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𝟏.𝟎𝟒; 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲


*。𝐁𝐈𝐆 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐀𝐒𝐒𝐈𝐒𝐓𝐀𝐍𝐓 💿 。˚
004.┊CHICO MALO
Big Time Rush E4 T1

Rollin' past graffiti walls 

Billboards lightin' up the block

Everyone of us on a mission


GUSTAVO HABÍA ESCRITO EL SIGUIENTE ÉXITO
de Big Time Rush, "City is Ours".

Emily y Kelly bailaron en sus asientos en el estudio viendo a los chicos interpretarla por primera vez a través del cristal.

Kendall cantó la última nota, terminando la canción. Logan levantó las manos con adrenalina y golpeó a Carlos en la cara.

Mientras Emily y Gustavo se levantaban para entrar a hablar con los chicos, a ella le costaba no reírse de la torpeza de Logan.

Cuando entraron, Kendall esbozó una gran sonrisa, quizá la más grande hacia Gustavo.

—Gustavo, la canción es guay.

—Pues claro que es guay —contestó Gustavo, con obviedad—. La compuse yo —Emily y Kelly compartieron una mirada molesta—. Pero el grupo no es guay. Le falta el ingrediente secreto del Rock N' Rock —les dijo a los chicos, pasando delante de cada uno de ellos.

—¿Gomina?

—¿Mousse de chocolate?

—¿Mayas? Dime que no.

Gustavo rodeó con el brazo a Logan, que en silencio rezó para que no fueran mayas.

—¡El chico malo! El rebelde, airado, lleno de talento para el baile sincronizado —caminó detrás de los chicos, definiendo al chico malo de la banda, cada uno de ellos emocionado, y esperando ser elegido—. Uno tiene que serlo. Y será Kendall.

El único chico al que no le importaba ni quería tener nada que ver miraba con desagradable sorpresa, mientras sus amigos se quedaban boquiabiertos con la envidia escrita en sus caras.

—Gustavo, ¿para qué queremos un chico malo? —preguntó Kendall.

Poniendo los ojos en blanco, Emily sacó su teléfono, reproduciendo el mensaje de voz de Griffin en voz alta para que todos lo oyeran:

Gustavo, soy Griffin. El grupo necesita un chico malo. Adiós.

—¡Me está volviendo loco! —gritó Gustavo, quitándose las gafas de sol— Pero tiene razón, el chico malo es una tradición del rock n' roll.

El equipo de tres condujo al grupo al pasillo del estudio para señalar a cada uno de los chicos malos de las paredes.

Deteniéndose en el cartel de Boyquake, Gustavo trazó la espalda de uno de los miembros, que estaba de espaldas a los demás.

—Fijaos, él le está dando la espalda al grupo.

—Chico malo —les dijo Emily a los chicos.

El siguiente, Boy Blast. Gustavo repitió sus acciones en el siguiente chico malo miembro de este grupo.

—Fijaos, la espalda al grupo, ropa oscura, ceño fruncido.

—Chico malo —volvió a decir ella animada.

—Pero —interrumpió Kelly—, solo puede haber uno por grupo, como vimos con el experimento Bad Boyz del '95.

Quitó el cartel de Boy Blast para mostrar otro con el nombre Bad Boyz, con todos los miembros de espaldas a la cámara.

—No vendieron ni un sólo CD —se quejó Gustavo.

—Pero somos mejores amigos. No damos la espalda al resto —les dijo Kendall, y el resto de los chicos asintió.

—Dejad que os contemos otro secreto del rock n' roll —empezó Emily, Gustavo y Kelly sonrieron ante lo que estaba a punto de ocurrir—. El chico malo también es el más popular del grupo, el que gana más pasta, y sale con las modelos más guapas —les contó a los chicos, con una sonrisa tensa, sabiendo que estaban a punto de pelearse por quién sería el chico malo.

Como era de prever, Logan, Carlos y James empezaron a hablar unos por encima de otros, intentando demostrar que eran los más aptos para ser el chico malo.

Gustavo les dijo que se fueran a casa a pasar el día, en concreto mandó a Emily a buscar a un chico malo.

Durante todo el camino de vuelta al Palm Woods, los tres chicos estuvieron practicando su jerga, contoneándose y frunciendo el ceño. Kendall estaba cada vez más fastidiado con sus amigos.

Todos llevaban ropa oscura y gafas de sol oscuras. James y Carlos llevaban cada uno una camiseta de tirantes negra. Irrumpieron en el apartamento, Emily y Kendall siendo los últimos en entrar.

Todos los chicos pasaron por delante de la señora Knight, haciéndose los "guays", y haciendo que ella se sintiera confusa. Se volvió hacia los dos adolescentes normales que se acercaron a ella.

Carlos saltó en el sofá. Logan aporreó el juego de hockey y James aplastó una botella de agua de plástico vacía contra su cabeza.

