Mira sus manos con cuidado, sin saber que hacer con las mismas, estaba cansado y tener que respirar se le hacía agotador. Sus pulmones intentaban hacer su trabajo pero su cerebro no lo dejaba que fuera automático.

Estaba entre desmayos y despertares, acostumbrándose a las (¿Nuevas?) funciones corporales que estaba experimentando.

Sentía como si hubiera dormido eones, lo último que recordaba era estar haciendo tratos con gente del pentágono. No tiene idea donde está actualmente ni quien le está hablando.

Un humano sin absolutamente nada de interesante, por lo visto.

¿Debería conectarse? Si se le ve realmente enojado.

—¡No debiste haberte tirado al agua de esa forma! ¿Borracho y estupido? ¡Eso no es excusa para tirarte como un maldito suicida! ¡Son las doce de la noche por la mierda!

Y volverá a desconectarse.

No sabe como hizo un trato para quedarse con ese cuerpo, pero no se sentía particularmente molesto, de momento, parecía que el dueño estaba bastante muerto ahora mismo ya que solo estaba su conciencia ahí.

Recordaba como usar cuerpos, era algo básico para un demonio como él, pero se sentía extraño, como si no fuera una posesión y fuera más una... Una parte de él mismo.

No le agradaba por donde iba su hilo mental.

Cuando chasqueó los dedos, creyendo que iba a desaparecer a ese molesto mortal y sus gritos insistentes, notó que la magia no fluía por su brazo, cosa que lo hizo empezar a preocuparse. ¿Y su magia? ¿Donde se había ido? ¿Por qué no podía sentir ninguna conexión con nada?

Era extraño, no le gustaba para nada.

Se quedó mirando la pared fijamente, pensando en todo lo que podía estar ocurriendo. ¿Es por eso que no recuerda absolutamente nada? No cree que haya hecho cosas tan increíbles que se haya tenido que borrar la memoria. ¿O sí? Se imagina a si mismo creando el nuevo orden mundial, eso sería interesante.

Un armagedón donde todo lo normal se vuelva de cabeza.

Bueno, como todo lo que ha tocado en su vida, lo superará y torturará a mucha gente en el camino.

Ya lo puede ver.