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Le van a revolver los huevos a la cabra - Parte 1

Que sirva el título y la imagen de forshadowing para dos cosas (no sirvo para generar sorpresa):

1. Lemon, bendito lemon ( ͡° ͜ʖ ͡°). Viene pronto... creo... espero (necesito terapia y tocar pasto, no se note). Váyanse preparando para ignorarlo épicamente a los que les da asca XD

2. Drama :0

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Un típico día en el hotel comenzó, con Charlie organizando una fiesta de celebración para conmemorar la primera semana de Sir Pentius viviendo en el hotel. Billy estaba dándoles indicaciones a Razzle y Dazzle para colocar un cártel hecho a mano.

- "¡Esto se ve PERFECTO! ¡WHOAAA! ¡Gracias por la ayuda, hermanito!" chilló Charlie conmovida.

- "No hay de que. Otra prueba de que se puede hacer arte fino con pocos recursos." respondió Billy, para nada tacaño.

- "¡Estoy tan emocionada de que Sir Pentius se aloje aquí en el hotel!" embelesó Charlie.

- "¿Olvidaste que Pentius trató de apoderarse de la ciudad con sus... pendejadas steampunk hace pocos días?" cuestionó Vaggie, aun rencorosa por lo ocurrido la semana anterior.

- "Leve, otro viernes por la noche." rechazó Billy, no interesándole mucho.

- "Eso ya pasó, desde que llegó no lo he visto haciendo nada malvado." aseguró Charlie.

En el momento justo apareció Pentius, paseándose con una máquina en forma de cañón de apariencia peligrosa, cinco de sus Huevecillos montados encima de ella.

- "Hoy se rompe la racha." juzgó Billy.

- "¿¡Qué diablos es eso!?" estalló Vaggie con las manos al aire.

- "Hola, buenos días, hembra púrpura." saludó Pentius, quitándose el sombrero. "Es mi nuevo invento. El super desarroshador de pieles 11 000. Estoy ansioso por dispararle a otros residentesss."

- "¿Qué? ¿¡Por qué!?" musitó Charlie, desorientada.

- "Porque todos son muy cordiales. Y es obvio que están fingiendo." se excusó Pentius en desconfianza de los demás. "Puedo sentir que están planeando matarme, ¿pero cuándo? ¿Cómo? Debo estar preparado."

- "11 000 veces te vamos a despellejar si le apuntas con ese dildo gigante a alguien." avisó Billy.

- "Ummm... ¡Uy, miren, llegaron las piezas que faltaban!" desvió Pentius la atención de ellos.

Hizo referencia a Odette y Clara, hijas de la soberana Carmilla Carmine, quienes habían llegado al hotel a dejar unos paquetes de armas y piezas. Pentius reptó emocionado hacia ellas para recibir su entrega.

- "¿¡Carmine!? ¿¡Le estás comprando a Carmilla Carmine los repuestos para tus estúpidos inventos!?" interrogó Vaggie estupefacta.

- "Pues sí, es la principal traficante de armas en el Infierno." contestó Pentius en tono de obviedad.

- "Ok, suficiente." estimó Vaggie. "Esto se acaba aquí."

- "Oigan-"

- "Lo siento mucho, compadrito, pero estas armas te las confisco." arremetió Billy, llevándose las armas. "Derechito a mi colección."

- Por ningún motivo puedes construir armas en este hotel. Nadie intenta matarte." esclareció Vaggie hasta el límite. "La gente es cordial porque quieren que te sientas bienvenido."

Pentius ojeó con timidez a los demás residentes del hotel. Y bueno, 'cordial' no sería el adjetivo más apropiado con el que describirlos.

- "¿Qué me ves, putito? ¿Acaso te gusto o qué?" rechifló Billy, mostrándole el dedo medio a Pentius al notar que también lo estaba viendo fijamente.

- "Hmmm, tengo mis dudasssss..." replicó Pentius.

- "Pues creélo. Confía en nosotros." presionó Vaggie.

- "Yo no confío." admitió Pentius secamente.

- "Meh, es justo. Ni yo confío en mí mismo." reconoció Billy, encogiéndose de hombros.

- "Bafomet, por el amor de-" exhaló Vaggie.

- "Bien, ya veo que eso es un problema. Entonces será el tema a tratar en nuestra actividad de hoy." calmó Charlie a Pentius, queriendo darle una solución pacífica como lo usual.

- "Hmmm, pero hay que fijar algunas reglas." estableció Vaggie con firmeza. "¡No se permiten armas! Tampoco conspiraciones contra otros huéspedes. Y desháste de esas cosas raras."

Vaggie apuntó a los caóticos Huevecillos, quienes estaban jugando como si nada con algunas piezas de armas, haciendo un agujero en el techo del hotel.

- "¡Ya cagaron! ¡LOS VOY A HACER OMELETTE!" gruñó Billy en su forma demonio, arrinconando a los Huevecillos.

