—Es hermoso ¿No?.

Todo inicio con tres simples palabras. Era un otoño cualquiera cuando te conocí frente aquel local al cual desde que me mudé nunca le di importancia a pesar de siempre ver la vitrina, no fue la primera en preguntarme eso, pero si en hacerlo con una pregunta tan sincera.

— Claro

— ¿Piensa comprarlo?.

¿Comprarlo? Nunca me había planteado eso, o quizás sí, pero.

— Solo observo.

— Está bien, también hay diseños parecidos dentro de la tienda si gusta echar un vistazo.

Estaba a punto de entrar cuando mi cuerpo se movió solo.

— ¿Podrías ... Podrías mostrármelos?

La chica me miro de nuevo con esa sonrisa sincera.

— ¡Por supuesto!

Lo hice de nuevo, compré algo inútil otra vez, solo por el impulso. Solo espero que no se molesten de nuevo conmigo ¿Debería hacer la cena, o quizás solo decir que son cosas de la escuela? Bueno, cualquier cosa me puede servir, y frente a la puerta del infierno recordé las palabras de esa chica.

— ¡Vuelva pronto!

Solo era cortesía, es su trabajo, pero, no lo sentí así.

— ¿Debería ir mañana?

Murmure, para despues entrar a lo que llamaba hogar.