Bienvenidos a racismo, clasismo y xenofobia - Parte 1
El divo regresó con ganas de consentir a sus lectores.
Aviso: demasiadas quemaduras e insultos se aproximan.
Este título exageradamente largo fue idea de mi pana a la que le robé el Amazon Prime para poder ver mis novelas.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Había llegado el día de la anticipada reunión divina. El trío conformado por los hermanos Morningstar y Vaggie se estaban alistando para el efímero viaje, sabiendo que esta sería una ocasión de suma importancia en la que sus decisiones marcarían un rumbo decisivo en el futuro de las dos caras de la moneda: Cielo e Infierno. Graciosamente, fue más fácil convencer a Vaggie de acompañarlos, que lograr que Billy dejara su arsenal.
- "Se supone que vamos al Cielo a prevenir problemas, no provocar más. ¿Crees que te dejarán pasearte por las calles de la salvación con una ametralladora en la mano?" disuadió Vaggie.
- "No, pero si me podrían dejar pasearme con una ametralladora en el ano. ¿Quién carajos me lo revisaría?" dilucidó Billy.
- "Ese no es realmente el punto. No es necesario estar tan a la defensiva siempre. Y específicamente hoy, más motivo tenemos para dar una buena impresión ante los más altos." aleccionó Charlie. "Respira hondo y piensa en las cosas bonitas que vas a ver ahí."
- "Dulces. Y también pienso en otra cosa. Nos estamos metiendo en la boca del lobo. Con fariseos esparcidos entre la multitud que genuinamente se ganó su pase al gozo eterno. A la primera oportunidad, nos apuñalarían por la espalda." caviló Billy, encogiéndose de hombros. "Grandes son nuestros intereses, y ningún interés se sostiene a sí mismo sin una defensa."
- "Eres demasiado pesimista, yo creo que allá arriba encontraremos gente comprensiva y gentil que esté a favor de lo que hacemos. Por favor, relájate." lo alentó Charlie con unas palmaditas en la cabeza. "Lleva la navaja suiza si quieres, pero no necesitas lo demás."
Bafomet accedió a los términos a regañadientes, tomándose un buen tiempo en sacarse todas las armas de su cola.
- "¿Y me podrías explicar para que chuchas necesitabas este 'crucifijo' de apariencia sospechosa?" interrogó Vaggie, levantando con la puntita de los dedos un objeto extraño.
- "Claramente con el propósito de realizar unas plegarias a la virgen para que nos llene con la energía de la santa empanada serial del destino, permitiéndonos convencer a los más santos de que el hotel no es estúpido." aseguró Bafomet, agarrando el 'crucifijo' como si fuera un rosario.
- "Ajá, por eso huele tan raro... ¿Algo más?"
- "Tu ya sabe'." Billy agarró unos lentes de sol y se los puso. "Son para no quedarme ciego."
De mientras acababa de regresar Angel al hotel, demacrado y a punto de desmayarse luego de otro despiadado turno en el estudio de Valentino.
- "¡Te ves fatal! ¿Qué te pasó?" curioseó Niffty entre risotas.
- "La pregunta debería ser '¿quién me hizo esto?'. Y la respuesta es todo el mundo... pordos." reveló Angel, tronándose la espalda en lo que Niffty lo 'desinfectaba'. "Val me hizo trabajar 16 horas seguidas por un puto capricho. Está más cabrón que nunca."
Tumbándose en el sillón, Billy fue a darle su más sentido pésame.
- "Fuerza, leona. Tómatelo con calma. ¿Necesitas algo?" lo confortó Billy.
- "Hmmm... un masajito en la espalda con mucho vaporub no me vendría nada mal." solicitó Angel con una mueca frívola.
Pero antes de poderle responder algo, toma explosión escarlata en una pared del hotel.
- "La madre que lo parió, ¿qué clase de bruja maldijo esa pared para que se caiga a pedazos cada que me distraigo?" renegó Billy, sacudiendo el objeto que definitivamente era un crucifijo. "¡Qué salga el mojón responsable para que le glorifique el hoyo!"
De la abertura se presentó ni más ni menos que la mejor amiga de Angel, la destructiva y genial Cherry Bomb.
- "¿¡Qué tal, maricas!? ¡Jajaja!" se tronchó Cherry de manera grandilocuente.