- "¡Carajo! ¿¡Viste eso!? ¡Deshaste de esas cosas!" exigió Vaggie, apuntando al agujero con furia.

- "¿¡Qué!? ¡No dejaré a mis huevoncitos! Ellos hacen las maldades por mí..." lloriqueó Pentius, abrazando a sus pequeños esbirros.

- "¿Quieres quedarte aquí y redimirte?" preguntó Vaggie sin más.

- "Así esssss..."

- "Entonces, deja a esos huevos."

- "Muy bien, Huevecillos. Son libres ahora. Ya no... no puedo cuidarlos, mis niños." lamentó Pentius, lagrimeando profundamente.

- "Como diga, patrón." asintió uno de los Huevones en representación del resto, a lo que el grupito se alejaba.

- "¡No, no se resistan! ¡Así estaba destinado a ser!" les pidió Pentius teatralmente.

- "Wow. Que sentimental despedida, no como las que tengo en casa." comentó Billy.

Pentius estalló en lágrimas, siendo consolado por Charlie. Alastor, por su parte, estaba desayunando tranquilamente un venado recién liquidado en su habitación, a lo que Vaggie y Billy captaron su atención.

- "¿Pueden irse? No he terminado de desayunar." pidió Alastor tranquilamente.

- "Estos huevos son una plaga, y Billy se los quiere comer. Quiero que tu te deshagas de ellos." explicó Vaggie, ignorando sus anteriores peticiones.

- "¿Confías más en él que en mí? Que feo, cuñada." chistó Billy, haciéndose el herido.

- "Pues debiste decirlo antes, será un gusto." se alegró Alastor, de pie y acercándose a ellos con su micrófono.

- "... Sin dañarlos." aclaró Vaggie.

- "Hmm, ya no es tan estimulante, en fin. Tendré que divertirme a mi manera después." aceptó Alastor, dejando a un lado sus deseos sádicos y guiando a los Huevecillos fuera del hotel.

- "Super. Ay no, que asco." se estremeció Vaggie al ver el venado semi podrido y rodeado de moscas.

- "¿Verdad? Le falta especias. Deja busco, ya que sonrisitas no se lo va a terminar." observó Billy, retirándose.

Al rato, Charlie pidió otra reunión para hacer una dinámica, viendo la desconfianza que abundaba entre los residentes de su hotel.

- "¡Hola, chicos! ¡Gracias por venir!" los recibió Charlie. "Nos hemos enterado de que es posible que haya un... poquitito de... tensión en el hotel."

Pentius ya estaba estrujando a Niffty con su cola y apuntando una pistola contra ella, a lo que Vaggie se llevó su arma y Billy cargó a Niffty.

- "Tensión que podría ser contraproducente para lo que intentamos hacer aquí." se extrapoló Vaggie.

- "Que Dios les de paciencia y no fuerza, porque sino se matan entre ustedes, culeros." parafraseó Billy con un rostro decepcionado.

- "¡Estrújame hasta que reviente, BB! ¡Jejejejeje!" suplicó Niffty, masajeando sus brazos.

- "Ummm, ¿sexy?"

- "Creemos que este grupo podría beneficiarse mucho coooooon..." comenzó Charlie, alargando la sorpresa.

- "Sonidos. De. Tambores." pidió Billy a Razzle y Dazzle, a lo que ellos se encargaron de golpear el piso para crear tal efecto.

- "Unos buenos... ¡Ejercicios de confianza!" anunció Charlie, dando un salto en el aire.

- "¡Ejercicios de... confianza!" siguió Vaggie a destiempo.

- "¡Pedazos de longaniza!" siguió Billy erróneamente, haciendo un intento de mortal en el aire. "Espérate, ¿cómo era?"

Estos dos se golpearon contra el suelo. Que lentos pendejos.

- "Puta madre..." insultó Vaggie, sintiéndose como una ridícula.

- "Chucha, mi cogote..." maldijo Billy, agarrándose la nuca doblada.

- "Ya lo habíamos ensayado." regañó Charlie a su novia y a su hermano. "Ajum, haremos ejercicios de confianza."

- "Que flojera. ¿Que significa toda esta... basura?" desdeñó Husk. "No pienso montar un espectáculo para estos tontos de mierda."

- "Ánimos, Husker. Nos esmeramos en hacer estos carteles económicos." alentó Billy, señando a su cártel.

- "Yo puedo montar un espectáculo para el disfrute de todos." se ofreció Angel, reposando sus largas piernas encima de las de Husk, para su gran disgusto. "Pero, cobro en efectivo. ~Y sé que ese de ahí no podría pagar~"

Angel miró a Pentius con una sonrisa lujuriosa.

- ¡Náuseassss! Nunca me han atraído lassss arañas." se negó Pentius, ofendido por la insinuación.

- "Bah, puta vida. Participaré." aceptó Husk a regañadientes.