—Gustavo quiere que el grupo tenga un chico malo —explicó Emily, frotándose las sienes, con un dolor de cabeza que empezaba a formarse.

—¡Pero sois buenos chicos! —respondió alegremente la señora Knight, a pesar de que tres de los chicos fruncían el ceño y permanecían con los brazos cruzados. Su expresión cambió de repente, volviéndose hacia Kendall y agarrándole fuertemente por los brazos— ¡Menos mal que has vuelto! ¡Hay un maníaco con un hacha suelto!

Emily, con los ojos abiertos de preocupación, se dio cuenta de que Katie, la hermana de Kendall, detrás de su madre, sostenía un cartel que decía «No, no lo hay».

Kendall asintió levemente, sin comprender ninguno de los dos el contexto de la situación, pero poniendo sonrisas falsas.

—Oh, bueno, tendremos cuidado, mamá. Te lo prometemos.

Los tres "chicos malos" se acercaron a la señora Knight, señalando y exigiendo juntos:

—¡Queremos una pizza, ya!

Ella se dio la vuelta lentamente, con una mirada severa en la cara.

Emily siguió observando, entretenida cuando todos los chicos se quitaron las gafas de sol y empezaron a hablar con normalidad, disculpándose excesivamente.

—¿De verdad necesitamos un chico malo? —preguntó Kendall desesperadamente a su amiga.

Ella se volvió hacia él, con cara de impotencia.

—Yo no hago las reglas.

Su mañana se vio interrumpida cuando recibió una llamada urgente de Gustavo diciéndole que viniera temprano.

Cuando llegó, al final del pasillo había una mesa, con Kelly y Gustavo detrás de ella. Al entrar, Emily se sintió incómoda, como si se tratara de una audición.

—¿Qué es todo esto? Me siento como si hubiera entrado en una audición... —bromeó, cayendo en la cuenta de que estaban a punto de hacer una audición para el chico malo— Oh no, por favor no me digáis que estoy aquí temprano para verlos actuar como "malos" —suplicó. Kelly le dio un encogimiento de hombros, impotente.

—Calla —le dijo Gustavo, señalando el asiento vacío a su lado—. Ya vienen.

Mientras se sentaba, entraron los tres chicos malos de ayer, sólo que peor.

Kendall entró tranquilamente detrás de ellos y se sentó en el sofá, suspirando.

Carlos apartó a los otros dos y levantó un tablón de madera. Aparte de eso y de su habitual casco negro, llevaba una chaqueta de cuero y una camiseta con una calavera de fuego. Levantó el tablón y se lo estrelló contra la frente, partiéndolo en dos. Con una sonrisa de bobo dibujada en la cara, el chico cayó inconsciente.

Emily miró hacia abajo, haciendo una mueca de dolor, y volvió a su sitio cuando supo que no se estaba muriendo. Gustavo llamó al siguiente y James se levantó de un salto.

Llevaba una estúpida y holgada sudadera negra con capucha y una bandana deslumbrante. Al abrir la boca, Emily entrecerró los ojos, notando algo brillante.

—Malo, malo. Ese soy yo. Malo. —se detuvo para tragarse la baba que iba a salir de su boca— ¡Malo! —dijo, en un alto, ceceo, mostrando el grill muy brillante.

—¿Ah, sí? ¡Venga ya! —exclamó Gustavo, poco impresionado— ¡Logan!

Logan finalmente se acercó, con una sudadera holgada y una gorra de lado. Cuando James se sentó junto a Kendall, que se estaba riendo, Logan se quitó las gafas de sol y empezó a chasquear los dedos.

Estaba bailando, si a eso se le puede llamar bailar. Intentó el moonwalk, se bajó de la mesa y empezó a cruzar los brazos diciendo "¿Qué pasa? ¿Qué miras? ¿Qué miras?". Terminó en una pose con los brazos cruzados y con la gorra a punto de caerse, poniéndola en su sitio sin dejar de hacer la pose de chico malo.

Gustavo golpeó la mesa con las manos.

—No —se puso de pie, caminando hacia los tres miembros conscientes de la banda, Emily y Kelly le siguieron—. Muy bien, será Kendall el chico malo. Empezarás a vestirte de negro, y hablar más grave, y lenta-mente —enunció antes de aplaudir dos veces y darse la vuelta para marcharse.

—¿Quieres que mienta? —preguntó Kendall, detrás del hombre, haciendo que parara en seco— No puedo, se me da fatal mentir —dijo él, James asintió.

—No, a Kelly se le da fatal mentir. Siempre sé cuando miente.

Kelly, la persona de interés, empezó a tartamudear y a reírse nerviosamente.

—Yo no te he mentido nunca. ¿O sí?

—¿Lo ves?

—Gustavo —El chico lo intentó otra vez, encogiéndose de brazos. 

