||⏺Fase V⏺||
Título: Nuestras manos entrelazadas.
Personajes: Katsuki Bakugo, Chía Yamaguchi (Oc). Aparición de: Midoriya Izuku (Deku), Kirishima Eijiro (Red Riot), Kaminari Denki y otros personajes de la serie.
Shipp: Katsuki x Chía (Oc)
Anime: Boku No Hero Academia.
Advertencia: Semi AU (Universo Canon desarrollándose entre el segundo y tercer año de academia) leve Ooc y cambios de narración (letra cursiva: recuerdos, letra negrita: fragmentos de la canción y letra normal: sucesos del presente).
Cantidad de palabras: 4580 palabras.
Canción elegida: No ha parado de llover —Maná.
💥🌡💣
Las partículas de polvo y tierra nublan su vista, el olor a humo es fuerte causandole algo de molestia en la nariz y la garganta, sus manos tienen calambres a causa de las explosiones sin medida, además de la falta de ayuda de su traje, y su cuerpo se encuentra lleno de raspones y magulladuras.
Logra llegar hasta el aula donde ella lo esperaba, sin medir fuerza o preocuparse por su cuerpo le proporciona una fuerte patada logrando así que la débil estructura de la puerta caiga a pedazos.
En el interior descubre una pesadilla, diversos equipos, herramientas y proyectos futuros de la clase de apoyo se encuentran destruidos, las paredes tienen manchones negros con un olor chamuscado y algunas gotas de sangre está esparcida por el suelo.
Escucha pasos a apresurados a su espalda llamando a su nombre, entre tanto caos ignoro el hecho de que se encontraba siguiéndolo.
—¡Kacchan! pero ¡¿qué pasó!? —chilla Deku alterado viendo el desastre esparcido en el aula de la clase de apoyo.
El rubio cenizo lo ignora caminando a través de las piezas rotas y esparcidas por el suelo, pisando charcos pegajosos de aceite, grasa y una espeluznante sustancia roja, la cual le causa escalofríos al pensar la probabilidad de que sea sangre.
Empujaba los escombros mientras gritaba su nombre, su ceño se encontraba fruncido, y la preocupación apretaba fuertemente su estómago, mientras algunos gruñidos escapaban de su boca.
El de mejillas pecosas se acercó a ayudarlo entre los dos alejando unas cuantas mesas que se encontraban amontonadas, de repente un brazo aparece en su campo de visión junto a un sonido, una especie de voz amortiguada.
De forma rápida se apresuran a deshacerse de las mesas descubriendo a una pelirosa atada y amordazada, con un hilo de sangre cayendo por su cabeza, con unas cuantas quemaduras y magullones, ella empezó a intentar hablar más desesperada con la preocupación marcada en su rostro.
—¡Hatsume-san! —gritó el más bajo antes de acercarse a desatar las apretadas ataduras en las muñecas de la chica.
Ella seguía moviéndose y soltando sonidos, Bakugo retiro la mordaza de su boca. Hatsume tomó una bocanada de aire antes de mirarlo, directamente a su ojos rubíes mientras una pequeña lágrima recorría sus amarillentos ojos.
—Se la llevaron...—dijo con la voz quebrada. —Por eso vinieron, la querían a ella, trató de protegerme pero fue inútil. Solo querían a Chía-chan.
Katsuki sintió como un escalofrío recorría su cuerpo entero, como sus manos se empuñaban con fuerza, sus dientes se apretaron tan fuerte hasta el punto de casi rechinar, y con una rabia descomunal lanzó una de las mesas contra la pared, sonando un crujido ensordecedor y los trozos de madera volando por todas partes.
Gritó, gritó sintiendo que sus cuerdas vocales iban a reventar, maldijo a los villanos que pusieron las manos sobre ella, maldijo el momento en que los héroes se descuidaron dejando así un punto débil, maldijo a todo y a todos los que se le pasaran por la cabeza. Pero sobretodo se maldijo a sí mismo, por no haber estado con ella, por no haber corrido más rápido, por no haber llegado antes. Se maldijo por no haberla salvado a tiempo.
💣🌡💥
—¡Bakugo-kun, un gusto conocerlo al fin! —dijo emocionada una chica castaña con un mechón rojo cayendo a un lado de su cabeza.
—¡¿Ah?! ¡¿Y tú quien mierda eres!? —preguntó el rubio con una mueca antes de dar un pasó atrás a por la cercanía de la chica.