- "¡Esa es la actitud! ¡La depre nos la puede devorar entera!" festejó Billy, haciendo una pose curiosa.

- "Como sea, bien. Vamos a comenzar." cortó Vaggie. "¿Charlie?"

- "De hecho, estaba pensando en que esta vez tu podrías dar las instrucciones." sugirió Charlie a su novia. "Porque yo confío en todos, por eso creo que tu deberías tomar la iniciativa y guiarnos."

- "¿¡Yo qué!? Amm, es que yo no sabría como... uh, comenzar-" titubeó Vaggie, no muy convencida con la propuesta.

- "Vamos, inténtalo. No es tan difícil, sé que lo harás muy bien." le animó Charlie, intentando tranquilizarla.

- "Por supuesto. Tu y yo sabemos que debes tener mucha experiencia poniendo en orden el ganado." comentó Billy, guiñándole el ojo como si supiera algo especial.

Vaggie entendió la implicación de su comentario y tragó saliva, algo nerviosa, en especial al ver que casi todos la miraban malhumorados. Pero recobró la compostura enseguida antes de levantar sospechas.

- "Hmmm, sí, claro. Puedo hacerlo. No será gran cosa." se convenció Vaggie a sí misma y al resto.

De un momento al otro, parecía que Vaggie se había transformado en un jefe militar.

- "¡El ejercicio de hoy se llama 'El salto de fe'!" vociferó Vaggie, caminando de un lado al otro.

- "¿Acaso nos vamos a tirar del balcón? Suena divertido." bromeó Billy.

- "¡Nada de payasadas, soldado!" corrigió Vaggie, plantándole cara al punto de que Billy retrocedió un poco. "¡Compartirán con los demás algo personal que los haga vulnerables y luego caerán hacia atrás para que los atrape el resto del grupo! ¿¡Entendido!? ¿¡Quién va a comenzar!?"

Charlie alzó la mano y se dio de voluntaria.

- "Bien, sube a la tarima." comandó Vaggie, sonriéndole por su iniciativa.

Charlie siguió su orden y juntó las manos.

- "Yo... los amo a todos. De verdad. De corazón..." se abrió Charlie a sus amigos, sollozando de la alegría. "Los amo."

Tirándose de espaldas, fue acogida por Vaggie y Billy, quienes no estuvieron para nada contentos con el hecho de ser los únicos tomándose en serio la dinámica.

- "Te tenemos."

- "¿Cómo te sientes?"

- "Eso... fue... ¡LIBERADOR! Jeje..." risilló Charlie, como si el juego hubiese expandido su mente.

- "Bien por ti. Ahora quítense todos, que es mi turno." exclamó Billy, dejando a su hermana en el suelo.

Billy voló encima de la tarima, inhalando y exhalando aire, pareciendo que iba a decir algo muy profundo. Nada más lejos de la realidad.

- "Una vez, en una fiesta, me puse más pedo que almeja, ¿sí? Me agarré a un tubo, di como 50 vueltas, vomité y grité 'como me gustaría que una damisela me pusiera en cuatro, y me hiciera un pegging bien salvaje'." relató Billy entusiasmado. "Y resulta y resalta que Vel estaba justo detrás mío... ¡Ajaja! Ahh, esa noche fue deliciosa."

- "~Hmmm, rico~" sonrieron Angel y Niffty, levantando una ceja.

- "Bafomet, no entendiste de que iba la dinámica." increpó Vaggie, manos en la frente.

- "Pues es algo personal y en esa ocasión me sentí vulnerable. ¿Ese no era el punto?" razonó Billy con una lógica aplastante. "¿No? Pues ahí les va otra. Husk, una vez le eché un escupitajo a tu bebida... ¡Y ni te diste cuenta! Jejejeje."

- "Arghh, estaba mejor la otra." gruñó Husk, crispando los ojos.

- "¡Auxilio, me desmayo!" advirtió Billy, tirándose de espaldas, atrapado por Charlie y Husk. "¿Es todo? Pues síguele, Angel." apuntó Billy a su amigo.

Angel accedió más desanimado que anguila en pecera y se arrimó a la plataforma.

- "Esta vez todos tenemos que atraparlo, ¿de acuerdo? A no ser que quieran un hoyo en el pecho." expresó Vaggie, apuntando su lanza hacia el resto del grupo.

- "A ver, algo personal. ¿Qué puede ser?" pensó Angel, rascándose la cabeza. "¿Qué tal esto? Me vuelve loquito chupar-"

- "¡Juro que si dices vergas-!" farfulló Husk, agitándose de la furia.

- "¡Chupar paletas, pervertido! Libera tu mente de esas cochinadas." se mofó Angel, aparentemente desafiando las expectativas de todos. Una vez saltó, fue atrapado por Husk, cosa que le agradó y bastante. "¡Ajajajaja! Pero es cierto, vergas igual-"

Husk soltó a Angel, mascullando de la repugnancia. Angel se recompuso, frotándose su espalda por el impacto.

