1.-Baile
Continuación del oneshot " Alma corrupta!"
Hay palabras algo altisonantes, perdonen pero es parte de la trama.
o-o-o-o
Corría un buen tiempo en la apacible y milenaria Atenas, tiempo donde hasta las piedras del Partenón respiraban aliviadas pues aunque tenía habituales turistas, a veces estos no osaban pisar sus suelos al considerar que la diosa los fulminaría.
Un buen tiempo que en un departamento vanguardista, una pareja de hombres muy guapos disfrutaban haciéndose bromas pesadas donde las almohadas eran las protagonistas por excelencia...
Dormitorio de Aioria y Milo.
Siempre babeaba.
Milo tenía esa costumbre de babear la almohada en las madrugadas.
Y él se divertía grabarlo y tomarle fotos hasta que su celular le colocaba el odioso mensajito de " Memoria llena, libere espacio".
Hasta que un día apareció ese amiguito en su bello rostro, sinónimo indiscutible de a veces descuido, otras de sex-appeal masculino que en ciertos rostros encajaba perfecto.
—¡Aioria!—gritó Milo desde el baño, frente a un pequeño espejo contemplaba con disgusto el bigote que azulito y suavecito parecía un pequeño jardín naciente en los alrededores de su boca.
El mencionado estaba chismorreando por teléfono con uno de sus amigos acerca de los horarios en el centro comercial donde laboraban en un tienda de calzado, por suerte ese día el castaño tenía libre y pensaba hacer algo para su rebelde novio que mojaba su almohada con su saliva.
—¡Por la mierda Aioria!—gritó desde el baño luego de su matutino baño de belleza masculina—¡Donde chuchas está el paquete de rasuradoras!
Este rodó los ojos, resopló mientras se disculpaba con sus compadres de chismes y labores. Milo en las horas de la mañana era insoportable, jodía peor que un borracho a las cuatro de la mañana cuando el trago se acababa.
—¡ Si tuvieras los ojos bien abiertos sabrías donde idiota!—le gritó mientras al otro lado, los compañeros de labores del castaño se reían a más no poder—je, siento gritar como retrasado pero mi bicho es intenso en las mañanas...
Luego de semejante grito, Milo se puso a buscar en las repisas y en el botiquín donde anteriormente Aioria solía guardar aquellas sustancias que por poco lo llevan al infierno de cuyas fauces, él rescató y puso a buen recaudo. El castaño pasó por un largo proceso de recuperación y desintoxicación donde la compañía de Milo fue fundamental. Aioros se enteró varias semanas después del incidente que su hermano estaba en tratamiento y volvió a moler a golpes a Shura culpándolo de aquello.
Aioros también tuvo que entrar en tratamiento para controlar su ira, que lastimaran a su hermano adorado era lo más terrorífico que podía imaginar. En cuanto al ofensor ex-novio de Aioria, decidió mudarse de ciudad, temeroso de no salir ileso la próxima vez en un encuentro con Aioros.
—Uffff—dijo el peliazul sacando una nueva rasuradora de su paquete cuyo filo era preciso para desaparecer mil vellos—ahora no tendré el premio de fin de semana por estúpido.
De repente un estruendo, unos gritos de hombres e insultos de parte de Aioria le pusieron la piel de gallina. Se arregló lo mejor que pudo la toalla sobre su cuerpo y salió empuñando una navaja. Una infinita rabia se apoderó de él al ver sillas volcadas, jarrones rotos y ¿ Sangre?
—¡ Maldita sea!
No había rastro de Aioria.
Fueron tan rápidos que ni le dieron tiempo para verlos, lo que le preocupaba era la seguridad de Aioria quién había abandonado aquellas sustancias una vez que consiguió empleo y si le hacían daño, podría recurrir al vicio de nueva cuenta.
Una brisa fría pasó a su lado. Tras su espalda, un hombre con un pasamontañas levantó la mano y sin decirle nada, lo noqueó.
*******
Despertó al oír la música a volumen medio de Benny Benassi, " San Francisco", unas luces de color rojo y azul lo enceguecieron y un espeso humo obstruyó su visión, sin embargo al minuto el humo se disipó, dejando ver el lugar, genial una discoteca.
—¡ Aioria!—volvió a llamar a su novio, no sabía porqué lo hizo así que era valedero.
Imaginó que saldrían unas mujeres vestidas de vampiras que lo devorarían vivo, se consideraba un hombre muy guapo y es que lo era. Mordió su mordaza pues estaba ahogándose con esa porquería.
Subieron el volumen de la música, bufó menudo lugar que lo habían llevado. Alguien lo tomó de los hombros pues estaba de lado sobre un mueble largo y lo acomodó para quitarle la mordaza.
El humo se disipó, dejando ver el lugar
No se esperaba que una lengua y unos dientes recorrieran el lóbulo de su oreja, estremecido jadeó y deseó que todo fuera una broma pues la caricia era tan atrevida y a su vez ardiente.
—Me llamabas, amorrrrcito—arrastró la ere con énfasis, Milo saltó en su sitio al reconocer la voz.
Ahí estaba Aioria de una pieza, sonriente, macho cuya piel de oro parecía un reflejo de los rayos de Apolo, un deleite para ojos observadores y acostumbrados a magnificencias vivientes. Su sonrisa era un camino sembrado de perlas recién nacidas y sus labios un trazo curvilíneo mortal. Su melena salvaje digna de un león caía sobre sus fuertes hombros, un león indomable listo para saltar sobre la carne fresca.
Este hermoso león estaba vestido con una minúscula tanga de color negro y tenía sobre su perfecto pecho de dios una cadena de plata que contrastaba con el brillo de su piel, todo un Adonis listo para el espectáculo del año.
—¡ Tú!—lo señaló con enfado—primero escondes mis rasuradoras, luego simulas un secuestro para luego mostrarte con una tanga cínica...
Lejos de ofenderse por el reproche, Aioria sonrió ampliamente mientras su pequeña lengua repasaba sus carnosos labios, tras su espalda surgió un hombre de cabellos azules, muy atractivo ataviado con unos jeans desgastados, botas negras y una camiseta muy apretada de color negro con estampado de Rammstein que fumaba un cigarro escandaloso, quién apoyó su mentón en el hombro del castaño. Eso no le agradó para nada. Si las miradas mataran...
—¡Quita tu humo de su hombro!—lo jaló—es mío, mío con mayúscula. ¡ Está claro!
—Relájate, Kanon me ayudó en esto, le comenté que quería agradecerte por tu amor infinito y me recomendó que te baile con tanga.
Kanon, ese amigo loco que era capaz de beber dos botellas completas de whisky puro, dueño de una disco cuya estructura externa simulaba a un templo griego con el monograma de géminis en su fachada y en su interior eran vidrios, mármol, luces discotequeras con mesas de vidrio y filos plateados con sillas de cuerina blanca, en el centro una ambiciosa pasarela que simulaba una cascada que los fines de semana se llenaba de agua para los shows masculinos donde señoras y jovencitas deliraban por los alucinantes bailes.
Estaba a punto de creerle, pero Kanon interrumpió el ambiente oloroso a amor con una nalgada al castaño que maldijo por su impertinencia.
—Es para dar fuerza porque el baile está bueno—guiñó un ojo a Milo y se retiró con su cigarro hasta el interior del local que era una disco de su propiedad.
Milo se cruzó de brazos y lo increpó-Espero sea tan bueno como tu aspecto.
—No te arrepentirás...
San Francisco culminó y los parlantes dieron paso a la siguiente canción, una melodía de Beyoncé, " Dance for you" la cual hacía su magistral arribo a aquel encuentro donde se respiraría partículas de deseo impoluto, donde la saliva se secaría ante el latido atroz de dos amantes que habían pasado por las peores pruebas.
Sopló un beso al otro joven quién de lo moreno pasó a pálido, por suerte había una cámara que garbaría ese sublime momento...
Aioria dejó que la letra y melodía penetrara a fuego por sus venas, cerró los ojos mientras su abdomen trazaba movimientos primero sutiles sin descuidar su perfil, porque si no se vería como un vulgar, imaginó que estaba en la ducha con Milo besándose, enjabonados y sintiendo como sus músculos se contraían a cada caricia.
Movió su cuerpo a la derecha como una serpiente hechizando a Milo que se enderezó para apreciar mejor sus ángulos, juraba que ese castaño vestido de diablo era un hijo de Afrodita porque estaba a un paso de levantarse, saltarle como enajenado, quitarle esa prenda y tumbarlo para después preso de la locura adentrarse en su interior.
Sin dejar de mirarlo con sensualidad, el castaño se sentó en un silla con las piernas abiertas curvando su abdomen para tocar sus pies y retrocediendo a su entrepierna para tocarla con firmeza. Realizado esto, se puso de pie y sin dejar de moverse avanzó hasta su excitado novio quién se mordió el labio inferior y reprimió un gemido. Su bien formada retaguardia rozó su miembro visiblemente despierto sin dejar de bailar, la voz de aquella diosa en esa melodía lo tenía embriagado a tal punto de olvidar su nombre y su pasado.
—¿ Te gusta?—ronroneó presionando ese punto, Milo echó la cabeza hacia atrás y golpeó suavemente con su entrepierna esa zona.
Aioria intuyó sus intenciones por lo que sin premuras se apartó con elegancia mientras su pareja gruñía de frustración, sus piernas torneadas parecían una extensión de sus brazos, sus movimientos eran tan sincronizados que rivalizarían con los expertos de una curtida bailarina.
Sobre una mesa cerca a ellos estaba una charola con una botella de vino y una copa y algo más que no identificó por la iluminación, Aioria tomó la copa y la llenó para ofrecerla a Milo.
Un chasquido y unas manos lo ataron en la silla, venía la parte más buena del show, pequeño pero era show.
Manzanas, su vicio favorito.
Entonces, ¿ Porqué el vino?
Un cinturón de manzanas cortadas, fue colocada sobre la tanga, y un bigote falso adornaba su rostro, su corazón comenzó a latir porque eso era lo más osado que haya visto. Un giro sobre sus talones y luego arqueó su espalda para con sus manos acariciar su pecho sin despegar su verde mirada de la de Milo quién tenía la boca abierta de la impresión.
El vino quedó olvidado como un vago recuerdo.
Ni la música ni el ambiente atrajeron a Milo quién sólo tenía ojos para ese espécimen que sin dejar de moverse caminaba hasta él con un trozo de manzana como Eris al ofrecer a las diosas quienes se disputaron el premio.
Abrió la boca cuando la fruta tocó su boca, aprovechando esto, jaló la muñeca de Aioria y colocó la otra punta de la fruta en la boca de este, mordieron hasta que sus labios se rozaron y un voraz beso culminó el número de baile.
Era suficiente para Milo.
—¡ Eres perfecto, sabes cómo seducirme!
Aioria mordió su labio para replicar—¡ Bicho lujurioso!
Se prendieron las luces, el dueño del local apareció con los ojos húmedos de la emoción, se sabía de sobra entre sus amistades que Kanon era complicado para mostrar ciertas emociones, pero esto sobrepasaba lo imaginado por él.
—¿ Y tú por qué lloras?—cuestionó Aioria separándose de Milo.
—Nada es que el humo me causó lagrimeo.
Milo sonrió burlón. La música cesó y por tanto parece que el objetivo se había cumplido.
Por la noche, Milo aprovechando que Aioria arreglaba un cerro de ropa, tomó sus manos para depositar en ellas, un anillo de oro, discreto que significó una petición de pasar el resto de su vida a su lado...
—¿ Qué haces, Milo?—nervioso quitó una de sus diestras.
—Lo que ves... ¡ Quiero estar el resto de mi vida contigo!
—Pero...
El peliazul se enderezó sin perder su serenidad, un pulgar se posó sobre el pecho en la zona donde latía el corazón del castaño, lo presionó para decir—Te prometí que no te dejaría, luché por sacarte de esa porquería y no pienso dejarte de nuevo.
Emocionado, este lo abrazó para segundos después dejar que la joya se deslizara en su dedo confirmando que aceptaba ese hermoso vínculo.
—¡ Gracias por aceptarme, por quererme y no dejarme nunca!
Aspirando el perfume que desprendía su cuello, Milo dijo—mi alma, es tuya, todo de mi es tuyo, sólo te pido que esto nunca termine como un efímero sueño, donde el dolor no tenga cabida...
*******
¿ Qué les pareció?
Perdonen si existe un error. Las melodías mencionadas no me pertenecen, sólo son nombradas para la realización de este fic.
Ojalá haya plasmado en parte lo de un baile sensual, tal vez no sea bueno, pero se hizo el intento xD.
Un abrazo y este fic dedico a quienes leen y comentan mis historias. Los aprecio mucho :D
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