Emily se dio cuenta esta vez de una acción similar creada por James.

—No queremos nada falso en nuestro grupo —dijo él, poniéndose de pie, James copiando sus movimientos.

—¿Vuestro grupo? —repitió Gustavo, haciendo que Emily se estremeciera ante lo que podría venir a continuación— ¡¿Vuestro grupo?! ¡Es mi grupo!

Emily, con la esperanza de apaciguar la situación, y hacer que Kendall se diera cuenta de la ironía de la situación se interpuso entre los dos.

—Vale, ¿así que estás diciendo que ignorarás lo que él, —le preguntó a Kendall, señalando de nuevo a Gustavo— Griffin, o la discográfica te diga, y no serás un chico malo?

—Precisamente —contestó él.

—Vaya, a mí me parece un chico malo —tarareó, haciendo que Gustavo sonriera en señal de aprobación. Kendall, sin embargo, maldijo ligeramente y dio un pisotón en el suelo en señal de derrota.

—Que venga Griffin —le dijo Gustavo a Kelly.

—Y los tres tontos —dijo Emily, llamando la atención de quien pretendía—, por favor, cambiaros de ropa.

Mientras los tres refunfuñaban y se marchaban a ponerse sus conjuntos habituales, Kendall se acercó a Emily con mirada suplicante.

—¿Por qué has hecho eso? —preguntó, molesto.

—Mira, eres el chico malo del grupo —explicó ella—, y si podemos hacérselo ver a ellos y a Griffin sin cambiar tu exterior, quizá les parezca bien —dijo, esperanzada.

Por mucho que siempre hiciera lo que le decían, también estaba decidida a romper los estereotipos tradicionales de los grupos de chicos que tenían todos los grupos fracasados.

Kendall sonrió lentamente, señalando con asombro.

—Inteligente.

Griffin llegó, y alinearon a los chicos en la sala de ensayo.

—¿Por qué no le da la espalda al resto? —preguntó Griffin.

—¡Porque no quiere hacer lo que le digo! —gritó Gustavo.

—Lo que, por defecto, le convierte en el chico malo —le dijo Emily a Griffin.

—No daré la espalda a mis amigos —mencionó Kendall.

Aunque no era nada personal ni real, Emily no pudo evitar admirar a Kendall.

Griffin no estaba contento y dio unos pasos hacia Kendall.

—Muy bien. Lo respeto. Pero quiero un chico malo.

Emily gruñó mientras los otros tres empezaban a hacerse los malos otra vez. James volvió a ponerse el grill, Logan las gafas de sol y, de la nada, Carlos agarró otro tablón de madera. Antes de que Emily pudiera detenerlo, lo partió por la mitad con la cabeza y cayó inconsciente.

James y Logan abandonaron el acto tras la caída de Carlos, guardando el grill y las gafas de sol.

—A un chico malo ningún padre le dejaría salir con su hija —dijo Griffin al grupo antes de volverse hacia los adultos, atrayendo a Emily a su lado, rodeándola con el brazo—. Y yo dejaría a la mía salir con cualquiera de estos, lo que es malo.

—Yo no soy tu hija —dijo Emily, confundida por Griffin y sus payasadas.

Soltó a la chica y se centró únicamente en Gustavo.

—Haz algo pronto, o lo haré yo. ¡Espera! Ya lo he hecho —dijo, sonriendo, haciendo que el estómago de Emily se inquietara—. Saludad a WayneWayne.

Retrocediendo para presentar al chico, Emily se hizo a un lado, con Carlos a sus pies.

Un cretino vestido de negro y dorado se chocó con Gustavo y le empujó a un lado.

Yo, yo! I'm WayneWayne, from the mean streets of Detroit —rapeó, cerca del grupo—. I'm bad-bad as my bling-bling, and it's rapping grooves I exploit! —posó, como hizo Logan antes en su audición.

—¿Me dejarías salir con él? —preguntó Emily a Griffin, asustada.

—Nunca.

—Oh, gracias a Dios —exhaló, aliviada, y los chicos la miraron confusos, articulando: «Tú no eres su hija».

Griffin se volvió hacia Gustavo.

—Dale el contrato. —le dijo a su ayudante, que le tendió un pesado contrato al productor. Rodeó con el brazo al idiota que acababa de entrar— ¿A que es malo?

—¡Sí...! —dijo Kelly, en voz alta, con tono negativo. Al darse cuenta de que estaba hablando con el director general, empezó a mentir— ¡Pero, guay! Verá, es muy, muy malo, pero en el buen sentido —Gustavo levantó una mano, haciendo que dejara de hablar—. Vaya.

—WayneWayne, chócala —dijo Griffin, volviéndose hacia el chico y chocando los puños.

—Te veo, colega —respondió él. Griffin y su equipo salieron, dejando a WayneWayne para volverse de nuevo hacia Big Time Rush.