- "Tu turno, chico nuevo. Sube." incentivó Angel a Pentius, ignorando lo anterior.

Pentius exigió que se apagaran las luces y añadieran un reflector por el bien del efecto dramático, demanda a la que Billy accedió medio hastiado.

- "¡Yo... no quiero seguir viviendo sin mis minions! ¡Que nadie me atrape!" lloriqueó Pentius, tirándose sin importarle nada.

De todos modos, Charlie, Vaggie y Billy lo atraparon, para su enorme frustración.

- "Carajo." se dolió Pentius, para luego bajarse solo.

- "Que bien. Si que eres baboso." notó Vaggie, limpiándose las manos con su ropa. "Excelente, buen trabajo, em. ¿Niffty?"

Niffty corrió apresuradamente a la tarima.

- "A veces, mato a las mamás bichos delante de sus crías solo para amenazar al resto. ¡Jaja!" rió psicóticamente Niffty, lanzándose al vacío.

Todos se apartaron, menos Billy, quien la atrapó en sus brazos y le rascó la cabeza.

- "Bravo. Que se jodan las muy malditas alimañas destruye inmobiliaria." aplaudió Billy.

- "La verdad hubiera preferido que me dejaras caer. Jijijiji..." admitió Niffty.

- "A bueno. Te voy a arrojar desde una mayor altura, entonces." propuso Billy, lanzando a Niffty al aire, haciéndola darse un golpe más fuerte.

- "¡SÍ! ¡DUELE! ¡AJAJAJA JA! ¡Otra vez, otra vez!"

De ahí, Billy y Niffty siguieron con su masoquista juego de lanzar y caerse, perturbando al resto de la banda. Charlie y Vaggie se apartaron un momento, al ver que su ejercicio no estaba dando resultado. Repentinamente, Billy recibió una notificación de su celular. Había sido etiquetado en una publicación de Velvette, una elegante selfie.

- Camino a la reunión de los palurdo- que diga, soberanos :3

- "Hmmm, esto promete." murmuró Billy, admirando la selfie. "Compañía, me retiro. Tengo una reunión importante a la cual atender."

- "Oh, está bien. No pasa nada." aseguró Charlie.

- "Ugh, adelante, Bafomet." permitió Vaggie.

- "Mil gracias, son los mejores. Suerte con sus... vainas de la confianza." se despidió Billy a medias, quitándose su saco y dejándolo colgado en un perchero.

Billy simplemente se largó y emprendió vuelo fuera del hotel, pasando momentáneamente por su hogar para guardar algunas cositas necesarias para la reunión.

- "Bendito sea el visionario que inventó el lubricante." pensó Billy para sí mismo. Su tilín estaba retorciéndose al pensar en lo que quería hacer.

Ya listo para la acción, emprendió rumbo al dominio de Carmilla. Desde las alturas, tenía una vista perfecta de la imperfección a sus pies: la mugre por todas partes, la discordia y los vicios de sus deplorables habitantes a la vuelta de la esquina.

- "Nada como el dulce aroma a azufre y despelote por la mañana." suspiró Billy casualmente. "El pronóstico del clima anticipa una dulce lluvia ácida. Excelente para mi jardín."

Ya acercándose a su destino, visualizó a dos figuras que reconoció al instante. Otro soberano, Zestial, junto con Alastor. Bueno, y los Huevecillos de Pentius. Parecía que estaban teniendo una conversación interesante, por lo que el príncipe, curioso como ninguno, se detuvo encima del edificio más cercano a ellos para espiarlos, saltando de construcción a construcción mientras sus objetivos paseaban. Los pecadores ordinarios temblaban ante la presencia de estas figuras, huyendo despavoridos. Nada de lo que dijeron captó particularmente la atención de Billy, hasta que...

- "Bla bla bla, Alastor es único y detergente, ¿qué más?" gimoteó Billy, empezando a aburrirse.

- "... ¿Te encuentras al tanto de la posible alianza entre el príncipe Morningstar y los... Vees?" comentó Zestial con un tono lúgubre.

- "Mjmm, tenía mis sospechas, pero quise pensar que solo era un rumor entre muchos... imaginarse que una figura tan célebre y respetada caiga tan bajo como para involucrarse con esa chusma." dictaminó Alastor, desaprobación evidente aun en su sonriente rostro. "Ciertamente, preferiría ni pensar en ello. Me revuelve el estómago."

- "Que pecado, hablar pestes a mis espaldas como si no me fuera a enterar." caviló Billy al entrecejo. "Yo lo veo todo."

- "¡AVE MARÍA, ES EL CHAMUC-!" voceó un pecador ebrio que justo estaba en el mismo edificio que Billy.

Antes de que pudiera terminar, Billy lo agarró fuertemente del cuello y lo arrojó sumamente lejos, temiendo que descubrieran su escondite. Es más, los dos soberanos se sobresaltaron con el grito de ese pecador, mirando hacia arriba para ver que ocurría.

