#2 ;; rage et les larmes
;; rabia y lágrimas ;;
Por décima vez me aseguro de que el piso de la cocina–el cual me he tomado la libertad de limpiar durante dos horas– se encuentre totalmente impecable. Me sentía exhausta hasta la mierda, pero prefería esto a un inminente despido... era lo menos que necesitaba aunque fuera un tremendo dolor de cabeza. Pues con mis pocas habilidades y conocimientos del lenguaje, estaba segura de que no conseguiría otro empleo en mucho tiempo.
Siento la penetrante mirada de Justin puesta sobre mí, sin embargo; la ignoro por completo. No me molesta en lo absoluto, pues sé y he notado que no lo hace con malas intenciones y variados pensamientos, él simplemente observa y nada más que eso. Y he de admitir que es humillante, y me siento estúpida por haber salvado a Edmeé de esta situación cuando lo único que ha hecho es ser una total imbécil y desagradable conmigo.
—¿Acaso podrías mover más rápido esas manos?—Justin masculló de manera impetuosa—No puedo creer que estés tomando parte de mis horas de descanso por ser una total estúpida—lo oigo decir, y de cierta forma es un poco gracioso escuchar su lengua tropezar dentro de su boca, sin duda se debía a que ya no practicaba mucho el inglés.
—¿Sabe? No estuviera aquí si fuera más maduro, o un poco menos explosivo—respondí y el frunció su ceño.
—Pero, ¿Con quién crees que hablas?—dijo acercándose—Tienes suerte y deberías agradecer el estar aquí aún, te repito. ¡Pusiste toda mi reputación en juego! ¿Eres quién para venir e insultarme de esta forma? Estoy seguro de que con el dinero que te pago comes diariamente.
—¿Disculpa?—dije levantándome drásticamente, mientras sentía como mi rostro comenzaba a tomar un color carmesí—El trato que tienes con tus empleados es pésimo. ¿Cómo te atreves a llamar puta y estúpida a alguien que trabaja para ti? ¿Acaso perdiste el juicio o no tienes cerebro? Pues porque de dónde vengo, es de muy mala educación ser un idiota la mayoría del tiempo.
—Y, ¿De dónde vienes?—me observó de forma desafiante—¿Una granja? ¿Un establo? Con la situación económica que trajiste aquí, para que con mi dinero te la resolviera es horrible.
—¿No sabes decir más de dos oraciones en la que la palabra mi dinero no esté?—cuestioné furiosa—Tu problema es que eres un inmaduro. Saber cocinar y hacerlo en un restaurante de segunda no te convierte en Dios, ¿Lo sabías?
Que grave error.
Lo que sucedió después fue tan rápido que no tuve tiempo de procesarlo. Un segundo después mi cuerpo se encontraba acorralado contra una pared, las manos de Justin sostenían el frente del cuello de mi camisa y lo único que me atemorizo más que eso fue notar la oscuridad y rabia que destellaba en sus ojos.
—Este restaurante es mí vida y he vendido el alma al diablo para que funcione—masculló a tan solo centímetros de mi rostro—Lo último que debes hacer es intentar empañar con babosadas las cosas que hago por este lugar. ¿Entendiste?—preguntó muy lentamente, pero no respondí—¡Te he hecho una maldita pregunta! ¿Por qué no respondes?—gritó estrellando mi cuerpo contra el muro nuevamente.
—¡Si!
—¿Si, qué?
—Si, chef.
—¡Ahora largo de aquí!—escupió con frialdad alejándose drásticamente, mientras se dirigía hacia su oficina. Lo siguiente que escuché fueron grandes destrozos, y gritos sin sentidos.
Justin estaba furioso... y era peligroso cuando era de esa forma.
Rápidamente arreglé mi camisa mientras mordía mi labio inferior, tratando que evitar que los grandes sollozos me abandonaran. Tomé mis cosas, me coloqué el abrigo y salí por la puerta trasera corriendo lo más deprisa que mi exhausto cuerpo me lo permitía. Mientras lo hacía, mis manos cubrían mis labios aplacando los suspiros, estaba totalmente asustada e impresionada por lo que acababa de suceder, y no tenía duda de que Justin Bieber era un maldito enfermo.
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