Capítulo 27
Me observo fijamente en el espejo. Recuerdo aquella vez que conocí a Bishop, aparentemente todo comenzó por una dona y por más que lo pienso ahora no sé en qué estaba pensando cuando decidí tener sexo con él siendo para mí un completo desconocido...
—¿Quieres que te diga que estabas pensando? —inmediatamente miro hacia el lugar de donde proviene la voz.
No lo puedo ver a causa de la oscuridad que abarca aquel rincón de la habitación, pero si se escuchan sus pasos sobre el suelo inundado.
Vuelvo a mirar mi reflejo en el espejo.
—¿Por qué no respondes?
Miro sobre mi hombro y niego. Vuelvo a mirarme en el espejo.
—Creo que ya no puedes jugar con mi mente —hago una leve pausa —No eres real y no pienso hablar con una sombra.
Él ríe. —¿Segura?
—Mejor sal de mi mente y concentrarte en la... —miro mis muñecas y me lleno de rabia —Hoy si te odio. Vete al carajo.
Vuelve a reír y no aguanto más, elevo la mano con la intención de romper el espejo pero uno de los brazaletes que rodean mis muñecas se tensa impidiéndome efectuar la acción mas no me detengo, me alejo un poco y luego con una patada lo quiebro.
Frunzo el ceño y voy a sentarme sobre la cama. No quiero estar aquí y me desespera no poder salir, no saber qué está pasando en este momento. Después del ritual regresamos a Azrhen, todo parecía normal, cuando desperté de una siesta vi que Bishop se arreglaba para salir, se ponía su traje de combate; le pregunté que si estaba pasando algo a parte de lo que ya pasa y solo me dijo que se iban a enfrentar a un pequeño grupo de demonios de Leyva pero que yo no podía ir. Mi intención era pasar por alto lo que me había dicho, pero apenas puse un pie fuera de la cama aparecieron brazaletes en mis muñecas atados a unas cadenas que hasta ahora no sé dónde comienzan.
Me frustré mucho y le grité de todo pero aun así me dejó aquí encadenada, encerrada y sin comunicación alguna con alguien que no sea él, en estos momentos se puede estar acabando el infierno y yo aquí sin poder hacer nada.
Me acuesto y miro una vez más estos brazaletes, no voy a seguir perdiendo mis energías intentando deshacerme de ellos. Introduzco una de mis manos del bastión y saco de ahí un montón de cosas que ni sé por qué las conservo, desecho todo lo que no me sirve para luego abrir mi cuaderno de dibujos después de mucho tiempo. Miro cada uno de los dibujos, hay unos que no recuerdo muy bien cuando los hice pero otros sí recuerdo muy bien y también recuerdo como me sentía de mal. Sigo pasando entre las hojas y la mayoría de los dibujos que hay son de Bishop en casi todas las formas posibles, cojo un lápiz y me pongo a dibujar esta vez haré un dibujo de mí.
Narra Bishop
—¿Dónde está Milufer? —pregunta Mammón apenas me ve aparecer.
—Milufer está bien.
Tomo mi lugar en el salón de Magia de Lucifer y miro una vez más mi círculo dibujado sobre el suelo, observo meticulosamente cada uno de los símbolos, runas y sellos ahí dibujados y están en perfectas condiciones, estoy listo para empezar. Entre Lucifer, Mammón y otros demonios mayores llegamos a la conclusión de hoy es mejor luchar a distancia con un ejército no físico, es decir, usando toda nuestra energía para crear diablos y sombras, este método es bueno porque no tendríamos bajas ni contacto alguno, pero si nos deja muy débiles... Es algo así como un desdoblamiento astral solo que seguimos conscientes en nuestros cuerpos físicos.
—No se olviden del objetivo. —dice Lucifer y ambos asentimos.
Cierro los ojos, despliego mis sobras y diablos y me concentro, cuando los vuelvo a abrir ya logro ver a través de mi sombra líder y diablo. Como ya está previsto, nos están esperando; formo pequeñas divisiones de diablos y otras de sombras y me aseguro de que cada uno de ellos me esté escuchando, miro a mi alrededor y consigo ver todo hasta las legiones de Mammón.
—¿Logras ver todo mi ejército? — le pregunto Mammón.
—Si, iniciemos al tiempo.
Lucifer da la señal e iniciamos. Veo que Mammón tiene la intención de mover todas sus tropas, pero yo no, al moverlas todas él se expone a quedar más débil en corto tiempo. A diferencia de nosotros, Leyva si vino a luchar junto con sus aliados con un ejército físico.
—Déjame dar el primer paso —le digo a Mammón.
—¿Qué harás?
—Iniciemos con flechas de fuego —lo mejor en este momento seria usar el arma preferida de Milufer, el arco ya que tenemos muchos contrincantes en frente y estamos un poco alejados. —Después movemos parte de tus tropas y de las mías... hay que ir por partes.