- "¡Oh que la-!" se espantó Billy, tirándose al suelo para ocultarse.

Afortunadamente para él, Zestial y Alastor perdieron interés y continuaron su camino. Una vez lo notó, les siguió nuevamente el paso. Ya cerca del callejón que los llevaría a la sede de la reunión, Billy aceleró su ritmo hasta llegar enfrente de uno de los elevadores del condominio antes que ellos, haciéndose el que recién pasaba por allí.

- "Había una vez un barquito chiquitito- ¡WHOA! ¿¡Mis ojitos me engañan, o son Zestial y Alpastor!?" actuó exageradamente sorprendido Billy.

Los Huevecillos se espantaron al reconocerlo, escondiéndose detrás de Alastor.

- "Si no nos movemos, tal vez no nos vea." pensó un Huevón.

- "Majestad, un placer tenerlo con nosotros esta mañana. Unos cinco meses han pasado desde nuestro último encuentro, si no me falla la memoria." saludó Zestial cordialmente, haciendo una pequeña reverencia.

- "Oh ya. ¿Qué andaba haciendo por esta zona, príncipe?" cuestionó Alastor, sus ojos entrecerrados.

Billy rodó los ojos, nada ingenuo, sabiendo que la mayoría de los soberanos únicamente lo respetaban por su implacable reputación y enorme posesión de almas.

- "Vengo por la reunión de ustedes los soberanos, el chisme me alimenta. Que casualidad, jojojo, que inesperado toparme con ustedes... los soberanos... que van a la misma reunión soberana de los soberbios soberanos soberanescos... que yo." explicó Billy no muy disimuladamente, sus ojos poniéndose bizcos.

- "En efecto, lo mismo digo..." asintió Alastor lentamente, sospechando de sus intenciones. "Vayamos, que el tiempo apremia, ¿les parece?"

Los tres ingresaron en el elevador, a lo que los Huevecillos intentaron seguirlos, siendo detenidos por el bastón de Alastor.

- "No, no. Tengo una tarea muy importante para ustedes." indicó Alastor, toqueteando su bastón. "Quédense aquí y vigilen la puerta mientras no estoy. Y créanme, más seguros estarán aquí afuera que con cierto glotón cerca."

- "Sí. Se-ñor." obedecieron cuatro de los cinco Huevones bien sincronizados.

Y digo cuatro de cinco porque de alguna manera mágica del destino, uno de los Huevecillos se había colado en el elevador, golpeando la ventanilla con una mirada de suma consternación.

- ¡Oigan, miren! ¡Frank se coló con ellos!" evidenció un Huevón, apuntando a su amigo.

- "... ¿Tenemos nombres?" cuestionó seriamente otro Huevón.

El ascensor llegó hasta el piso superior y abrió sus compuertas, permitiendo a Billy, Alastor, Zestial y Frank retirarse a la habitación de la junta. Frank observó como los demás soberanos llegaban mediante otros elevadores, indiferentes a su presencia. Este pobre huevo los siguió y se paró al lado de Alastor. Fue entonces que ingresó la autoproclamada líder de los soberanos, Carmilla Carmine, junto con sus hijas.

- "Bienvenidos, soberanos del Infierno. Los he invitado aquí a todos porque representan los poderes que gobiernan nuestra ciudad." saludó serenamente Carmilla. "Juntos poseen millones de almas. Almas en riesgo con las nuevas fechas de exterminio. Necesitamos discutir que se puede hacer para minimizar el impacto en nuestros intereses."

El tono de Carmilla era de extrema urgencia, no andaba de humor para bromas. Ay de ella. Notó como Zestial se sentaba al lado suyo y se relajó.

- "Zestial. Es un placer verte, amigo mío." saludó, sonriendo ligeramente.

- "Siempre encantado, Carmilla." correspondió Zestial, bebiendo un poco de té.

Poco tardó en agotarse este ápice de felicidad, pues notó la aparición de Alastor, la primera en años.

- "¿Alastor?"

- "Sí, lo sé, he estado ausente por un buen tiempo. ¡De seguro todos se preguntan que fue de mí!" contó Alastor, esperando dirigir la conversación por ese lado.

- "La verdad no. Pero como sea, bienvenido." desmintió Carmilla, encogiéndose de hombros.

Alastor le dedicó una mirada de esas que matarían si pudieran. No dijo nada, pero genuinamente sintió un dolor en el orgullo por esa respuesta tan cortante.

- "¡Boom, coje lo tuyo!" amedrentó Billy, impresionado por la respuesta de Carmilla.

Carmilla de plano ni disimuló su desencanto al ver a Billy invitándose a sí mismo a la reunión y sentándose en la primera silla de la asamblea. Al extremo contrario de donde se encontraba.

- "Príncipe... Morningstar..." murmuró Carmilla, parpadeando lentamente.

