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capítulo 1

—esta a punto de salir— dice un oso grizzle en voz baja. En su oreja tenía un pequeño micrófono conectado a un teléfono que se encontraba en llamada con un número desconocido. —quiero mi parte, no lo olvides— dice antes de quitarse el micrófono y tirarlo a la basura para que nadie supiera lo que hacía.

Tres Toyota Supra de color negro iban en dirección a un camión cargado con algunos vehículos de lujo que serían llevados al muelle para ser exportados al resto del país. Sus ventanas polarizadas no dejan ver a sus conductores. Los tres autos se ponen estrategicamente para acorralar al camión, uno en frente, y los otros dos a sus costados. De uno de los autos un hombre saca la mitad de su cuerpo por la ventana del copiloto, con un gancho logra enganchar la puerta del camión y de un salto con ayuda de la cuerda que tenía el gancho llega a la ventana del conductor del camión. Saca un arma y le apunta a este obligándolo a parar.

El camión vuelve a arrancar, pero esta vez siendo manejado por uno de los hombres que lo habían obligado a parar. El conductor anterior es dejado en medio del desierto por el cual iban, maldiciendo al cielo veía a su camión cargado irse en manos de otros dueños. Seguramente sería despedido.

En algún lugar de la ciudad, un lobo de pelaje blanco se encontraba trabajando con normalidad en su taller. Hoy era un día común, mucho calor, buen trabajo, y música de fondo para tener un mejor ambiente. Nada fuera de lo normal.

—hey, Daniel— dice otro lobo, este de pelaje gris oscuro, en su hocico, patas y vientre se desvanecía poco a poco hasta llegar a blanco. Sus ojos de color café claros le daban un leve brillo a esa sonrisa con la que se encontraba. Se notaba bastante alegre. —tienes una invitación en la noche, misma ubicación de siempre.

—gracias por, Sebas— dice agradeciendo a su amigo el de pelaje blanco con una sonrisa emocionado. Deja de lado un poco el trabajo y se limpia las patas antes de tomar una lata de soda y beberla. Cierra sus ojos, negando la vista de su iris color azul a los ojos de otros, y disfrutando del refrescante sabor de la soda de cola. —terminamos aquí y cerramos, pronto anochera— habla el dueño del taller al terminar el largo sorbo y mirando el reloj de pared del lugar.

—como gustes, amigo.

Al pasar algunas horas el taller se encontraba cerrado para los clientes. El de pelaje blanco se había duchado y cambiado su uniforme para salir a aquel evento. Su amigo y compañero de trabajo había hecho lo mismo, lo acompañaría al lugar.

—¿la misma apuesta?— pregunta el de ojos azules subiendo de piloto a su auto, un Ford Mustang Cobra R de color gris con líneas en un tono de gris más oscuro. El auto era tuneado a gusto del chico, algo simple, sin calcomanías, pero da buen gusto verlo. Antes el auto había sido comprado en la chatarra, pero ambos lobos lograron sacarlo de allí y dejarlo toda una belleza.

El otro lobo también sube, este de copiloto —así es— dice poniéndose el cinturón y relajandose en los cómodos asientos del auto.

El de pelaje blanco sonríe ante la información y arranca el auto hacia el destino del evento.

Al llegar al lugar, se ven muchos autos estacionados, todos tuneados al estilo callejero, y muchos de ellos con motores potentes para correr en las calles. Se ven a hombres sobre sus autos mostrando con orgullo el potencial de su auto, su poder, y todo aquello que diera respeto para los demás. También se ven a varias chicas, la mayoría bastante sexys y vestidas de forma provocaría para cautivar a los hombres con ese respeto que seguramente también le daría a ella.

Ambos lobos bajan con calma al dejar el auto estacionado. Caminan por el lugar viendo todos los autos.

—Daniel— habla un mapache a sus espaldas. Mantenía una sonrisa amistosa y se quita sus gafas oscuras para saludar a ambos lobos con un pequeño y corto juego de manos.

—Henry— dice el de pelaje blanco sonriendo igual y le abraza agradecido por la invitación —gracias por tenerme en cuenta.

—oh, no es nada— le resta importancia —después de todo ambos me hacen ganar dinero.

Los tres chicos ríen y siguen hablando un poco

—entonces, ¿cuando es la carrera?— pregunta el de pelaje blanco con una sonrisa emocionado por correr.

El mapache señala la salida donde ya estaban otros tres autos. El lobo sonríe y va por su auto para dejarlo en la línea de salida. Al estacionarse ve junto a él a una coneja sentada en el capo de su auto, un honda s2000 de color rojo convertible. El siguiente es un volkvagen jetta a3 de color azul oscuro. Y para terminar un mitsubishi 3000gt vr. Sus conductores, una nutria macho y un puma respectivamente.

La coneja mira al lobo y le sonríe divertida. Sus ojos color verde esmeralda, cabello rubio, junto con un pelaje completamente blanco le da un aspecto adorable, es baja en estatura, y su cuerpo es delgado sin muchas curvas. Se baja del capo de su honda de color rojo y camina a la ventana del auto del lobo —no pensaba verte hoy— le dice como saludo. El lobo solo sonríe divertido antes de responder

—no me negare nunca a correr— la coneja le sonríe después de escuchar aquellas palabras y camina a su auto para empezar la carrera.

