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Capítulo IX: The Silver Flower.

Jackeline buscó a Michael, hasta que lo encontró en la parte trasera de la casa. Mirando las estrellas.

Se detuvo en la puerta, tratando de calmar su exaltación; y para mirarlo sólo por un momento.

No podía llegar y sólo sortarle la noticia, necesitaba empezar de forma casual.

-Mike.- dijo ella, Michael sólo volteó mitad de su rostro, la vio con el rabillo del ojo. -¿Qué haces?
-Yo sólo... Disfruto lo poco de lo que se puede disfrutar.- dijo él.

Jackeline se acercó a él, y se sentó a su lado sobre el escalón dejando caer sus pies descalzos sobre la tierra.

-¿A qué te refieres con eso?- preguntó ella.
-El mundo no es tan hermoso como antes...
-Nunca lo fue.
-Sí, si lo fue. Porque antes las cosas estaban mejor que ahora, eso hace al mundo de hoy... Una basura.- murmuró Michael para después volver a mirar las estrellas.
-Ah... Estás diciéndome que piensas perder tiempo acá afuera pensando en metáforas.- dijo Jackeline abrazando sus rodillas.

Michael río en voz baja.

-Algo así, Line.- dijo Michael, y Jackeline lo miró.
-¿Cómo me llamaste?- preguntó la albina.

Michael la miró y sonrió.

-Line.
-¿Qué es eso?
-Eso, son las últimas cuatro letras de tu nombre.- explicó Michael, como si Jackeline fuese una niña pequeña a quien le explica el porqué el cielo es azul.

Jackeline, a diferencia del pelirrojo, rió hacia el horizonte.

-Mike, eres un tonto.- se burló ella.

Tomó una rama que se escondía detrás de sus pies y comenzó a jugar con la tierra rayando cosas sin sentido.

-Jackeline, quiero contarte algo.- dijo él.
-¿Mmm?- ella estaba más concentrada en sus garabatos de tierra, pero le prestaba atención.

Michael apoyó sus brazos en el escalón y miró hacia el cielo.

-Creo...- él sonrió. -Creo que me gusta Other.

La rama se rompió.

Jackeline dejó de dibujar y se quedó en silencio, en su mundo, con la mirada perdida.

-¿Jackeline?- la llamó Michael golpeando amistosamente su hombro.
-Oh...- murmuró ella dejando la rama partida en el suelo. -Eso es...- se aclaró la garganta y lo miró. -Algo inesperado.

Michael sonrió ampliamente entre una risa leve.

-¿En serio? Creí que era muy claro.- el volvió a mirar al frente.

Jackeline se quedó callada unos momentos, mirando el suelo, sus manos, todo lo que pudiera distraerla. Hasta que su mirada se detuvo en el brazo de Michael.

Llevaba puesta una playera de manga larga color gris, que se pegaba a su piel y marcaba sus brazos fuertes. Llevaba vendada la mano izquierda, pero se podía notar como la tela de la playera tenía sangre hasta el codo.

La herida estaba creciendo.

-Michael, tengo que decirte algo.- dijo ella, el ojiverde la miró en seguida. -Descubrí... Algo muy útil.- dijo ella.
-¿Útil?- Michael se mostró notoriamente confundido.
-Tu herida está creciendo y necesita atención.- dijo ella.

Michael miró su mano y brazo por todos los ángulos, apoyó los codos en sus rodillas.

-No se puede hacer nada Line.- dijo él, en un tono completamente decepcionado y triste.

Jackeline tomó su cabello y comenzó a jugar con él nerviosa.

-¿Recuerdas la canción que cantaba mamá? La de sanación.- preguntó la ojiazul mientras se concentraba en su cabello.
-Flor que da fulgor, si.
-Yo... Yo también puedo curar.- dijo ella.

Michael la miró al instante para después tomarla de los hombros. Jackeline se exaltó.

-No es una broma, ¿cierto?- preguntó Michael.
-No, jamás jugaría con algo así.

Él la soltó.

