Único
Todos pensaron que se casarían, ese era el único futuro que les veían.
Habían sido novios desde los 15 cuando, tímidamente, Yoongi pidió una cita a su crush de la secundaria. Siempre estaban juntos a donde fueran, habían atravesado la adolescencia y habían sido todas las primeras veces del otro, cuando ni la distancia de la universidad pudo separarlos, todos creyeron que se casarían; sus lobos parecían muy de acuerdo con eso.
Apenas unos días antes se habían pasado la tarde viendo departamentos en la sala de estar, riendo sobre alguna broma privada entre ellos y luciendo tan enamorados como siempre.
Realmente, todos supusieron que se casarían.
Hasta que una noche, en su cumpleaños número veintidós, Jimin llegó a casa con lágrimas en las mejillas y el aroma tan agrio; que las mandarinas siempre dulces, olían a podrido.
Cuando su madre quiso preguntar dónde estaba Yoongi-ah, la única respuesta fue un sollozo entrecortado, más dolorosas lágrimas y una puerta cerrada durante días.
No fueron semanas bonitas para la familia Park, su hijo que siempre estaba sonriente y lleno de felicidad, parecía muerto en vida. Nadie trató de preguntar qué pasó, no después de ver a Jimin sacar de su habitación todos los regalos y sudaderas que alguna vez Yoongi le dió. Si estaba sacando sus más preciosas posesiones y ni siquiera había mencionado una sola vez el nombre del que llamaba el amor de su vida, era mejor no decir nada.
Solo le observaron ir a la universidad y volver directo a casa, sin amigos llenando la sala de estar y por supuesto, sin un soñoliento Yoongi, que despertaba horas antes para volver de su campus a las afueras de la ciudad y poder llevar a Jimin a clases, cada lunes.
Jimin solo existía como el fantasma de lo que un día fue.
Hasta que tres semanas después, cuando su hermano mayor llegó de visita, por fin sintió que podía hablar con alguien sin romperse más de lo que ya lo estaba.
— Lo miré y me dejó ir, me dejó, Seok — Sollozó, aferrado a la cintura del pelirrojo que lo calmaba con suaves caricias en su cabello.
—Mi pobre principito — Le arrulló con cariño, abrazándole fuerte y dejando flotar su aroma a vainilla que siempre le calmaba.— Hyung te cuida, estoy aquí.
Porque su hermano siempre había sabido cómo reparar lo que otros rompían. Hoseok era su mejor amigo, su confidente, Jimin siempre iba a estar agradecido de tener un hermano tan bueno, un hermano que siempre le había protegido y querido como nadie.
Así que no tuvo de otra que fingir completa felicidad cuando sucedió.
Por supuesto que las familias Park y Min eran cercanas, tuvieron que acercarse cuando sus hijos menores se habían adentrado en una relación tan sólida. Fue difícil separarse cuando los jóvenes terminaron de golpe y sin aviso, la rutina de los viernes cenando todos juntos se había roto y eventualmente las mamás de ambos chicos dejaron de frecuentarse, no queriendo poner todo más tenso. Así que había sido una verdadera sorpresa, cuando ambas familias se enteraron de que, de hecho, sus otros dos hijos habían comenzado a salir.
Hoseok y Seokjin ya se conocían, siete años no era poco tiempo y fue natural que eventualmente se conocieran cuando sus hermanitos salían, sin embargo; nunca nadie imaginó que algo entre ellos sucedería, no cuando constantemente se ignoraban y parecía que no había interés alguno. Probablemente, eso se debió a que siempre estuvieron en relaciones respectivamente, pero la primera vez que ambos estuvieron solteros y se encontraron por mera casualidad una tarde de diciembre, se dieron cuenta de que encajaban perfectamente y querían pasar el resto de sus vidas juntos.
Eso habían dicho seis meses después, cuando en una cena en casa de los Park, anunciaron su compromiso.
Jimin había sido el primero en saber que darían una importante noticia, Hoseok le contaba todo y claro, al principio no quiso participar en la cena, no cuando podría encontrarse con Yoongi si es que decidían hacerla en casa de los Min. Pero su hermano, tan considerado como siempre, se aseguró de tener dos cenas para que él no tuviera que ver al chico del que vivía huyendo.