Henry camina al frente de todos los autos que competirán para ordenarlos, todos debían estar detrás de la línea de partida para que no haya problemas.

—¿Listos?— pregunta cuando ya están acomodados todos en sus lugares. Los motores de los cuatro autos en competencia suenan por la aceleración haciendo notar que estaban listos. En eso, una tigresa de bengala, con ojos azul claros se acerca interrumpiendo al mapache, ella daría la salida.

—¿listos?— vuelve a preguntar ahora la tigresa, recibiendo la misma respuesta de los 4. Deja pasar un par de segundos de suspenso. —¡Ya!— grita dándole la salida a los cuatro, los cuales salen salen disparados acelerando a fondo.

No muy lejos del lugar donde se hacía la carrera, una zorrita ártica miraba todo con una sonrisa divertida. Sus ojos color verde claros brillaban con la luz de la luna, y un vestido de color negro muy elegante y con lentejuelas hacia que su belleza se admirara aun más. Miraba detenidamente el auto del lobo de pelaje blanco, viendo y detallando cada movimiento que hacía. Después de ver unos segundos saca su teléfono, toca un par de veces la pantalla llamando a alguien y se lo pone en la oreja.

—Buenas noches, señoe— dice con amabilidad y una sonrisa

—buenas noches— dice la voz del otro lado de la llamada. —¿Qué sucede?— pregunta manteniendo un tono serio de voz.

—Estoy haciendo el trabajo que me mandó. Le aseguro que no sé defraudará de su potencial— al acabar de hablar la zorrita se escucha una pequeña risita del otro lado de la llamada —puedo preguntar, ¿cómo hará para que se haga de nuestro lado?

—tengo mis trucos— responde con algo de malicia —hablaremos después— dice y cuelga la llamada.

En la carrera, el lobo había logrado tomar la delantera aprovechando algunas curvas y todo el potencial de su vehículo. Detrás de él estaba el Honda s2000 pisándole los talones, más atrás estaba el volkvagen y por último el puma con su mitsubishi. Este último activa el nitrógeno de su vehículo logrando rebasar a la nutria, aunque esta no se quedó a atrás e hizo lo mismo. La coneja al ver que los dos lo hacían ve que se le acercaban rápidamente, y para que no la rebasaran activa su mismo sistema. Ahora los cuatro autos estaban muy parejos, pero el lobo tenía una pequeña ventaja, que aprovechó perfectamente cuando faltaban pocos kilómetros para acabar. —adiós— susurra con una sonrisa pícara y activa su sistema de nitrógeno presionando dos botones que tenía en su volante al mismo tiempo. El sistema hace que el auto llegara a una velocidad mayor, dejando a atrás a sus tres rivales y ganando fácilmente la carrera.

Se detiene al pasar la línea de meta con un derrape dejando las huellas de su auto en la carretera junto con una nube de humo blanco. Emocionados los que veían la carrera se acercan al auto para felicitar al lobo y ver el auto ganador. Después de unos segundos llega la coneja en segundo lugar, la nutria en tercero y el puma último.

El lobo baja del auto y camina con calma y una sonrisa hasta que tiene en frente al mapache, el cual le da el dinero del ganador. Alegre por haber ganado le da la pata a su amigo.

—¡la policía!— grita alguien entre toda la multitud. Al escuchar eso todos emprenden la huida, tanto a pie como en sus autos. El lobo sube rápidamente al auto y espera unos segundos hasta que su amigo se sube del lado del copiloto. Cuando ambos están dentro arranca huyendo del lugar.

Después de algunos minutos ya estaban seguros. —te llevo a casa— dice el lobo ya más tranquilo.

—no, debo ir al taller por algunas cosas— responde el de pelaje gris. Daniel asiente y lo lleva al lugar, donde ambos bajan y entran.

Pasaron algunos minutos y ya estaba todo listo para ir a casa, pero Sebas le propone a su amigo quedarse otro rato hablando y tomando algo. El de pelaje blanco acepta la invitación quedándose con él.

Pasan las horas volando, hablando tranquilos, bebían cerveza y de fondo algo de música. Ya eran las dos de la mañana aproximadamente. Ambos ya estaban cansados, así que irían a casa a descansar. El día siguiente no había que abrir el taller. Antes de que pudieran salir alguien toca la puerta del lugar, lo que hace que ambos lobos se sorprendan. Daniel, se acerca lentamente a la puerta mientras detrás de él estaba Sebas. Abre la puerta...

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Jaja, suspenso, bueno es el primer capitulo de este libro, espero tenga buena acogida por ustedes, voten si les guste y comenten

Referencias:

Toyota supra


Ford mustang cobra R; Daniel


Honda S2000; Coneja


Volkvagen Jetta A3; Nutria


Mitsubishi 3000gt VR; puma

Gracias y hasta la próxima


 

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