La mayoría de los presentes se pusieron tensos ante la bombástica presencia del príncipe al descubierto y mantuvieron su compostura, conscientes de lo que era capaz de hacer si se ponía de mal humor. Énfasis en 'la mayoría'.

- "¡Mi viejo rabo verde favorito!" voceó Zeezi sin miedo. Entre ellos había confianza.

- "El único e inigualable, perros." confirmó Billy, arreglándose el peinado con soberbia.

- "¿A qué se debe su llegada? Si no es molestia que pregunte..." interrogó Carmilla, legítimamente deseando saber el motivo.

- "Por nada en realidad, yo solo vengo por el cotilleo, los rumores, el chirimbolo, esa monda. Bueno, también por otra cosa, pero que les valga verga, ¿no? Solo hagan como que no estoy aquí." argumentó vagamente Billy, reposando los pies en la mesa.

- "Bueno, que se divierta, supongo." se rindió Carmilla, no muy cómoda con el hecho de que la reunión fuese apropiada como una forma de entretenimiento, mas no teniendo mucha opción.

La líder chasqueó los dedos para asegurar la atención de los soberanos.

- "La exterminación de este año fue brutal. Mucho más que en años anteriores." informó Carmilla, agitando el puño. "Hemos evaluado que aproximadamente el 16% de la población se perdió."

- "Terrible, sin duda. El 16% de esos bastardos se liberó del yugo de pagar impuestos. ¿No te jode?" lamentó Billy, siempre pensando en los demás.

- "Con las legiones de ángeles actuando el doble de rápido, sería prudente que nosotros-" prosiguió Carmilla, ignorando la burrada que había dicho Billy.

Pero no era tan fácil ignorar a esa cabra demente. Billy alzó la mano, deseando decir algo.

- "¿Señorío?" le permitió Carmilla, apretando los dientes.

- "Si, ajá, una duda. ¿Van a dar bocadillos? Desayuné hace como media hora. Media hora. Me estoy muriendo, necesito azúcar." explicó Billy como si fuera algo inadmisible.

- "Jufff... su alteza, esta es una reunión importante. No un buffet privado." suspiró Carmilla, su paciencia puesta a prueba.

En el momento más oportuno, la puerta de la habitación se abrió a patadas. Velvette entró a la habitación como si nadie más estuviera, en medio de una llamada con Vox.

- "Sí, lo tengo bajo control, Vox. ¿Estás cuestionándome? En serio, ¿a mí?" parloteaba Velvette. "Eso pensé. ¡Jajajajaja! Sí, lo sé. Son todos payasos. ¡Jajaja! Gracias, V. Nos vemos pronto, besitos."

Y ahí estaba. La otra razón por la que Billy había ido a esa reunión. El príncipe ojeó a Carmilla con una sonrisa pícara, sintiendo sus manos en su cuello.

- "¿Segura, CC? Porque estoy viendo el menú completito justo detrás mío." cuchicheó Billy, aplicando un spray para el aliento en su boca.

- "No pensaba que de verdad dejarías... lo que sea que hayas estado haciendo, solo para venir a la cochambre esta." admitió Velvette, introduciendo una magdalena dentro de su boca. "Pero por las dudas, y como sé que a estas horas se te baja el azúcar, te traje un dulce."

- "Ñom. Ermm, pues soy la puta Cabra Sabática, belleza. Voy a donde se me da la gana." discurrió Billy, masticando el dulce gustosamente.

- "Cierto, ¿cómo se me pudo olvidar? Supongo que esta reunión no será tan aburrida, entonces." arrulló Velvette, empujando sus piernas fuera de la mesa para sentarse en su regazo, tomando una foto de ambos.

Billy se acomodó e hizo su mejor pose. Pulgar arriba.

- "Y lo que faltaba. Que gusto que te nos unas, Velvette." recibió Carmilla, para nada irónicamente. ¿Será que tus, ungh... colegas se unirán también?"

- "¡No! Tienen mejores cosas que hacer que oír a una vieja bocona que se cree la puta ama. Jaja, yo los representaré." negó Velvette, indispuesta a disimular que veía a todos por debajo suyo. Le tomó una foto a Carmilla y la publicó con intenciones de degradarla.

- "Eres diabólica, nena. ~Como me encanta eso de ti~" susurró Billy a su oído, entretenido por las travesuras de su amante.

- "Jeje, lo sé. ¿Y qué te parece esto?" tentó Velvette, apretando sus rostro con fuerza para darle un beso.

- "Que tierna. Entonces, como estaba diciendo, debemos discutir-... la puta que lo parió." intentó continuar Carmilla por donde lo había dejado, pero... en Billy y Velvette había un distractor muy grande.

Lo que empezó en un par de besitos se transformó en un festival de lengüeteo y gemidera demasiado ruidoso y desvergonzado como para pasar por alto. Incluso el estoico Zestial se atragantó ligeramente con su té ante la desaforada escena.

- "Pues eso escaló muy rápido." obvió Rosie, cubriéndose la boca.