—¡Soy Chía Yamaguchi, estudiante de segundo año clase de apoyo!— respondió con una gran sonrisa ignorando deliberadamente la grosería proferida por el chico.
El chico soltó un gruñido, la chica era demasiado chillona y animada, le causaba náuseas. Así que decidió ignorarla caminando unos pasos más dentro del aula.
—¡¿Dónde coño están los demás extras de esta clase!? ¡Necesito alguien que repare mis putos guantes! —preguntó a la nada, esperando que la chica respondiera debido a que parecía que nadie más se encontraba en el aula.
—¡Yo puedo ayudarte! —chilló emocionada la castaña.
Katsuki la miró con una ceja alzada y una mirada incrédula. Los inútiles de su clase le habían dicho que la perra de lentes extraños era excelente al momento de hacer reparaciones, así que a regañadientes había aceptado ir a aquella aula, no confiaría su traje a cualquiera.
—¿Y que demonios puedes hacer? —respondió con voz grave.
—Aunque tu clase sólo confíe en Hatsume-chan al momento de hacer reparaciones no implica que los demás no tengamos talento que demostrar, —respondió la castaña con una voz altanera. —Me encantaría ayudarte con tu traje, mi especialidad son los aparatos que soportan altas temperaturas.
Bakugo aún no se tragaba el cuento pero necesitaba la reparación cuanto antes, así que rodó los ojos con fastidio antes de aceptar la ayuda de la chica.
—¡Perfecto! —dijo ella con una gran sonrisa, antes de tomar rápidamente las manos del rubio entrelazando sus dedos.
—¡¿Qué mierda estas haciendo?! —gritó el de ojos rubíes, con una algo de enojo, indignación y vergüenza mezclándose en su cuerpo. Sin darse crédito de admitir que un pequeño sonrojo cubría las puntas de sus orejas.
—Quiero que hagas una explosión, Bakugo-kun, la más fuerte que puedas, —respondió ella con una gran sonrisa viéndolo a través de unas extrañas gafas que cubrían sus ojos. —Quiero conocer cuál es tu máximo potencial.
—¡¿Acaso estas loca?! ¡No puedo hacerlo aquí! —contestó él, zafandose del agarre de la castaña. —¡Te vas a terminar lastimando, estúpida!
—No te preocupes por mí, Bakugo-kun, mi Quirk es "Termómetro" soy capaz de soportar altas temperaturas sin sufrir daños y determinar la temperatura exacta de la misma, —respondió con un pequeño sonrojo a causa de la preocupación del chico por ella. —Además la habitación en sí es capaz de soportar explosiones, no es la primera vez que algo explota aquí dentro.
Chía extendió sus manos en dirección a Katsuki, sonriéndole un poco e invitando a que las tomara de nuevo.
—Al sentir una de tus explosiones podré calcular la temperatura y de esa forma conocer mejor la forma de reparar tus guantes. —continuó con una pequeña sonrisa, tratando de transmitir confianza al chico conocido entre las distintas clases por su iracunda forma de ser.
El rubio chasqueó la lengua y algo desconfiado juntó sus manos con la chica entrelazando sus dedos, la miró, ella estaba confiada y asentía tratando de darle seguridad. Así que liberó una explosión, justo después del sonido, el humo rodeaba sus manos y se escuchó una suave risa por parte de la inventora, logrando que el rubio frunciera el ceño.
—¡¿De qué mierda te ries, estúpida!? —grito el cenizo, tratando de separar sus manos pero la castaña apretó un poco más su agarre antes de levantar la mirada hacia el chico.
—¡Eres tan dulce, Bakugo-kun! ¡No quieres hacerme daño! —respondió, su sonrisa cegó por un momento sus ojos rubíes por tal brillo. —Apenas llegaste a los 50°C, suficiente para causarme un daño mínimo, en tu medida de explosión.
La chica soltó sólo una de sus manos, mostrándole su palma al futuro héroe, el cual se sorprendió al verla intacta.
—Te lo dije, no soy frágil Bakugo-kun, deja de contenerte, —la chica entrelazo sus dedos de nuevo, apretando su agarre. —Intentemos una última vez, si te sigues conteniendo voy a asumir que no necesitas de mí ayuda.
Lo último fue dicho con una voz descarada, retando al rubio directamente. El ruido de la explosión resonó por las paredes del aula, tosió un poco a causa del humo negro, soltó una de sus manos y activo un aparato que absorbió el humo de forma rápida.