James extendió una mano.

—Eh, WayneWayne, soy─

El tipejo este apartó la mano de James de un manotazo, molestando a Emily a pesar de que James no era en absoluto su chico de confianza.

—Pierdes el tiempo, tío.

Emily le fulminó con la mirada, pasando alrededor de él.

—¡No he venido a hacer amigos, sino a hacer que Big Time Rush llegue a otro nivel! —les dijo a los chicos— El WayneWayne exprés va a partir, así que o lo coges, o te quedas en tierra —dio un paso atrás—. Este menda se abre —dijo, girándose. Al salir, se detuvo delante de Emily, señalando—. Sexy-sexy —y luego procedió a pasar empujando entre Gustavo y Kelly, saliendo del estudio.

—No nos gusta —dijeron los chicos a la vez.

—Le odio —dijo Emily, dispuesta a perseguirle y meterle el collar de cadena por el...

—¡Sí, os gusta! —les gritó Gustavo a los chicos— ¡Y a todos! —dijo señalando a Emily, mientras Carlos se despertaba por fin, de pie junto a Logan— Es un chico malo, y va a quedarse en el Palm Woods.

—¿Primero ellos, y ahora el tonto aspirante a rapero? —preguntó Emily exasperada— Si tanto me odias, mátame —le dijo dramáticamente a Gustavo refiriéndose a sus nuevos vecinos. Sintió un empujón en la espalda. Se giró para ver al grupo, ofendido por sus palabras—. Os quiero.

Gustavo puso los ojos en blanco.

—Así que, sed buenos chicos y haced pandilla con WayneWayne.

—¿Quién es WayneWayne? —preguntó Carlos, balanceándose, perdido en toda la interacción.

De vuelta al Palm Woods, Emily y los chicos estaban sentados junto a la piscina, viendo cómo WayneWayne hacía pesas con una tumbona de piscina con las tres Jennifers sentadas en ella, animándole.

—Primero, se une al grupo sin nuestro permiso —dijo James, disgustado.

—Y ahora, nos quita a las chicas, que pasan de nosotros, ¡pero no es justo! —intervino Carlos, llamando la atención de Emily.

—Yo sigo aquí —les recordó Emily. Todos los chicos gimieron.

—Sólo hay una tú, y además no tienes ningún interés en nosotros —señaló Logan, haciéndola asentir con la cabeza—. Pero, por eso vamos a deshacernos de él. Kendall, hazlo.

—¿Qué─? ¿Por qué yo? —preguntó el mencionado.

—¡A nosotros nos da miedo! —exclamó James.

Kendall se levantó, dejando su sitio al lado de Emily, girándose para dar un discurso.

—Somos un grupo. Y haremos esto juntos. Porque no nos da miedo un bocazas, con la gorra al revés, con los pantalones colgando —Emily y los chicos empezaron a encogerse, al ver que dicho chico se acercaba por detrás de Kendall. Emily giró la cabeza por encima del hombro de Logan, mirando hacia otro lado—. Y que está detrás de mí.

Kendall se giró, frente a un sorprendentemente cercano WayneWayne.

—¿Quieres problemas, blanquito? Bien, vamos.

Molesta por cómo le había hablado a Kendall, Emily se levantó rápidamente, poniéndose delante de Kendall, los chicos uniéndose a su brote.

—Mira, Big Time Rush es más bien un grupo de cuatro hombres, así que no tenemos interés en un quinto miembro —le dijo Emily con una mirada seria.

—Fantástico —le respondió después de echarse a reír, sacando su móvil—. Griff, tío, los chicos y la chica del café están de acuerdo.

—¿Cómo la ha llamado? —preguntó Logan, inclinándose hacia Kendall.

—... Cinco en un grupo son multitud.

—Guay del paraguay, Wayne —respondió Griffin, por el altavoz—. Iré al estudio para ver a cuál echamos. Adiós, tío.

A Emily se le encogió el corazón. Esta vez había sido culpa suya. James gritó, agarrándose el pelo.

Mientras los chicos, inquisitivamente, miraban hacia Emily y WayneWayne, el chico sacó su contrato, empujándolo hacia la chica.

—Veréis, mi contrato me garantiza que seré el lider de un grupo. Y he elegido este grupo —les dijo, Emily se mordió la lengua de los nervios.

—¡Uuh! ¡Un contrato! Qué miedo —replicó Kendall con sarcasmo, y los chicos se unieron.

Emily se inclinó hacia atrás y les murmuró:

—Deberíais tenerlo. Un contrato es un documento muy serio y legalmente vinculante. —Haciendo que los chicos se detuvieran de inmediato.

—Mi contrato dice que puedo elegir una pandilla —amenazó WayneWayne. Tres tipos, vestidos como él, pero de blanco, se unieron a la conversación, respaldándole—. ¿Tenéis miedo ahora?

