Hoy me he vuelto a mi cama. 

Ósea, he despertado y prendiendo mi celular, he consultado mi horóscopo. No le he entendido. Dicen que la perla es una joya única. Piedra invaluable que le sienta bien a cualquier mujer, sin importar si es morena, castaña o rubia. Yo he de ser como una perla. Todos los horóscopos me sientan igual .

Pero hoy he de estar destinada a tener suerte. Yo creo que sí. Porque ni hace sol, ni ha llovido, ni esta el viento polvoso. Es un buen día. Ha de ser un buen día para mí también. 

Le he dado vueltas ha eso de escribirle. Tengo su número, pero me da igual. Ya estaba por levantarme. Cuando me ha venido, ante mis ojos. La película de ayer. Era triste muy triste. Y los protagonistas eran tan felices. Entonces temí que si no tenía nada interesante para hacer. El ver otra película igual, sería mi destino para la tarde. Que horror! Ni siquiera el licor de mi madre las hace más fáciles de ver. Menos aún cuando solo alcanza medio vaso.

He aquí y ahora que he juntado valor. Y copiando el número que dictaba el papelito. Del papelito a mi celular, he empezado a lanzarle stickers como si no hubiese mañana...Ahora que buen punto sería que esa bebida no es licor, ha de ser un jugo. Porque he visto a mamá acabarse dos botellas y ni se duerme, ni se emborracha ni se pone triste....Como por el lanzamiento del sticker N°62 y después de mandar el °63. Reparé en que en medio de ellos había un "Hola".

Me he parado en seco...Ya no tengo el celular, porque en el espacio de mi susto. Lo he mandado volar y aterrizo en algún lugar siniestro bajo mi cama. Palpe el suelo, buscándolo y luego lo arrastre con mi índice y medio hasta alcanzarlo. Luego por espacio de un minuto con veinte, vi como iban y venían los puntitos suspensivos. Esos que siempre acompañan el "escribiendo"...¿Quién eres? Pregunto al fin.

Aventé el celular, de nuevo, que rebotando. Se acurruco atemorizado en la colcha rosa de mi cama. Baje a desayunar.