Capítulo 21
Siento un golpe en la cara y abro los ojos. Algo desorientada me siento y al hacerlo golpeo mi frente con la de alguien más.
—Maldita seas, ojalá te hubieras muerto —dice Naz mientras se frota la frente —Que torpe eres.
Miro mi abdomen y solo veo un ungüento, me lo quito y no está la herida.
—¿Dónde está mi hermano? —la demonio me mira feo y me da la espalda.
—¿Solo vas a decir eso? —la observo sin saber que más decir.
—¿Qué quieres que diga?
Eleva las manos con ironía y me da la espalda —Tu no mides tus actos, te hubieran podido secuestrar o algo así... ¿Sabes qué? Mejor vete, tu hermano está chillando en el sótano.
—Tal vez... —me callo y miro a mi alrededor, no reconozco este lugar. Al parecer es una cabaña. Sé que si le pregunto a Naz no me va a responder así que dejo que me instinto me guíe hasta el sótano.
En la cabaña también están los demás demonios que están bajo la orden de Naziffi. Antes de buscar el sótano busco a Masxacre.
—¿Qué pasó con Destiny?
—¡Ya despertaste! —asiento y sonrío sin mostrar los dientes— La seguimos hasta la playa ahí le perdimos el rastro, cruzó un portal.
Asiento—¿Dónde están los demás? ¿Sabes de mis sombras? —si mal no recuerdo ellas entraron en mi antes de perder el conocimiento y ahora no las siento en mi interior ni en la casa.
—Bishop llamó a tus sombras y ellos creo que están en LufYana o en el cañón, la verdad no sé donde estén.
—No se supone que LufYana lo habían destruido... —la demonio se encoge de hombros. —En fin, sabes dónde está mi hermano.
Ella me guía hasta unas escaleras que no dan hacia el sótano como me había dicho Naz, sino al ático. Le agradezco a la demonio y subo.
Dorian se encuentra sentado en el piso en una esquina del lugar. En sus manos conserva una de sus plumas; Me acerco y lo abrazo con cuidado de no tocar las heridas en su espalda. Me estiro para mirar la expresión en su rostro y hay unas cuantas lágrimas, pero lo que más se nota es su enojo.
Me arrodillo frente a él y lo miro a los ojos por unos segundos.
—¿Quieres hablar? ¿Qué pasó?
No me responde, así que me siento justo en el lugar en el que estoy. No quiero apurarlo pero me preocupa la hora, ya que en la madrugada se cierra los portales y no me quiero quedar de este lado. Me levanto y voy a ver a la ventana, ya está cayendo la tarde. Vuelvo a mi lugar y después de varios minutos, Dorian empieza a hablar.
—Cemiel y yo veníamos hacia la tierra, sentimos como un demonio irrumpía en la morada de Rafael y como ahora somos sus guardianes veníamos a seguir lo que dicta el protocolo —hace una pausa y me mira a los ojos—Pero cuando estaba por descender fui retenido por ángeles de la Nueva Orden, solo me dijeron que estaba condenado a caer por traición a la legión. Ya te puedes imaginar lo que pasó después.
—¿De qué traición hablas?
Niega mientras observa su pluma —No sé. Tantos años al servicio y me destierran sin ninguna explicación o motivo.
Pienso cual pudo haber sido el motivo y probablemente fue por aquella batalla, mas no tendría sentido porque eso fue hace mucho tiempo —¿Qué harás? ¿Podrás algún día volver al cielo?
Niega con la cabeza —No sé, así como están las cosas lo dudo.
Tomo su mano y empiezo a dibujar el símbolo del aire con su propia pluma, hago círculos sobre él y poco a poco se va elevando un pequeño tornado. Él sonríe, al parecer le causa cosquillas.
—Te quiero hacer una propuesta un tanto indecente. —siento que me observa pero yo no lo miro —Que tal si te unes a nosotros —pongo mi mano de lleno sobre la de él y empiezo a hacer fricción y se empiezan a formar llamas.
Él mira atentamente como el fuego se va tomando todo el remolino.
—Interesante pero...
Deshago el remolino y lo observo. Porqué siempre tiene que haber un pero.