—¡Eso fue increíble! ¡300°C casi tan potente como una reacción de nitroglicerina pura! —gritó emocionada, tomando las granadas y los guantes empezando a trabajar.
Bakugo bufó, mostrando una sonrisa altanera, mirando como la chica trabajaba moviendo algunas piezas y agregando otras con una rapidez impresionante.
—Entonces ¿qué? Necesito eso para hoy. —dijo tratando de sonar fastidiado, después de estar una hora observando sus movimientos, jamás aceptaría que se encontraba absorto con cada movimiento que hacía la chica.
Ella volteó, retirando por primera vez las gafas mostrando unos ojos color naranja como el fuego, Katsuki sintió algo extraño revolverse en su estómago, y otra vez el calor cubría sus orejas sin poder evitarlo.
—¡Ya está listo!, —ella sonreía incluso más brillante que antes. —Me tome la libertad de usar un material más resistente a la temperatura que mostraste, además de agregar algunas mejoras.
El chico tomó sus granadas, notando la hora aún quedaba algo de tiempo, si corría llegaría a tiempo para seguir entrenando antes de que Aizawa los obligara a volver a los dormitorios.
—Pruébalo y dime qué tal te funciona, fue un placer ayudarte, Bakugo-kun espero que vuelvas alguna vez.
💣🌡💥
Las sirenas de las ambulancias, los gritos preocupados de las familias, los flashes de las cámaras y los reclamos de los reporteros exigiendo una exclusiva, todo se encontraba creandole un fuerte dolor de cabeza.
Todo lo molestaba, se encontraba mareado, herido, pero sobretodo furioso. Apartaba a la gente a empujones, no necesitaba de ningún extra con un falso sentido de la preocupación.
Como si el puto clima se mofara de él, comenzó a llover, miles de gotas cayendo del cielo y mojando completamente el sucio uniforme de Katsuki.
El agua se llevaba consigo la suciedad, el polvo, las manchas de aceite y grasa, llevándose el enojo de Katsuki, sus puños dejaron de estar cerrados, sus dientes ya no estaban apretados y una lágrima silenciosa se mezcló entre la lluvia.
Se la llevaron, la tenían secuestrada lejos de su lado, no había estado ahí para salvarla. No había estado.
Sintió como una mano era puesta sobre su hombro, volteó viendo a los héroes detrás, junto a sus compañeros, Aizawa lo miró a los ojos.
—Vamos a buscarla pero primero, —dijo, el hombre de cabellos negros los cuales comenzaban a pegarse a su rostro por el agua, no pasarían por esto de nuevo, debían traerla rápido y a salvo.—Dime ¿qué pasó?
💥🌡💣
—¿Estas bien, Bakugo-kun? —preguntó Chía, el rubio venía a visitarla algunas veces, pero está vez había algo raro.
—¡Pues claro que estoy bien! —reclamó él sentándose junto a ella. El taller estaba vacío como de costumbre a esa hora, por eso era como un acuerdo silencioso el encontrarse siempre a la misma hora.
—¡A otro perro con ese hueso! —respondió la de ojos naranjas, antes de aplastar las mejillas del rubio sin cuidado. —¡Te conozco desde hace meses! ¡Y aunque grites la mayor parte del tiempo sé cuándo algo pasa!
La chica sintió algo de calor recorrer sus muñecas, el humo los rodeaba y sentía como el chico mantenía un fuerte agarre en ellas.
Chía soltó las mejillas del más alto, pero este aún no la soltaba sólo bajo hasta tener ambos pares de brazos sobre su regazo.
—Entiendo si no quieres hablar de esto, Bakugo-kun pero no me mientas esta bien no estar bien. —dijo ella, entrelazando sus dedos como muchas otras veces, tratando de darle todo el apoyo que tenía para ofrecer.
El de ojos rubíes se mantuvo en silencio mirando fijamente sus manos entrelazadas, aún no entendía.
¿Por qué se sentía más tranquilo?
¿Por qué se sentía tan...bien?
Era como si la chica apagara el fuego que lo consumía por dentro.
Como sí le compartiera su Quirk y las cosas malas ya no lo afectaran.
¿Por qué vino en primer lugar?
—No debería de estar aquí. —soltó sus manos al levantarse y empezar a caminar a la puerta.
