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Capítulo 17

Siento mi cuerpo muy caliente y seguidamente agua corriendo por mi garganta.

«Despierta»

De inmediato abro los ojos y me encuentro totalmente sumergida. Recuerdo lo que me dijo Yara y lucho por subir a la superficie.

Al salir me encuentro con que toda el agua está cubierta por una capa de fuego azul que al parecer proviene de mi cuerpo. Localizo a Naziffi y esta se encuentra subida en una de piedras, busco a las hechiceras y bruja, pero no están.

—¿Qué pasó? —pregunto después de escupir el agua que tenía en la boca.

—Pasó que no querías despertar y mira lo que provocaste.

Salgo de la laguna y busco mi ropa. —Es fuego después se apaga.

La demonio me mira de la peor forma —Lo dices porque no viste como se alzó una llama que casi me chamusca.

—Ya, disculpa. Lo importante es que vi que runas hace falta y...

Recuerdo que Bishop me iba a decir algo, pero no lo hizo y tampoco me dio el beso. Lo que sí dejó en mi mente es un montón de información.

—¿Y? Al menos sabes cómo detener esto.

Asiento. Si me dibujo esa runa que falta solo voy a conseguir que se detenga las tormentas, el oleaje y volver mas lenta la solidificación de la lava hasta que Bishop y Lucifer vuelven a dibujar la runa que se dañó.

—Sí sé. Solo necesito una daga de oro.

Ella asiente y me indica que la siga. Llegamos al cuarto de las sombras y se me arruga el corazón al ver lo frío y vacío que está. Entramos a aquel cuartito donde Yara me enseñó a manejar los elementos y ciertas runas, la pasé muy bien aquí. Y ahí están ellas. Al parecer ya tienen todo preparado.

—Si necesitas algo más nos avisas.

Todas salen y me dejan aquí, con una daga en la mano a punto de pasar por mucho dolor.

Mentalizo la runa y empiezo a dibujármela en la pierna izquierda, Bishop la tiene en la frente pero hay ningún espejo donde me pueda ver para hacérmela también en la frente. Apenas la punta de la daga toca mi piel siento un dolor profundo; decido dejar de quejarme por ello y terminar con esto lo más rápido posible.

...

Después de un par de horas por fin termino. Miro muy bien para verificar que haya quedado como la original y al parecer si quedo bien.

—Lamento interrumpir, pero solicitan de tu presencia en la terraza.

Comunica Masxacre y me dirijo junto a ella a la terraza.

Al llegar lo primero que veo es un gran símbolo de fuego que se ha dibujado en el cielo. Quiero pensar que es un efecto de la runa que me hice, pero por el número de demonios de otros círculos aliados solicitando cruzar la runa de Azrhen y por los míos que están aquí, creo que no es así.

Miro a mis demonios y en los rostros de todos se ve preocupación.

—Alguien me explica que significa que es ese símbolo y por qué hay tantos demonios.

—El resultado de tus decisiones— dice Mammón con una gran sonrisa irónica en la cara.

—¿Puedes ir al punto?

—Eso que ves ahí —apunta hacia el símbolo mientras me abraza por los hombros —Míralo muy bien querida Milufer porque es una declaración de guerra.

Cuando termina de decir estas palabras ya tengo todos los pelos de punta y siento que me enfrío por completo. No hace falta que pregunte quien nos declaró la guerra porque es más que obvio. Me aparto un poco para poder mirar su rostro.

—¿Y esa cara? No era eso lo que querías— trago saliva y no le respondo.

—¿Los dejo entrar? —pregunta Naziffi.

—Espera un momento le dijo unas cuantas cosas a Milufer. —Mammón se pone frente a mí y me coge de los hombros— Esos demonios vienen con ganas de atacarte, de hacerte reclamos por lo que hiciste, pero no le hagas caso ya que muchos querían guerra desde hace muchos años.

Asiento con pesadez y le pido a Naziffi que los deje entrar.

—¡Perfecto! Se viene abajo Dite gracias a ti —dice una demonio, a esta ya la había visto en la reunión que tuvo Bishop con sus aliados. Y era una de las que estaba dispuesta a luchar, creo que se llama Ademir.

—Tienes que declararles la guerra, no nos podemos dejar. —dice uno de los Eternos.

Lo único que hago es observarlos y escuchar. No sé qué hacer, Bishop no me preparó para llevar a cabo una guerra.

Los demonios empiezan a hablar todos a la vez, unos me culpan; dicen que no debí seguirle la contraria a Leyva, que no debí matar a Jesdaya, que no estoy apta para tomar el control de Dite ni mucho menos de una guerra. Otros dicen que estuvo bien, que están listos para atacar, pero son pocos.

—Yo sé que no debí matar a Jesdaya, pero tarde o temprano esto iba a llegar.

—Ven, lo que les digo. No está lista para tener tanto poder. Una buena líder hubiera postergado la guerra.