- "¡Oh, puta madre, Cherry Bomb! ¿Cuánto tiempo sin verte, reinita?" saludó Angel.
- "Eh, para este punto podría dejar el agujero así como está. Más ventilación, supongo." suspiró Billy, a sabiendas de la naturaleza de Cherry.
- "¡Angie, perra loca! ¿Por qué tan depresivo? ¿Qué onda con tus putos mensajes? Vamos a pasar el rato como antes." lo invitó Cherry. "Han pasado 84 putos años- eh, agarra esto, niña."
Dejó en manos de Charlie un explosivo a punto de estallar, balanceándolo entre sus manos sin saber que hacer con él.
- "Presta pa' acá." en lugar de hacer lo que diría el sentido común, Billy se tragó la bomba como si fuera una pastilla.
- "¿¡Estás loco!?" juzgó Vaggie, alejándose con Charlie.
La bomba llegó a su punto de detonación... pero no pasó nada. Humo rojo salió de la boca de Billy y él ni se inmutó.
- "Sí sabe a cereza... y a pólvora."
- "¡Jajajaja! Ay, príncipe bodoque, ¿y si te nos unes? ¿Cuándo fue la última vez que sacaste tu culo sangre azul a una parranda? ¿Hmm?"
- "Uno pierde la noción del tiempo con la edad, pero sí fue hace bastante." reconoció Billy con la mirada perdida. "De todos modos no puedo ir, tengo un compromiso."
- "Y aunque me da mucho gusto volver a verte, Cherry, estoy reventado. Yo paso por hoy." rechazó Angel, con la intención de volver a recostarse en el sillón.
Cherry le insistió a Angel que una ronda de desenfreno era justo lo que necesitaba para sentirse mejor luego de un arduo día de trabajo, mientras que Charlie recomendaba que fuera sana diversión con el resto del grupo.
- "¡Escuchen todos, Angel y su amiga los llevarán a una noche de diversión y relajación!"
- "Oye, oye, me iré de aquí solo con Ang-" trató de negarse Cherry, a lo que Charlie la calló con un fajo de billetes que para nada sacó del bolsillo de Billy.
- "Money, money, money. Y hay más de donde salió eso." ofreció Charlie a susurros.
- "¡Uh, nos vamos todos de reventón!"
- "Charlie, no mames. No soy tu billetera personal para que me andes regalando." refunfuñó Billy, comprobando que uno de sus bolsillos estaba vacío.
Volteándose en indignación, divisó a Sir Pentius caminando por el pasillo superior. Recordando una confesión suya en media borrachera, y como un buen shipper que se respeta, corrió hacia él para que se enterara de la gran oportunidad que tenía.
- "Oye oye oye, culebrita. Mira quien llegó." informó Billy, empujándolo juguetonamente. "¿Qué esperas? Infla ese pecho y dile lo que sientes de una buena vez."
Pentius se sobresaltó y se cubrió el rostro de la vergüenza al darse cuenta de que su crush no muy secreto, efectivamente, estaba en el hotel.
- "No sería capazzz. ¿Y si no me corresponde? ¿Y si ya tiene el ojito en otro?" anticipó Pentius, jugando con sus manos en timidez. "O peor aún... ¿y si me tiene miedo?"
Lo demás era posible, pero eso último ni el pomposo Pentius se lo creía.
- "Sobretodo. Mano, deja ya de sobrepensarlo y solo sé tu mismo. Si gusta de ti, perfecto, y sino, al menos lo intentaste." aconsejó el experimentado Billy. "Dile cosas lindas y cuéntale chistes ligeros. Eso sí, bajo ninguna circunstancia que sea alguno sobre su peso. Ah, y solo en caso de emergencia, si algo que le propones no termina de colar, solo dile que lo vas a hacer con todos. ¿Capiche?"
Pentius se quedó callado por unos segundos, procesando los consejos como se le dio la gana.
- "... Capisssstch." afirmó Pentius, haciendo pulgarcitos arriba.
- "En fin, según mis cálculos, el portal al Cielo debería abrirse..." anticipó Charlie, y dando justo en el clavo, apareció un portal dorado que llevaba directo a la entrada. "¡Ahora!"