- "Ajém." tosió Carmilla, notando como ya empezaban a manosearse.

- "... ¿Eh?" refunfuñó Velvette, mordiéndole el labio a Billy. Era evidente que no tenía ningún problema en presumir su relación en público. "No arruges tanto esa carita, envejecerás otro siglo más."

- "Si solo han venido aquí a comportarse como perros en celo, al menos vayan al baño." encomendó Carmilla, reteniéndose lo más que pudo de decir lo que realmente estaba pensando. Si fueran personas distintas, ya los hubiera echado de la asamblea sin dudarlo un segundo.

- "Pfft, como quieras, amargada." farfulló Velvette, aun rehusándose a bajar de su cómodo asiento. El 'asiento' en cuestión estaba duro como roca, así que por ese lado no había ningún problema.

- "Como sea. Prosigue, Carmine." rezongó Billy, sacando las manos de donde las tenía metidas.

- "Gracias. Ahora. Debemos. Discutir-" resumió Carmilla, antes de recibir otra interrupción más. Que sorpresa.

Velvette sacudió la mano en el aire, deseando tomar la palabra. Otra vez.

- "¿Sí...?" sopló Carmilla, cabizbaja por tanta tontería.

- "En cuanto al tema que estamos discutiendo..." se explayó Velvette, sacando algo muy inesperado de su cola y lanzándolo hacia Carmilla.

Era la cabeza del exorcista muerto. Su sangre se derramó en la mesa y los soberanos empezaron a murmurar entre ellos, sorprendidos, asqueados o ambas cosas.

- "Ay, me dio hambre..." ululó Alastor, viendo la cabeza bastante apetecible.

Y no era el único. Aunque en su caso, el hambre de Billy era inclusive más raro e inquietante.

- "~Oh, que rico~" se relamió Billy.

- "Oh, sí. Sé lo mucho que te calientan las cabezas, mi desquiciado amorcito." respondió Velvette, pellizcando su cachete.

- "¿¡Dónde la encontraste!?" exigió saber Carmilla, ocultando su preocupación interna.

- "Fue el día del exterminio, ¿no?" contestó Billy, conocedor de los detalles.

- "Así es. Si estos santurrones pueden ser asesinados, las reglas del juego cambian." argumentó Velvette, subiéndose a la mesa. "Significa que podríamos hacerles la guerra. Los chicos y yo ideamos un plan estratégico de asalto."

- "¿Ok...? Esa si no me la sabía." expresó Billy, rascándose la cabeza.

- "Y eso no es todo. Por si siguen con dudas, este semental será el comandante del ataque." añadió Velvette, abrazando a Billy.

- "... ¿Qué? ¿Eso cuándo lo decidimos?" consultó Billy. Eso ciertamente no sabía de que se trataba.

- "Anoche, bebé. Te escribí sobre eso y dijiste que sí, acuérdate." afirmó Velvette, dándole palmaditas en la frente.

- "Anoche sexteamos. Nos escribimos de todo, menos eso." recordó Billy, no muy convencido. Revisó la conversación de la noche anterior (vaya que fue larga) hasta encontrar algo que solo se podía definir como trucazo.

- quieres verme las 🍑?

Seguido inmediatamente por...

- oye, puedes ser el comandante de nuestra rebelión contra los ángeles?

Y la increíble, inesperada, épica respuesta fue...

- AHUEVOOO que si

- "A..." fue lo que apenas pudo salir de la boca de Billy después de ver eso. "Miren, am, esto... no es tan fácil prestar atención a lo que haces cuando estás escribiendo con una sola mano."

Para su buena suerte, fue salvado de las despiadadas burlas de su novia gracias a Zestial. El soberano empezó a beber te audiblemente, ahogando todo ruido que pudiera salir en ese cuarto. Él también deseaba dar su punto de vista sobre el asunto.

- "Si ustedes pretenden batallar con tan escasas pruebas, significa que son más... tontos de lo que pensé." conjeturó Zestial pragmáticamente.

- "¿¡Escasas pruebas!? ¡Es un puto exorcista muerto! Yo diría que es una prueba contundente. ¿¡Te estás quedando ciego, abuelo!?" arremetió Velvette.

- "No sabemos como apareció. Tal vez no fue a manos de un demonio en absoluto." continuó objetando Zestial. "Si declaramos la guerra sin pruebas... podrían purgar todo el Infierno por atrevernos a rebelarnos."

- "Muy por el contrario, ¿qué podría haber sido, sino un demonio? Los ángeles caídos son muy raros, y no suelen ser decapitados por uno de los suyos. Su castigo suele ser que los dejen tirados aquí en el Infierno con heridas graves. Aun así, supongamos que se dio un caso extremo e inusual..." discutió Billy, enseñándoles a todos una aureola. La que solía pertenecerle al exorcista en cuestión. "Si se tratara de un ángel caído, alguien que se opuso a las normas celestiales, no hubieran dejado esto detrás."

