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Capítulo 22

Narra Lucifer

—¿A dónde vamos?

—Te voy a mostrar mi casa, mi reino.

Veo duda en su rostro.

—¿Vamos a dejar a Milufer sola?

Sonrió y creo un portal —No te preocupes por ella, Bishop ya está aquí.

Él asiente y lo invito a que pase primero por el portal, hago lo mismo y llegamos a mi infierno. Él observa con curiosidad todo, mira hacia arriba y al parecer queda maravillado con lo que ve.

—Es el cielo... —balbucea sin mirarme. —Así no fue como me describieron el infierno.

Voy hasta donde esta y elevo la vista.

—En ningún momento dije que estábamos en aquel infierno.

—Me explicas. —asiento y lo guio hasta mi trono. —¿Por qué hay cinco asientos?

Paso y me siento en el del medio —Hay cinco, pero ninguno de ellos será ocupado por mí. ¿No es hermoso este lugar? Apenas tiene cinco coros.

En su cara no se ve más que confusión y eso me gusta.

—Admira una vez más la grandeza de aquel cielo al que ambos deseamos regresar.

—¿Crees que algún día volveré?

Me levanto y me paro junto a él —El día en que yo vuelva, ese día te llevaré conmigo.

Pongo una de mis manos en su hombro y cambio de dimensión.

—Este si se parece al infierno me describieron. El noveno coro, frío y triste.

Mira hacia todos los lados y va a donde están las almas congeladas y después va hacia el lado del abismo desde el que se pueden ver todos los demás coros.

—Te vuelvo a hacer la invitación para que te unas a mí y seas mi jinete como tal o si gustas, te unes a tu hermana o a Bishop.

Me observa y se acerca —¿Estás seguro que no podré volver al cielo por estos tiempos?

—Ahora que venga Bishop le pedimos una lectura de tu futuro, pero antes tienes que aceptar. —frunce el ceño, pero después ríe —No tienes nada que temer, ser un demonio no es malo, después de todo seguirás siendo un ángel pero de las tinieblas. Yo sé porque te lo digo.

—Se va a alterar la profecía de los jinetes.

—Eso y mucho más y no por culpa de los demonios. Te adelanto algo, todo este infierno va a caer.

Me mira por unos buenos minutos; entro a sus pensamientos y piensa que los amos del infierno no vamos a dejar que caiga.

—Acepto, con la condición de que me lleves contigo cuando vuelvas.

Asiento y sonrió, solo me faltan dos jinetes. Él vuelve a mirar las almas, esta vez más detalladamente y se detiene en una muy familiar.

—La abuela...

—Sí, tu tatarabuela la traidora... Todo el mal que se hace se paga tanto en la tierra como en el infierno.

Narra Milufer

Miro hacia donde Bishop lo hace y no veo nada.

—¿Quién es? —le pregunto y este se hace tras de mí.

Dejo de mover mis alas para no lastimarlo pero cojo sus manos y las pongo alrededor de mi cintura.

—Mira bien aquel punto donde se ha disipado por completo la niebla.

Me concentro en aquel lugar, estamos un poco lejos de él, pero lo veo claro. Frunzo el ceño al verla, miro a Bishop.

—¿Qué hace ella aquí?

—Ve y averígualo. —lo miro a los ojos. —No me mires así, ve.

—Que tal me ataca mientras voy.

Él niega y ríe. —No lo hará, la niebla te cubrirá mientras vayas volando.

Vuelvo a mirar a Destiny, pero esta vez más detalladamente en busca de que no sea alguna ilusión de Bishop.

Siento que él me da un beso en la cabeza —¿Voy yo? —niego y le digo mentalmente "Yo voy" —Ve.

—Y cómo voy, no me has enseñado a volar.

—Así como si estuvieras nadando. Mira esta técnica.

Sus manos me sueltan, pero al instante su cola me agarra. Giro para verle y en un rápido movimiento une sus brazos a sus alas.