- "No sé si estoy lista..." murmuró Vaggie con clara inseguridad.
- "Ay, cuñadita, ¿quieres un poco de apoyo emocional antes de meterte?"
- "La verdad... sí."
Billy le frotó los hombros a modo de consolación antes de soltar unas muy sinceras palabras de aliento.
- "... ¡Ya no seas tan cagueta y éntrale, panocha! ¡Agárrate los ovarios!" sin esperar por respuesta, Billy la tomó en brazos y saltó al portal.
Seguidamente, Charlie los siguió con una breve despedida para el resto, cerrándose así el portal.
- "¡Miren este lugar! Todo está tan limpio, ¿no es una maravilla?"
- "Sí, super cool. El Cielo es WAAAAAOOOO..." asintió Vaggie con una cara de culo mordaz.
- "¿Estás implicando que olemos a sobaco?" preguntó Billy airado. Vaggie inclinó la cabeza en su dirección inexpresivamente. "Ok, no es tan mentira, pero podrías ser un poquito más considerada."
Caminando por las nubes, Billy les recordó algunas cosas a tomar en cuenta antes de ingresar, siendo lo más importante la ley serafina de no mencionar los exterminios.
- "No hablar ni sugerir lo más mínimo sobre el genocidio anual. Okei." rememorizaba Charlie en su mente.
- "Sobre el guardián de las puertas, no hay que tenerle miedo, es un hippie buena onda."
- "¿En serio lo conoces?" se sorprendió Charlie.
- "Sí, somos compadres casi. La última que nos vimos fue hace muchísimos siglos, cuando apenas empezaba su chamba de portero." desveló Billy, dando una vueltecita. "Aun no me cabe en la cabeza lo mucho que ha cambiado desde que estiró la pata. Cuando estaba vivo le cortó la oreja a alguien una vez. Y ahora es tan, ehhhh..."
Debajo de un podio salió el vigilante de las puertas principales: San Pedro, selector de aquellos que podían pasar al reino celestial o no.
- "¡Hola, bienvenidos al Cielo! Por favor, díganme sus nombres." solicitó Pedro cordialmente.
- "Claro, yo soy Charlie Morningstar."
Pedro revisó las páginas de su libro de elegidos, fallando en encontrar algo que se asemejara al apellido Morningstar. Bueno, Morningbreakfast estaba por ahí cerca.
- "Mmmm, no, no te encuentro en mi lista. Que extraño, ¿no?" indicó Pedro apenado.
- "Es que mi papá coordinó esta reunión. ¿Y... si busca por Lucifer... Morningstar?" sugirió Charlie.
- "¡Puta madre! Sí, uuuhhh..." risilló Pedro nerviosamente al reconocer ese nombre, cerrando su libro. "¿Una reunión dices? ¿Segura que es aquí? Creo que te equivocaste de lugar."
- "Ya empezamos." se quejó Vaggie, cruzando los brazos.
- "Mírenlo que chistoso, piensa que tiene la última palabra." se mofó Billy, sacudiendo las manos. "No es nada complicado, pe causa, vinimos por una reunión y nos agendaron una cita. Eso es no-negociable por donde lo veas. Ándale, hazle un favor a un carnalito y déjanos entrar."
- "¿Y tu eres...? Te me haces conocido, pero no..." titubeó Pedro, sin poder reconocerlo.
- "Compadres, ¿eh?" gimoteó Vaggie.
- "A la pucha, dame eso." demandó Billy, atrayendo el libro con su telekinesis, buscando su nombre. "¡AJÁ! ¿Qué te pasa? ¡Ahí estoy!"
Billy le tiró el libro en toda la cara. Pedro lo apartó para ver lo que le mostraba con claridad. Una página entera dedicada a eso.
'𝕭𝖆𝖋𝖔𝖒𝖊𝖙 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗. 𝕻𝖗𝖊𝖌ú𝖓𝖙𝖆𝖑𝖊 𝖘𝖎 𝖛𝖆 𝖆𝖗𝖒𝖆𝖉𝖔 𝖆𝖓𝖙𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖉𝖊𝖏𝖆𝖗𝖑𝖔 𝖕𝖆𝖘𝖆𝖗.'