Hoseok había hecho dos anuncios de compromiso solo por él, solo por la comodidad de su hermano menor que había roto con su novio de secundaria, Jimin no se pudo permitir ser egoísta, lo felicitó con una gran sonrisa y cuando Hoseok le miró todavía con duda, le aseguró que no tenía problema alguno.
¿Por qué lo tendría? No era culpa de su hermano haberse enamorado, era algo que no se podía evitar. Que se enamorara del hermano mayor de su exnovio, eso solo había sido una mala jugada del destino.
Seokjin no era un mal tipo, mierda, Jimin le tenía un montón de cariño, fue su cuñado durante siete años.
Y ahora lo era de nuevo, bajo otras circunstancias.
Fue apenas tres meses después cuando todo estuvo listo y la boda finalmente se celebró, afortunadamente en los tres meses, Jimin no se topó ni una vez con Min Yoongi. Con Yoongi estudiando a dos horas de la ciudad y Jimin fingiendo estar indispuesto cada vez que las familias se reunían, consiguió evitar a su exnovio durante ocho meses desde su rompimiento de forma exitosa, incluso lo evitó todo el tiempo que duró la ceremonia nupcial.
Hasta que llegó la hora de la fiesta después del matrimonio de Min Seokjin y Park Hoseok.
Jimin había pasado la mayor parte de la velada simplemente observando a los demás, el movimiento ajetreado de los meseros, la clara felicidad de los novios, incluso se encontró mirando las formas en los elegantes manteles, hizo todo lo posible por ignorar la penetrante mirada que lo siguió toda la noche desde que entró al salón.
Una misión casi imposible cuando Yoongi seguía viéndose exactamente igual, el cabello un poco más largo, pero la misma mirada que antes había visto durante horas sin cansarse.
Luciendo tan apuesto en su esmoquin negro, con mechones negros cayendo por su frente y un lujoso reloj que lo hacía ver como un importante ejecutivo, era un sueño. Mierda, Jimin siempre lo había visto como el hombre más guapo del mundo (incluso cuando era un jovencito que tenía el cabello puntiagudo), pero no imaginó lo que ocho meses de no verle le harían a su mente, Yoongi lucía igual que la última vez que lo vio, pero le parecía tan malditamente irresistible.
Había pensado que nunca tendría que volver a verlo, cuando terminaron ese fue su consuelo, que no tendría que luchar con su corazón para mantenerse alejado de él.
Lastimosamente, su vida siempre había sido una comedia mal escrita y sus caminos eventualmente se habían cruzado, al final, su exnovio estaría por siempre en su vida.
Pero Jimin trataría de evitarlo todo el tiempo posible, es por eso que en la primera oportunidad, cuando sus padres y hermano se distrajeron en la pista de baile, huyó en dirección del baño.
El plan era encerrarse en un cubículo hasta que todos se fueran y entonces huir a la seguridad de su habitación, lejos de los penetrantes ojos que lo seguían y el aroma fuerte que llegaba hasta su mesa, como una tentación que le pedía acercarse.
Con piernas temblorosas, suspiró aliviado cuando llegó hasta los baños, estuvo a punto de celebrar cuando el seguro de la puerta a sus espaldas sonó y repentinamente el fuerte aroma a limón lo envolvió por completo.
— ¡Mierda!
Gritó con una mano en su corazón, sus ojos asustados observaron la forma en que la sonrisa de Yoongi creció lentamente cuando se dio la vuelta y le enfrentó, sin vergüenza alguna, el alfa lo recorrió de pies a cabeza. El rubio se sintió tímido inmediatamente, habían pasado ocho meses desde que rompieron, pero nunca pudo evitar hacerse pequeño cuando Yoongi lo miraba con tanta satisfacción, como si ver a Jimin fuera un deleite para él y su lobo.
