Estaba estudiando sobre la cama de Daniel mientras él se bañaba. Terminé de escribir mi último resumen justo cuando él salió de la ducha.

-Si te pido que vengas conmigo, no lo harías ¿cierto?

Indagó, frunciendo el ceño bajo su flequillo mojado.

Rodeé los ojos, un poco cansada de hablar de esto.

Mi novio, por supuesto, había recibido ayer en su prueba la total aprobación de los representantes deportivos y se lo llevarían a un equipo del exterior en cualquier minuto. Debería estar con su cabeza puesta en eso, pero no paraba de preocuparse en cómo continuar nuestra relación a distancia. Yo no le encontraba ninguna solución que nos fuera a convenir así que no quería darle vueltas al asunto.

No es que me dé igual lo que pase con nosotros, de verdad no me gustaría perder a Daniel. Yo no había pisado la tierra en mucho tiempo antes de conocerlo. Él hizo que yo estuviera satisfecha y feliz de nuevo con la vida real. Alejarnos seria doloroso pero si ya me siento lejos de él teniéndolo frente a mi, no quiero imaginarme lo que sería estando en otro continente.

Y, por cierto, esta repentina actitud frente a mi novio se debía solo a su inminente partida. Nada mas.

-De todas formas, todos los jugadores de fútbol tienen a sus mujeres lejos.

Daniel volvió a hablar, sentándose en la cama frente a mi.

Abrí la boca para pedirle por favor que dejara el tema, cuando el ruido de la puerta del apartamento abriéndose de un golpe me interrumpió.

Mi novio y yo miramos con confusión como Crystal entraba en la habitación, con la cara desencajada debido a un llanto y Gary yendo detrás de ella, gritaba:

-¡Cálmate! Crystal, no seas boba.

-¡¿Que no sea boba?! Maldición, Gary, eres un estúpido.

Espetó ella.

El problema era, evidentemente, entre ellos, pero no podía ver a mi amiga siendo sacudida por los sollozos sin hacer nada. Me acerqué, la rodeé con mis brazos y ella se escondió en ellos sin problema.

-Hey ¿Qué ocurre?

Pregunté suavemente.

Escuché que Daniel le preguntó exactamente lo mismo a Gary, poniéndose frente a él.

-¡Este maldito cerdo asqueroso ha estado revolcándose con todas las chicas del campus!

Ella gritó, separándose de mi y señalando con acusación a su novio.

-Tiene que haber una explicación, Cryst. Esto debe ser un malentendido.

Mi novio intentó tranquilizar la escena, pero vio la expresión en el rostro de su mejor amigo y frunció el ceño antes de decir:

-Gary...

-Solo fueron un par de chicas. Estaba ebrio, ellas no significaron nada para mi.

El otro lo interrumpió, defendiéndose.

Ahora los sollozos de Crystal eran muy agudos. La abracé de nuevo mientras escuchaba a mi novio insultar a su amigo en voz baja.

-Quiero irme de aquí.

Hipó mi amiga.

Asentí y nos encaminamos a la puerta. Deje que saliera primero y cuando se alejó por el pasillo, volví al anterior del apartamento. Los dos chicos presentes parecían enfrascados en una acalorada y silenciosa discusión. Caminé hacia ellos, dispuesta a liberar el enfado que venía acumulando hacía días atrás.

Sin previo aviso, mi puño impactó contra la mejilla de Gary, quien me miró con los ojos muy abiertos, llenos de sorpresa, como su voz cuando dijo:

-¡Michi! No es para tanto, Crystal está exagerando todo...

-Eso fue por Grace.

Lo interrumpí, acto seguido, golpeé su ingle con mi rodilla.

-Eso si fue por Crystal.

Volví a mi propio apartamento media hora mas tarde, cuando dejé a Crystal a salvo con sus compañeras de cuarto. Me encontré con Grace, muy bien arreglada, sentada en la mesada leyendo un par de libros y tomando apuntes de ellos.

-¿Fuiste a clases hoy?

Pregunté, sorprendida.

Ella me miró y sonrió. Me refiero a una verdadera sonrisa.

-Si, lo hice. No como tu, según lo que me contó Dave cuando vino a buscarte este mediodía.

Respondió divertida.

No pensaba contarle lo ocurrido anteriormente, pero su nueva actitud (después de pasar días sobre la cama) me dio tanta alegría que incluso lo olvidé yo misma.

-Preferí perderme esas clases de repaso para poder estudiar por mi cuenta.

Expliqué, dejando mi bolso cargado de libros sobre mi cama.

Ella bajó de su asiento y se estiró con pereza, pero su acto quedó suspendido en la mitad cuando unos golpes llamaron a la puerta.

-Debe ser Dave, dijo que volvería.

Adivinó mi compañera.

Dave era un tema pendiente. Ayer pasé la tarde con Daniel para festejar su logro, pero conozco a mi mejor amigo y sé que su curiosidad por el comentario de ayer sobre Richie Sambora todavía no había desaparecido en absoluto.

Pero cuando abrí, Dave no estaba del otro lado. Crystal entró velozmente al cuarto sin esperar invitación.

-¡Lo hizo también con ellas!

Esta vez, su voz sonaba con un alto grado de furia.

Me supuse que se refería a sus compañeras de cuarto, pero no pude decir mucho porque me concentré en la mía propia, quien miraba a Crystal con incomodidad mientras se alejaba de nosotras y se sentaba sobre su cama.

-Michi, permiteme usar tu toilette.

Y tras esas palabras, la engañada novia se encerró en el baño.

Hice un ademan de acercarme a la cama donde yacía mi consternada amiga, pero alguien mas entró por la puerta que yo dejé abierta, profiriendo gritos.

Gary buscó frenético por la habitación, localizó a Grace y se acercó a ella, luciendo furioso.

-Acordamos no decir nada ¡pero tenías que abrir tu boca y contarle a Michelle que nos acostamos! Eres una zorra, Grace.

Gritó.

Antes de que siquiera pudiera procesar los últimos minutos en mi cabeza, Crystal salió del baño luciendo atónita. Luego, explotó.

-¡Ustedes dos son unas perras!

Se dirigió a Grace y a mi con furia, mientras corría fuera de la habitación.

Gary nos miró con enfado antes de irse tras ella.

-Que... drama.

Esas fueron las palabras de Dave cuando, entrada la noche, Grace y yo le contamos lo ocurrido.

 estábamos sentados en el sofá, en posición de derrota debido al día agotador.

-Es todo mi culpa.

Sollozó Grace, escondiendo su cara en sus manos.

-Erraste muy feo, pero no lo solucionaras culpándote.

La aconsejé.

-¿Cómo lo arreglo?

Pidió el consejo con voz suplicante.

Dave aclaró su garganta y dijo:

-"Una botellita de Felix Felicis. Suficiente para disfrutar de doce horas de buena suerte."

Giré mi atención hacia él para responder:

-"Vaya, vaya. Veinte bien merecidos puntos para Gryffindor, señorita Granger."

Nuestra amiga levantó la vista y nos miró con incredulidad a ambos. Entonces empezó a carcajear. Nosotros la imitamos.

-Bueno, somos solo nosotros tres de nuevo.

Observó mi amigo, cuando la risa cesó.

Se dio cuenta de que el ambiente volvía a ser pesado y agregó:

-O lo que quedó de nosotros.

Bieber is Back - Tatteana Pedernera.