Capítulo 18
Azai
Se la habían llevado, era una espía de Hill y no descansaré hasta encontrarlos.
—Trae de vuelta a mi hija, por favor —me dijo Miranda con el halo de su brazo sobre mi hombro.
Me sentía miserable por su sufrimiento; debí disparar a esa perra y a su compañero cuando los encontré.
—Te juro que la traeré de vuelta, Miranda —dije y me dirigí al muelle.
Cuando llegué, los submarinos estaban casi listos; Mace me esperaba en uno de los muelles.
—Voy contigo —respondió, con un uniforme de soldado y bien armado. La verdad es que no conocía esa faceta suya de soldado.
—Lo siento, amigo. Tú quedarás al mando. No me extrañaría que Black esté esperando este momento para atacar; ahora tú y Miranda se han vuelto mi familia. Ponlos a salvo si los atacan. Shung sabe qué hacer si eso sucede. Él está decepcionado por mi decisión, pero no puedo ponerlo en riesgo sabiendo lo que él significa para Miranda.
—De acuerdo, pondré a todos en alerta y buscaré a Shung. Que regresen sanos y salvos.
Me da un apretón de manos y se marcha.
Camino al transporte que me espera, subo y, como soy el último en llegar, todos partimos en absoluto silencio. Así transcurren las horas. El pequeño rastreador de Decia es indetectable, no obstante, el rastro que seguimos es el del submarino en que se la llevaron, hasta que Ashur me hace una señal. Me sorprendo al ver que no es una, sino dos: una señal fuerte y otra más débil. Es mi hijo, se está mostrando y eso hace que mi parte humana se estremezca.
Seguimos la señal, que se detiene durante unos minutos mientras acortamos distancia. De pronto, las señales desaparecen.
—¿Qué ha sucedido? —El miedo recorre mi cuerpo.
—No lo sé —responde Ashur.
«Azai, hemos perdido la señal».
La voz de Marfa se oye por la radio.
—Utilicen los rastreadores de distorsión. Quizá los haya encontrado otra nave más grande —.
Marix fue soldado y los conoce muy bien, sabe cómo funcionan.
—¡Háganlo! —Les ordeno.
Tres horas después, detectamos solo una señal muy débil; al parecer, las paredes de la nave en la que ahora viajan tienen bloqueadores de señal más fuertes, pero no tanto como para bloquear uno de nuestros chips.
Tras seguirlos durante horas, buscamos una isla cercana para establecer un campamento de avanzada. Este es el punto de partida en caso de que la situación se complique.
—El ataque tiene que ser rápido y preciso, no sabemos si la base es de Hill o de Black. Solo disparen a quienes los ataquen. Yo buscaré a Cloud y a su compañero, son míos. Ashur y Marfa buscarán a Decia y la pondrán a salvo — porque mis hermanos saben que la quiero a salvo y nadie debe saber que está embarazada.
Enviamos drones para que escaneen la isla y también drones acuáticos con forma de pez por si hay túneles con salidas al mar; así tendremos todo cubierto. Horas después, teníamos la isla mapeada y el lugar donde mantenían a mi mujer.
—Descansen, atacaremos al amanecer —les dijo—. Los que se quedan de guardia descansarán en la isla y prepararán todo para el escape.
Por la mañana, aún no había amanecido cuando partimos para el ataque.
—Sí, encontramos a algunos de los nuestros, ¿qué hacemos? —preguntó Ashur.
—Si no los atacan, continúen con el plan. La idea es rescatar a Decia. Yo quiero a los dos traidores y, por último, quiero destruir el lugar.
Todos asintieron.
Sentía que era egoísta pedirles que se arriesgaran por Decia; por otro lado, ellos entendieron que ella es uno de los nuestros y que entre nosotros nos protegemos. Al llegar a la isla, comenzamos por el área menos visible: el muelle. Íbamos eliminando a cada uno de los guardias de seguridad. El problema es que ignorábamos que debían reportarse periódicamente; al no hacerlo, se dispararon las alarmas.
De pronto todo fue un caos: de la isla nos informaron de que estaban pidiendo ayuda a Black, por lo que deberíamos ser más rápidos. Busqué las señales de Cloud y su compañero. Me deshice de cualquiera que se interponía en mi camino hasta que di con las celdas. Me miraron con asombro y, sin pensarlo, lancé dos granadas a las celdas y me marché. Durante el trayecto me encontré con soldados, pero no suponían ningún peligro para mí, ya que su fuerza y velocidad no se comparaban con la mía. Dejé bombas por el camino.
Mientras salía me encontré con un hombre en bata de médico que me trajo recuerdos de mis años en el laboratorio. Lo tomé del cuello y miré el miedo en sus ojos.
—Vinieron por la joven Black. —Era una afirmación. Lo miré.
—¿Dónde está? Apreté más mi agarre.
—La dejé ir. El general Black viene en camino. Viene a destruirlos y tiene algún plan. Porque dio la orden de mantenerla oculta de todos cuando se enteró de que estaba aquí. —Lo suelto, el hombre dice la verdad.
—Póngase a salvo. Mis muchachos disparan a todo lo que no sea como nosotros. —Lo libero.
—No, me quedaré con usted. Me necesitará, además sé su secreto. Si sobrevivo, me harán preguntas. ¿Por qué no me eliminaron —
Lo miro asustado.
—¿Cómo lo ha sabido? —
—El general lo ordenó. Creo que lo intuye. Más no te preocupes destruí todas las pruebas —No lo puedo dejar.
Las bombas que empiezan a explotar por lo que decido llevarme al médico conmigo, el tipo se ha jugado una buena carta para salvar el pellejo. Llegamos a un área despejada, alguno que otro de mis chicos han sido heridos, sin embargo, los soldados de Black están siendo eliminados.
<<Azai, la tenemos. La vamos a llevar al lugar acordado >> Ashur me informa que tienen a mi mujer.
—Repliéguense, es hora de irnos —Les ordeno.
Cuando llegamos a la isla, informo que el doctor Harris es un aliado, por lo que no deben hacerle daño. Tomo a mi mujer en brazos y procedemos a huir, mientras las explosiones continúan. Cuando hemos recorrido cierta distancia, me informan que Black ha llegado a la isla; sorpresa la que se llevará cuando aterrice.
Al llegar me encuentro a mi mujer, la tomo en mis brazos, ella se queda dormida, procedemos a marcharnos, en el viaje de regreso no me separo de Decia.
El regreso se no hace más largo de lo normal, tenemos que escabullirnos de los submarinos del ejército, Black nos está buscando desesperadamente y no podemos permitir que nos encuentre.
Cuando llegamos a la isla, informo de que el doctor Harris es un aliado, por lo que no deben hacerle daño. Cogí a mi mujer de los brazos y procedimos a escuchar, mientras las explosiones continuaban. Cuando hemos recorrido cierta distancia, me informan de que Black ha llegado a la isla; se llevará una sorpresa cuando aterrice.
Al llegar, veo a mi mujer, la tomo en brazos y ella se queda dormida. Entonces, procedemos a marcharnos. Durante el viaje de regreso, no me separo de Decia.
El regreso no se hace más largo de lo normal: tenemos que escabullirnos de los submarinos del ejército, Black nos está buscando desesperadamente y no podemos permitir que nos encuentre.
Al llegar a nuestra isla, el panorama no es alentador; al parecer, todo lo que presentía se hizo realidad...
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