— Así que tu hermano y mi hermano — Escuchar su voz dos tonos más bajos fue suficiente para hacerle temblar una vez más. Sumado a ello, sus ojos oscuros lo miraban con una intensidad cargada de algo que Jimin conocía bien. — Siempre pensé que seríamos nosotros los que uniríamos a las familias — Sus ojos brillaron por un segundo con algo parecido a la tristeza, pero rápidamente eso se escondió detrás del dorado, probablemente su lobo, satisfecho de por fin atraparlo después de que huyó por meses. — Me imaginé que pondría un bonito anillo en tu mano y mi marca en tu cuello, Jiminnie.
Jimin se estremeció ante eso, él también lo imaginó. Soñaba con ese día desde que tenía quince años y había estado tan cerca de conseguirlo, pero todo se derrumbó. Unos meses antes de por fin vivir juntos antes de casarse, todo se fue a la basura, en una noche.
Jimin corrió tan rápido, Yoongi no lo persiguió y todo terminó.
— ¿Lo sabes? — Mientras hablaba y sin que el omega se diera cuenta por estar concentrado en su penetrante mirada, Yoongi había avanzado hasta tenerlo arrinconado contra los lavabos, Jimin retrocedió por mera inercia. — Siempre imaginé que lucirías precioso de blanco, tan jodidamente bonito... Pero no pasó. — Sus manos se apoyaron a los costados de su cintura, sobre el lavabo, cada vez más cerca — Hice esta cena perfecta y escapaste, te escapaste y no me dejaste decir ni una maldita palabra.
Aunque sonreía, ya no se veía ni un poco divertido.
— ¿Por qué lo haría? — Jimin alzó su mentón, demasiado orgulloso como para admitir que apenas podía sostenerse en sus piernas con Yoongi tan cerca. — ¿Para que dijeras un montón de excusas? — Resopló con molestia, aunque apenas podía respirar con el aroma a limón haciendo un desastre en su lobo. — No necesitaba esa basura, ni siquiera intentaste buscarme después, así que olvida lo que sea que intentes hacer y déjame en paz.
Yoongi le miraba con una ceja arqueada, definitivamente no estaba contento.
— ¿No? Mierda, te busqué — El enfado apenas se cuela en su voz, pero sus ojos eran otro tema, prácticamente los veía consumirse en él. — Te he estado buscando por meses y cada vez que casi te alcanzo, corres lejos — Su boca se acercó hasta su oído. — Pero por fin te atrapé y vas a escucharme, ese día no me dejaste decirte ni una cosa, pero lo haré.
— Dios, supéralo, Yoongi — Rodó sus ojos, aunque Yoongi no podía verlo. Un intento de disimular el claro sonrojó que comenzaba a nacer en sus mejillas ante la cercanía del contrario — No quiero escucharte, terminamos hace ocho meses y lo único que nos une es que nuestros hermanos se casaron, pero eso no cambia nada.
Podía sentir el aliento caliente de Yoongi contra su mejilla.
—Sabes bien que no terminamos y esto lo cambia todo, Jimin. Ya no puedes seguir escapando, tenemos que resolverlo.
Parece más decidido que nunca, como pocas veces. Como esa vez que le dijo a Jimin que lo haría funcionar, cuando tuvo que irse a una universidad lejos de casa y Jimin creyó que todo terminaría. Pero entonces Yoongi viajaría en la madrugada, cada lunes, para llevarlo a la universidad y recordarle a Jimin que seguía ahí y que su amor no iba a cambiar por unas horas de distancia. Entonces le llamaría todos los días, le dejaría mensajes y recibiría a Jimin cada fin de semana, para al final despedirlo con una de sus sudaderas inundada de su aroma.
"Para que no me extrañes hasta que volvamos a vernos, amor"
Le había dolido tanto cuando las sacó de su habitación, después de notar que todas habían perdido su olor. Lloró tanto la primera semana sin su olor, su lobo no paró de gimotear dolido hasta que Jimin comenzó a tomar té de limón cada noche, buscando consuelo para su lobo y para él mismo.
Aún tenía su cajón lleno de sobrecitos de té, los que tenían el olor más parecido que pudo encontrar una madrugada que se había cansado de no dormir.
Ahora estaba ahí, el aroma que tanto extrañó estaba ahí, justo frente suyo.