- "OH, santísimo padre. Vaya que sí aparece en la lista. Con razón mi mente quería olvidarlo..." Pedro dijo lo último en voz muy bajita eso último para no delatarse. "N-no pretenderá ingresar al paraíso con algún arma de fuego, ¿cierto?"
Billy mostró los ojos y le enseñó la única y peligrosa arma que había traído consigo: una navaja suiza.
- "Hmmmm, sí... eso tampoco es que esté muy permitido aquí arriba. ¿Para que necesitas cachivaches afilados cuando estás en el reino de los cielos?" subrayó Pedro con un tic en el ojo.
- "Verás, Pedrito, ocurre que a veces, cuando la vida te da limones... debes aplastarlos. Lo que tu llamas armamento no es más que mi equipaje especializado en aplastar limones. Sí, eso." deliberó Billy con una confusa metáfora.
- "Estoy segurísimo de que el refrán no iba así."
Para fortuna de nuestros protagonistas, descendieron hacia ellos dos ángeles de alto rango: la estricta Sera y la radiante Emily, adquiriendo sus formas humanoides.
- "San Pedro. Yo me encargo." consagró Sera, la mayor. "Bienvenidos, hijos de Morningstar. Soy Sera, la serafín mayor del Cielo. Bendigo su presencia."
- "¡Nawebonada, dijeron abajo las divinas y bajaron! ¡En tu cara, Pete! Hasta tus superiores saben que llevarme la contraria es una pérdida de tiempo. Como discutir con un dragón." se regodeó Billy, antes de ser sobrecogido con la emoción de la menor. "Y el rayito de sol, ¿quién es?"
- "¡Hola, soy Emily! La otra serafín. Aunque pueden llamarme Em, Emi, E... O como quieran. Respondo a cualquiera. ¡Jajajaja!" se presentó ansiosamente.
Billy se bajó los lentes de sol con el dedo y aprovechó la oportunidad.
- "De acuerdo, ahora te bautizo como Elba Ginaso."
- "Ya te tardabas en decir tus asquerosidades." murmuró Vaggie.
Sera también entendió la babosada en cuestión de segundos y se mordió el labio para preservar su buen ánimo.
- "¡Oh, ese jamás lo he escuchado, pero está bien!" aceptó Emily inocentemente. "A mí me han contado mucho sobre usted, señor Bafomet."
- "No es de extrañarse que mi nombre sea tan conocido." reafirmó Billy humildemente, ajustándose la chaqueta. "¿Qué fue lo que te dijeron de mí?"
- "Muchas cosas despectivas, como que eras grosero, desagradable y aterrador. ¡Ahora veo que se equivocaban, eres muy dulce!" relató Emily, agarrándole las manos.
Billy se encorvó e intercambió malas caras con Sera por un minuto. Tenía la gran sospecha de que ella formaba parte de aquella difamación. Pero era difícil estar enojado al sentir la suave piel de Emily rodeando la suya. No se sentía mal. De todos modos no se pudo dar el lujo de pensarlo mucho, pues la serafín mayor se encargó de apartarlos un poco.
- "¡Es un placer para mí, feligreses amados decirles que...!"
[Inserte la canción de bienvenida al Cielo que genuinamente espero no sea la que canta San Pedro cada vez que un alma es recibida allí. Que les puedo decir, esta es mi canción menos favorita del soundtrack hasta ahora, solo la parte del final me gusta un poco gracias a Emily. Ojo que solo es mi opinión ﴾͡๏̯͡๏﴿]
- "Muy agradable, muy pulcro todo, ya. Ahora hagamos una prueba para ver si es cierto que la felicidad eterna existe en este sitio. ¿Tienen helado?" retó Billy.
- "¡Por supuesto! Déjenme enseñarles." los invitó Emily.
Trotando por el pasillo principal para empezar el paseo turista, convenientemente pasaron por delante de Adán y la teniente Lute. Casualidades de la vida, verdaderamente.
- "¡Oh! Hola, Adán." saludó Billy, tan concentrado en el helado que apenas se percató de su presencia.
- "Que me cuentas, Baf-... ¡ESPERA!" Adán quedó atónito, ahogándose en su bebida.
Luego de quejarse un poco por la sola aparición de demonios en el Cielo, Sera aparecería para teletransportarlos a un lugar privado y explicarles la situación. Lo único que pidió por parte de Adán era prevenir que la situación escalara en un conflicto más grande.