Mientras los chicos, vacilantes, empezaban a asentir, rezando para que no les dieran una paliza, Emily se burló y puso los ojos en blanco.

—Oh, por favor, podrían contigo y tus aspirantes a NSYNC cuando quisieran.

James volvió a gritar, mientras Carlos se golpeaba el casco, y Kendall y Logan intentaban apartar a Emily antes de que empeorara las cosas para ellos.

—No —se encogió de hombros para apartar sus manos, volviéndose hacia WayneWayne—. De hecho, tengo más que decir... —dijo, acercándose. Cuando abrió la boca para asarle de nuevo, una mano la cubrió y dos fuertes brazos tiraron de ella hacia atrás contra un pecho.

Al reconocer que era Logan, luchó por apartarle la mano de un manotazo o soltarse con Kendall sujetándola por los brazos.

—No la escuches.

—Ella lo siente.

—Demasiado café hoy.

—Un poco loca.

Todos los chicos empezaron a hablar por encima de los demás, inventando excusas por el comportamiento de Emily y disculpándose por ello. Cuando WayneWayne quedó satisfecho, chasqueó los dedos y él y su pandilla se largaron.

Cuando se fue, los chicos soltaron suspiros de alivio y liberaron a Emily.

—¿En qué estabas pensando?

—Casi haces que nos maten —le dijo James a Emily.

—No seas tan dramático —le puso los ojos en blanco a James y se volvió hacia Logan y Kendall—. Y juro que si alguno de los dos vuelve a hacer eso─

—Te traeremos café —se apresuró a decir Kendall.

—Disculpas aceptadas.

Carlos tomó la palabra, mostrando cinco gorras de camuflaje con arbustos en la parte superior.

—Es hora de conspirar —Carlos esbozó una sonrisa.

Cada uno cogió una gorra, se la puso y se escabulló detrás de una pared para espiar a WayneWayne en la piscina. Carlos arrastró a Emily, que tenía muchas preguntas.

—¡Sólo póntela! —le espetó él, poniéndole la gorra en la cabeza.

—No quiero llevar una gorra arbusto —dijo, refunfuñando, pero sin quitársela, y manteniéndose agachada junto a Carlos y Kendall.

—Gorra árbol* —la corrigieron todos en un fuerte susurro. (n/t: he tenido que traducir por mí misma esa palabra porque en la serie, o al menos en los momentos que he visto que se menciona, no dice cómo se llama exactamente su invento. si alguien sabe que lo diga pls)

Un salpicón llamó su atención, y vieron cómo WayneWayne hacía que sus guardaespaldas arrojaran a alguien de su tumbona y lo tiraran al agua, haciendo sitio para su líder.

—¡Chicos! —Logan hizo una mueca— Hasta bebiendo un coco es malo.

Todos miraron a Logan y Carlos le propinó una colleja.

—¡Céntrate! —espetó él— Quieren echar a uno del grupo.

—Yo apuesto por Logan —susurró James.

Logan se giró hacia él e hizo un gesto con la mano como si le pegara un tiro.

—¡Bang!

—¡Nadie va a separarnos! —les aseguró Kendall— Estamos juntos. No tememos a WayneWayne ni a nadie.

Emily se burló.

—Lo hacíais hace dos minutos —le recordó.

—¡Hola chicos!

Todos los chicos gritaron asustados cuando apareció Camille, vestida con un disfraz rosa de luchadora, Emily la saludó muy contenta.

—¿Sabéis? No me han dado el papel —les contó ella—. Tal vez hacerle esa llave al director de casting fue una mala idea.

—Genio —alabó Emily, chocando los cinco con ella.

—Camille —interrumpió Kendall, señalando detrás de ella a WayneWayne—, intentamos idear un plan de emergencia.

Se giró, y dio media vuelta tras ver al chico en referencia.

—Eh, ¿cuándo ha venido aquí Wally Dooley?

—¿Wally qué? —repitió Logan, hablando con confusión por todos los que llevaban gorras árbol.

—Wally Dooley —repitió Camille, echando otro vistazo—. Está haciendo un papel de chico malo. Trabajamos juntos en el "Instituto Mágico". Llevaba las toallas.

—¿Qué? —preguntaron todos, sorprendidos.

Camille los llevó dentro, a uno de los ordenadores del vestíbulo del Palm Woods y puso un vídeo de Wally Dooley, alias WayneWayne. Un pardillo al que tres jugadores del equipo de baloncesto rociaron con mangueras de agua, mágicamente.

—Así que, WayneWayne no se ha criado en las calles de Detroit —dijo Logan.

Camille se volvió, sacudiendo la cabeza.

—No, en una mansión de Dallas —se levantó—. Su padre inventó el pincho de tostadas.

Kendall, llamando la atención, retrocedió como si fuera a salir a enfrentarse a él.