Se detuvo, unas pequeñas manos rodeaban su cintura mientras la apretaban con fuerza sintió el peso de la chica en su espalda, mientras la calidez lo rodeaba.
—Sigue lloviendo al corazón. —escuchó su voz dulce, apretando un poco más.
—¿A que te refieres? —preguntó, los ánimos de gritar desaparecieron, y simplemente se dejó abrazar.
—Tus ojos están tristes, Bakugo-kun, mamá siempre decía que si los ojos se ven así es porque está lloviendo en el corazón, la lluvia es melancólica y algo triste dentro de toda su belleza, —respondió, soltó al chico para colocarse frente a él, lo miró a los ojos antes de volver a hablar. —Mirada triste, está nublada, ¿por qué estás triste?
Y sin previo aviso Katsuki apoyo su cabeza contra la frente de la chica, soltando un suspiro al sentir sus cálidos dedos acariciando su cabello.
—¿Por qué no pude salvarlo? —Katsuki no está seguro de en qué momento confío tanto en ella, cuando se volvió tan importante para él. Al punto de dejarla ver el lado más vulnerable de sí mismo.
Ella entendía lo que que pasaba pero quería escucharlo por él, los chismes corren rápido y no tardó en llegar a sus oídos la noticia de que Bakugo estuvo en medio de un robo que salió mal que lamentablemente acabo con la vida de un civil.
Acabo con la vida de un niño.
—Trataste de salvarlo, Bakugo-kun, no me quedan dudas de ello, —la castaña acariciaba su cabello con suavidad, mientras sentía su pesada respiración, tomó la barbilla del rubio y la levantó a su altura, observando sus ojos aún más rojizos a causa de las lágrimas contenidas. —Pero a veces estas cosas pasan, y es algo inevitable.
Una lágrima escapó de los ojos naranjas de la chica, ni siquiera podía imaginar por lo que estaba pasando el rubio, la culpa podía llegar a pesar demasiado, en especial en este caso. Bakugo aún era un héroe en entrenamiento, no merecía pasar por esta experiencia, no todavía.
—Por eso es que tienes que convertirte en un héroe, para que evites lo inevitable, para que salves más vidas, —continuó con un sollozo al final de la frase. —Tal vez no pudiste salvarlo a él, pero aún puedes salvar a miles más, Katsuki, no te rindas.
El de ojos rubíes sintió como sus mejillas tomaban un imperceptible color rosado, ella jamás lo había llamado por su nombre, pero aquella sensación cálida que lo invadía empezó a gustarle un poco más.
—¿Quien dijo algo sobre rendirse fea? —preguntó con una sonrisa altanera, secando otra lágrima que escapaba de esos lindos ojos naranjas.
Ella sonrió un poco para—sin previo aviso— atraparlo en un apretado abrazo, él titubeante rodeo su cintura y recostó su cabeza sobre la de ella.
—Me alegra que te sientas mejor, Katsuki-kun—Yamaguchi saboreó cada letra del nombre, la primera vez lo dijo sin pensar pero ahora tal vez lo usaría más a menudo.
—No te confíes tanto, Chía. —contestó, el nombre de la chica no sonaba tan mal en su voz, y de alguna forma le reconfortaba decirlo.
—Puedes decir mi nombre por mí no hay ningún problema, Katsuki-kun. —respondió ella con una sonrisa, sus ojos aún estaban algo rojizos, pero la tristeza había abandonado su expresión.
Tal vez la culpa lo perseguirá por algún tiempo, esa herida que fue creada al no poder salvar al niño tardaría bastante en cerrar, pero si ella seguía ahí para él, podría sobrellevar muchas cosas.
💣🌡💥
<<...Han pasado 48 horas desde el ataque a las instalaciones de la academia U.A la cual estuvo de descanso ese día en específico, los estudiantes que se encontraban eran relativamente pocos, se registró que hubo un aproximado de 10 heridos de gravedad, 30 con diversas heridas leves, 14 en perfectas condiciones y 1 desaparecida...>>
<<...Chía Yamaguchi, estudiante de tercer año, curso de apoyo, con 17 años de edad se encuentra secuestrada por los mismos villanos encargados de ataque a la U.A; se desconoce la razón de su secuestro...>>
<<...Se cree que la estudiante desaparecida es parte de un plan para afectar al reconocido Katsuki Bakugo, estudiante de tercer año, clase A de héroes por su estrecha relación con la chica que fue demostrado en el último festival deportivo, donde pudimos observar...>>
Kaminari apagó el televisor, se encontraba cansado de escuchar tantos chismes y farándula donde las cadenas televisivas se hacían ricas a base del sufrimiento de los demás. En especial el de su amigo.