—... No sé si en algún momento yo pueda volver a cielo e imagínate el caso de que si pueda y el hecho de haberme convertido me lo impida.
Tiene razón. Me rasco la cabeza y analizo la situación —¿Y si no tienes opción de volver? —quiero ser positiva pero como él lo dijo, las cosas ahora están complicadas y más para el siendo hijo de Lucifer.
—Ahí si pensaré tu propuesta, pero por ahora es un no. —asiento y me encojo de hombros.
—Esa no era la respuesta que esperaba pero respeto tu decisión, de igual la propuesta queda abierta para...
—Como te atreves a despreciar de esa manera a tu hermana.
Ambos nos ponemos de pie el tiempo récord, miramos hacia todos los lados hasta que vemos al dueño de esa voz. Lucifer.
—Lucifer —dice Dorian mirándolo serio. Nunca supe si ellos se llevaban bien, mal o regular.
—Hijo. —Lucifer me observa de reojo y entiendo.
Le doy un beso y un abrazo a Dorian para luego dejarlos solos.
Cuando llego al primer piso en la cabaña al parecer no queda ningún ser además de mi padre y Dorian. Dejo de escuchar las voces de ellos y me detengo ¿Será que esto es real? Regreso al ático y ya no están, observo por la pequeña ventana y el cielo ya está nublado y muy oscuro.
—Que no vaya a ser otra visión.
Siento como se forma un vacío en mi estómago y el pulso se me acelera. Miro una vez hacia la ventana y definitivamente esta oscuridad no es normal dado que las espesas nubes tocan el suelo, avanzan cada vez más rápido hacia acá y ya no se ve el horizonte.
Doy media vuelta y salgo corriendo hacia la habitación en la que desperté. Busco entre las cobijas mi bastión y no lo encuentro, tampoco está en el suelo. Busco por todo el cuarto alguna otra arma y no hay nada.
Me siento en el suelo y apoyo la frente en mis piernas. Si algo me llega a atacar no tendría con que defenderme.
«Claro que tienes con que»
Susurra Satán y claro que puedo defenderme con alguna runa o con poder del Infierno, pero no sé cómo controlarlo sin terminar agotada.
«¿Buscabas esto?»
Levanto la vista lentamente.
—Bishop... —susurro al ver que también trae mi bastión.
Él se agacha para quedar a mi altura. Analizo su rostro para ver si esta de mal genio por lo que hice y al parecer no.
—¿Estas bien? —niego.
—Tuve una visión, fue... Se sintió raro y feo.
Él se sienta en la cama y me invita a hacer lo mismo. Me recuesto sus piernas.
—Es bueno que hayas tenido esa visión, pero tienes que aprender a diferenciarlas de la realidad, sueños o ilusiones. Y tienes que dejar ser imprudente.
«Ya va a comenzar, que pereza» pienso y él me observa con una ceja alzada, no me dice nada, solo asiente.
Me levanto y le doy un beso. —Así te de pereza, es la verdad... —mentalmente pongo los ojos en blanco hasta mas no poder—... y no es la primera vez que te lo digo, te salvaste por que fue tu hermano y era el bastión, peor hubiera sido con una espada maldita o con una espada divina.
Vuelvo y lo beso. — De ahora en adelante tendré más cuidado. —él acaricia mi mejilla y sonríe. Verlo sonreír hace que se forme un vacío en mi estómago hacia mucho que no sentía algo así. Lo miro a los ojos los cuales están hermosos, están naranjas como el fuego infernal se ve tan lindo que no puedo evitar sonreír. —Como hago eso de diferenciar realidades. —vuelvo y me acuesto sobre sus piernas.
—¿Sueles soñar despierta de tal forma que te desconectes de la realidad?
—No. —él asiente y pone uno de sus dedos en el medio de mis cejas.
Cierro los ojos y me concentro en su tacto. —Cuando un demonio alucina es por causa de alguna herida o hechizo y cuando pasan no alteran el futuro en cambio las visiones te dejan indicios de que eso que viste si va a pasar.
Asiento y lentamente abro los ojos. Miro hacia los lados y lo único que hago es sonreír.
—Esto es una ilusión. —me susurra al oído.
Supuestamente estamos o, mejor dicho, mi mente está en la rivera de un rio; estamos en la misma posición que en la cama con la diferencia que el agua moja mi cuerpo. El lugar es muy bonito y yo ya he estado aquí, este lugar está cerca de LufYana
—Tú tienes el poder de volver a la realidad, concéntrate y visualízala.
Hago lo que dice y poco a poco el paisaje se va mezclando con el del cuarto, mas cada vez que parpadeo siento que retrocedo. Cierro los ojos y visualizo el cuarto por un par de minutos y cuando los abro ya todo está normal solo que yo estoy acostada y Bishop me observa desde el marco de la puerta.
—Lo logré.
—Bien hecho —sonríe de lado y me hace señas para que lo siga.
Caminamos hasta puerta principal y todo está muy oscuro, aquella niebla nos invadió.
—Es una runa que cree para ocultarnos —explica al notar la cara de asombro que tengo. —Los ángeles te quieren capturar de nuevo por haber salido antes del infierno, además de Alan, Destiny y Leyva al parecer ahora eres más buscada que yo.
Asiento mientras sonrió, debería temer más esto me llena de adrenalina —¿Que haremos?
—Por ahora nada.
Lo observo confundida. —Yo quiero matar a Destiny. —sin mirarme niega ¿será que aún sigue con lo de la lucha?
¿Será que aun la quiere?
—Primero te voy a enseñar a volar.
Me toma de la mano y da un paso, yo no me muevo.
—¿Por qué no quieres que la mate, que quieres de ella?
Niega. —No es que no quiera que la mates es solo que todo tiene su tiempo y todavía no es el tiempo de ella.
El buen genio que antes teníamos ya no está. Lo miro una vez más pero no de buena manera y sigo su paso.
—¿Dónde está mi padre y Dorian?
—No sé.
—¿Cómo esta Camille y los demás?
—Todos están bien.
—¿Cómo es eso de que LufYana aún existe?
—Pregúntale a tu padre.
Me detengo y lo encaro.
—¿Las cosas contigo siempre serán de esta manera?
—No soy yo, eres tú. Yo voy a tu paso, Milufer. —Ahora soy yo la del problema. —Tú no eres el problema, el problema son tus celos e inseguridad.
Me cruzo de brazos y lo observo con ironía. —Pues si vamos a hablar de eso, el más inseguro y celosos aquí eres tú, ¿Quién quiere matar a todo aquel que quiere conmigo? ¿Quién no dejo que ningún chico se me acercara en mi adolescencia?
—Pues yo no soy inseguro ni nada de eso. Solo cuido lo que me pertenece... soy posesivo.
Me rio —Entonces porque no la has matado si me quiere matar.
—No seas impaciente, ya le llegara su hora. Ella va a morir y si gustas todos aquellos que tú quieras.
Se acerca a mí y sin dudarlo me abraza. —No la quiero cerca de ti.
Le devuelvo el abrazo y el besa mi frente —No lo estará.
Nos quedamos así hasta que dejo de sentir el suelo. Levitamos por unos segundos mas hasta que nos detenemos, miro hacia abajo y gracias a la bruma no se ve el suelo, por lo que no sé qué tan alto estamos. Bishop me agarra de la cintura y pide que despliegue mis alas y que las mueva.
—Haz de cuenta que estas en el océano y vas a flotar. Mantén un movimiento constante de las alas.
Hago lo que dice, pero me aferro a su cuello, algo me dice que en cualquier momento me puede dejar caer.
—Lo estás haciendo bien. —sonrió—Voy a dejar de mover mis alas —enrollo mis piernas a su cadera, yo no me voy a caer sola. —¿Lista?
Asiento. Al principio empezamos a descender, sigo moviendo mis alas de forma desesperada pero no logro mantenerme estable. Siento que Bishop abre las de el y nos detenemos.
—Creo que es mejor que empiece sola, tu pesas mucho. —me separo un poco de él y admiro su sexy sonrisa, pero no dura mucho en su rostro.
Por algún motivo la niebla se ha empezado a disipar, mira hacia abajo con el ceño fruncido y siento como su cuerpo se tensa para luego ver como poco a poco va cambiando a su forma de demonio.
—Tenemos visita no deseada.
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