Niega —Traje un dragón, es mejor ir de una todos con flechas nos demoramos más y además unos tienen escudos.
Es lo más estúpido que he escuchado. Pero que puedo hacer yo.
—Haz lo que quieras entonces, dirige tú.
Todas sus tropas y la mitad de las mías empiezan combate con las enemigas. Intento dividir mi atención para poder ver en dos lugares diferentes, concentro una parte de mi energía en el líder de las sombras y otro en el líder de los diablos, acompaño a este hasta la segunda línea enemiga, mi intención es estar lo más cerca posible de Leyva, cuando lo logro aprovecho para ver como esta mi Milufer.
—¿Podrías mover tus sombras? —pide Mammón desde el cuerpo de uno de sus diablos.
—No lo haré, son mi reserva de energía.
Miro hacia arriba y ahí está su dragón escupiendo fuego como si no hubiera un mañana lo cual genera una gran oleada de humo negro al hacer contacto con el suelo frio y con los escudos de los enemigos, después todo se convierte en ceniza además de quemar alguno de mis diablos y mi cuerpo siente el bajón de energía.
—Vienen más. —dice él.
—No estás luchando solo, tu fuego quema mis hilos de energía.
—Sensible.
Lo miro con los ojos entre cerrados, regreso mi visión al salón de Magia y lo observo por unos segundos.
—¿Lo lograste? —pregunta Lucifer.
—Sí, aún no se ha completado el ritual pero nos queda muy poco tiempo —como lo dijimos hace meses, Leyva y su hermano se están uniendo para volver a crear a Leviatán falta poco para que eso ocurra y aún no estamos preparados. —Ten tropas listas, podrían estar tramando algo.
Dicho esto, regreso al campo de batalla. Han comenzado a atacar por atrás, justo por donde están mis sombras, nos quieren rodear.
Empiezo a mover mis sombras y al otro extremo están mis diablos y me cuesta mantener la concentración en ambos ejércitos. Nos están atacando con toda.
—Bishop si gustas, ven a hablar con nosotros te tenemos una propuesta.
Escucho que le dice Leyva a uno de mis diablos. Frunzo el ceño y no dejo que eso me desconcentre... No me interesa lo que me quieran proponer, yo sé muy bien lo que quiero desde hace mucho.
—Bishop... Nos están rodeando —dice Mammón y yo empiezo a perder conexión con mis diablos y unos se desvanecen.
Regreso al salón de la Magia y veo que Mammón ha cambiado a su forma de dragón y con su cola borró parte de mi círculo de sal y por eso ya mis hilos de energía se pierden.
—Esto ya no tiene sentido. —desvanezco todos los diablos y las sombras regresan a mí. —Te aconsejo que hagas lo mí mismo.
Unos cuantos minutos después Mammón hace lo mismo y vuelve a su forma humanoide, pero se ve agotado.
—¿Por qué hiciste eso? ¿Piensas que no escuché aquello que te dijo Leyva?
Me acerco a él —¿Qué insinúas? Mira —apunto hacia mi circulo —Borraste parte de mi círculo, en el campo quemaste mis hilos, tu plan de ataque era absurdo y no tenía sentido seguir ahí no íbamos a poder con ellos. —niego —No lo notas, nos quieren debilitar.
—¿Desde cuándo el gran Bishop huye? —hace una pausa para mirar mi círculo destruido por su cola —Independientemente de eso, no confío en ti.
—No te pido que lo hagas. —observo a Lucifer —¿Me necesitas para algo más?
Este niega.
—Estamos perdidos Bishop y lo peor es que los demás ya no confían en Lucifer ni mucho menos en ti. —dice Mammón.
Nada que Lucifer y yo no sepamos, esta guerra está más que perdida y no solo nosotros estamos perdidos, el inferno tiene un déficit de energía que será muy difícil de levantar, por eso tenemos que usar el poder del creador.
Salgo del salón y de inmediato me transporto a Azrhen, aparezco justo frente a la escalera que da a mi habitación y ahí me espera Abbaton.
—¿Por qué tengo la sensación de que te estás saliendo con la tuya?
Niego con la cabeza —No sé de qué hablas.
Este esboza una pequeña sonrisa hipócrita.
—Lograste que mi hermana... —ahora si es su hermana —... confiara en ti y hace todo lo que le digas hasta accedió a tener un hijo por algún motivo que desconozco, pero algo me dice que es más para algún beneficio tuyo... para ser más poderoso y ahora la encierras sin ningún motivo ¿Quién me garantiza que cuando nazca no la vas a matar?
—No sé de donde sacas eso.
—No evadas el tema. Yo lo vi, tuve una visión.
—Baja y hablamos —él niega—Bajas por las buenas o por las malas.
—Creo que te va a tocar por las malas.
Narra Milufer
Escucho un estruendo en la puerta que me hace levantar la cabeza. Todo se queda en silencio y después se vuelve a escuchar otro golpe que abre la puerta y cae un cuerpo estrepitosamente dentro del cuarto.