La clase A se encontraba reunida en la sala común, tratando de crear hipótesis, planes o tan siquiera ideas para poder salvar a la chica.
Aunque no fuera parte de su clase se encontraban preocupados y nerviosos por lo que pudiera pasar. La chica los había ayudado en diversas ocasiones con sus trajes de héroes, era normal encontrarla hablando con cualquiera de ellos, era amiga de todos en la clase A.
Pero sobretodo ella siempre se encontraba con Bakugo, hablando, riendo, dándole la mano, o acariciando su cabello. Siempre que ella estaba cerca, Bakugo venía a su lado.
Ellos aún no entienden el cómo, el por qué o el cuando esa inventora se volvió tan importante para el rubio explosivo. Pero si estaban seguros de una cosa, sin ella el chico se encontraba de una forma nunca antes vista, se encontraba...
Triste.
Como un perro herido.
Como un ave sin su nido.
Como arena sin su mar.
Kirishima se levantó del sofá y se encaminó a la ventana donde Katsuki se encontraba mirando la lluvia chocar contra el vidrio.
El pelirrojo se encontraba preocupado, el rubio estaba entrando en crisis hace menos de 6 horas, gritando, planeando y creando hipótesis queriendo correr a cualquier lugar donde se le ocurriera que podría estar ella.
Los héroes habían dejado que se quedaran hasta que hubiera nuevas noticias y al estar a punto de graduarse podrían ser capaces de ayudar en la misión, pero el rubio no podría ayudar si continuaba de esa forma. La profesora Nemuri lo durmió con su Quirk y al despertar se encontraba así, callado, perdido.
—¿Qué tal estás, Bakugo? —bueno, Kirishima quiso estrellar su cara contra el vidrio justo en el momento que aquella estúpida pregunta salió de sus labios. Pero mantuvo la esperanza de que talvez el rubio lo insultaría por su idiotez.
El rubio le dirigió una mala mirada antes de volver a concentrarse en la lluvia.
Eijiro suspiró, talvez no entienda con exactitud lo que Bakugo siente en ese momento, pero esta seguro de una cosa, si él mismo se sintió terrible cuando el rubio fue secuestrado, eso ni siquiera se compara con perder a alguien con tal relación sentimental.
—Dime ¿qué diablos voy a hacer? —preguntó el de ojos rubíes con una mueca mirando de reojo a su amigo.
—Mantener la esperanza, —respondió el de dientes filosos seguro de sus palabras. —Solo necesitas una base, un plan, Chía-chan es fuerte, estará bien hasta que podamos ir por ella.
Suspiró, eso esperaba el ruido que los chicos en la sala común realizaban no era nada comparado con el ruido que hacía su mente maquinando, trabajando, pensando en alguna forma de encontrarla.
El ruido de su celular logró hacer que ambos chicos dieran un respingo y de forma extraña todo el lugar quedo en silencio.
Todos los chicos recibían llamadas constantes de sus familias, o noticieros esperando alguna primicia. Pero de alguna forma, sentía que esto era distinto.
Ocultando el temblor de su mano, tomó el celular justo después de contestar y colocarlo en su oído.
—¿Hola? —preguntó dudoso, si su instinto mentía y era algún reportero estúpido, juraba que el teléfono no viviría para otra llamada.
—Katsuki...ayúdame. —una voz trémula sonó al otro lado. Bakugo sintió morir y volver en sólo un momento, era ella.
—¡¿Chía?! ¡Mierda! ¡¿Estas bien?! —de pronto, casi toda la clase A rodeaba al rubio, excepto Asui que había ido a llamar a Aizawa.
—Tengo frío, Katsuki-kun, mucho frío, —el rubio lograba escuchar el castañear de sus dientes, su voz era apenas audible. —Trataron de lastimarme con fuego, pero al notar mi resistencia empezaron a congelar la habitación.
—¡Esos bastardos malnacidos de mierda! ¡Voy a matarlos! —por más que tratara de sonar enojado, aún se notaban los matices de preocupación en su voz.
