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Capítulo 28.2

Todo este tiempo estuve pensando que era el capítulo 28 el que estaba escribiendo pero ese ya esta ¡que despistada yo! por eso 28.2 para que sigan faltando 2 para el final.

Espero que les guste.

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La lluvia de flechas cesa y empezamos a responder al ataque. Miro hacia atrás y el escudo ya está casi listo. Solo tenemos que resistir un poco más.

«Mammón, ¿Cómo está todo por allá?»

Tarda un poco en responder pero al final lo hace «Vamos bien pero creo que vamos a necesitar apoyo, Leyva ya envió a sus mascotas, están por llegar»

Frunzo el ceño sin saber a qué se refiere con mascotas.

«¿Voy o le pido a Dorian que vaya?»

«No, Bishop dijo que iba a enviar a Biltrix y a Masxacre»

«Bueno, cualquier cosa me avisas»

Sigo pendiente de lo que pasa acá, desde lo alto de la muralla no podemos hacer mucho, así que seguimos con el mismo plan de lanzar flechas y bolas de fuego.

—¿Estás bien? —pregunta Dorian.

—Sí, ¿y tú? —sonríe y mira hacia el escudo.

—Estoy bien ¿no tenías un plan?

Asiento en repetidas ocasiones al recordarlo.

—Lo que iba a hacer era crear un portal cerca a la cabeza o patas de la quimera, pero por ese mismo portal podría llagar a nosotros.

Dorian parece pensarlo por un momento.

—Hagámoslo, pero crea el portal desde el otro extremo de la muralla y cerca a la cabeza. Créalo pequeño para que solo tu puedas dispararle, mientras seguimos atacando desde acá hacia sus patas.

Asiento y alzo vuelo hasta el otro extremo de la muralla, desde aquí se ve el grupo de Mammón intentando proteger un portal, pero se ven que luchan por no dejar pasar unos ser pequeños, entrecierro los ojos para ver mejor y son unos diablos pequeños, con muchos dientes y colas largas.

«Milufer, ¿estás lista? » Pregunta Dorian.

«Lo estoy, tengan cuidado de no disparar hacia el portal, no quiero ser víctima de mi propio invento»

Primero convierto mi bastión en arco y seguidamente creo el portal; no pierdo tiempo y empiezo a disparar muchas flechas. La bestia, en un intento de defenderse mete la mano para intentar llegar a mí y rápidamente convierto el bastión en una espada y le corto la mano, en ese momento de su cuerpo sale algo viscoso y oloroso que me baña toda. ¡Qué asco!

La quimera retira lo que le queda de brazo y aprovecho para cerrar el portal. Me tomo unos segundos para limpiarme y también para ver como vamos: los demonios de Bishop ya vienen hacia la muralla, Abbaton dirige otro grupo que está apoyando a Mammón y nosotros vamos bien, ya quimera que ataqué ya cayó. Al terminar vuelo hacia donde se supone que debería estar Dorian dirigiendo el grupo.

—Dónde está Dorian —pregunto.

—Saltó de la muralla.

Le agradezco a quien sea que haya respondido e intento contactarlo mentalmente pero no lo logro.

El equipo de Bishop llega y veo que todos pegan sus manos a la muralla, bajo para hablar con él.

—¿Todo bien? —dice mientras me analiza de pies a cabeza.

—Dorian saltó de la muralla y no tengo contacto con él.

Bishop no responde. Observo sus ojos y están totalmente negros. Después de un minuto vuelven a la normalidad.

—Van a volver a lanzar flechas. Ve, yo intentaré buscarlo—dice rapidamente y yo vuelvo a mi lugar para pedirle a mis demonios y diablos que se cubran.

«Naziffi, ven y encárgate de este grupo»

«¿Te quedó grande?» responde y puedo imaginarme la expresión de superioridad en su rostro.

«La idea es matar a la quimera, el grupo que quedo abajo puede subir y desde aquí lanzar flechas hasta donde esta Mammón»

Sin más y antes de que empiecen con sus flechas, salto de la muralla. Aquí en la entrada no hay nadie, pero más o menos a medio kilómetro de aquí se ve una niebla, ahí han de estar escondidos.

«Crees que puedes con un ejército sola» escucho la voz de alguien no conocido en mi mente.

Saco un puñal del bastión y este lo convierto en una espada y me alisto. Busco con la mirada y no se ve nadie.