Pasó toda la noche evitando su mirada y ahora lo tenía a centímetros de su rostro, con sus calientes manos en su cintura, que no sabe cuándo llegaron ahí y su boca tan cerca que si se movía un poco seria capaz de volver a probar el paraíso.
— No hay nada que resolver, simplemente supérame y finge que solo somos conocidos — Murmuró con la mirada gacha, tratando de ignorar los dedos de Yoongi apretando su cintura y sus propias manos temblando, deseosas de enredarse entre su cabello y acercarlo hasta poder inhalar su aroma directamente de su cuello.
— ¿Tú me has superado, Jimin-ah? — Su aliento golpeó sus labios en una suave caricia.
Quiso decir que sí, que lo había olvidado desde hace mucho, que no le importaba su presencia y su relación ahora era un recuerdo amargo. Que esperaba no volver a cruzar palabras con él y que terminar fue lo mejor. Realmente quiso decirle todo eso; sin embargo, lo único que pudo hacer fue jalar su cabello y pegar sus labios a los contrarios, porque no lo había olvidado, ni un solo día.
¿Superarlo?
Cómo podría, cuando lo sostenía así y bebía de sus labios con tanto anhelo.
Con sus manos apretando su cintura exactamente como recordaba, Jimin sintió que esos ocho meses jamás sucedieron, se sentía como cada fin de semana que volvían a estar juntos y se besaban sin descanso, pero más fuerte, con mucho más anhelo, con tantas ganas de memorizar los labios que habían probado durante siete años.
— Maldita sea — Yoongi exclamó, apenas separaron sus labios un poco, respirando rápido, le tomó un segundo sostener a Jimin por los muslos y subirlo a los lavabos, acomodándose rápidamente entre sus piernas — Mierda, bebé, te extrañé tanto.
Jimin no pudo responder, el alfa lo estaba besando de nuevo, con su boca buscando más y más, sus manos recorriendo sus muslos y las de Jimin jalando su cabello, también buscando sentirlo más cerca, aunque eran un enredo de manos y suspiros, imposible acercarse más, pero lo necesitaban. No eran solos sus lobos, eran ellos mismos, eran sus corazones que habían pesado horriblemente durante ocho meses y por fin, sintiéndose en los brazos del otro, se les daba un respiro necesario.
— No debería estar haciendo esto — Jimin murmuró, ahora perdido en la sensación de los labios de Yoongi besando su cuello y su lengua recorriendo su sensible glándula de aroma. — Me engañaste, Yoongi. Me fuiste infiel y yo te dejo hacer esto, soy un idiota — Entre el placer, el dolor hizo su camino y ahora Jimin lloraba, no se dio cuenta cuando la primera lágrima emergió. Con el Alfa, todavía entre sus piernas, lloraba por un dolor nunca resuelto.
Y todo se detuvo.
De repente, todas las feromonas que los habían rodeado se detuvieron y un espeso amargor inundo todo el espacio.
Olía a podrido, a algo muerto y que si respirabas demasiado, probablemente te quemaría en la garganta.
— ¿De qué demonios estás hablando? — Yoongi ya no lucía enojado, ni excitado, la confusión y el dolor manchaban sus facciones — Amor, dime que estás bromeando.
Jimin negó, con su rubio cabello ahora despeinado y su ropa algo desordenada, los labios rojizos y los ojos cafés inundados en lágrimas.
— Los miré.
Un débil susurro que fue escuchado porque no había otro sonido a su alrededor.
— Precioso, mírame — Yoongi habló, para luego sostener sus mejillas entre sus manos y hacerle ver sus ojos directamente. — ¿Qué viste, Jimin?
Jimin no quería hablar sobre eso, había pasado demasiadas noches soñando con ese momento que le rompió el corazón, no quería.
Pero ya no importaba, ¿Cierto?
Incluso si lo hablaban, incluso si lo había besado con todo el amor que todavía sentía por él, pasó y nada iba a cambiar, el hecho de que Yoongi no lo detuvo cuando se fue.
Yoongi se quedó con ese chico y dejó que Jimin se fuera.