—Tranquilo tonto, estoy bien. Logre robar el celular de uno de esos idiotas. —una pequeña risa acompañó a la tos y el corazón del rubio se estrujo en su pecho. Ella trataba de hacerse la valiente, aunque el miedo en su voz la dejara en evidencia.
Aizawa entró a la habitación, mirando de forma seria al rubio que estuvo a punto de reclamar, no quería soltar el teléfono, no cuando su voz dulce aunque temblorosa lo hacía sentir tan bien. Y aún así se lo entregó, no estaba en posición para arriesgarse a quedar fuera de su rescate.
Eraser Head empezó a hablar con la chica, Katsuki la conocía lo suficiente como para saber qué si corrió el riesgo de llamar era porque ella ya tenía un plan. Chía era demasiado lista como para arriesgarse sin razón.
Después de unos minutos, el profesor le extendió el teléfono, el rubio lo tomó y vió como sus compañeros fueron junto a él para escuchar el plan.
—Ground Zero, no te preocupes por mí, aquí estoy, te estaré esperando. —su voz sonaba segura, y el sintió las fuerzas volver de a poco. Aunque ella aún seguía allá y el aquí, lejos uno del otro.
—¡Iré por tí, Chía! ¡Voy a patear el culo de todos los bastardos que intentaron lastimarte! —al otro lado se escuchó un engranaje, un sonido metálico junto a unos pasos.
—Tengo que colgar, Katsuki, —los pasos se oían más cerca y una voz nauseabunda llamaba al nombre de la chica. —Te amo.
—¡No! ¡Chía..yo...! —colgó, la llamada había terminado.
Sigue lloviendo.
No ha parado de llover.
Yo también te amo, pensó.
Tenía que salvarla a toda costa.
Tenía que decirle esas palabras.
💥🌡💣
El rubio entró a su habitación con la toalla atada a su cintura, mientras con una más pequeña se encontraba secando su cabello mojado.
Se dirigió frente a las puertas de su closet tomando una camiseta negra y unos pantalones deportivos.
Procedió a soltar un poco el nudo que sujetaba su toalla, escuchando un jadeo sorprendido a sus espaldas, sonrío egocéntrico antes de dar la vuelta y dejar caer por fin la toalla, oyendo luego un bufido decepcionado, empezó a reír.
—¡Deja de ser tan pervertida, estúpida! ¡Si pretendes espiar mi habitación ten la decencia de esconder tus zapatos! —se burló, había notado la presencia de la chica al ver sus botas antigravedad a través de la puerta corrediza del balcón.
Al parecer la chica desactivó uno de sus aparatos antes de levantarse de su escondite, el de ojos rubíes sólo siguió riendo al ver el fuerte sonrojo en sus mejillas.
—¡No juegues así con mis emociones, Katsuki! ¡Casi me da un infarto al creer que estabas desnudo! —chilló ella, el rubio poseía unos bóxers negros, Chía no iba a reconocerlo pero no le hubiera molestado aquella vista. Aunque no tenía nada que envidiarle a la actual.
—Como sea, hubiera sido tu culpa por entrar a mi habitación sin permiso. —contestó mientras comenzaba a colocarse la camiseta.
Sin darle tiempo de reaccionar atrapó su cintura y la acorraló contra la puerta del clóset. Tenía una mano sobre su cabeza, mientras la miraba desde arriba con una sonrisa socarrona.
—¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en la celebración. —todos lo extras bastardos de su clase se encontraban ahí, era una fiesta luego de haber culminado su último festival deportivo en la academia.
Que terminó con... ¡Sorpresa! Katsuki Bakugo como ganador por tercer año consecutivo.
—Sabía que no ibas a ir, y necesitaba hablar contigo. Por eso vine aquí. —respondió, retándole con la mirada.
—Muy bien, ¿qué querías decirme? —preguntó antes de lanzarse sobre su cama.
—¿No te pondrás los pantalones? —el simplemente negó con la cabeza y ella soltó un suspiro entrecortado, antes de morderse un poco el labio.
Katsuki la miró confundido, antes de notar el aura triste a su alrededor, se levantó para luego acercarse un poco.
—¿Qué tienes, tonta? —él entrelazo sus manos, y sí, aunque fuera su novia, y estuviera preocupado, Bakugo no dejaba de ser tan...Bakugo.
—Lamento haber revelado nuestra relación se esa forma. —respondió antes de apoyar su frente contra el pecho del rubio.
Katsuki tomó su barbilla levantando su rostro para que sus ojos se encontraran.
