
T r e s
Jimin volvió a casa unas dos horas antes de que anocheciera, en el instante que entró a la casa sintió la tensión, SooJin estaba en la cocina pidiendo algo de comida por el teléfono, cuando colgó no dudó en contarle al rubio.
— Tae apareció.
— ¡¿Qué?!—cubrió su boca con su mano—Espera, ¿Cómo que apareció? Fui donde...
— Es como nosotros, justo como temíamos—susurró—Ahora mismo está en el ático con NamJoon, golpeó a JungKook y le dijo a HaeYoung que no tuviera al bebé.
Jimin pasó su mano por su cabello respirando profundo. Todo eso había pasado en una tarde, madre mía.
— ¿Hae y JungKook están bien?
— Están tan sorprendidos como nosotros—chasqueó la lengua— ¿Has visto alguna vez un lobo de ojos rojos?
— ¿Ojos rojos? ¿Ese es su color?
— Fue lo que TaeHyung nos mostró—se cruzó de brazos—Si te soy sincera, no creo que YoonGi tenga que ver en esto—Jimin recordó los problemas que aquel chico tenía— ¿Recuerdas a SeokJin?
— ¿Crees que ese chico de risa escandalosa lo convirtió? —frunció el ceño—Perdieron contacto con él cuando regresaron, tú misma me lo dijiste.
— Algo me dice que debo desconfiar, averiguaré un poco, por ahora quisiera que Hae se calmara—suspiró—Puedes ir a verlos, pedí algo de comida, llegará en treinta minutos.
Jimin asintió dirigiéndose a las escaleras, pasó por la habitación de los futuros padres, pero prefirió ir de largo al ático donde actualmente se quedaba, tenía su cama y su espacio personal allí. Era su habitación en pocas palabras, empujó la puerta con lentitud teniendo la atención de ambos primos.
— Jimin—el chico desaparecido sonrió contento de verlo.
— También me alegra verte, Tae—dejó que fuera a él abrazándolo. Dio unas pequeñas palmaditas en la espalda del castaño separándose luego.
— TaeHyung debería descansar, debemos ir a la comisaría mañana—Nam intervino.
— ¿Qué dirán? ¿Qué es un licántropo ahora? —Jimin bufó— ¿Lo llevarás tú?
— Deben detener las búsquedas, además, tus padres estaban asustados—miró a Tae y luego a Jimin—JungKook irá con nosotros, ¿Quieres venir?
— Claro que sí.
— ¿Hay algún problema que se quede a dormir aquí?
— Está bien, me gustaría hablar con él un rato.
NamJoon los dejó solos no sin antes enviarle una mirada de advertencia a Jimin. Éste sonrió un poco mirando a TaeHyung, no sabía que diferencia existía en un lobo de ojos rojos porque jamás vio a uno así. Conocía de alguien que podía saber y ese era Min YoonGi.
🌙🌙🌙
De nuevo estaba en aquel bosque nevado, se escuchaba un bebé llorar, JungKook tenía el arma en sus manos escuchando que algo le gruñía desde la oscuridad. Levantó su pistola apuntando a lo que fuera, pero no llegó disparar, el grito de HaeYoung lo dejó inmóvil, antes de poder correr hacia ese grito, acabó en el suelo en un segundo siendo desgarrado.
JungKook despertó totalmente agitado y sudando en frío, miró alrededor encontrándose en la habitación, a su lado, HaeYoung dormía plácidamente dándole la espalda, el pelinegro tocó su torso sintiendo aquellas garras destrozarlo, era muy real. El chico miró la hora en el pequeño reloj de la mesa de noche chasqueando la lengua, eran las dos de la madrugada.
Se levantó con cuidado no sin antes cubrir a su chica con las sábanas, cerró la ventana del cuarto saliendo de allí, caminó con sus pies descalzos en la oscuridad de la casa, bajó las escaleras escuchando ruidos de la cocina, TaeHyung se encontraba allí devorando cualquier cosa que veía, sus mejillas estaban completamente llenas.
JungKook supuso que aquellos cambios no eran sencillos de controlar, para él nunca fue problema controlarse, el apetito era algo que crecía los primeros meses, eso mismo le pasaba a Tae.
— Tienes que dejar de hacer eso—avisó. El otro chico se quedó inmóvil, JungKook caminó al refrigerador mirando el desastre con un suspiro—Si tienes hambre tienes que salir y buscar tu comida.