—¿Y quiere echar a uno de nosotros del grupo? —preguntó, retóricamente— Seremos nosotros quienes le echemos.

Suspirando, Emily vio que Wally Dooley se acercaba por detrás de Kendall, una vez más, mientras seguía hablando a pesar de las señales de sus amigos para que parara.

—No necesitamos a un farsante con pandillita... que está detrás de mí, ¿no?

—Hola, Wally —saludó Camille.

Con una voz más alegre, él la saludó:

—Cami —se giró hacia Kendall—. ¡Últimas noticias! Hay muchos imbéciles, ¡a nadie le importa! El contrato —mencionó, sonriendo maliciosamente, uno de su pandilla enseñó el contrato—. ¿Qué os parece el nombre WayneWayne Rush?

—Tío, en cuanto Gustavo se entere de esa idiotez —empezó Carlos.

—Te largará —terminó James.

—¡Pero si Gustavo es un pringao! —se rió— Griffin es quien manda y echará a quien yo le diga, y yo digo... —volvió a ponerse las gafas de sol negras, acercándose a Kendall— A ti. Y no puedes hacer nada porque no puedes parar al WayneWayne exprés.

—Yo puedo pararlo —amenazó Emily, dispuesta a ir y romperle la nariz si no fuera porque James la contuvo.

—Ooh —WayneWayne sonrió—. Me gustan peleonas, pero prefiero un café con 2 de azúcar, nena —replicó, una vez más, insultando la posición y el trabajo de Emily.

—Vuelve a hablarle así —amenazó James.

—¡Y no la retendremos la próxima vez! —dijo Carlos, sonriendo.

Furiosa por cómo había hablado de Gustavo y Kendall, Emily ni siquiera se lo pensó dos veces sobre lo que le dijo. Pero sintió que sus nervios se calmaban al ver que los chicos salían en su defensa y seguían reconociendo que podía arreglárselas sola.

WayneWayne se limitó a poner los ojos en blanco.

A-chug-a chug-a chug-a —empezó a cantar, él y la pandilla bailando hacia atrás como un tren— chug-a─ Vale, no mola nada —dijo, rompiendo la formación y saliendo con normalidad, con la excepción de señalar a Kendall.

En cuanto se perdió de vista, el grupo y Emily salieron corriendo hacia Rocque Records.

Al reunirse con Gustavo y Kelly en su despacho, Gustavo se sintió irritado por la repentina interrupción.

—¿Qué?

—¡WayneWayne es un engaño! —dijo Logan.

—¡Quiere echar a Kendall del grupo! —exclamó James.

—¿Ah, sí? —preguntó Gustavo— Yo habría apostado por Logan.

Logan soltó una risa falsa molesta.

—Jajaja, ¡pues habrías perdido!

—Esperad un poco —interrumpió Kelly, viendo el verdadero problema. Se giró hacia Gustavo—. No querrás que WayneWayne eche a Kendall. ¿Qué vas a hacer?

Él se encogió de hombros.

—Nada —y con eso se marchó, dejando al resto del equipo en estado de shock.

Todos los adolescentes empezaron a gritar, yendo detrás de él.

—Gustavo, ¿vas a dejar que este farsante te diga lo que tienes que hacer con tu grupo? —le dijo Kendall.

Gustavo, más derrotado de lo que Emily había visto nunca, se dio la vuelta.

—No es mi grupo. ¿Vale? Es de Griffin. Chicos, os habréis percatado de que hace mucho tiempo que no tengo un éxito. Este grupo es mi pase para volver a lo alto. Y hasta que llegue allí, Griffin manda —les explicó a los adolescentes, sin mirarles a los ojos.

—Gustavo, este grupo ni siquiera estaría aquí si no fuera por Kendall —dijo Emily—. ¡Me dijiste que fue a él a quien elegiste para volver a grabar maquetas en solitario y él te exigió que los trajeras a todos! —le recordó, esperando que se diera cuenta de que no podían echar a Kendall.

—Seamos un equipo —sugirió Kendall, haciendo que Emily asintiera entusiasmada.

—No —dijo Gustavo, inmediatamente.

—Tendremos nombres en clave. Yo seré Halcón —dijo James.

—Yo seré Tormenta —se unió Logan, haciendo un gesto con las manos.

—¡Necesitas camuflaje! —exclamó Carlos, vertiginoso, antes de poner una gorra árbol en la cabeza de Gustavo.

—¡No seáis idiotas! —gritó él, tirando la gorra árbol al suelo.

—Mira, yo también estaba en contra al principio, pero las gorras árbol son tan impresionantes —dijo Emily con entusiasmo.

—¡Gustavo, podemos pensar un plan! —le dijo Kendall a Gustavo.

A Kelly se le iluminaron los ojos.

—¡Sí! Se les da muy bien los planes.