—No te preocupes, tonta. Esos extras bastardos ya empezaban a sospechar, además tienes valor enana, mira que besarme mientras recibía la medalla de All-Might. —respondió él con un tono burlón al final, soltó una risotada al ver como Chía se sonrojaba de sobre manera.
Sí, talvez se emocionó un poco bastante, pero no se arrepiente, no cuando Bakugo la tomó por la cintura y le correspondió frente a todo el público, las cámaras y sus compañeros.
El regaño había válido totalmente la pena.
—Bueno, ya aclarado ese punto que tal si le doy su regalo de felicitación al ganador del festival. Los dormitorios no están vacíos todos los días. —comentó ella dedicándole una mirada pícara al rubio.
Katsuki sonrío antes de tomarla de la cintura y acomodarse en la cama juntos.
💣🌡💥
Pateó el estómago del villano antes de lanzarle una explosión a la cara, a sus espaldas oía los gritos de quienes terminaban congelados gracias al bastardo mitad-mitad o aquellos que eran golpeados por Deku.
—Dime ¿donde mierda está? —el villano soltó un sollozo antes de negar con la cabeza, el rubio soltó otra explosión antes de levantarse y continuar.
—¡Ground Zero! —escuchó el llamado de Red Riot a lo lejos.
Corrió lanzado explosiones a diestra y siniestra a todo aquel villano que se interpusiera en su camino.
Kirishima mirada aterrado adentro de una habitación, Bakugo llegó a su lado y sintió que su corazón explotaba en miles de pedazos, y como sus ojos se llenaban de lágrimas.
Allí estaba, tirada en el suelo con un montón de hielos a su alrededor y algunas manchas de sangre. Katsuki corrió hacia ella empujando y destrozando el hielo que funcionaba como barrera, su piel estaba pálida, sus labios empezaban a colorearse azules y sus ojos entrecerrados.
—¡¿Chía?! ¡No, no, no! ¡Chía despierta! ¡Por favor, despierta!
De las manos de Katsuki escapaban pequeñas explosiones tratando de calentar su cuerpo mientras lo sujetaba en un abrazo, las lágrimas escapaban de sus ojos sin parar.
¡¿Qué mierda importaba que lo vieran?!
¡Tenía que despertar! ¡Debía despertar!
—¡Vamos, Chía no me dejes! ¡Prometí que vendría por tí! ¡Aquí estoy! ¡Tienes que despertar, para que veas a tu héroe! ¡No quiero que se repita de nuevo!
Sollozó mientras la apretaba más fuerte y seguía recorriendo su cuerpo con las explosiones.
La pelea dejo de escucharse a sus espaldas, podía oír las exclamaciones preocupadas de sus compañeros y como un héroe llamaba a los paramédicos.
—¿Quién detendrá la lluvia en mí? Oh mi amor. — preguntó en un susurro, a ella no le gustaba que la llamara así en público, decía que era algo privado, sólo de ellos dos. —Solo tú puedes pararla.
—Te amo, Chía, te amo tanto. —le susurró, entrelazando sus dedos como siempre lo hacían. —Pero dime algo. Pues me estoy muriendo.
Besó sus labios sintiendo una mínima calidez.
De pronto sintió un apretón muy pequeño en su mano, y la observó, el cuerpo de Chía empezó a temblar un poco.
Suspiros de alivio y gritos de festejo se escucharon a sus espaldas. Katsuki solo pudo repartir besos por toda su cara y ver cómo de apoco una sonrisa surcaba esos finos labios que empezaban a tomar el color de las cerezas.
💣🌡💥
🐲Bueno creo que me emocioné mucho con este escrito, cerrando mi primer concurso con mi primera historia inspirada en una canción. Ahhhhhh, siendo sincera no creí que llegaría hasta aquí siempre que entregaba un escrito decía "No ya perdí, le diré adiós al concurso" y en los resultados ¡Pum! ¡Te salvaste estúpida, tienes que seguir escribiendo! Jajaja fue increíble, una gran experiencia. Quiero agradecer a -SpiritBlast por crear tan increíble concurso. ¡Gracias!🐲
⚡Y a tí que llegaste hasta aquí, obvio gracias por leer mis desvaríos en un concurso. Espero y nos volvamos a leer en alguna otra historia.⚡
🌉Y disculpa si en algún momento Wattpad cambio los guiones🌉
🎠¡GRACIAS POR LEER!🎠
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