— Es de madrugada—contestó una vez tragó—No saldré a esta hora, vete.
JungKook detuvo su muñeca obligándole a soltar una pieza de pollo.
— Cuando tenía ansiedad debía cazar yo mismo—cerró el refrigerador—Tu cuerpo no te pide comida humana, sólo te pide cazar algún animal.
TaeHyung casi se ahogó.
— Me gustan los animales.
— Si quieres calmar tu ansiedad, tienes que hacerlo.
— No asesinaré ningún gato o perro...
— No seas idiota, Tae, me refiero a cazar un venado, un oso o algo más—intentó limpiar el desastre bajo su mirada atenta—Todo lobo pasa por eso.
TaeHyung se subió al mesón balanceando sus piernas, miró a ese chico desconfiando de él, una voz en su cabeza le decía que JungKook era extremadamente peligroso, Hae había caído ante sus encantos nuevamente y para empeorar tendría un hijo. Él debía evitar que eso pasara.
— ¿Cuándo vas a decirles?
— ¿Qué cosa? —JungKook arrojó a la basura lo que estaba a medio terminar.
— Que mentiste—el pelinegro se detuvo mirándolo—Eres peligroso, JungKook.
— Igual que tú, igual que SooJin, igual que Jimin.
— No quiero que mi prima sea madre de un monstruo.
JungKook respiró profundo sonriendo con burla.
— Tu memoria se arreglará con el tiempo y cuando eso pase notarás lo equivocado que estás.
— Tal vez, pero nadie negará que eres una abominación para esta familia—bajó del mesón pasando a su lado. Golpeó su hombro con una pequeña sonrisita—Suerte con eso.
JungKook gruñó conteniendo las ganas de golpear algo. Apretó sus manos hasta convertirlas en puños, sus venas se marcaron por unos segundos hasta que él volvió a tener calma (o casi calma)
🌙🌙🌙
HaeYoung despertó por las caricias que brindaban a su mejilla, abrió sus ojos apenas estando somnolienta, JungKook sonrió de lado depositando un beso en su frente.
— ¿Dormiste bien? —tomó su mano acariciándola.
— Estoy algo cansada aun—bostezó.
— Puedes dormir un poco más, es sábado—la chica se acomodó quedando boca arriba. Restregó sus ojos con su mano libre bostezando de nuevo, algunas veces a JungKook le causaba gracia lo perezosa que podía volverla el embarazo—Iré con los chicos a la comisaría.
— ¿Ya debes irte? —lo miró— ¿TaeHyung está más tranquilo?
— Un poco—mintió recordando lo de esa madrugada—Escucha, SooJin estará contigo toda la mañana, pero luego debe irse a la tienda de antigüedades—se inclinó a ella—Cualquier emergencia...
— Te llamo, lo sé—asintió—Estaremos bien.
El chico acarició su vientre abultado y se inclinó un poco depositando un beso allí.
— Bebé, cuida a tu madre mientras no estoy, ¿De acuerdo? —susurró y Hae sonrió un poco pasando sus dedos por el cabello negro de su chico—Sé que comió fresas con crema batida porque es uno de sus antojos más comunes...—escuchó su risita.
— Son exquisitas, no es mi culpa que nuestro bebé quiera eso—golpeó suavemente su hombro.
— Ya, estás usando de excusa a nuestro bebé—bromeó.
— Tal vez—rio por lo bajo ante su mirada. JungKook adoraba escucharla así o hacer que despertara de ese humor, cuando la seriedad regresó a ambos no dudó en decirle:
— No abras la puerta a nadie, por favor.
— Tranquilo, no lo haré—lo acercó a ella hasta abrazarlo, JungKook la rodeó con sus brazos respirando su aroma en su cuello, en la nuca de Hae seguía la marca que la indicaba como suya, el recuerdo de ayer cuando TaeHyung la empujó apareció en su mente. Otro lobo no habría hecho eso, bueno, Tae al parecer era impulsivo— ¿JungKook?
— ¿Sí?
— ¿Hay algo que quieras contarme? —le pareció algo extraño que el abrazo estuviera durando de más. Cuando eso pasaba era porque algo atormentaba al muchacho.
Y JungKook quería contarle demasiadas cosas, pero no lo hizo.
— Ten cuidado—dio un corto beso a sus labios—Te avisaré cualquier cosa de Tae.
HaeYoung no era estúpida, Jeon JungKook le estaba mintiendo.
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