;; mentiras ;;

Eran aproximadamente las tres y un cuarto de la madrugada y aún me encontraba colocada sobre mis rodillas mientras intentaba llegar a los lugares más difíciles de las parrillas. Aunque no era necesario, pues todo estaba impecable...como cada vez lo que hacía.

En cuanto a Justin; él había estado encerrado en su oficina desde el cierre del restaurante, y no ha salido de allí un solo momento. Una parte de mi claramente sentía curiosidad por saber que se mantenía haciendo, pero la otra..., aquella parte que si sabe lo que realmente es conveniente para mi; me grita que ni siquiera piense en acercarme a ese lugar.

Oculto un mechón de pelo tras mi oreja a medida que me levanto del piso recogiendo los cubos de limpieza a la par. Estoy tan exhausta que podría dormir en el piso que he estado aseando durante horas, y no miento.

Me encargo de lavar bien mis manos antes de salir al centro de comensales y es allí donde me encargo de arreglar las mesas y sillas, realmente molesta por el hecho de que todo estaba totalmente ubicado para que yo lo hiciera. Era más que tedioso. Y aún necesitando con mi vida el poco ingreso que el restaurante me permite obtener, me sigo preguntando si vale la pena.

"Tu padre necesita de tu ayuda. ¿Realmente estás pensando en abandonar esto? Eres una egoísta de mierda"

Las palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez, taladrando mis oídos de forma dolorosa y sé que es cierto. No puedo abandonarlo... no ahora que me necesita tanto.

Un sonido en seco me arrebata los dolorosos pensamientos de forma inmediata, y al levantar mi cabeza me encuentro con al rededor de tres hombres ingresando al local. A primera vista no sentí ni una pizca de miedo, por más surrealista que sonase, se veían completamente normales y quizás simplemente no sabían que estaba cerrado, había muchos lugares de comida de veinticuatro horas al rededor de la manzana.

—Disculpen—dije llamando su atención—El restaurante está cerrado, lo siento.

Sus pasos siguieron acercándose, pero no era en definitiva de una forma amenazante. No entendía en lo absoluto la situación, lo único que lograba captar es que se dirigían hacia la cocina.

Entonces una alarma se encendió en mi cabeza.

Miles de imágenes y situaciones pasaron por mi cabeza... un robo quizás, Justin, alguien herido. No lo sabía, pero tenía a estos tres hombres a tan solo metros de mi, intentando seguir adentrándose en el restaurante aún advertidos de que había cerrado.

—¡Si no se van... llamaré a la policía!—dije bastante segura. Pero se observaron entre sí como si no hubieran entendido absolutamente nada de lo anteriormente dicho por mi.

Uno de los hombres se acercó a mí e inmediatamente tomé lo primero a mi paso, lo cual era un vaso de cristal. Tampoco sabía si sería muy útil, pero si las cosas estaban yendo por el camino que creía... sin duda partirlo en su cabeza sería una buena opción.

—¡Aléjate!—grité retrocediendo mientras observaba al hombre cada vez más cerca—¡Justin!—lo llamé lo más alto que pude, rezando para que acudiera a mis llamados—¡Si te acercas un paso más voy a enterrarte un vidrio en la cabeza, hablo en serio!—tartamudeé—¡Justin!

Entonces todo sucedió.

Toda su gran musculatura se encontraba sobre mi cuerpo mientras me arrastraba hacia atrás, segundos después sentí el impacto de mi espalda contra la pared; lo que me hizo chillar de dolor. El hombre desconocido apretó su antebrazo contra mi cuello, robándome todo el aire en un par de segundos, y finalmente con su otra mano se deshizo del vaso que luchaba por mantener entre mis dedos.

—¡FRANCIS!—escuché el gritó ahogado de Justin—¡FRANCIS, DITES-LUI D'ARRÊTER! (Dile que se detenga).

Finalmente mi cuerpo impactó contra el piso y tosí repetidas veces mientras intentaba que nuevamente el aire regresara a mis pulmones.

—¿Estás bien?—Justin pronunció a mi lado con un tono áspero y asentí con los ojos llorosos.

—¿Qui est cette salope? (¿Quién es esta perra?)—otro pronunció rápidamente—Elle a essayé de blesser un de mes hommes(trató de herir a uno de mis hombres)

Justin se quedó en silencio.

Y ahí fue donde un arma fue sacada a relucir.

Todo mi cuerpo se congeló mientras observaba el cañón apuntando justo a la frente de Justin, más sin embargo él no parecía estar tan anonado como yo..., era casi monótona su reacción. No sé qué me asustó más.

—Francis, podemos calmarnos, entrar a mi oficina y hablar decentemente. Ella se irá y no dirá nada, lo prometo—Justin dijo y él me dedicó una mirada rápida antes de asentir y guardar su arma.

Justin se posicionó nuevamente a mi lado y me levantó sin previo aviso—; Te irás a casa, volverás mañana como si nada de esto hubiera pasado y no dirás ni una sola palabra a la policía. ¿Entiendes?

—Ellos...

—Estaré bien si cooperas conmigo—susurró—Solo vete...—dijo y observé a aquellos hombres—Lo haces viva, o lo haces muerta. No bromean, y ambos vamos a salir perdiendo si no haces lo que te digo. Vete.