—Estira lo más que puedas tus alas y brazos, después llévalos hasta tus alas y deja que se hagan uno.

Hago exactamente lo que dice y funciona, en menos de cinco segundos ya no tengo brazos. —¿Y así mismo los separo?

—Sí, solo que con un poco más de fuerza. —asiente con la cabeza. —De esta manera tus alas son más flexibles y livianas. Recuerda, haz de cuenta que estás nadando y cuando vayas a aterrizar hazlo como un avión no como un helicóptero.

No puedo evitar reír —Entendí esa referencia.

«Cuando estés lista me avisas para soltarte» asiento y miro hacia abajo.

«Que no te de miedo caer, confía en mi» Lo miro a los ojos y respiro hondo.

«Estoy lista» Él sonríe y su cola me abandona.

Suelto un grito. Estoy cayendo a gran velocidad, intento cubrirme la cara con las manos, pero termino chuzando uno de mis ojos con la punta de mis alas. Quiero gritar y pedirle a Bishop que venga a rescatarme, pero me tranquilizo.

«Abre las alas» escucho una vez más la voz de Bishop en mi mente. Intento abrirlas, más la fuerza que ejerce el aire sobre mis alas me impide abrirlas rápido, pero al final lo logro. Cuando ya están abiertas por completo no puedo evitar gritar de euforia, se siente genial.

Muevo mis alas por instinto y empiezo a subir.

—¡Bishop mírame, estoy volando! —grito sin saber si me escucha o no, ya que hay una gran distancia que nos separa.

Él deja de levitar y empieza a volar hacia mí.

—No te distraigas de tu objetivo.

Asiento y miro hacia donde está Destiny. Bishop vuela un poco más adelante que yo y eso lo aprovecho para copiar sus movimientos, muevo mis alas tal cual él lo hace y empiezo a descender. Recuerdo lo que él me dijo para aterrizar "como avión, no como helicóptero" así que empiezo a buscar Pista

Él se eleva y se pierde entre la niebla, yo desciendo más, pero por la niebla no sé dónde está exactamente el suelo. Muevo cada vez menos las alas con la intención de bajar la velocidad. Doy uno y dos aleteos más, segundos después ya me encuentro dando vuelta sobre mi cuerpo, no sé cuánto tiempo pasó o cuantas vueltas di, pero ahora me encuentro sentada en el suelo, con tierra hasta en la boca y con hilos de mi cabello enredados en mis pies y alas... Creo que si hubiera dado tres vueltas más hubiese quedado hecha una bolita.

—Me caí. —susurro con la intención de que Bishop me escuche.

Me tiro unos segundos en el suelo para tranquilizar los latidos de mi corazón. Cuando ya creo que esto calmada, me vuelvo a sentar y libero mi mano derecha la cual aún está unida a mi ala y con pesadez empiezo a desenredarme.

«Date prisa él ha de estar con ella» empieza Satán a llenarme la cabeza de malas ideas. Me desespero y mejor decido cortar mi cabello, guardo mis alas y me pongo de pie, giro sobre mi eje y esta maldita niebla está cada vez más espesa además de la oscuridad no dejan ver más a allá de un metro.

«Date prisa» vuelve a insistir satán.

Cierro los ojos y me concentro en buscar energía de algún ser sea la de Bishop o la Destiny, a mi derecha hay un punto de energía el cual es muy débil para ser de Bishop, es ella; convierto el bastión en arco & flecha, alisto una flecha de fuego y la dejo ir en esta dirección. Hago el mismo recorrido de la flecha, a medida que me acerco la energía se siente más débil, pero el punto tras de mí se hace más fuerte, me detengo e intento ver si hay alguien asechándome pero no veo a nadie y la energía se deja de sentir. Sigo mi camino hasta que veo la flecha incrustada en lo que parece ser una pared de niebla solo que esta es blanca casi que transparente.

—Buen tiro. —escucho que hablan a mi espalda.

Miro por encima del hombro —Hubiese sido mejor sin esta... —extiendo una mano y toco la barrera—...Runa.