Billy se rascó la espalda con la aureola, mientras los soberanos se disponían a debatir al respecto. Zestial se mantuvo en silencio, seguía del lado de Carmilla, queriendo evitar conflictos con el cielo. Pero había un sentimiento en su interior que le decía que algo no cuadraba.

- "Pero si necesitan algo más oficial, más formal..." barboteó Billy, enseñándoles una carta. "Solo una semana después del exterminio, me enviaron esta cosa que dice: 'La muerte de fulana nos tomó por sorpresa. Si descubre quien fue responsable, háganoslo saber de inmediato.'"

Carmilla leyó detalladamente el mensaje, comprobando que era verídico.

- "¿Qué pasó, bolsa de fósiles? ¿Querían pruebas? ¡Refuten esas, a ver si muchos huevos!" desafió Velvette.

"Admito que las evidencias son creíbles. No obstante, sigo firme en mi postura. Pedir una guerra contra el cielo solo traerá peores males encima de nosotros. Y no hay que pasar por alto que tampoco conocemos el método con el que aquella entidad logró su cometido." glosó Zestial.

Si bien todos estaban de acuerdo en que tenía que haber sido un demonio el causante de la muerte del exorcista, también concordaron en que la idea de pelear no era la más favorable para su salud.

- " Ujuju, se armó la de Dios es Cristo. ¿Necesitas que cocine a uno de estos para que se calmen?" preguntó Billy, invocando una llama de fuego con su meñique.

- "Shhh shh sh. De esto yo me ocupo." silenció Velvette, poniendo un dedo delante de su boca.

Billy amaba cuando ella se disponía a defenderse sola. Era la señal de que iba a empezar un buen espectáculo. Velvette examinó el cuarto detenidamente, muy enfocada en el lenguaje corporal evidentemente inquieto de Carmilla y el silencio de Zestial.

- "Ahhh, ya veo. El vejete es demasiado cagón para pelear, así que rebate nuestros argumentos. ¿Verdad?" siseó Velvette, acercándose cada vez más a Zestial.

Esto no se lo tomó a bien. Zestial se rehusó a responder sin deseos reales de seguir luchando, mirando de reojo como el príncipe se aguantaba la risa.

- "Awww, ¿cuál es el problema, bolas arrugadas? ¿Demasiado senil para luchar por el poder o-?" criticó Velvette burlonamente, encarando de cerca a Zestial.

Pero Carmilla no se pudo callar ni una sola palabra más. Ya no le importaba ni que el mismísimo Bafomet estuviera a tan solo metros de distancia suya. Su frustración le pudo a su calculador intelecto. Nadie iba a mangonear a los soberanos con tal descaro.

[Inserte batalla de canto épica entre las dos culonas. La que quiere iniciar una guerra y la otra que quiere sobrevivir. Como podrán imaginar, Bafomet se la pasó a toda madre (¬‿¬)]

- "... Por mi falta de respeto, es que ahorita mismo sospecho..." declaró Velvette muy fresca, caminando hacia Carmilla. "¿Ya viste que el ángel ha muerto? ¡Está todo en tu contra!"

- "¡ESTO SE CORTAAAAAA!" dio Carmilla de ultimatum, mirando a Velvette ponzoñosamente.

Silencio sepulcral fue lo único que se apreció en la sala por breves instantes. Decir que era incómodo sería quedarse corto.

- "Qué reunión tan productiva." opinó Alastor para intentar vaciar la penetrante tensión en el aire.

- "Órale. Se quedaron más tiesos que mi verga..." comentó Billy, babeando ligeramente.

De todos modos, Velvette ya había perdido el interés en tratar de convencer a los demás de pelear contra los ángeles.

- "Muy bien. ¡Buen viaje de regreso al asilo, pendejos! ¡~Bésenme el culo~! ¡JAJAJAJAJAJA!" se mofó Velvette una última vez, saliendo por la puerta.

- "¿¡Pero qué mierda!? ¡Si acabamos de entrar a la sala!" rió Zeezi impactada.

... Y Velvette regresó momentáneamente para comunicar algo crucial.

- "Eso último va en serio para ti, bollito. La diversión no acaba. ~Te espero en el baño~."

- "Bueno, ahí nos vidrios, causitas. Habló la dama." se despidió Billy, levantando la cabeza exorcista con su telekinesis y saliendo de igual forma de la habitación.

- "Al cabo que ya se me había quitado el apetito." suspiró Alastor, al ver la cabeza alejarse.

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Listo. Ya se me apagó la chispa creativa por hoy :,v

Quiero darle un saludo especial a @HunterBb_0wo por el apoyo que me ha dado. No puedo agradecerte lo suficiente, causa ʕ•ᴥ•ʔ

Para concluir, les dejo este espacio para hacerle preguntas a la cabra calenturienta. Hagan las que quieran, yo responderé todas en caps individuales.

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