—¡Nada de planes! —gritó Gustavo— ¡No quiero que unos descerebrados acaben metiéndome en un lío con Griffin o la discográfica ni con sus planes ni con sus truquitos! —agarró el portapapeles de Kelly, escribiendo nombres en las hojas con letras de una canción— Bien, esta es la letra de la canción que váis a cantarle a Griffin en una hora.

Escribió y dijo cada nombre en voz alta mientras entregaba a cada chico su hoja con las letras. Le dio una a Emily y le dijo que se asegurara de que las estudiaban. Todos miraron sus hojas en orden, bajaron la mirada y la volvieron a levantar.

—Vale.

«Vamos a deshacernos de WayneWayne» estaba escrito en las hojas con las letras de los chicos y «Sin Kelly» en la de Emily.

Los chicos estaban listos para interpretar la canción para Griffin con Wayne-Wayne.

Emily estaba terminando el delineador de Kendall.

Vestido todo de negro, con el flequillo peinado hacia abajo, Emily había transformado con éxito a Kendall en el exterior del chico malo que Griffin quería.

Su objetivo: convencer a Griffin de que Kendall es mejor chico malo, deshacerse de WayneWayne, y luego decirle que el estereotipo de chico malo está pasado de moda.

—Cierra los ojos —le dijo Emily a Kendall, mientras se inclinaba para trazar el lápiz negro por su párpado.

—Esto —empezó él, con los ojos aún cerrados—, sabes que no eres sólo la chica del café, ¿verdad? —preguntó, refiriéndose a como la había llamado antes WayneWayne.

Ella se hizo hacia atrás.

—Claro que lo sé, sé lo que valgo. Me molestó la forma en la que estaba hablando de Gustavo —terminó, Kendall volvió a abrir los ojos.

—Estáis muy unidos, ¿eh? —pensó Kendall.

Se encogió de hombros, incómoda con la conversación sobre ella.

—Supongo que tendrías que saber nuestra historia para entender por qué.

—Pues dime por qué —dijo Kendall, instándola a seguir.

—De ninguna manera —negó ella, poniéndole de pie y acompañándole hacia la sala de ensayos para sorprender a Griffin—. Tal vez más adelante en nuestra amistad, pero hoy no.

Le dirigió una pequeña sonrisa, comprensiva, y se puso la chaqueta de cuero negro, en el personaje, entrando en la habitación.

Cuando Emily entró sigilosamente y se quedó contra la pared, Kendall estaba posando, con los brazos cruzados, y WayneWayne se quedó de piedra. Dejó caer los cascos, caminando hacia Kendall. Todos los demás chicos corearon y vitorearon mientras Carlos gritaba:

—¡Ooh, una pelea de gallos!

—¿Una pelea de gallos? —preguntó Griffin— Qué interesante. ¿A que es interesante?

—Hay algo que sé de los chicos malos —dijo Kendall, agarrando con ambas manos un soporte de micrófono y haciendo un gesto con la cabeza a Emily para que se moviera—, que rompen cosas —impactó la parte inferior del soporte contra los Discos de Platino, rompiendo el cristal y haciendo caer uno.

WayneWayne se quitó las gafas de sol sorprendido y Emily contuvo una sonrisa cuando oyó gritar a Gustavo en la cabina. El grupo que estaba dentro salió corriendo a la sala, encarándose con Kendall.

—¿Qué has hecho? —chilló Gustavo— ¡Has roto un Disco de Platino!

WayneWayne respiró con fuerza y le quitó el soporte de micro a Kendall.

—¿Ah, sí? —aplastó tres más, Gustavo gritando cada vez.

Kelly saltó sobre su espalda, sujetando a Gustavo.

—¡Ooh! El primer asalto es para WayneWayne. Tocad la campana —Griffin sonrió, y su ayudante hizo sonar una campana en espera.

—¿Qué? —preguntó Emily— Acaba de copiar a Kendall. ¿Dónde está la originalidad?

Griffin se giró hacia ella.

—Los chicos malos no tienen por qué ser originales. Simplemente malos. ¿Qué más?

Metieron a los chicos en la cabina de grabación, cada uno a punto de rapear. WayneWayne comenzó:

Said I'm WayneWayne on the micmic, I'm badder than bad. Said the City is Ours, we're gonna take it like we're mad!

Kendall entró corriendo, chocando contra Wayne-Wayne, derribándolo.

Eh, your rhymes were weak, mine fit like a glove. Gustavo's got a face, only a mother could love!

En ese momento, Gustavo volvió a gritar y tuvo que ser sujetado por Kelly, que luchaba por mantenerlo en el suelo.

—El segundo asalto es para Kendall —anunció Griffin, mientras Emily y Carlos chocaban los puños al sonar la campana—. A ver qué pasa en el tercero.

Todos se encontraban fuera del despacho de Gustavo. Se oían estruendos y ruidos en el interior, que sobresaltaron a todos, pero especialmente a Gustavo, que intentó entrar corriendo.