«Anda, ven. Estamos aquí tras la niebla»

—¿¡Que haces allá abajo!? —grita Naziffi desde el borde de la muralla.

¿Qué le cuesta preguntármelo mentalmente?

«Voy a buscar a Dorian»

—¡Te van a matar!

Pongo los ojos en blanco y continuo con lo que hacía. A paso lento me dirijo hacia la niebla, a medida que avanzo dejo salir las cuantas sombras que traje y al parecer no hay peligro... por ahora.

No pasa mucho hasta que veo que una silueta se aproxima hacia a mí. Me pongo en guardia y me preparo para atacar.

—Soy Dorian —dice cuando lo tengo a unos cuantos pasos de mí.

Lo detallo detenidamente y si, si es él.

—¿Qué hay allá? ¿Por qué saliste sin avisar?

—Allá no hay nada, a parte de un sin fin de runas angelicales dibujadas en el suelo esperando a ser pisadas para paralizarte. —hace una pausa y me indica que lo siga—Fui porque sentí una presencia angelical; intuyo que piensan atacar por la parte de atrás y estas quimeras no son más que distracción.

Lo observo a los ojos —Los ángeles atacarán por el norte y los demonios ya están atacando por el sur. —dice Bishop al aparecer junto a mí.

—¿Qué haremos? —le pregunto a Bishop.

Nos tomó mucho tiempo vencer a esas quimeras y lo peor es que han muerto muchos diablos tanto aquí en la muralla como allá con Mammón. Nos estamos desgastando mucho y no se ve el resultado...

—Escuchan...

Antes de que yo termine la frase Bishop ya nos ha encerrado en una burbuja la cual nos protege de las flechas. ¿Si Dorian dice que no hay nada entonces de donde vienen esas flechas?

—Yo voy a quitar esta niebla, los demás seguirán blindado la muralla y ustedes vayan al sur y al norte. —comienza a decir Bishop.

—¿Ya Azrhen está protegido? Porque si es así no tiene caso que nos sigamos desgastando. —las flechas cesan y Bishop deshace la burbuja. —En mi opinión debemos ir a apoyar a Mammón, agilizar el escudo de la muralla y luego irnos.

Ambos me observan. —Lucifer quiere acabar con esto hoy.

Dice Dorian y no me queda más que fruncir el ceño y negar con la cabeza, a mi parecer es imposible.

—Luchemos hasta donde podamos. Yo iré a enfrentarme con los ángeles y recuerda que es lo último que se pierde.

Asiento y respiro —Cuídate mucho.

Dorian alza vuelo hacia el norte y quedo con Bishop.

—¿Te sientes bien? ¿Estás herida? ¿Qué tienes? —dice mientras agarra mi rostro con sus manos frías.

Niego y suspiro —Estoy bien, solo estoy desanimada siento que no estamos avanzando. Por cierto, escuché una voz en mi mente no sé de quién era.

Él me da un beso en la frente para luego decir —Era un ángel que quería guiarte hasta aquella trampa de runas —hace una breve pausa y toma mi mano —Todo va a estar bien, si quieres ve a descansar, nosotros nos encargaremos.

Cierro los ojos e inhalo profundo para luego expulsar el aire lentamente por la boca.

—No es necesario, seguiré hasta el final. Cuídate, por favor.

Después de darle un último beso alzó vuelo hacia la muralla. Ya lograron derribar a la última quimera.

—Los otros allá luchando a muerte y ustedes hablando como si estuvieran en el patio de su casa, muy bonitos. Por cierto, tu hermano se llevó la mitad de los diablos.

—Gracias por hacerte cargo, Naziffi. Tu quédate aquí con unos pocos, yo me llevaré el resto hacia donde Mammón, le pediré a mi padre que te envié refuerzos en caso de que los necesites; por cierto, algo me dice que las flechas vienen desde arriba.

La demonio mira por unos segundos el cielo que está totalmente oscuro y después me mira y pone los ojos en blanco y se cruza de brazos —No me quedaré aquí sin hacer nada.

—Alguien tiene que cuidar a los brujos.

Niega pero aun así la dejo ahí.

Al llegar a donde está Mammón veo que los diablos con los que luchan son muy difíciles de matar.

«Milufer no te quedes ahí parada, ayúdanos» busco con la mirada a Mammón y allá está, intentando quitarse estos diablos de encima.

Convierto el bastión en espada y pienso que haré, me siento lenta, nada me fluye, que desesperación.