— Te besó, los miré besarse en la cocina — Todavía tiene a Yoongi tan cerca que es difícil respirar — Me dejaste sentado en esa mesa durante media hora porque ibas a ayudar a tu compañero de cuarto y simplemente lo estabas besando, lo estabas besando y luego fingí que no los miré, porque quería ver si tenías el cinismo de fingir que no pasó nada — Para este punto de su relato, Jimin trataba de alejarse de Yoongi, recordando perfectamente la forma en que su corazón dolió aquel día — Volviste de ahí y fingiste que nada ocurrió, Yoongi. Me sonreíste como si todo estuviera perfectamente normal, lo besaste y luego me pediste matrimonio, Min, te atreviste a hacerme eso.
Para este punto, Jimin trataba de alejarlo con sus manos, pero Yoongi no lo permitía, parecía tratar de procesar todo lo dicho por Jimin.
— ¿Fue por eso que me dijiste que no y te fuiste así?
Jimin le miró indignado, no entendía por qué de repente comenzaba a sonreír.
¿Acaso se estaba burlando de él?
— ¿Y qué otra cosa iba a hacer? — Con su mano en su pecho, le dio un empujón que finalmente le permitió bajarse del lavabo, aunque Yoongi inmediatamente se acercó todo lo posible. — Mi novio me engañó el día de mi cumpleaños y luego me pidió matrimonio, no iba a decir que sí.
— Dios, estoy tan aliviado — El alfa repentinamente se rio y beso fugazmente al rubio que le miraba ahora completamente molesto.
— ¿Estás feliz de haberme engañado, idiota?
Antes de que Jimin pudiera empujarlo con más fuerza, Yoongi tomó sus manos.
— No te seguí porque pensé que no querías casarte conmigo, no te seguí en ese momento, porque no quería obligarte a aceptar algo que pensé que solo yo quería, amor — Los ojos de Yoongi brillan tan intensamente que Jimin solo puede quedarse quieto, aun sin entender del todo, cuestionándose por qué Yoongi luce tan aliviado. — He estado todos estos meses creyendo que me evitabas porque te asusté, porque me apresuré al pedirte matrimonio y lo arruiné, pero me acabas de dar la mejor noticia de mi vida.
— ¿Qué mierda? — Jimin quería golpear a su exnovio — ¿Haberme engañado te parece una buena noticia?
Yoongi negó, sonriendo como un niño en navidad — Es que nunca te engañé, precioso.
— Te miré, no me vengas a decir que no eras tú porque-
— No era yo.
Jimin lo miró, lo miró por un buen rato y cuando Yoongi se mantuvo firme con lo dicho, le dio un empujón lo suficientemente fuerte para poder escapar hasta la puerta del baño que permanecía cerrada.
— ¡Jimin! — Ni medio segundo después, Yoongi lo tenía retenido por la mano — Amor, tienes que escucharme.
— No, no tengo que hacer nada, eres un imbécil — Trató de soltar su mano, pero no sabía si realmente era Yoongi el que tenía más fuerza de lo pensado o simplemente su lobo había decidido ayudar al alfa, pues de repente sentía que había perdido la fuerza de hace un segundo.
— Solo respóndeme dos preguntas, solo dos, por favor.
Incapaz de huir y con su lobo aullando por cumplir la petición del alfa, Jimin aceptó con un asentimiento leve y rodando sus ojos con fastidio.
— ¿Estás seguro de que era yo besando a Hyunshik en la cocina?
— Sí, Yoongi, si no eras tú, probablemente es tu gemelo malvado que no conozco, ¿Cierto? Seguro no lo conocía porque vive en otro país — El sarcasmo era obvio.
— Justamente así — El asentimiento feliz solo causó más molestia en el omega.
— Bien, me largo.
La próxima vez que lo detiene, Yoongi le abraza por detrás, sus brazos fuertemente enredados en su cintura— Escucha, la cocina estaba oscura, ¿Verdad?
— Sí, pero igual te reconocí, no entiendo a qué quieres-
— Era Jihoon.
