37} Campaign
-¿Qué es lo mejor de las elecciones presidenciales?
Preguntó Dave.
Él conducía devuelta a West Spring, llevándome en el asiento de acompañante.
-Que son una propiedad de la democracia. Que la futura administración del país está en las manos del pueblo y no dictada por herencia o tiranía.
Respondí.
Tomé un sorbo del batido que adquirí en un una tienda de Driven antes de partir. Habíamos ido allí el fin de semana para poder emitir el voto en nuestra ciudad natal.
-No iba a decir eso...
Empezó a decir mi amigo, pero lo interrumpí con emoción:
-¡Claro! Lo mejor de estas elecciones es que tienen la posibilidad de poner fin al mandato del gobierno mas hipócrita que me tocó vivir.
-No, Michi. Iba a decir que mañana no tenemos clases, pero eres peor que Hermione con la PEDDO.
Se quejó Dave, después de soltar un bufido.
-"No es PEDDO, es P.E.D.D.O, Plataforma Elfica de Defensa de los Derechos Obreros."
Lo corregí utilizando el peculiar tono del famoso personaje.
-Como sea, me alegra de que el padrón fuera por orden alfabético y no votáramos en el mismo lugar.
Él metió la mano en la bolsa de galletas depositada entre nosotros y se llevó un par a la boca.
-A lo que iba es que mañana no hay clases y arreglé una cita con una chica.
Comentó con la boca llena.
-Apuesto a que ella no tiene mi maravillosa capacidad de discernir tus palabras aunque estas salgan de tu boca con trozos de comida, así que ¡traga eso ahora!
Lo reté y lo hizo con una mueca de frustración.
-Gracias. Ahora... ¿La conozco? ¿Quién es?
Inquirí interesada.
-Sí, la conoces y ya te enterarás quién es, pero ahora solo te lo aviso por una cosa...
Frenó el auto frente a la luz roja de un semáforo y se giró para mirarme.
-No cancelaré esa cita por nada en el mundo. Por nada. Tienes que entenderlo.
Un fugaz relámpago de dolor iluminó mi corazón tras sus palabras. Pensé que él estaba advirtiéndome que no me sienta decaída al día siguiente porque de todas formas pensaba dejarme sola. Pero descarté esa idea de inmediato, Dave Braylor no me haría eso.
-¿A qué te refieres?
Interrogué.
-Solo promete eso.
Pidió, poniendo el vehículo en marcha de nuevo.
-Algo va a salir de esto, pero te lo prometo, porque confió en ti.
Accedí.
-Gracias.
Él sonrió con felicidad.
-Pensé que me estabas pidiendo que no me ponga toda deprimida.
Reí, dejando el envase vacío de mi batido en el porta vasos y agarrando galletas.
-¿Qué? ¡No! Hace mucho tiempo que no te veo triste...
Se sorprendió mi amigo.
-Gracias a Dios.
Confirmé con sinceridad.
Llegamos a nuestro departamento de noche y nos preparamos una cena rápida que consistía en papas fritas con aderezo. Luego Dave entró el baño para tomar una ducha antes de acostarse mientras yo llevaba a cabo mi oración nocturna.
Ambos nos dormimos temprano y en paz.
Me desperté al otro día con los ruidos que mi amigo hacía paseándose por la habitación.
-Arriba, Michi-Miau, desayunemos algo juntos.
Canturreó.
-No.
Gruñí.
Me acomodé mejor bajo las frazadas y me dispuse a continuar mi sueño. Desde que Grace no era mi compañera me di el gusto de convertirme en la holgazana del lugar.
-Han terminado el recuento de votos, ha ganado la oposición al "gobierno hipócrita y bla bla bla".
Anunció.
Mis ojos se abrieron y salté de la cama al instante, dando un grito de alegría.
Desayunamos viendo las noticias por Internet, desde la computadora de mi amigo. Los dos nos deleitamos con las buenas nuevas mientras disfrutábamos de café y tostadas.
Después me bañé, cantando con euforia todas mis canciones favoritas en la ducha y procurando que Dave las escuchara desde la cocina. Supe que logré mi cometido porque cuando salí del cuarto de baño, él empezó a aplaudir mi concierto.
Cerca del mediodía empezó a prepararse para su misteriosa cita mientras yo repasaba unos apuntes de las clases. La época de exámenes se acercaba y yo me había propuesto las metas de conseguir mejores calificaciones que el año anterior.
Tocaron la puerta con cierta cautela tres veces.
-¡Yo abro!
Gritó Dave.
-¿Hiciste que tu cita te pasara a recoger?
Recliné mi silla y reí cuando apareció en la cocina.
Lo miré y él me devolvió una mirada nerviosa. Tragó saliva antes de abrir la puerta.
Las patas delanteras de mi silla volvieron a caer al piso con brusquedad, haciendo que me agarrara al borde de esta para no caerme. Abrí mi boca en expresión anonadada y olvidé como respirar.
Justin Bieber estaba justo del otro lado.
Algo brilló en sus ojos mieles cuando me vio, algo tan hermoso que me devolvió la capacidad de inhalar y exhalar: Fascinación. Y no era por un hecho particular como siempre pensé... era por mi.
Vi su dificultad para quitarme su vista y llevarla a Dave, quien todavía sostenía la puerta.
Aclaró su garganta.
-Olvidaste estos apuntes en la biblioteca.
Dijo, extendiendo unos papeles hacia él.
Oh, viejo truco.
Exactamente el mismo que trajo a Daniel a mi vida.
-¡Gracias, hombre! No sabría que hacer sin ellos. ¿Quieres pasar?
Miré a mi sonriente mejor amigo con el ceño fruncido por la confusión.
-Sí, claro.
Mi ex novio ingresó al departamento.
-Bueno, yo me tengo que ir.
Avisó Dave, sorprendiendo a mi persona todavía más.
-Pero mi amiga va a ofrecerte algo para beber y todas esas cosas hospitalarias para las que soy una mierda.
Culminó.
Amagó a salir antes de que mi exclamación lo detuviera:
-¡David!
Nuestras miradas se encontraron.
-Michi, prometimos que yo no iba a cancelar esta cita por nada.
Me recordó.
Y se fue, dejándome confundida, nerviosa, expectante y a solas con Justin Bieber.
Últimos capítulos...
Bieber is Back - Tatiana Romina
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