—¡Está cerrada! —Kelly suspiró. Gustavo emitió un sonido burlón, buscando sus llaves para abrir la puerta.

Al abrir la puerta, había chispas y humo por toda la habitación. Todo estaba destrozado. Gustavo entró corriendo, gritando, y Kendall salió de forma casual, tirando un mazo por encima de su hombro.

Extendió los brazos y volvió a posar. Gustavo volvió a salir corriendo, frenético.

—¡Ya no tengo despacho, mis premios rotos! —dijo a gritos— ¡Y ha usado el cajón de mi mesa como retrete!

—Los chicos malos van a donde quieren —dijo Kendall, levantando el cuello de su chaqueta. Emily, con la boca abierta, se volvió hacia James, que estaba tanto atónito como complacido.

—Eso es nuevo —le dijo Griffin a Logan—. Original, y muy, muy malo —le guiñó el ojo a Kendall, sonriéndole.

Antes de que Emily pudiera llamar la atención a Griffin por contradecirse sobre la originalidad, WayneWayne se puso al frente, mirando dentro del despacho destrozado.

—Pero, ¡yo soy el chico malo! —lloriqueó, tratando de razonar con Griffin— ¡Yo!

—Tío —se entrometió Carlos—, se ha hecho caca en su mesa.

—Te demostraré a ti —le dijo a Carlos, señalándolo—. ¡Y a ti! —señaló a Kendall—. ¡Y a todos vosotros! Que... qué... —tartamudeó, pensando qué hacer.

Levantó la pierna para dar una patada, directo a las pelotas de Griffin, que gimió de dolor. Todo el mundo jadeó. Emily tenía una mano sobre su boca y James tiraba de ella hacia atrás.

Desde el suelo, Griffin hizo un gesto hacia WayneWayne. Sus asistentes se acercaron y le agarraron por los brazos.

—¿Me he pasado? —preguntó, temeroso, mientras su pandilla salía corriendo.

Griffin se levantó de un salto, alisándose la corbata, como si nada.

—Tienes razón, WayneWayne. Big Time Rush lo forman cuatro.

—¡No puede echarme! —exclamó él— ¿Sabe por qué? ¡Porque tengo... un contrato! —gritó él, sacando el documento— Debe meterme en el grupo.

—Debe meterte en un grupo —señaló Emily.

—Pero no en este —le dijo Griffin a WayneWayne, antes de asentir con la cabeza hacia Kendall—. Ya tienen un chico malo.

Kendall se señaló a sí mismo, victorioso, mientras WayneWayne era arrastrado a un lado, protestando.

—No quiero vestirme así siempre —Kendall se encorvó—, y no les daré la espalda a mis amigos.

—Vale —Griffin accedió, acercándose a Kendall y acercando a Emily a su lado—. Y puedes salir con mi hija —la empujó hacia Kendall, y él la rodeó con el brazo.

—Sigo sin ser tu hija.

—...Pero —continuó él—, no quiero verte cerca de mi mesa. Chócala, chico malo —él y Kendall chocaron los puños, y Griffin se giró para irse. WayneWayne estaba siendo arrastrado fuera del estudio, llorando que él era el "chico malo" y tenía un contrato mientras el grupo se despedía de él con la mano.

Fuera de su vista, Gustavo habló:

—¡Tú! —llamó a Kendall, haciendo que todo el grupo se diera la vuelta— Buen trabajo —dijo sonriendo.

Los chicos y Emily vitorearon con Gustavo, ignorando a una Kelly muy confusa.

—¿Qué? Pero si te ha roto los─ Te ha destrozado... —tartamudeó, asomándose al despacho— Y se ha hecho caca en─

—Me alié con estos descerebrados porque tienen buenos planes —dijo él, haciendo que los chicos se encogieran de hombros con timidez.

—Estaba con vosotros. ¿Cuándo lo planeasteis?

Todos los chicos sacaron sus hojas con la letra de la canción, mostrando a Kelly el mensaje. Emily fue la última en sacar la suya, despacio y con pesar.

—¿Sin Kelly? —leyó ella— ¡Eh! Pude ayudaros. Yo soy parte de este equipo.

—Sí, así es —le contestó Gustavo—. Pero no tienes ni pajolera idea de mentir.

Los chicos y Emily murmuraron de acuerdo.

Kelly empezó a sollozar, se llevó una mano a la boca, bajó la mirada y se puso a llorar.

Todos la miraron con lástima, sin tragarse el numerito, esperando que parara.

—Tenéis razón —admitió, dejando de actuar.

Y todos gritaron, soltando las hojas en el aire, y celebraron su éxito.

—¡Esperad! —exclamó Emily, haciendo que todos se congelaran— ¿A nadie le importa que Griffin siga llamándome su hija?


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