- "¿Entiendes?" presionó Sera severamente.
- "Sí, enterado." asintió Adán, con visibles desganas de someterse a su autoridad.
- "Tómatelo en serio. No creas que no sé de tu absurda rivalidad con el príncipe de los demonios... Ni del complot que planeas llevar a cabo involucrando a sus hijos." admitió Sera con vaga culpabilidad. "En su debido momento te ocuparás de esos platos sucios. Hoy por hoy no puedes dejar que la tentación te domine, por ningún motivo cometas alguna imprudencia enfrente de todos."
- "Que sí, me voy a portar bien, madre. Dios mío, que regañona."
Obviamente, el príncipe se dio cuenta casi enseguida de que había saludado a su rival y desperdiciado una chance para 'negociar' con él, por lo que apenas pudo conseguir su helado, se excusó con ir al baño para ir a buscarlo. Sintió las miradas precavidas y alertas de varios ganadores en su figura que claramente estaba fuera de lugar. Se lo veía venir, y no le importaba. Luego de una ardua búsqueda, halló a su objetivo, y además estaba solo. Lotería.
- "Dios trabaja de formas misteriosas." pensó Billy, ojeándolo todo tranquilo.
Distraído con su bebida angelical, el primer hombre se chocó de frente con su enemigo jurado.
- "Hola, barril de grasa." se presentó Billy, alejándolo con el puño.
- "Saludos, trozo de res mal bañado." respondió Adán, agachándose para verse intimidante. "Así que vienes con la desubicada de tu hermana y mi ex soldado estrella a rogarle a mi patrona, ¿eh? No sé porque, pero algo me hace pensar que también quieres otra cosa. ¿Será un pito en tu boca?"
- "Que divertido es ver a una chinche cobarde fingiendo exculpación." impugnó Billy, saludándolo con la mano a pulso firme para guardar las apariencias. "Sabes perfectamente lo que hiciste, y y si crees que no vas a cobrar, es porque el cuyo en rueda que traes en el cráneo se quedó paralítico."
- "¡U-uuy, que perro miedo! ¡Mira como tiemblo! ¡Jejejeje!" vaciló Adán. "No hay nada que puedas hacer y cualquier discursito pedorro sobre luz y arcoíris que intenten colarle a Sera no les ayudará."
- "Ya que te veo tan confiado, tan pitudo, hagamos apuestas. Si mi hermana gana el juicio, me regresas a mis chamaquitos y de gratis te daré un cupón para dejarte la jeta como toalla sanitaria la próxima vez que te metas en mi camino." incitó Billy, conociendo su competitividad.
"Sale. Y cuando ustedes pierdan, esa pendejez no ocurrirá ni en tus putos sueños." provocó Adán, al fin consiguiendo zafarse. "Lo último que verás el día del exterminio serán los escombros de ese hotel vendehumos, mientras aniquilo a todos tus amigos delante de tus narices... luego iré a por ti para que los acompañes."
En cualquier otra parte, Billy no se contendría en desatar todo su furor reprimido para recordarle a Adán cual era su lugar. Pero esto era el Cielo, las cosas eran diferentes. Así que en lugar de eso hizo algo inesperado: un falso abrazo de hombro.
- "Pobre, a tres doritos de mandarte tu solito al diablo y ni te enteras." susurró Billy en su oído. "Namás me contengo de arrancarte las alas y usarlas como matamoscas porque no me gustaría hacer una escenita tan grotesca enfrente de cientos de personas que solo quieren vivir en paz."
"Buena forma de decir que sabes que si me tocas un pelo, Sera te echará de regreso a tu pantano de mierda." enunció Adán, dando algunos pasos hacia atrás. "Una confrontación innecesaria no te sentaría muy bien antes de un puto juicio, ¿no lo crees?"
"Festeja, pinche paloma putita. Tu mami te va a proteger. Ahora me voy, no vaya a ser que cambie de parecer con respecto a fingir me importa la etiqueta al lidiar con excremento."
Adán lo observó salir volando y no pudo evitar seguir sonriendo. Sera había dicho que podía hacer todo lo que fuera necesario con tal de mantener una buena imagen frente a todos. ¿Quién dice que el chantaje estaba prohibido?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro