Capítulo 4
Suelto una risotada al escuchar sus palabras.
—Yo no he cometido ningún pecado. —le respondo con la mirada fija en mis muñecas bañadas en sangre.
Siento un tiro en los hilos que me obliga a levantar la vista. Lo primero que veo es el brillo de sus alas y armadura, su rostro emana un brillo plateado sin igual, bajo la mirada y observo que de sus manos es que proceden aquellos hilos.
Él me observa sin ninguna expresión en el rostro y noto que las pupilas de sus ojos giran.
—Serás privada de la libertad por lo siguiente...—otro ángel se acerca y le entrega un pergamino. —Por reclutar hombres, por crear una dimensión ajena al plano terrestre, por huir de la ley divina, por usar runas prohibidas y conjuros de la biblia de los caídos, por matar a los integrantes de la familia Caspias...
—Yo no he matado a ningún humano.
El ángel me mira por unos segundos —Por incendiar la finca de la familia Sousa, en Brasil. Por reclutar a la joven Emily.
—No, no y no. Yo no he hecho eso. Acepto los cinco primeros, los otros no, yo ni siquiera se quien es Emily...
Hablo con toda seguridad, yo no he hecho nada de eso.
—Serás trasladada a una prisión en el cielo....
—¡No! —aprieto la mandíbula y con gran esfuerzo me pongo de pie —No he matado a nadie —niego— A ningún humano.
Él y yo nos observamos, ninguno baja la mirada. Lucho por no caer, todo mi cuerpo duele y ni hablar de la presión que generan los hilos de este arcángel.
—Tenemos pruebas. —enfatiza esta última palabra.
—Pues... Quiero verlas porque yo también puedo probar que no lo he hecho.
No aguanto más y caigo de rodillas a sus pies.
—En el cielo las veras.
Se aleja, pero sus hilos no me sueltan. Yo no quiero estar en una prisión y más en el cielo, son lo peor. No me pueden llevar, no puedo dejar solo a Maciel.
Levanto la vista y veo que el ángel que me sostiene habla con otro, los que estaba quietos en el cielo ahora han hecho una formación, se ven inquietos. Un olor a azufre me golpea y sonrío, aunque no terminé de invocarlo, Lucifer está aquí.
Con pesadez sonrío. Veo que mi padre viene hacia mí y la esperanza llega con él, él no va a permitir que me lleven. Lucifer saca no sé de donde una capa y la pone sobre mi cuerpo desnudo—Estas bien, levántate jinete, eres fuerte.
Con ayuda de él me pongo de pie y lo observo y como siempre tiene una sonrisa en el rostro. —Quítamelas, me duele.
Levanto mis muñecas y le muestro los hilos electrizantes. Él mira los hilos y luego su mirada va al ángel del que proceden, pone sus manos sobre ellos y tira con fuerza. Los hilos se tensionan y el ángel viene hacia nosotros.
—Lucifer. —dice él y suelta una descarga de energía a través de los hilos que me hace soltar un grito.
—Miguel — mi ceño se frunce, estoy siendo torturada por el mismísimo Miguel arcángel —No es necesario que la lastimes así.
—Es satanás, es lo único que sé merece.
—No lo soy, el tener parte del espíritu maligno no me hace él.
Miguel no se digna ni a mirarme. Un sonido raro rompe el silencio a la vez que un portal tras nosotros se abre en medio de las cenizas de la casa y todos fijamos nuestra atención en él, por el aspecto que tiene es un portal infernal. Mi mente susurra «es él» pero mi cuerpo no lo siente. Segundos después, de este salen dos demonios; Biltrix y Naziffi. Me alegra que hayan venido, pero... Quisiera que él hubiera venido.
—La sueltas por las buenas o...
Miguel interrumpe lo que está diciendo Biltrix —Prefiero las cosas a las malas.
Biltrix me mira y sonríe —No se diga más.
Del portal empiezan a salir demonios tanto aéreos tanto terrestres, los demonios nos rodean y los ángeles se alistan para responder al ataque.
—Aquí no va a pasar nada. Miguel tu muy bien sabes que no puedes iniciar una batalla con tantos humanos cerca y tampoco puedes retener a un demonio por que sí. —Lucifer se acerca a él y le dice algo en el oído en un idioma que no comprendo. —Puedes decirnos por qué es que se quieren llevar a Milufer.
Miguel le entrega el pergamino y Lucifer lee en alto todos los crímenes de los que se me acusa. —Solo he cometido los cinco primeros. —digo cuando este termina.
—¿Entonces porque ahí están esos otros delitos? Por órdenes de Bishop, Milufer ha sido vigilada desde que salió de Dite, le hemos perdido el rastro, pero es cuando se encuentra en su dimensión. —agrega Biltrix y agradezco que lo haya hecho. —Con seguridad puedo decir que ella no ha matado a nadie. Lo más seguro es que alguien se esté haciendo pasar por ella.
— Quién haya sido el que incendió esta casa, dejó una especie de regalo para mí. —todos me observan con atención, en especial Miguel. —Está en mi bastión, pero no sé dónde lo dejé.
No recuerdo en que instante dejé de tener el bastión entre mis manos, lo busco con la mirada y no lo veo. En ese momento Lucifer hace un movimiento con sus manos y el bastión surge entre las cenizas de lo que era la casa.
Lucifer me lo entrega y ahora que lo pienso —¿Dónde esta Maciel?
—Está a salvo.
Es lo único que me dice, con la mirada me indica que saque el regalo.
Con cuidado lo tomo y lo deposito en el suelo. Los cinco lo observamos con curiosidad, pero ninguno se atreve a abrirlo.
—Puede ser una bomba— dice Biltrix y todos asentimos con la cabeza. —¿Quién lo habré? Nos harías el honor grandioso Arcángel Miguel.
En el tono de voz se siente una pizca de burla, Miguel lo observa y no dice nada.
Lucifer, saca una daga se su chaqueta y comienza a dibujar una runa sobre la tapa de la caja. Me toma de la mano y me aleja del lugar, los demás también lo hacen. Cuando ya la zona está despejada Lucifer aplaude y la tapa de la caja sale volando. Nada pasó, nada explotó.
Volvemos al sitio y aún dudosa saco lo que hay en la caja: una pluma roja, con una nota; juzgando por su apariencia y brillo de la pluma es obvio que es de un ángel, así que se la entrego a Miguel y la nota la leo en voz alta.
Dile a él que ya estoy aquí
Al terminar todos me observan, sinceramente no sé qué quiere decir este mensaje.
Miro a Biltrix y Naziffi, ellos evitan mi mirar y sé que saben que quiere decir esto.
—Alguno de ustedes puede decirme a quien le tengo que dar el mensaje? —silencio— Biltrix, dime.
El demonio me mira, se ríe y niega con la cabeza.
—A Bishop. —dice Lucifer —Es obvio, ella viene por él y por ti.
***
Miro fijamente mi reflejo humano en el espejo. Gracias a las curaciones que me ha hecho Lucifer, me veo bien, sin embargo, la preocupación tiñe mi rostro. Después de todo el drama con Miguel se decidió que me harían un juicio donde van a estar los miembros del consejo angelical, el consejo del infierno: los siete eternos, mis guardianes, Bishop y posiblemente el ángel de alas rojas.
Apenas escuché las palabras de mi padre, lo único en que pude pensar fue en lo que me dijo Cemiel aquella vez, no estoy segura, pero hay algo que me dice que el ángel de las alas rojas es la misma que tuvo un relacionamiento con Bishop.
Si es ella y me esta involucrando en todos esos crímenes es porque me quiere fuera de combate, pero no lo va a conseguir. Puede que en estos momentos no este con Bishop pero eso no quiere decir que no lo quiera. Si aquel ángel cree que puede alejarme de mi señor, está muy equivocada, primero muerta.
—Estas hermosa. —miro por encima del hombro y es Biltrix —¿Sabías que el rojo te queda muy bien?
Respiro profundo y miro una vez más al espejo. Él sin que yo se lo pida, hace a un lado mi cabellera y pone sobre mi cuello un collar de diamantes que me regalo mi padre.
—Gracias. —siento su respiración en mi cuello y me alejo de inmediato. —Ya que están tan amable alcánzame los tacones.
Me siento en un extremo de la cama y espero hasta que el los traiga. Cuando lo hace se los quito de las manos antes de que diga que él me los pone.
—Por qué tan nerviosa.
Me pongo de pie y ahora si admiro mi atuendo. Resulta que el juicio se llevara a cabo durante una cenada en un hotel elegante de Tokio y todos tenemos que estar vestidos a la altura. Yo elegí un vestido rojo brillante de corte sirena y como es de esperar, tiene un escote muy profundo en la espalda.
—No estoy nerviosa. —guardo unas cuantas espadas en el bastión y luego lo convierto en un brazalete —¿Cómo está Guardián?
Los hilos de Miguel más el ataque de los otros ángeles hicieron que Guardián cayera inconsciente y en estos momentos está siendo tratado en Dite. En cuanto a Lolo y la hermana; las brujas están con ellos en el hospital, al parecer la niña va a sobrevivir.
—Guardián está bien, se podrán bien. —una luz brillante invade el recinto, eso significa que ya esta por comenzar el juicio. —Pase lo que pase, no vamos a dejar que te lleven.
Asiento tranquila, porque yo no estoy dispuesta a dejar que me lleven.
Juntos cruzamos el portal. Al salir nos encontramos en el living de un hotel. Hay una mujer vestida de traje que apenas nos ve nos hace señas para que la sigamos. Esta nos conduce por un pasillo hasta que llegamos a un salón repleto de gente. La mayoría son humanos.
—¿No hay otro lugar? — ver tanta gente y escuchar sus ruidos me molesta.
—No, aquí se han llevado acabo la mayoría de los juicios tanto para ángeles como para demonios y demás seres sobrenaturales.
Lucifer segundos después aparece a mi lado y me extiende su gancho. Caminamos hacia la gran mesa redonda y lo primero que hago es buscar a Bishop, pero no está, mi mirada viaja hasta Biltrix y este a sabiendas responde en mi mente.
—No te preocupes, va a venir.
Me siento junto a mi padre y detallo los asistentes, todos son hombres, unos hombres maduros muy guapos. Apenas hemos llegado los demonios, en total ocho, solo falta Bishop y por supuesto, los ángeles.
Después de dos rondas de vino, llegan los ángeles y mis ojos se iluminan al ver a mis hermanos, a Rimini y a Cemiel, no me importa que les haya prohibido tener contacto conmigo, me levanto y los abrazo.
—Como te extraño.
Dice Dorian mientras me da un beso casi en el ojo, los demás solo me devuelven el abrazo.
—Como solo falta Bishop y el supuesto ángel, podemos aprovechar para presentarnos ante Milufer— interviene un ser que por la energía emana no es ángel ni demonio pero tampoco humano.
Todos nos sentamos y solo quedan dos puestos. No despego la mirada de los ángeles que a diferencia de los demonios, estos tienen aspecto juvenil y por Dios que están más que sensuales y ni hablar de sus rostros, son hermosos. Todos excepto mis hermanos llevan camisetas formales apretadas de color rojo y de accesorio corbatín negro, estos cinco ángeles están por hacerme cometer pecados carnales al mejor estilo de Dite. Mis hermanos, Rimini y Cemiel llevan las mismas camisetas que los otros solo que son blancas, se ven muy sensuales no lo voy a negar.
—Nosotros somos Miguel, Rafael, Uriel, Chamuel, Jofiel somos parte del consejo celestial y angelical —inicia Miguel y no sé si alegrarme porque estoy conociendo a los ángeles más poderos o asustarme porque el hecho de que estén aquí quiere decir que el asunto es grave.
Los siguientes en presentarse son los siete eternos que como su nombre lo indica son siete demonios incluyendo a Lucifer y a Bishop, el cual nunca me dijo que hacia parte de este consejo, pensé que los siete eternos eran los mismos siete príncipes infernales mas no es así, todos son demonios con la misma antigüedad que Lucifer y viven todos en el último circulo excepto Bishop.
Mientras ellos hablan, un estremecimiento me recorre de pies a cabeza y sé que él está aquí. Todos miran a alguien detrás de mí y yo me paralizo, Biltrix que estaba sentado a mi lado se levanta y él se sienta. No me atrevo a mirarlo. Mi vista esta fija en Dorian mientras siento como un remolino de mariposas hace desastre en mi estómago.
—Al parecer el supuesto ángel no va a venir así que ya pueden empezar. — dice el ser raro. —Por cierto, yo soy el guardián que dictara la condena y no hace falta recordar que estamos en un lugar lleno de humanos, no se puede usar ninguna fuerza y ya saben, mientras uno habla los otros callan.
Al escuchar la palabra condena no puedo evitar tragar grueso.
Los primeros en exponer sus argumentos son los ángeles, ellos se empeñan en decir que mis acciones son un peligro para los humanos. Me pica la lengua por interrumpirlo, pero me abstengo. Por el rabillo del ojo veo que Bishop no deja de observarme y eso me pone nerviosa. Lentamente giro la cabeza hasta que nuestras miradas se encuentran. Verlo después de casi un año, despierta en mi un sentimiento desconocido; lo único que quiero es besarlo y decirle lo mucho que lo extrañé.
«No olvides como te trato en Dite, no va a cambiar» Susurra mi conciencia y en ese momento rompo el contacto visual.
Ahora el que habla es uno de los eternos, Mardhes —Las acciones de Milufer están dentro de lo permitido por el infierno. Ustedes tienen más de 20 campos submarinos y nosotros no nos hemos quejado.
—Ella lo único que quiere es tener un lugar para sus sombras.
Habla Bishop y escuchar su voz hace que se me pongan de punta todos los pelos.
—Eso lo puede hacer en Dite o en otra parte del infierno. —dice Rafael
—Claro que lo puede hacer, pero quiere estar cerca de su hermano menor ¿no es así Milufer? —asiento con la cabeza incapaz de decir algo —Esa es la única manera que tiene de seguir siendo ella y estar con Maciel.