— ¿Qué? — Jimin trata de girarse y verle, pero Yoongi permanece fuertemente aferrado a su cintura, su nariz olfateando su cuello con cariño. — ¿Crees que soy un tonto para creerme que existe alguien que luce exactamente como tú y era ese quien se estaba besando con tu compañero de piso?
— ¡Es que es exactamente eso, amor! — Yoongi le soltó, solo para girarlo y tomar sus mejillas una vez más, antes de soltar tantas palabras por segundo como le fue posible — No estoy seguro de cómo, pero me hago una idea, porque se supone que justo ese día Hyunshik me prometió no estar en la casa, porque yo te iba a pedir matrimonio, amor. Pero justo llegó y eso fue lo que fui a resolver, resulta que su novio Jihoon lo visitó de sorpresa y simplemente llegaron a dejar las maletas, yo le dije que lo haría por ellos y los dejé en la cocina, porque yo solo quería que se fueran pronto, estaba por pedirte matrimonio y Hyunshik seguía hablando de lo mucho que le ayudó que me pareciera a su novio, porque así lo extrañaba un poco menos, pero todo lo que le molestaba a Jihoon y mierda, yo solo quería volver contigo. Debieron besarse cuando me fui a la habitación a dejar todo y eso fue lo que viste, pero te lo juro, amor, te juro que jamás he besado a nadie que no seas tú — Para este punto, el alfa estaba casi sin aliento — Me tardé un poco porque no podía encontrar el anillo y me puse tan nervioso, tuve que tomarme unos minutos para respirar, pero no era yo, Jimin, no te engañé y jamás pensaría en hacerlo, créeme, por favor. Tú eres mi único amor en el universo.
Jimin lo miraba sin moverse, de pronto el mundo había parado y todo lo que podía ver era la sinceridad pura marcando cada trazo del rostro de Yoongi.
— ¿Hablas en serio?
Yoongi asintió seguro, sonriendo al notar el gesto que Jimin siempre hacía cuando estaba a punto de llorar, otra vez.
— Puedo hacer una videollamada ahora mismo y obligar a Hyunshik a que te muestre a su mini copia de mí, de verdad, amor.
— Oh, Yoongi.
Lo siguiente que Yoongi supo es que tenía a su exnovio, colgado de su cuello, sollozando montones de disculpas con la voz rota.
— Perdóname, perdóname, ni siquiera te dejé explicarme. Ni siquiera lo sabías y — Un sollozo más fuerte — Oh, Yoon, hiciste una cena tan bonita y te dije que no, hiciste todo eso y me fui, soy el peor novio del mundo.
El alfa sonreía, ahora con Jimin entre sus brazos, ya no le preocupaba lo que pasó. Dolió un montón y tardó un tiempo en decidir que incluso si Jimin no quería casarse, él todavía lo quería en su vida, se enojó, se frustró y lloró algunas veces en el camino, pero ahora lo tenía con él y eso era todo lo que importaba.
— No, está bien, creíste que te engañé en tu propia cena de cumpleaños y luego te pedí matrimonio como si nada — Yoongi frunció el ceño después de decirlo él mismo — Oh, mierda, ya veo por qué me evitaste tanto.
Jimin soltó una risa entre el llanto, su corazón por fin estaba tranquilo.
— Diría que sí.
— ¿Mm?
— Si me pides matrimonio, diría que sí, Yoon.
— En tu cena de cumpleaños.
— Es en mucho tiempo.
— Quiero que tengas un buen recuerdo de ese día.
Entonces le besó, con todo el amor que en ningún momento dejó de sentir.
Su hermano Seokjin le dijo que si Jimin era para él, eventualmente lo recuperaría. Yoongi le cerró la puerta en la cara, completamente dolido y sin ganas de escuchar lo que todos habían estado diciendo. Cada vez que Jimin se fue lejos cuando trató de hablarle, Yoongi perdió un poco la esperanza, pero entonces Seokjin le dijo que el día de su boda Jimin no podría escapar y ahora Yoongi estaba aquí, tenía en sus brazos al amor de su vida y eso era todo lo que necesitaba para ser completamente feliz.
WEY ES Q ves q el suchwita con Jihoon y así, en la oscuridad y con un banquito capaz y los confundo igual
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro