Capítulo 1
Narra Bishop
—¿Qué ha pasado con Milufer? —inquiero mientras me despojo de todas las cosas que traje de este viaje.
—Dirás que no ha pasado con Milufer, la última vez que la vi tenía un vestido de esos casi transparentes que tanto te gustan y por el amor a los creadores, esa demonia se veía hermosa, una diosa de verdad.
—Sin rodeos Biltrix. Dime algo que no sepa, yo sé que Milufer es hermosa, es la hija de uno de los ángeles más hermosos de la historia, tiene que estar a la altura de su dios.
Este se sienta en mi trono y me invita a que me siente frente a él.
—Desde que te fuiste, Milufer cambio de residencia, se mudó a una pequeña provincia de Noruega pero un mes después le perdimos el rastro.
Nada raro, le digo mentalmente y este me hace una seña indicándome que me calme.
—Antes de que continúe, cómo es eso de que Milufer y los ángeles rumoran que no eres un demonio.
—Cemiel le contó a Milufer, pero no hay problema, si ella insiste con ese tema le borro ese recuerdo y fin del problema, en cuanto a los ángeles tomará mucho tiempo hasta que puedan comprobar si soy o no un demonio.
Ambos reímos con complicidad y le pido que me siga hablando de Milufer.
—No pasaron muchos días hasta que aprendió a interpretar tus libros. Comenzó a crear espejos negros para las sombras que se llevó, hasta ahí todo iba bien pero de repente un día se llevó todas las sombras que teníamos en el cuarto ¿Cómo están sobreviviendo sin tener fuentes de Dite? No lo sé...
—De ella, así como yo mantengo a los hombres sombras de la dimensión.
Sé que ella es poderosa pero sinceramente no creía que fuese a hacer eso, esa demonia cada día me sorprende más, es maravillosa.
Lo que Milufer está haciendo para alimentar a las sombras es usar su energía, pero para hacer eso tiene que tener mucha o simplemente una fuente de la propia Dite, o sea runas drenadoras; eso quiere decir que se dibujó las ranas que están plasmadas sobre el corazón de Dite y las únicas que hay son las que yo uso. Cosa que quiere decir que "hackeo" las runas y no sé cómo porque no están en ningún libro y las de mi cuerpo no son visibles.
—Además de eso, los hombres sombra independientes de la dimensión que vivían en Dite y en la Tierra se fueron con ella y los ángeles liberaron las que le tenían presas. También creo su propio sello, está yendo a las cárceles por hombres para que sus sombras los posean y controlen. Las brujas que antes estaban con Ludmila se le unieron, solo que no anda con ellas, las brujas las tenemos vigiladas en Noruega. Está luchando para que le den un círculo infernal y quiere a Dite, no ha podido liberar a Maciel de la Maldición y lo más importante, estuvo a punto de iniciar una guerra con los ángeles pero creo unas runas tan poderosas que logró que no la encontrarán y es la misma que está usando para esconderse de nosotros—suelta una risotada y me apunta con una daga —Ahí tienes lo que querías, una Milufer incontrolable.
Asiento en repetidas ocasiones mientras digiero la información, está muy equivocada si cree que voy a dejar que se quede con Dite. Por enésima vez intento entrar en la mente de mi señora, pero de nuevo fallo.
—Y lo peor es que no me deja entrar en su mente. Me voy por seis meses y todo se desordena.
—Ahí tienes a tu creación, ahora se está volviendo contra a ti. —dice entre risas.
No le respondo y voy hasta donde esta y lo levanto de mi puesto, Biltrix se levanta con los brazos alzados en forma de rendición.
—Hiciste un buen trabajo, pero llego la hora de que tome el control.
—Deja que Milufer siga disfrutando de lo que pusiste a sus pies, después de todo no está haciendo nada malo... a mi parecer. Es más, no nos ha traicionado porque sigue viva, acuérdate del pacto que hicieron.
—Lo recuerdo, pero ¡No! Lo que está haciendo no está bien ni mal, mas no puede pretender crear un infierno en la tierra y más con mis sombras, ante los ángeles yo soy el responsable y por cualquier cosa mala que hagan se vendrán contra mí —me levanto y voy a encender las velas del altar—Para Milufer tanto para mi es mejor mantenernos en paz con los ángeles.
—¿Le tienes miedo a Milufer o a los ángeles? —niego, no ha nacido el ser que me haga temer—Entonces que problema hay, deja que Milufer siga con sus planes.
—Tu no entiendes Biltrix, es que simplemente...
—Y además ella se fue por tu culpa, por tu actitud de mierda. No había motivos para que la trataras como lo hiciste y peor aún, no hiciste nada por retenerla.
—Eso no es problema tuyo y no vi motivos para retenerla ¿desde cuándo te importa tanto Milufer? —no responde —No creas que no lo he visto Biltrix, se lo que estás pensando y más te vale alejarte de Milufer. Si estas vivo es porque te di el beneficio de la duda, pero créeme que donde llegue a ser cierto no dudare en matarte.
—Es por ella, ¿verdad? —volteo a verlo lentamente y de mala gana, este solo se ríe y antes de que lo trate mal se esfuma.
Y le conviene porque hace días tuve una primera visión sobre él y Milufer que lo primero que quise fue venir a matarlo, horas más tarde tuve otra que disipó la primera pero aun así sigo desconfiando de él.
Después de haber enciendo todas las velas, atravieso una puerta que me lleva a mi dimensión. Esta dimensión la llamo La Orbe de los Sueños, aquí se crean los hombres sombras y desde aquí salen y atormentan a los humanos mientras duermen. Aquí solía venir a diario cuando atormentaba los sueños de Milufer y hoy vuelvo a hacer lo mismo.
Extiendo los brazos y el poder que no puedo llevar al mundo exterior por cuestiones de leyes, entra en mí y me siento completo, lleno. Voy hasta mi lecho y me cuesto boca arriba. De inmediato sobre mí se crea medio portal. En circunstancias normales el portal se habría formado por completo, pero como la señorita está escudada por runas, no logra completarse. Me pongo de pie y analizo las runas que me impiden entrar; como me lo supuse son varias, dibujó la Línea de Azrhen, la cual está conformada por dieciséis runas que blindan el volcán Azrhen y que también funcionan como drenadoras.
Vuelvo y me pregunto de dónde Milufer está sacando estas runas que solo yo sé cómo se hacen y que existen.
Me las ingenio para que el portal se extienda sin necesidad de quitar las runas para no dejarla desprotegida. Cuando consigo acoplar el portal, el lugar donde ella está se vuelve uno solo con mi dimensión. Puedo ver que se encuentra en Guyana y vive bajo tierra. Al parecer se tomó el tiempo de leerse mis libros, en Guyana está el escudo de Guyana y por ahí corre mucha energía infernal y bajo tierra las runas toman más poder, así que si alguien la quiere encontrar le será muy difícil.
Voy de una a su habitación y para mi desgracia esta despierta.
Me tomo tiempo para analizarla; sus dos cachos crecieron, pero no mucho, su piel está totalmente rosada, las vetas de todo su cuerpo se encuentran muy marcadas y sus alas un poco tiesas y eso es por lo que no ha venido al infierno en mucho tiempo. El resto de su cuerpo está como lo deje la última vez.
No me acerco mucho para que no sienta mi presencia. Me acomodo en una de las esquinas y escucho atentamente como regaña a Maciel con exasperación.
Rio y niego con la cabeza. Su locura anda astral, solo en ella cabe regañar a un bebé que ni siquiera la escucha.
—¿Dime quién te hizo eso? —dice mientras acerca su rostro al del bebé. —Esto debe de ser obra de Bishop, él debe ser el que te está haciendo esa runa —se aleja y le da una patada a la pared— Pero se las va a ver conmigo. Te lo juro Maciel, por mi madre que sí.
En su rostro se ve lo frustrada y enojada que está, espero poder ayudarla al menos con lo de la maldición. Me acerco a Maciel y observo, en el pecho tiene un círculo atravesado por una línea recta y más abajo un semicírculo. Eso no es una runa sino un sello, que yo conozco muy bien, pero no tengo nada que ver con ello. El dueño de ese sello se va a meter en problemas donde Milufer se llegue a enterar.
Deshago el enlace de dimensiones y cierro el portal.
Dibujo la Línea de Azrhen sobre el único muro sólido que hay aquí; sobre la primera runa de la Línea dibujo una runa que día a día la va a ir alterando; lo que quiere decir que dentro de dieciséis días la seguridad de Milufer va a estar en mis manos o antes si la obligo a destruir ese mini infierno
Si ella quiere lograr un imperio, que lo haga con sus propias runas y con sus propios demonios.
Por último le ordeno a los hombres sombras que regresen a mí de inmediato. Llegó la hora de que demuestre quien es el que tiene el control de este juego y por supuesto, ya es hora de que Milufer vuelva a casa, mi infierno empieza a sentir su ausencia. Dite y este demonio la extrañan.
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