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Una carcajada le hizo estremecer, aquella risa, tenia su toque maniática y le causaba escalofríos al Pines.
—¿Q-quien esta ahí?— preguntó, trato de acercase a la luz —¡Muestrate!—grito un poco enfurecido y a la vez aterrado.
La risa cayo de repente, cosa que en vez de aliviarlo, le aterraba. Se oyó paso acercarse a él.
—Pino, pino, pino, que patético te ves— dijo aquel rubio con un tono de voz compasivo.
«Mierda...» pensó el castaño al verlo, su corazón se aceleraba por el profundo terror que tenia hacia el contrario.
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