Tal vez sí, pero no podía arriesgar la vida de Naziffi. Ellos vuelven a atacarme con cuestionamientos y siento que todo me da vuelvas. No sé qué hacer.

«Déjame tomar el control»

«Sabes que tengo más carácter que tu»

Dice Satán y niego. Retrocedo un poco para tomar aire y dejo que Mammón siga discutiendo con ellos.

Ellos dicen que tengo que responder declarando también la guerra, sino lo hago no sé qué pasa y eso es lo malo, nadie se tomó el tiempo de decirme que tengo que hacer en momentos como estos. Aun así creo que es mejor declararles la guerra, es la única salida que tengo hasta ahora.

—¿Es bueno que declare la guerra? —le pregunto mentalmente a Mammón.

—Para hacerlo tenemos que analizar contra quien peleamos y cuantos nos apoyan.

Asiento y me preparo para hablar.

—¡Creo que lo mejor es que nos calmemos! —digo y gran parte de ellos dejan de hablar para escucharme —Lo mejor es que hablemos de esto adentro.

Ellos asienten y se van dirigiendo al salón de las reuniones. Cuando ya estoy por ir con ellos, Ademir se me acerca.

—Eres la menos indicada para estar al mando de Dite. —me dice y solo la observo. —¿No dirás nada?

La miro de pies a cabeza y decido ignorarla y seguir me camino.

—¿Estamos listos para afrontar esta guerra? —le pregunto a mis dos comandantes.

—Sí, Bishop alistó las legiones desde que se supo que los ángeles querían llegar a Dite. —responde Naziffi y asiento.

—¿Y tú de qué lado estas? —Mammón me mira y sonríe. ¿Será que siempre es así de sonriente?

—Mis legiones ya están listas. S cae Dite yo también caigo y eso no lo puedo permitir.

Escuchar esto me tranquiliza. Este mentalmente me dice No estás sola para luego adentrarse al salón. Antes de cruzar la puerta del salón me comunico mentalmente con Amadeus y Sorat.

—¿Cómo están las cosas por allá?

—Portela está bien, ya la marea se calmó —comenta Amadeus y al parecer si sirvió la runa.

—Acá también ya esto está volviendo a la normalidad sin embargo tenemos demonios sobrevolando todo a los alrededores de Ônix y Portela hasta el límite de la muralla. —me hace saber Sorat —¿Por allá todo bien?

—No como quisiera, pero tenemos que alistarnos para la guerra. Ahora que tome decisiones con nuestros aliados les comunico que se hará.

Terminamos nuestra conversación e ingreso al salón. Ya todos están sentados, pero no calmados.

—¿Y ahora que les pasó? —le pregunto a Naziffi.

—No están de acuerdo con que Mammón se una a la guerra. Piensan que Dite caerá y que lo mejor es preservar la segunda fuente del infierno.

Que complicado va a ser llegar a un acuerdo con estos demonios. Voy y me siento en el lugar que era de Bishop y pido que el haga presencia en mi mente para que me ayude a tomar la mejor decisión

Cuando ya todo han hecho silencio empiezo a hablar.

—Como ya ustedes saben, llevo poco tiempo siendo demonio y desconozco muchas cosas...

—Eso todos lo sabemos, así como que Dite no debió caer en tus manos ya es hora de que le dejes el control a alguien que de verdad sepa —me interrumpe Ademir.

—Como desconozco mucho, por eso han sido tan pocas las decisiones que he tomado por mi cuenta —hablo mirándola a ella directamente a los ojos. —Tuve mis motivos para matar a Jesdaya y Bishop está de acuerdo —Ademir ríe y empieza a colmar mi paciencia —Así como también sé que hay un traidor entre los aliados de Bishop.

Los miro a cada uno a los ojos, Bishop me dijo que había un traidor, mas no me dijo quién era.

—Por estos motivos las decisiones de lo que se hará serán tomadas sólo con los Príncipes, Eternos y máximas autoridades de cada circulo que Bishop autorice para que esté presente.

Tal vez estoy confiando mucho en que Bishop se vaya a comunicar conmigo, pero de alguna manera tengo que controlar que la información no se filtre.

—¡No me parece justo! —eleva la voz un demonio que anda con una serpiente en el cuello, me recordó a Lilith. —Tú no sabes quién es el traidor, que tal es un supremo o Príncipe.

Esto último que dice hace que los Príncipes, Máximas autoridades y Eternos presentes se ofendan y empiecen una discusión.

Mientras ellos discuten veo que hacen falta demonios aliados, entre ellos la demonio que quería que yo tomara el poder de Dite.

—No tienes ningún derecho en hacer esto. Ni siquiera sabes donde esta Bishop y te atreves a decir que solo los demonios que él autorice. ¡Yo soy aliada del séptimo círculo, Soy Gobernadora infernal y no puedes dejarme fuera! —dice Ademir.