Respiro hondo y de forma casi mecánica empiezo a intentar matar estos bichos que aparte de escalofriantes huelen horrible. Despejo camino hasta llegar a Mammón y le ayudo a quitarse unos cuantos de encima.

Al terminar Mammón se apoya en mi y se quita unas cuantas gotas de sudor de la frente.

Respira hondo y me observa —No me vas a creer lo que te voy a decir, pero... Estos son diablos que se alimentan del odio así como los íncubos se alimentan de la energía de los humanos y se hacen más fuertes; se están alimentando de nosotros, creí que ya estos diablos estaban extintos pero no.

—¿De verdad?

Él asiente con la cabeza y se prepara para seguir luchando y no se ve nada fuerte.

—¿Puedes ir con Biltrix a la ciudad? allá hay un grupo de brujas no me siento tan fuerte como para ir por ellos.

Asiento y alazo vuelo hacia donde está Biltrix pero cinco de estos diablos me saltan encima; lucho por no dejarme caer y por quitármelos de encima. Grito cuando uno de ellos muerte mis alas por lo que vuelvo al suelo para intentar quitármelos... solo logro alejarlos de mi al encender todo mi cuerpo pero tampoco mueren con el fuego.

Decido ir caminando hasta donde esta el demonio naranja y eso me toma mucho tiempo y energía.

—Primor. —dice apenas me ve —Que haces por estos lados.

—Mammón me pidió que te acompañara a la ciudad por un grupo de brujos.

Él asiente. —No creo que sea buena idea, dejémoslo de últimos porque en las cuevas de por aquí quedan muchos.

—No se diga mas.

Continuamos luchando codo a codo con los demás demonios, escoltando a otros hacia el portal y tratando de convencer a unos cuantos de que salgan rápido de sus cuevas. Decido crear un portal más que los lleve hasta el otro portal para no tener que escoltarlos hasta allá.

Miro al cielo y Bishop lo logró, la niebla ya se está disipando por lo que me elevo para poder ver más allá de la muralla y como lo sospechaba, las flechas son disparadas desde una corriente azul que se ve en el cielo, pero eso no es lo que me deja sin aliento, sino ver que se avecina un ejército de demonios con alas, son mesnadas; miro hacia donde están luchando con los ángeles y el panorama no es muy alentador que digamos. Tenemos que traer mas demonios si es que queremos ganar.

—Vamos por esos brujos que quedan para terminar esto e ir a apoyar a los demás.

Dice Biltrix y emprendemos vuelo hacia la ciudad. En esta parte se siente más viento y está complemente desolada y a oscuras. Volamos hasta la mitad del camino y el resto vamos a pie; aunque parece que no hay nadie, vamos con mucho sigilo. Como hago de costumbre, envío primero una sombra a revisar el camino y esta me dice que no es bueno seguir.

—¿Qué sucede? —pregunta el demonio que esta junto a mí.

—No quiere que sigamos. No sé qué hay allá adelante pero no vamos a seguir, es más, no te muevas de ahí.

Tengo una gran sospecha así que rapidamente bajo la mirada e intento ver más allá, pero no lo logro. Biltrix se queda en su lugar, me da la espalda y alista su espada.

—Es mejor alzar vuelo y regresar.

Le digo y por el rabillo del ojo veo que asiente, yo empiezo a levitar y cuando ya estoy a buenos metros de él despliego mis alas.

—Y si te apuras Biltrix, no es seguro estar aquí. —mi voz ya se oye desesperada, no quiero estar más aquí la energía es muy pesada y abrumadora. Él me observa y sonríe pero no me gusta esa sonrisa y niega—¿Qué pasa Biltrix?

Desciendo un poco y él vuelve a negar —No te acerques, podría ser peligroso.

—Habla claro, por favor.

Su respiración se pone pesada y deja caer la espada. —El... el suelo.

Frunzo el ceño al no ver nada. Me acerco un poco más con la intención de alzarlo, pero un grito de él me detiene, en ese momento una alarma dentro de mi se enciende.

«Necesito ayuda» le digo mentalmente a todo aquel que me pueda escuchar.

«¿Que sucedió? Ya voy para allá» el primero en responder es Bishop.

Pienso un momento en lo que pasó minutos antes y recuerdo lo que me dijo Dorian.

«Trae a Dorian, creo que Biltrix piso una runa angelical»

«No puede ser»

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