Capítulo 12
Observo a Biltrix. En su rostro veo la intención de que quiere decirme algo pero no sé porque no lo hace.
—Que vas a pedir por lo de Destiny. —él me mira con confusión —Dijiste que nada era gratis, qué vas a pedir.
—Mmm antes tengo algo que decirte. —por mi mente pasa la idea de que sea aquello que Bishop me iba a decir. —Pero no te enojes ni me juzgues.
Parpadeo varias veces —No te prometo nada. Dime ya.
—Te acuerdas de Lolo —asiento —Él tiene una hermana.
Me cruzo de piernas y recuesto el mentón en mi mano —Que tienen que ver ellos con... —recuerdo a Camile y ella tiene el cabello rojo y la obsesión de Biltrix por las pelirrojas y... —Dime que no la mataste.
Me cubro el rostro con ambas manos y niego. —No la maté —dice él después de un largo silencio.
Descubro mi rostro y respiro. —Entonces que Biltrix, deja el misterio y dime de una vez. ¿Les pasó algo? —niega —Dime ya por favor.
Se pone de pie y se aleja un poco de mi —Me gusta.
Rio —¿Que te gusta qué Biltrix?
—¡Que me gusta! desde que la vi simplemente no he podido sacarme su imagen de la mente.
—Biltrix ella es una niña una humana y tu... Tu eres un demonio... Viejo, sádico y no. —me pongo de pie —No puede ser, ella es una niña.
—Sé que es una niña, pero no se va a quedar así todo el tiempo.
Pues en eso si tiene razón, pero de igual no.
—Ven, siéntate y hablemos.
El demonio hace lo que le pido pero no se atreve a mirarme a los ojos.
—No te preocupes que no le haré daño —toma aire —Te acuerdas que una vez, cuando eras humana hablamos acerca de lo que Bishop sentía por ti.
—¿Me estas queriendo decir que lo que sientes por ella es igual a lo que Bishop siente por mí?
Y es donde me pregunto por milésimas vez que siente Bishop por mí. Amor sí que no es, obsesión... Puede ser.
—Sí, pero no. Lo míos es más... Es que no sé cómo llamarlo es como una atracción irresponsable. Es tanta, que todos estos días de mi ausencia, me la he pasado vigilándola mientras duerme. —se ponen ambas manos en el rostro —Mejor te llevo.
Me imagino a Biltrix en su forma de demonio mirándola fijamente y es algo terrorífico, me imagino que la pobre niña debe de tener pesadillas o se debe de despertar en algún momento de la hora maldita al sentir que alguien la vigila.
—Sí, podemos ir hablándolo en el camino.
Salimos del salón y nos movemos por túneles que nunca había visto hasta llegar a una salida que según él es secreta.
Me acerco a uno de los bordes del precipicio y está bastante alto, allá abajo lo único que sé ve es un vapor rojo.
—¿No crees que es el momento para que aprendas a volar?
Retrocedo antes de que se le ocurra empujarme.
—No. Quiero ir rápido a ver cómo sigue Maciel así que ven mulita, ven te monto.
Él demonio ríe y niega. A la vez, hace presencia una quimera gigante que apenas me ve, suelta un gruñido.
—Aveluz nos llevará y se quedará contigo.
Es mi turno de reír. —Yo no me voy a quedar con ella, ella no me quiere y está comprobado.
—No está en discusión. —él la monta y me extiende una mano. Camino hacia Aveluz y está da un paso lejos de mi —Aveluz quieta y tu Milufer date prisa.
Como puedo y ante la negativa de la quimera, logro montarla. Me acomodo y siento que una energía que al parecer emana Aveluz, empieza a subir desde lo más bajo de mi cuerpo.
Bajo la vista y a la altura de mi pierna viene subiendo uno sombra azul, observo a Biltrix y él ya está todo azul.
—¿Qué es eso?
Aunque él no me está mirando, entiende que le pregunto. —Es un escudo de invisibilidad.
Cuando el escudo me cubre por completo, Aveluz alza vuelo.
—¿Bishop sabe de lo Camile?
Niega, luego asiente y ladea la cabeza —Pensé que estabas enojada con Bishop.
—Sí, lo estaba y lo estoy. Además, eso no viene al caso.
Intento entablar una conversación con Biltrix acerca de Camile, pero él se empeña en cambiar el tema por lo que decido callar.
«Ten cuidado» susurra la voz de Satán.
—Cuidado con qué.
Espero su respuesta, pero no llega.
Mi mente empieza a pensar que seguramente se refiere a Destiny y que tal...
—¿Es posible que Destiny vaya a Ônix por Maciel? —le hago la pregunta a Biltrix y este voltea verme por encima del hombro.
—No creo que pueda escapar de Azrhen y de llegar a pasar, me imagino que tus demonios tienen bien cuidado a tu hermano —apoyo mi frente en la espalda de Biltrix —No te preocupes.
Le respondo con un gruñido. Para distraerme intento mirar a mi alrededor ¡Lava! ¡Volcán! ¡Explosiones de lava! ¡Lava y más lava! ¡Pero hermoso! Es lo único que veo.
Van pasando los minutos hasta que la quimera suelta un aullido.
Miro por encima del hombro del demonio y a unos cuantos metros de nosotros veo a un buen número de demonios suspendidos en el aire.
—¿Qué pasa? ¿Quiénes son? —agudizo mi visión y no reconozco a ninguno de esos seres.
—Veo a unos cuantos miembros del consejo de los eternos —miro hacia atrás y otro grupo viene hacia nosotros.
—Atrás viene más —el demonio maldice.
—Es una emboscada.
Intento no entrar en pánico y respiro.
—¿Qué hacemos? —me separo un poco de él y alisto el bastión.
—Podríamos luchar...
—Pero son muchos —lo interrumpo.
—Podemos con ellos Milufer.
Niego. Ellos nos superan en número y además de eso tienen más quimeras, podríamos enfrentarlos, pero seguramente uno de nosotros saldrá herido.
—Biltrix son muchos y no nos podemos arriesgar. Es más, ni sabemos si viene en son de paz o si nos están viendo.
El demonio gruñe y todo su cuerpo se enciende. —Tenemos que luchar— sentencia y se pone de pie —Toma las riendas, voy a ver que quieren. Aveluz no desactives el escudo.
Biltrix alza vuelo y yo alisto el arco para cubrirlos. Aveluz levita en su lugar y se queda muy quieta, cosa que aprovecho para tener buena estabilidad, miro hacia atrás y los demonios cada vez están más cerca; ahora se han separado, su intención es rodearnos.
¿Será que pueden vernos aun así con el escudo de Aveluz?
—Milufer, tienes que regresar a Azrhen. Son miembros del consejo y vienen a llevarte como testigo al juicio.
—Okey, okey. —miro una vez más a mi alrededor —Bien Aveluz, llévame a Azrhen. —no se mueve —Aveluz por favor.
No se mueve y los demonios ya casi me han rodeado por completo.
—Sabemos que estás ahí —dice uno de los demonios. Estaba en lo cierto, no nos ven.
—Aveluz, por favor —le susurro en una oreja —Vamos, muévete.
Los demonios hacen un círculo a nuestro alrededor. Veo hacia el otro grupo y estos hablan con Biltrix.
¡Qué hago?
Yo no puedo ir a ese juicio.
Si me llevan perjudico a Bishop.
¿Qué hago?
Veo que a una de las quimeras con forma de dragón que esta frente a mí, se le empieza a iluminar el vientre de azul, parece fuego; este va ascendiendo hacia su garganta y, antes de que el fuego se apodere de nosotras, Aveluz lo esquiva.
Veo que Biltrix ha empezado a luchar con ellos y no me queda más que proceder. Alisto mi arco y disparo hacia la quimera, no logra esquivarlo, pero no la derribo. Las otras al ver que ataco, abren fuego. Son muchas. Aveluz no logra esquivar toda esa nube fogosa y el escudo empieza a perder fuerza.
Los demonios me dejan y se van hacia Biltrix. —Ten cuidado Biltrix. —grito y espero que este me pueda escuchar.
—Aveluz colabórame, vamos hacia Biltrix. Por favor.
La quimera hace lo que le pido y va a toda prisa hacia ellos. Yo intento dispararles a los demonios, pero ellos parecen tener escudos.