—¿Bishop, no había otra forma?
Este niega y cierra después de entrar. Abbaton se pone de pie y viene hacia mí yo me pongo de pie.
—¿Estás bien? —elevo ambas cejas ¿le importa mi bienestar? —Responde, por favor.
Elevo ambas manos aún encadenadas —Aparte de esto estoy bien ¿qué haces aquí?
Bishop con un simple movimiento de sus manos hace que las cadenas desaparezcan y ni lo miro ni mucho menos le agradezco.
—Vine a ver si estabas bien. Hace años tuve una visión y al parecer ahora se está cumpliendo.
Me siento de nuevo en la cama. Es lo único que faltaba.
—¿Alguien más sabe de esa visión? —pregunta Bishop.
—Solo tú y yo.
Bishop asiente y va hacia el altar y apaga todas las velas.
—Puedo saber de qué trata esta visión.
—Entra en mi mente y mírala, no es seguro hablar de ello.
Entro a la mente de mi demonio y ahí está, todo pasa muy rápido veo: agua, se escucha el llanto de un bebé, muchos demonios en lo que parece ser una guerra, unos brazaletes como los que tenía antes, mi cara con lágrimas negras, un rayo, Bishop vestido como está ahora y por último una puerta.
—¿Tienen un orden en específico? —ambos niegan —De seguro viste lo de Matías.
—Puede ser —dice Abbaton sin quitarle la vista a Bishop.
—¿Y cómo la interpretas tú? —le pregunto a Abbaton.
—¿No lo has notado? Por qué tanta insistencia en tener un hijo dado que no es la primera vez que lo intenta y que casualidad que la antigua profecía también se basara en ello —hace una pausa y me mira —¿Qué tal si lo que quiere es cumplir la profecía y luego matarte?
Miro a Bishop con la intención de que se defienda.
—¿Por qué confiar en ti? Y repito, no sé de donde sacas esa idea como que caer te hizo daño, —dice Bishop.
Observo a Abbaton para luego preguntar —¿Y a ti quien te dijo que planeo tener un hijo?
Abbaton se encoge de hombros —Porqué la visión lo dice ¿no?
«Dile que se equivoca» susurra Satán.
—Te equívocas, yo dejé de ser fértil desde que Bishop me revivió y además la primera vez pasó porque yo tenía oculto mi lado demoniaco, los embarazos entre demonios son muy escasos.
Este eleva las cejas al parecer sorprendido.
—No lo creo. Nunca se puede creer en lo que dice Bishop —dice mirando a Bishop.
Ambos inician una discusión él acusa a Bishop de ser un mentiroso aprovechado, pero Bishop no le responde, lo observo y parece no estar aquí. Miro el agua que corre por todo el suelo y esta se mueve, miro hacia el techo y luego al suelo, se siente algo similar a un magnetismo.
—¿Sienten eso?
—Si... —dice Bishop —Milufer alista solo lo necesario, tenemos que irnos.
«Los necesito acá mis jinetes, ha llegado el momento» escucho la voz de mi padre.
—Te espero en el noveno —dice Abbaton para luego salir.
Hago primero lo que Bishop me pide, lo único que guardo son armas y uniformes. No tengo nada más. Antes de salir Bishop me dice que me ponga una capa muy gruesa y me pide que no me la quite por nada del mundo.
Fuera de la habitación todo está hecho un caos y más cuando empieza a temblar. Muchos demonios corren por los pasillos con armas y otros al parecer solo buscan como escapar de algo.
—¿Que sucede? —le pregunto a Bishop.
—Están atacando la muralla principal. Ve por Mammón, nos vemos en la terraza.
Sin más se va y yo quedo aquí en el medio del caos sin saber dónde carajos está Mammón.
Me concentro para rastrear su energía y no lo encuentro. Corro a buscarlo entre los pasillos, salas de entrenamiento, salón de juntas y no está, ni sus demonios saben dónde está.
—¿Dónde está tu líder? —le pregunto a otro de sus demonios.
—Está descansando en su aposento.
Le doy las gracias y sin perder tiempo creo un portal que me lleva a su cuarto.
—¡Mammón despierta! Atacan la muralla.
No responde por lo que me acerco más a su cama y no está solo, esta con Melz.
—Despierten —muevo la cama y la única que despierta es Melz —Despiértalo.
Ella se levanta y va en busca de su ropa —Llegó débil y pues... Después quedó más débil.
Lo que faltaba. Niego e intento despertarlo, al tercer golpe que le doy despierta de forma agresiva y me agarra de manera tosca del cuello.
—Suéltame soy Milufer
Este me observa a los ojos y poco a poco me va soltando.
—¿Por qué me despiertas así? ¿También quieres tener sexo conmigo?
—No, están atacando la muralla principal.
Él maldice para luego decir —Esto es obra de Bishop con Leyva.
______
¿Será obra de Bishop?
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