De la nada sopla un viento que se lleva toda la niebla y puedo ver a Destiny del otro lado, la flecha justo quedó a la altura de su cabeza. Centro mi atención en Destiny que no quita la vista del ser que está a mis espaldas; su rostro se ve demacrado con amplias ojeras y ojos rojos... Ya no queda nada del aspecto angelical que tenía.

Ella da un paso más hacia la barrera.

—Bishop... —susurra y lentamente de sus ojos cae una lagrima negra y espesa como el alquitrán.

De inmediato volteo a ver a Bishop y él también la observa, pero no con la misma intensidad con que ella lo hace.

—¿Qué quieres?

Pregunta mi demonio sin ninguna emoción. Retrocedo un poco para quedar al lado de él y lo tomo de la mano.

—¿Podemos hablar? —observo a Bishop. Si llega a decir que si acepta hablar con ella se las verá conmigo.

—No hay nada de qué hablar.

Responde y así como se fue la niebla, regresa. Por dentro estoy sonriendo.

—Vamos Milufer, tu padre ya viene por ti.

Caminamos agarrados de la mano.

La curiosidad me gana y pregunto. —¿Qué quería?

—Es astuta, en su mente solo se escuchaba mi nombre se ve que está un poco desequilibrada.

Muy dentro de mi siento pesar por ella, ella también fue víctima de Bishop y por eso cayó.

—¿Viste como aterricé? —decido cambiar de tema.

—Para ser tu primera vez estuvo bien — siento que me observa. —Te voy a enseñar a manejar energía infernal y los elementos por medio del Thai Chi.

—Después de que no vuelva a caer así como hoy, acepto.

Nos detenemos junto a la cabaña y en el suelo se empieza a formar un portal. Segundos después este se abre. —Cruza, tu padre te espera del otro lado.

Elevo una ceja y río con ternura. —Ven conmigo. —me aferro más a su mano. —Por favor.— lo miro a los ojos y acaricio su mejilla. Me empino y le doy un beso.

Doy un paso hacia el portal y lo jalo conmigo, no pienso dejarlo aquí mientras Destiny anda por ahí buscándolo. No tardamos casi nada en salir del otro lado del portal y si, aquí está mi padre y Dorian. Recorro el lugar con la mirada, aun llueve y por la oscuridad de la noche no se ve nada; no hace falta preguntar en dónde estamos y que hacemos aquí.

—¿Quién va por él? —pregunta mi padre.

Los otros seres presentes me observan. —Yo voy. —mi padre me mira sonriente y al parecer con orgullo.

—Nosotros te cubrimos, tienes que ser rápida ya que pronto han de llegar más demonios más los caídos.

Asiento y miro a mi alrededor un poco nerviosa, alisto el bastión. Veo que los ojos de Bishop se bañan de un azul intenso y sé que está teniendo una visión. —Yo te guio. —dice mientras sus ojos vuelven a la normalidad.

Cambio a mi forma de demonio y me dibujo unas cuantas runas de agilidad. Respiro y observo a Bishop. —Desde donde estas, camina hacia el norte; yo te digo cuando debes detenerte. Cuando lo tengas se sumergen, debajo habrá un portal. —doy un paso y este me toma de la mano —No será fácil, ten mucho cuidado.

—Lo sé.

Empiezo a caminar hacia el frente y por algún motivo empiezo a contar los pasos; presiento que vienen más demonios y eso me preocupa. Miro hacia atrás y ya estoy lejos, muy lejos de esos tres seres. «Detente y muévete 25 pasos a tu izquierda, luego espera» hago lo que me pide y espero. Mi corazón cada vez late más rápido, cuando estoy por preguntarle a Bishop que qué es eso que tengo que esperar, veo que en el suelo se refleja un circulo con luz blanca muy intensa.

«No mires hacia arriba» me dice Lucifer, mi curiosidad me tienta, pero no lo hago.

Siento que se acercan unos diablos de Bishop, diez para ser exacta y segundos después empiezan a caer plumas; los diablos las recogen y veo que a lo lejos ya Dorian y Bishop luchan contra otros demonios.

«El suelo dejara de ser sólido» dice Bishop y miro el suelo atenta mientras me pongo en guardia. En que carajos me metí, hubiera dejado que Bishop viniera, y cuando menos me lo espero aquel ser cae del cielo y a lo que impacta con el suelo se produce una luz enceguece y una onda expansiva que me aturde un poco. Ahora entiendo el proceder de aquella luz que se ve hasta en el infierno. Intento ir hasta el caído, pero el suelo empieza a vibrar y luego se empieza a quebrar como si de hielo se tratase. Rapidamente guardo el bastión y corro hasta él o ella, lo tomo del hombro y juntos caemos: es una especie de pantano. Aquel ser lucha para liberarse de mi mas no lo dejo, en uno de sus intentos me da varios puños en la cara pero no lo suelto. Vienen más demonios. Tomo al ser por la espalda y lo encierro con mis alas para luego sumergirnos y con mucha dificultad nado hasta cruzar el portal.

Afortunadamente atravesamos el portal y llegamos a la cabaña, dejo libre al ser y me siento en el suelo, reviso mi cuerpo y veo mucha sangre en mi ropa y un sinfín de espinas incrustadas en todo mi brazo derecho. Me pongo de pie cuando por medio de los reflejos veo que el caído se me abalanza. No alcanza a llegar a mí ya que llega Dorian y lo detiene, yo no puedo dejar de observar mi brazo lleno a espinas. Niego he intento levantarlo pero no lo consigo, el dolor y calambre que siento es tremendo. Me vuelvo a sentar en el suelo e intenta dibujarme una runa de curación, afortunadamente llega Bishop y me ayuda.

—Bien hecho. —me da un beso en la mejilla.

—Ya cálmate Abbaton.

De inmediato volteo a ver y aunque lo estoy viendo no lo puedo creer, miro Bishop y luego a donde se encuentran mis dos hermanos.

—Cómo es que... —miro a Bishop seria —Tu sabes que está pasando, ¿verdad? No es normal que mis dos hermanos hayan caído y más el mismo día.

—Pues los expulsaron del cielo, a los dos...

—Eso ya lo sé, pero por qué. —se encoge de hombros. —¿No habíamos quedado en que no me ibas a ocultar más cosas?

—No te oculto nada, a los ángeles se les dio por expulsarlos y esta vez no sé porque exactamente.

—¿Crees que la caída de Destiny tenga que ver con la de ellos?

Niega y me ayuda a poner de pie. Abbaton centra su atención en mí y vuelve e intenta atacarme obviamente Bishop ni Dorian lo permiten.

—¡Todo esto es tu culpa! —no sé si me lo dice a mi o a Bishop, lo más probable es que sea a mi.

—Ven —Bishop me toma de la mano. —Vamos a sacarte esas espinas.

Salimos del cuarto y vamos a la habitación en la que desperté.

Me siento sobre la cama y Bishop empieza a sacar con cuidado las espinas que pese a la runa aun duelen y mucho. Permanecemos en silencio la mayor parte del tiempo, creo una barrera mental y me pierdo en mis pensamientos.

Siento que Bishop me da un beso en los labios y lo miro —Ya terminé —miro mi brazo y ya no hay señal alguna de las espinas.

—Gracias.

—¿En qué pensabas?

Sonrió y me muerdo el labio inferior —En lo que me dijiste —vuelve y me besa —¿Estás seguro que eso salvara al infierno?

—No sé. Solo se podría saber después del nacimiento. —me rasco la cabeza —Si no lo quieres hacer no te voy a obligar.

—No es eso es que tengo miedo de que algo le pueda pasar y... no quiero volver a sentir lo que pase con Matías.

El me mira a los ojos y sonríe de una manera muy linda —Mientras yo esté vivo nada les va pasar.

—Intentémoslo.

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