-¿Desde cuándo lo sabes?- preguntó el pelirrojo.
-Desde hace unos minutos.- ella tomó la mano de Michael, junto con su cabello.

No era tan largo como el de Rapunzel, pero podía cubrir al menos con una vuelta. Ella espera que con eso sea suficiente.

-No recuerdo muy bien la letra.- dijo ella molesta.
-¿No piensas que yo cante o si?- preguntó Michael.

Jackeline lo fulminó con la mirada.

-Amm...- ella apretó los labios y cerró los ojos concentrándose. -Flor que da fulgor... Con tu brillo fi...
-¡AH!- exclamó Michael.

Jackeline abrió los ojos para golpearlo en la cara.

-¡Cállate!- le regañó ella molesta.
-Lo siento es que... Mierda, tu cabello.

Ella suspiró y continuó.

-Mueve el tiempo atrás... Volviendo a lo que fue... A lo que... Fue...- estaba comenzando a trabarse.

Michael tomó la mano libre de Jackeline, ella abrió los ojos y ambos se miraron.

-Quita enfermedad...- continuó él.
-Y el destino cruel...- ahora eran ambos, cantando la canción de sanación, mientras el cabello plateado de Jackeline se iluminaba. -Trae lo que perdí, volviendo a lo que fue... A lo que fue.

En el momento en que el cabello dejó de brillar, ella lo retiró de la mano de Michael.

Él comenzó a deshacerse de la venda que cubría su mano para después observarla.

Jackeline frunció el ceño.

-Sigue igual.
-No.- la interrumpió Michael con una sonrisa. -Si está sanando.
-Pero muy poco Mike, no lo entiendo.- se quejó la albina.

Se puso de pie y trató de calmar sus nervios. Comenzó a respirar con fuerza, mientras su mirada no mostraba nada más que odio.

-Hey, hey...- Michael se puso de pie al notar como del suelo y techo de la cabaña comenzaba a salir escarcha y afiladas deformaciones de hielo. -Calma...- comenzó a acariciar la piel fría de los brazos de Jackeline. -Tranquila...
-¿Cómo me pides que me tranquilice?- preguntó ella entre dientes mientras cerraba los puños con fuerza. -No funcionó. Quería salvarte.
-Tu cabello no brilla tanto como el de tu madre.- dijo Michael.

Jackeline lo miró confundida.

-¿A qué te refieres con eso?- preguntó ella.
-A que tu poder central no es el de Rapunzel... Es el de Jack.- dijo Michael.

Jackeline dio unos pasos atrás, retirando así las manos de Michael. Y se puso a pensar.

De repente tomó el brazo de Michael, levantó la manga de la tela gris y comenzó a llenarlo de escarcha.

-¡¿Qué estás haciendo?!- exclamó Michael asustado.
-Shh...- lo regañó Jackeline mientras seguía haciendo lo mismo.

Hasta que cubrió la gran parte del brazo de Michael de escarcha.

-Quizá sea así como funciona.- dijo ella.
-Espero que así sea.- pidió Michael en voz baja mientras observaba su brazo.

Jackeline suspiró con fuerza y puso sus manos detrás de su espalda.

-Así que... Other, ¿eh?- preguntó ella volviendo al tema del que habían estado hablando al principio.

Michael alzó la mirada para ver a Jackeline, quien sonreía con los labios apretados.

-Si.- dijo él. -Así es...

Jackeline dio un paso al frente para tenerlo más cerca.

-¿Estás... Enamorado de ella?- preguntó la albina.
-Quizás.- Michael sonrió abiertamente.

Jackeline bajó la mirada pensativa... Para después entrar a casa sin decir palabra. Mientras Michael la seguía con la mirada.

A lo lejos, entre los árboles. Una pequeña figura oscura y de ojos dorados observaba.

Salió volando en un vapor negro hasta llegar a las profundidades del bosque, y entrar por el hueco de un árbol hasta dentro de la tierra, a los túneles de la oscuridad.

Donde llegó con Pitch, para avisarle, que había otra flor, pero que esta era la Flor Plateada.

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