—Pero no hay que olvidar que Maciel estaba custodiado por los ángeles y fue idea de ustede...
No callo más e interrumpo a Abbaton —Si, estaba con ustedes pero eso no es vida para él y voy a hacer hasta lo imposible para que él esté bien y conmigo.
No puedo creer que Abbaton no me apoye en esto.
—Les tengo una propuesta —inicia Lucifer— Luf'Yana podría ser destruido con la única condición de llevar Maciel al infierno.
Cuando termina se escuchan mormullos por parte de ángeles como de demonios.
—Llevarlo al infierno podría matarlo— dice Rimini.
—Lo sé...
Soy interrumpida por Bishop— Yo podría crear un cuarto que tenga una atmosfera similar a la de Luf'Yana.
De nuevo se escuchan los murmullos, pero esta vez mas altos y las personas fijan su atención en nosotros. A lo lejos, observo que hay una mujer sentada a unas cuantas mesas de donde estamos, lo que más llama mi atención es que no le quita la vista de encima a Bishop y que tiene el mismo vestido que yo.
—Que opinan los ángeles— inquiere el guardián mientras escribe algo en un libro grueso y con aspecto viejo.
—Se lo pueden llevar siempre y cuando destruya LufYana, libere a los hombres que sus sombras han poseído, que se lleve a sus brujas y lo más importante, que cuide de la salud del pequeño jinete —dice Jofiel arcángel.
—¿Aceptas Milufer? —asiento con la cabeza—¿Eternos?
—Puede llevarlo, no hay problema alguno.
Ellos siguen hablando y mi vista cae de nuevo en aquella mujer que me genera mucha desconfianza. Intento ponerme de pie pero la mano de Bishop me lo impide. —Suéltame. — le digo muy bajo, pero este no me suelta. — Que me sueltes Bishop.
Miro y la mujer, ya se está poniendo de pie. La mirada de Bishop deja muy en claro que no quiere que yo vaya, pero lo siento; de un empujón me suelto del agarre del demonio y voy tras ella. Al ver que voy, ella acelerara el paso y sale del salón, la sigo. Escucho que me llaman pero no me detengo. La sigo hasta que toma un ascensor.
—¡Mierda! —golpeo la puerta y miro a que piso va, el aparato marca el ultimo, ha dos pisos de este.
Miro el otro ascensor y viene subiendo. No espero más, me quito los tacones y corro escalera arriba. Mi conciencia dice «Puede que sea una simple humana» pero si lo es no tiene por que huir ni mirar tanto a Bishop ni estar vestida igual que yo. Llego al último piso y aquí hay un bar, con disimulo me pongo lo zapatos y empiezo a buscarla. Recorro todo el maldito piso y no la encuentro.
—Por si acaso usted ha visto a una señora con un vestido igual a este —el mesero me mira, asiente con la cabeza y apunta hacia arriba —Gracias.
Voy hacia donde apuntó y veo una escalera y al final una puerta. Antes de abrir la puerta convierto el bastión en arco&flecha y me quito los zapatos. Con sigilo abro la puerta y empiezo a buscar a la desgraciada. Esta es una terraza con una vista hermosa a toda la ciudad, tiene una piscina, un mini bar y unas cuantas sillas, en una de estas se encuentra ella con una copa en la mano.
—Milufer, te estaba—antes de que termine dejo escapar una flecha la cual se lleva su copa. —Tú te lo buscaste.
Con un solo movimiento de sus manos crea una ráfaga de viento que intenta llevarme. A modo de defensa congelo mi cuerpo y su viento pierde potencia. Ella se lanza hacia mí y me derriba, me lanza puños a la cara que logró esquivar; mis cabellos se encienden y se enredan en su cuello, cosa que aprovecho para ponerme encima de ella y empezar a golpearla. El demonio que llevo dentro sale, todo mi cuerpo esta en llama, escucho que ella grita pero no me tengo, me dejo llevar, le muerdo la clavícula y tiro de forma bestial de sus cabellos, la meta es dejar sin pelo.
Una fuerza procedente de no sé dónde nos separa, ella va a dar al borde del edificio y yo caigo la piscina. Miro hacia la puerta y ahí está el guardián que al parecer fue el que nos separó, a su lado los ángeles y demonios.
—Destiny, te estábamos esperando. —dice el guardián y pido que ella no sea.
Mi mirada busca a Bishop y por su expresión sé que es ella, ella es el ángel de plumas rojas.
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Hola queridos lectores. Primero que todo, gracias por leerme y les quería decir que voy a publicar otra historia que se llamará Llámame Ángel, es una novela juvenil con un toque sobrenatural. Si a alguien le interesa leerla, en el próximo capitulo dejaré el link.
Saludos infernales,
Felices Fiestas.
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