Uno de ellos le da a Biltrix en el ala y en el cuello y este cae en picada. Aveluz intenta agarrarlo, pero es demasiado tarde.
—¡Biltrix! —Aveluz vuela casi sobre la lava, intento encontrar a Biltrix, pero no lo encuentro. —Biltrix...
De repente todo se vuelve azul y siento frío y calor a la vez, una sensación de calambre abarca mis extremidades. Miro hacia arriba y estoy, estamos, justo bajo el foco ardiente y oloroso de las quimeras.
Mi vista se pone borrosa. Quiero decirle a Aveluz que se mueva, pero todo mi cuerpo tiembla y pesa. Un fuerte mareo se apodera de mí y no se más.
...
Escucho muchas voces, unas en arameo, en latín y otras en griego. En su mayoría son hombres, uno de ellos dice que ya es hora ¿Hora de qué?
Quiero seguir escuchando que dicen por lo que evito abrir los ojos y moverme.
—Bishop no se va a reponer de esta —ríe —Todo está saliendo como lo planeamos.
—No te confíes, aún no podemos decir nada. Nos vemos en el juicio.
No sé si estoy en lo cierto, pero creo que es la voz de Abbaton.
Lo curiosidad de saber si es él puede más que la que tengo por seguir escuchando, no aguanto más y me siento. No estaba equivocada, si es él, pero no está solo, esta con Cemiel y con Alan.
—Que ha... Donde estoy —miro a mi alrededor y estoy sentada sobre una banca de cemento, el lugar es reducido... Hay unas cuantas bancas más, una fogata en el centro de la pequeña sala y muchas antorchas en las paredes. —¡Dónde estoy? ¿Dónde están Biltrix y Aveluz?
Alan me observa en su rostro veo felicidad, pero algo de nostalgia. Cemiel, por su parte me mira sin ninguna expresión y mi hermano ni me mira.
—¿No ves? Pues en tu infierno —dice Abbaton sin mirarme. —En el primer círculo, en el jui...
Yo me tengo que ir de aquí. Es lo primero que pasa por mi mente, lo intento ejecutar, pero al dar el primer paso, tropiezo y caigo.
Uno de ellos, jala del brazo y me ayuda a volver a la banca. Miro curiosamente mis pies, ambos están aprisionados por un hilo azul.
—Que mier... —el hilo brilla y se aprieta más cuando lo toco —Me pueden explicar que hago aquí, no tenían ningún derecho a traerme contra mi voluntad.
—Claro que podemos —dice uno de los Eternos, Kilfast. En seguida salen los ángeles—. Eres testigo clave así que por favor. —se acerca y de forma brusca me pone de pie—Camina. —no me muevo —Mira aparecida del carajo, camina por las buenas porque créeme que llorarás por las malas.
Dice muy cerca de mi oído. Intento encender mi cuerpo, sin embargo, no ocurre.
El demonio asqueroso toca una de mis manos y al instante ambas ya están unidas con aquel hilo, luego me da una nalgada. Maldigo y la rabia empieza a brotar. Lo observo de la peor forma posible.
—Lástima que no puedes matar la con la mirada —ríe y cínicamente se acerca mucho a mí, tanto que puedo sentir su miembro. Como puedo me alejo —Pensé que a las rameras del sexto les encantaba.
Le escupo en la cara. Cuando menos pienso, siento una palmada en el rostro tan fuerte que me hace caer.
—¡Te juro que lo vas a pagar caro! —le grito y este me agarra del cabello.
—Kilfast, ya es hora. —avisa otro demonio y este aprieta su agarre y me pone de pie. —Por hoy te has salvado.
Mientras avanzamos por los pasillos, pienso en Bishop y en como matar a Kilfast, lo que me hizo no se puede quedar así. Llegamos a una amplia puerta y mis nervios crecen, esta se abre y siento morir. Lo primero que hago es buscar a Bishop con la mirada.
Está junto a Mammón y a mí padre, me mira incrédulo mientras niega. Intento hablarle mentalmente pero no lo logro. Ingreso y con cada paso que doy, me siento más nerviosa. Hacen que me siente en una silla que hay en una tarima no muy elevada.
—Ahora que está aquí, que ella nos diga si es verdad o no que Bishop hace todo lo que ella le pida. —me pregunta Leyva.
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