[six] poemario infinito
Los rayitos de sol se posaban con delicadeza sobre las pestañas de JungKook, que brillaban incluso más al parpadear con ese cuidado que siempre cargaba con él. YoonGi no pudo apartar la mirada de su perfil mientras caminaban por calles y parques hasta arribar al museo donde ambos querían deleitarse con el arte del pasado. Con curiosos ojos, los dos se pasearon en suma tranquilidad entre silencios cómodos y miradas suaves, adorando las pinturas, estatuas y demás objetos de gran valor en los pasillos blancos de aquel museo.
—Es maravilloso cómo el ser humano puede adorar los trabajos de alguien que ya ha perecido, pero que vive en sus obras. ¿No te parece casi mágico? El que un simple ser nacido en la Tierra pueda gastarse las manos para colocar el alma en físico.
YoonGi regresó sus ojos al joven cantante con una de esas sonrisas que concordaban con su hablar, aunque de sus labios fue inevitable el escape de un suspiro, acercándose más a él inconscientemente.
—A veces hablas como poeta, JungKook —bisbiseó, echando una ligera risa. Sus ojos, a pesar de reír, seguían contemplando al muchacho a su lado con esa admiración sempiterna.
YoonGi, cuando recibió una pequeña sonrisa llena de dulzura por parte de JungKook, se animó a tomarlo del brazo mientras caminaban mezclados en la gente y en los colores opacos de añejas obras. JungKook, en cambio, hizo un arco con su brazo para que el mayor pudiese tomarse de manera correcta, causándole una sensación cálida en el torso entero; como si, por parte del Sol, una caricia le fuese entregada en el alma.
—¿Como poeta?
—Sí... Usas palabras extravagantes y difíciles, a veces te expresas de forma muy bonita y... eso. Suenas poéticamente maravilloso.
El sonido de la risa ajena causó en YoonGi una vibración en su pecho, dibujándole flores rosadas en las mejillas.
—Es el cumplido más hermoso que alguien podría haberme dicho, YoonGi —declaró, con el tono de voz tan delicado como una pluma—. ¿Quieres escuchar un poema de verdad, cariño?
«Oh, no», pensó el pobre corazón de YoonGi, que corría a velocidades más altas que antes.
—¿Te sabes alguno de memoria? —preguntó, deteniendo cada vez más sus pasos hasta que ambos se mantuvieron quietos en uno de los pasillos más repletos de gente. Sin embargo, cuando JungKook volvió a sonreírle y a mirarlo a los ojos con tanta pasión escondida, YoonGi creyó que eran los únicos en el sitio o incluso en el mundo.
—"Compartir contigo la vida, hace de ésta, una memorable sonrisa. Tu compañía le da a mi soledad un mundo de jardines; senderos hermosos, bajo la sombra de cipreses, me conducen hacia ti..." —JungKook erradicó cualquier voz que los rodeaba, siendo capaz de hacer florecer en los ojos de YoonGi una atención interminable que adoraba cada centímetro de su existencia—. "El silencio es hermoso contigo, pero tu voz me ofrece escuchar la belleza de un amanecer interminable. Te veo en la silueta de las flores, en el vaivén de las olas, en las estrellas lejanas que poseen el brillo de tus ojos. El amor adquiere otro rostro contigo, otra silueta, otro entendimiento y un nuevo significado que no se limita a un nosotros." —Mientras recitaba, JungKook elevó una mano hacia el cabello negro y sedoso del mayor, echando un mechón tiernamente tras su oreja—. "Desde lejanos espacios, desde profundos abismos, desde alturas vertiginosas; nos atrevemos a soñar, a cantar nuestra existencia, a explorar el mundo caótico de nuestro imposible sentir. Nos amamos en un destruir el amor, nos amamos para inventarnos otro, para oponer resistencia al sinsentido, a lo absurdo, a la mortalidad que asecha susurrantemente... nuestro infinito."
Cada respiro huyó de los pulmones de YoonGi en una infinidad de galaxias colisionando en la cueva de su corazón. Sintió, mientras el joven cantante destilaba arte puro a través de sus cuerdas vocales, cómo sus piernas perdían cierto equilibrio y flaqueaban por las sensaciones inauditas en todo su existir, exclamándole el alma provocada en ternura, anhelo y adoración. Las palabras se le ahogaron en la garganta y el rostro se le pinceló entre tonos rosados y escarlata, embelesado en la voz que aún resonaba potente y delicada a la vez en los senderos de su cabeza.
La sonrisa perenne de JungKook luego de esbozar el poema de sus labios no fue menos que el amor destilado en los mares de una soledad, ni tampoco el sonido de una estrella muriendo o las flores naciendo. No fue menos que la pasión en las manos de los Cielos creando en el mundo, o la vida eterna que yacía entre las pinturas que los rodeaban. Su sonrisa, tan arrancada desde los paraísos más profundos, arraigó en el alma de YoonGi más de lo que uno podría imaginarse y más de lo que los Dioses podrían crear.
Y YoonGi supo lo que sintió en su interior, pues, perdido en los almíbares de la existencia ajena, dibujó en su mirada la esperanza más brillante que alguna vez podría tener en su vida.
*Poema "Amanecer interminable" escrito por Matecsxoah - "Poesía sideral".
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