—Claro que puedo dejarte fuera, yo quiero lo mejor para Dite y sus aliados, por eso mismo estoy haciendo esto.

—No puedes —contesta otro demonio y rápidamente voy siendo el centro de la discusión.

El grupo que no está de acuerdo conmigo empieza a gritarme que le deje el poder a un verdadero demonio.

—¡Ya basta! —grito por encima de todos los murmullos. —Yo en estos momentos estoy a cargo de Dite y eso no va a cambiar y se va a hacer lo que yo diga si no les gusta no es mi problema. —tomo aire —Tu que dices que eres aliada del séptimo ¿eres la máxima autoridad? —ella niega —Entonces no podrás estar aquí ¡entiende! La máxima autoridad de ese círculo está aquí, las decisiones se van a tomar con los que estén a cargo y ya después ellos se encargaran de comunicarle a los demás lo que se decidió. —vuelven a escucharse murmullos de los que están en mi contra —Así que por favor, salgan.

Está vez las máximas autoridades de cada coro le piden a sus demonios que salgan y con miradas de odio por parte de algunos van abandonando la sala hasta que solo quedamos doce.

—Voy a ser breve, quiénes quieren que iniciemos una guerra.

Así como la otra vez, solo dos de ellos incluyendo a Mammón eleva llamas.

La verdad no me esperaba esto.

—No es que yo no quiera guerra, simplemente es que no confío en ti. —un demonio representante del segundo círculo dice. —Y es lo que les pasa a los demás, sabemos que libraste una batalla hace poco y saliste victoriosa, pero ahí estaba Bishop coordinando todo.

—Entiendo tu miedo a perder esta guerra pero no la podemos dejar sola —me defiende Mammón. —Esta guerra era inevitable y todo lo sabemos. Lo que no contábamos era que Bishop no iba a estar y si él la dejó a cargo es por algo.

—¿Cuántos círculos están contra nosotros? —le pregunto mentalmente a Mammón.

—Son cuatro círculos que tenemos en contra y contando con que están con los ángeles. De los cinco que nos apoyan dos estamos dispuestos a pelear, los otros tres no se quieren meter.

Él responde de la misma manera y me tomo unos minutos para pensar mientras ellos siguen hablando.

«Bishop por favor dime que hacer»

No obtengo respuesta y no puedo seguir esperando más.

—Milufer, creo que lo mejor es no declarar la guerra y buscar ayuda del consejo —comenta un Eterno.

«Es decisión tuya» me dice Mammón.

Antes de que pueda decir algo, la puerta se abre y todos centramos nuestra atención en ella. No pasa mucho hasta que mi padre en su forma de demonio cruza la puerta.

—Así que no están de acuerdo con que Dite pelee. —dice ninguno responde. Se ve tan intimidante. —Creo que ella es hora de que yo tome el control.

Dice estando a mi lado y me levanto de la silla para ceder el mando.

Le susurro un gracias y voy a sentarme justo a Mammón.

—Mientras tu estas aquí, negándote a participar, Amenudee está luchando por su círculo que ya está siendo atacado sin importar que no haya una respuesta a la declaración de guerra.

Todos nos vemos inquietos. —Por eso vamos a responder con guerra, la intención de Leyva es quedarse con el mando del infierno y eso no lo voy a permitir. Todos los coros que no están con ellos serán atacados y ustedes deciden a quien se unen.

Lucifer dibuja una runa sobre la mesa y está se ilumina mostrando un mapa del infierno. Dibuja de nuevo, esta vez el símbolo de guerra y los pelos se me ponen de puntas.

—A partir de ahora el infierno entra en guerra y una de las peores que hemos librado. Está en juego nuestro infierno, los ángeles se quieren apoderar de nuestro hogar, quieren apoderarse del control del castigo y del mal, pasando por encima de mi padre y de la ley de la creación y eso, yo no lo voy a permitir.

La puerta se vuelve a abrir y muchos demonios ingresan, pero no les presto atención. Aprovecho este momento de distracción para comunicarme con mis demonios. Les pido a todos que alisten legiones y que las desplieguen por todo Dite y que estén listos para responder a cualquier ataque, sé que la runa nos protege, pero no me puedo confiar.

—Biltrix apareció —me dice Masxacre y sin poderlo detener una gran sonrisa se forma en mi rostro —Estaba en el círculo de Mammón, pero lo más importante es que está a punto de salir del infierno porque dice que van a atacar a los humanos esos.

Así como mi sonrisa se formó se va borrando. Van por Rafael y los chicos.

Por mi culpa mataron a los padres de Lolo y no voy a permitir que a ellos también los maten.

Rápidamente me pongo de pie con la intención de salir.

—¿A dónde vas?

Todo mi cuerpo se estremece, me detengo mi marcha y miro hacia la mesa. La sorpresa hace aparición entre la desesperación y no puedo creer que él esté aquí

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