.
—Gracias Yara. —esta me entrega un vestido para luego marchar.
—En fin, lo que quería decirte es que vas a regresar conmigo a Dite y también Destiny lo hará.
Al escucharlo siento que algo dentro de mi estalla. No puedo contenerme y me rio en su cara. —No, claro que no. Y porque se supone que va a ir al infierno.
Estoy a punto de perder la calma. Ella no puede venir con nosotros, es que él no entiende que ella me quiere matar.
—Tuve una visión, va a caer.
—¿Y? Eso no es problema de nosotros ¡Y si cae pues que se quede aquí en la tierra! No tienes por qué convertirla en demonio. Y si lo hace puede estar en otro círculo, no necesariamente en Dite. —lo miro y en sus ojos veo rabia verdad que no le gusta que le hable así —El infierno es muy grande, que busque otro sitio.
—Va a estar en Dite y si tu no quieres estar allá pues vete con tu padre, el infierno es muy grande.
Lo que acaba de decir me deja boquiabierta, sus palabras me hieren. La está prefiriendo a ella antes que a mí.
⛧⛧⛧
Camino rápido mientras miro el número de las habitaciones e intento que no se me caigan todas las cosas que llevo encima.
"103" miro a través de la puerta y ahí está Lolo con su hermana. Ambos están dormidos por lo que entro sin tocar y lo más silenciosa posible. Al lado de la niña pongo el inmenso peluche que le compré y sobre la mesa los chocolates y globos.
Me arrodillo frente al sofá cama donde duerme Lolo y acaricio su rostro. —Lolo, despierta —le susurro al oído. —Soy yo Anne.
El muchacho en vez de despertarse se aferra a la sabana. Vuelvo y paso mi mano por su rostro, pero esta vez la que tiene el sello de Lucifer y lo enfrió un poco. Lentamente va a abriendo los ojos.
—Anne. —se acerca y me abraza, me sorprende que no esté así de calmado. —Los vi Anne, vinieron hasta aquí.
Nos separamos —¿A quién viste?
—A mis padres, bueno sus espíritus vinieron a despedirse, me dijeron que están bien y que todo iba a estar bien, que cuidara mucho de Camile. Y eso me tranquiliza.
Limpio una lágrima que desciende por su mejilla —Todo va a estar bien. Vine a despedirme.
El chico me mira y niega —No, porque si apenas llegaste antier. No Anne, no.
—Lo siento, tengo que hacerlo. —hago silencio, pienso que decirle —Como tu casa se consumió por completo, pensé que tal vez querías cambiar de ambiente así que te tengo propuestas. —Me levanto y dibujo una runa silenciadora sobre la puerta —Tengo propiedades en Alaska, Detroit, Canadá y en Guyana, tú decides donde quieres vivir... yo me encargaré de que nada les falte.
—¿Volverás?
—Si, pero no en estos tiempos.
El guardián me puso una orden de alejamiento de este plano terrenal por un año infernal y todo por el pequeño enfrentamiento que tuve con Destiny; desde el momento me dio 24 horas para destruir Luf'Yana y abandonar la Tierra, me pasé la mitad durmiendo así que tengo poco tiempo.
—Lolo tengo poco tiempo así que decide.
Lolo piensa en silencio por al menos diez minutos hasta que se levanta y despierta a Camile, cuando abre los ojos lo primero que hace es abrazar el oso.
—Te quiero presentar a alguien —Lolo me hace señas para que me acerque y yo niego —Anne no seas así, ven. —a regaña dientes me acerco —Ella es Anne y fue la que te trajo ese peluche y te salvo.
—Muchas gracias —dice en holandés.
—Mi madre era de Holanda —explica Lolo y ya entiendo de donde proviene el cabello rojo de la niña.
Lolo le cuenta la propuesta e intentan tomar una decisión.
—¿Cuál nos recomiendas tú? —pregunta Camile.
—Yo les recomiendo... Detroit, porque allá está Rafael y su familia, ellos son personas muy especiales para mí y están dispuestos a acogerlos en su hogar o si prefieren se pueden quedar en mi antigua casa, en el apartamento de mi hermano o si prefieren les compro uno. También podrían probar a ver qué lugar les gusta más o escoger otro que no esté entre los que yo mencioné, solo escojan. —hago una pausa y observo a Lolo —Rafael te puede ayudar con lo de tu don.
—¿Cuál lugar frecuentas más? —inquiere Lolo.
—Donde ustedes estén, tengo que estar al pendiente de ustedes.
Lolo sonríe y mira a su hermana — Hablas como si tuvieras mucho dinero ¿Tu en que trabajas? ¿Eres la novia de mi hermano? ¿Dónde vives? ¿podemos vivir contigo?
Miro a Lolo y luego a ella —Camile eso no es de tu importancia, Anne no...
—No soy su novia. Vivo muy lejos de aquí y no los puedo llegar y si tengo mucho dinero... — gracias a que la ambiciosa de mi abuela hizo un pacto con Lucifer y luego me ofrecieron a un demonio —Gracias a mi familia. Puedes pedirme lo que quieras.
La niña me mira y sonríe. —¿Lo que yo quiera?
Asiento de forma positiva —Siempre y cuando no corrompa tu alma.
—Eso que...
Lolo la interrumpe —Nos vamos a Detroit y para comenzar podríamos vivir con la familia de Rafael.
—Buena elección— les entrego toda la documentación necesaria, unas cuantas tarjetas de crédito y los números para que se conecte con Rafael —De no ser más, me voy.
Me despido de ambos y antes de salir Lolo se quita la chaqueta que lleva y me la entrega —Para que me recuerdes. ¿Cuándo te volveremos a ver?
—Dentro de un año. —este asiente y luego me abraza. —Hora de irme.
Nos separamos y este aprovecha para robarme un beso corto que yo interpreto como una muestra de cariño, no quiero creer otra cosa.
—Cumplí mi deseo de besar a un demonio.
Lo único en que pienso es que el maniático de Bishop no le vaya a dar importancia.
—Por cierto, me Llamo Milufer —le entrego un papel con las instrucciones de como invocarme —Solo convócame cuando sea algo importante.
Sin esperar respuesta salgo del cuarto y ahí a unos cuantos metros esta Bishop. Después de cómo me dejo ayer se atreve a buscarme, que sínico es. Ni siquiera lo miro, paso de largo. Este decide seguirme.
Voy hasta un parque solitario y aprovecho para llamar a mis sombras, no tardan mucho en llegar las que hablan. Según ellas no ha pasado nada raro en Luf'Yana, pero
—¿Dónde están los hombres sombras? —Las sombras me repiten una y otra vez que no ha pasado nada en Luf'Yana.
—¿Dónde están mis hombres Bishop?
Me siento en una banca y él también —Mis hombres están en su dimensión.
No me asombra, sé que en algún momento se los iba a llevar, pero si me asombra el comportamiento de mis sombras, al parecer le obedecen a él.
—¿Quieres un helado? —solo lo observo —¿O un café?
Su comportamiento es impredecible, ayer después de decirme lo de Destiny, se fue dejándome sola, llena de ira y hoy llega así, así tan...
—Tengo que ir a destruir ....
—Lucifer ya lo hizo. Helado o café.
—Tengo que ir a buscar a alguien.
Intento levantarme pero de un tiro vuelve a sentarme.
—Ese alguien se llama... ¿Daniel? —lo observo con recelo —Si o no.
—¿Que le hiciste?
Los ojos del demonio cambian a un tono rojo —A él nada pero a su hija...
—¿Bishop que le hiciste?
—Si te callas y escuchas creo que nos podremos comunicar. No le hice nada malo a la mocosa escandalosa, simplemente la curé.
Enarco una ceja y lo miro incrédula —A cambio de que. —este demonio no hace nada, absolutamente nada sin recibir algo a cambio.
—Solo le ofrecí trabajo a Daniel y no es nada malo, lo único que tiene que hacer es alejarse de ti. —¿debo creerle? —Helado o café.
—No creo que solo le hayas...
—¡¿Helado o Café?!
Su grito hace que mi piel se estremezca —Un helado. —le digo asustada.
Él se levanta y va por el helado, ojalá que sea un helado normal. Mientras se aleja detallo su cuerpo y esos jeans apretados negros, más la chaqueta del mismo color le sientan bien, lo hacen ver sexy. No pasa mucho hasta que vuelve, pero no solo trae dos helados, sino un pequeño peluche en forma de corazón con un Te amo en el centro y también flores.
Lo miro y no sé qué decir —No me mires así, son para ti. — mi cara debe de ser una mezcla de terror, nostalgia, felicidad y desconfianza. Me los extiende y solo tomo él helado —Estos también.
Pone sobre mis piernas el peluche y las flores. Mi mente no deja de decir que algo malo me va a decir o a hacer que no puedo confiar en él.
—No vas a decir nada —niego mientras paso la lengua por el helado —No desconfíes, no te voy a hacer ni decir nada malo, por ahora.
Con lágrimas en los ojos me como el helado. Nunca antes alguien me había regalado cosas así y esto me emociona, más si viene de un ser tan frío como Bishop.
—¿Me vas a matar? —le pregunto entre sollozos, él niega —¿La vas a preferir a ella? —niega —¿Te vas a convertir en una bestia cuando estemos en Dite?
—Por naturaleza soy una bestia. —dice muy tranquilo a lo que se come su helado.
—¿Entonces porque me haces esto? ¿Qué tienes? —me mira y sonríe —No eres Bishop.
Y pensándolo bien no sentí nada cuando llegó al hospital. Intento ponerme de pie pero él me toma de la mano, lo observo y sus ojos antes azules se convierten en un pozo completamente negro.
—Si soy yo y no tengo nada. Solo se me ocurrió darte un detalle ya que son nuestras últimas horas en la tierra. Confía en mi —dice en mi mente
—Gracias. —le digo aun llorando. Es que sigo sin creerlo.
Con el único sonido siendo el de mis sollozos, nos comemos los helados y unos chocolates que él tenía en el bolsillo. Tomo la mano en que él tiene el sello de Dite y la junto con la mía. Al hacer contacto los sellos se iluminan —Hagamos una tregua. Si vamos a convivir no podemos estar pensando en matarnos a cada minuto.
—Así que el sentimiento es mutuo. —asiento de forma positiva —Tregua acepta.
Apretamos nuestras manos y nos quedamos así por un buen rato.
—Otra cosa más, te advierto que no voy a cambiar de parecer en cuanto a Destiny y no me voy a ir de Dite—lo observo a los ojos y aprieto más su mano —No me importa que estés en mi contra, voy a defender lo que es mío y te garantizo que la voy a sacar de ahí, así yo muera en el intento.
Bishop me mira y me muestra una sonrisa sexy cargada de picante.
—Esa es mi Milufer.
Dice antes de tomar mis labios.
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