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17} Melody

Admiré el diseño de la caja, con su brillante color caoba y adornos dorados. Era preciosa, y yo no podría estar mas enamorada de un objeto. Acaricié la tapa antes de abrirla una vez mas y de inmediato una suave melodía llegó a mis oídos y me llenó de emoción.

El pequeño espejo que se encontraba en la parte de adentro me reflejaba de una forma diferente a como lo hacían los demás. Este me mostraba a la Michelle que alguna vez consideró a la vida como la mayor bendición y la honraba cada día.

Cerré la caja musical, pero la sostuve en mis manos mientras me incorporaba en la cama.

Este regalo me había tomado por sorpresa, tanto que mi consternación no me había permitido hablar mucho cuando Justin me trajo de regreso al campus ayer por la noche.

Volví a destapar mi nueva adquisición y cerré los ojos para disfrutar de la tranquilidad transmitida por las notas.

Tiempo atrás, Justin y yo estábamos caminando por la zona suburbana de Driven. Recuerdo que era otoño y que, con disimulo, me agaché para levantar un puñado de hojas del piso para tirarlas a mi acompañante. Pero adivinó mis intenciones, así que cuando me giré para atacar, él ya me había imitado y un conjunto de hojas dio contra mi cara.

Chillé y me defendí. Minutos después una lluvia de hojas multicolores volaba a nuestro alrededor mientras jadeábamos debido a la risa. Él dio por finalizada la divertida batalla con un beso lleno de ternura.

Y yo me sentí realmente feliz. El tipo de felicidad que solamente conlleva el amor. 

Seguimos caminando y vimos unas personas vendiendo artesanías sobre lonas en las veredas. Exhibían elaboradas pulseras de tela y hermosa joyería hecha de material reciclable. Entre las cosas a la venta, había una caja de madera. La forma en la que brillaba era llamativa y al parecer la vendedora notó mi mirada curiosa porque me explicó que se trataba de una caja musical. Después la abrió y el sonido que desprendió me resultó hermoso.

Fue una pena cuando mi teléfono sonando lo interrumpió.

-¡¿Donde estás?!

La voz de Dave me llegó desde el otro lado de la linea.

Y entonces recordé que para salir con Justin ese día había tenido que idear un imperfecto plan porque mis padres me habían prohibido acercarme a él y se habían vuelto muy estrictos con mis salidas. Era cuestión de tiempo que quedara al descubierto.

Ahora no puedo creer que hubiera estado preocupada por algo tan estúpido, cuando la vida es mucho mas complicada que un regaño de tus padres.

O de tu mejor amigo.

-Por alguna razón tus padres creen que estás conmigo. Estuve tentado de contarles que ya ni siquiera me hablas, pero decidí darte una oportunidad. Llamaré a tu casa en media hora y si todavía no estás allí, entonces no seré tan amable.

Y después colgó.

Pero la suave melodía seguía su curso, como si fuera lo suficientemente valiosa como para que algo en la tierra la pudiera parar. Y cuando Justin entrelazó sus dedos con los míos, me miró a los ojos y me mostró una sonrisa radiante, yo me sentí igual que esa música. 

-Que lindo, Michi.

La voz rasposa de Grace me devolvió a la realidad, pegué un salto en el lugar y abrí los ojos de repente.

Ella estaba parada frente a mi cama, luciendo desarreglada pero con la mirada mas firme que el día anterior. Su atención estaba en la caja musical pero de inmediato hizo contacto visual conmigo.

-Olvide por completo tu cumpleaños, lo siento.

Sus disculpas me parecieron patéticas. Por supuesto que se olvidó mi cumpleaños, no la culpaba por nada en absoluto.

-¿Cómo estás?

Inquirí.

Sus ojos se desviaron a su cama y seguí su dirección. El asombro me golpeó al ver las sabanas rosas manchadas de sangre. Me levanté de un salto y me acerqué a mi amiga, examinandola con preocupación.

-No es nada. El medico me dijo que era normal que pasara por un par de días.

Explicó en un susurro, pero recuperó la voz para decir:

-¿Podrías hacerme café mientras me baño?

La mueca que hizo no se acercaba a su sonrisa habitual, pero sus ganas de recuperarse me alentaron a prepararle el desayuno completo.

Lo puse frente a ella en la mesada.

-Así que... Dios me odia ¿eh?

Usó su tono de burla, pero sus palabras sonaron sinceras.

-¿A qué te refieres?

Pregunté.

-Soy una pecadora total. Y de las peores.

Su voz se quebró, pero quiso ocultarlo bebiendo un poco de café.

Suspiré, y encontré la respuesta a su preocupación interior sin siquiera saber que la tenía:

-Él te ama, tanto como te amó siempre. No importa lo que hagas ni lo que pase. Reconoce tus errores frente a Él y entonces los tirará al fondo del mar y no se acordará de ellos nunca mas.

Mis palabras la dejaron pensando, y en medio del silencio escuché mi celular vibrar contra mi mesa de luz.

Me apresuré a atenderlo cuando vi que era Daniel.

-Hola ahí.

Saludó.

-Oh, Daniel, lo siento.

Fue lo primero que se me ocurrió decir.

Me sentía fatal por la escena de la noche anterior, pero lo escuché reír a través del aparato.

-Está bien. Dave se me acercó para explicarme que tienes un par de cuestiones personales molestándote y que estabas molesta por ello. Michi, puedes contar conmigo ¿lo sabes?

Su ternura me hizo sonreír.

-Gracias. Y estoy deseando que me cuentes mas sobre esa propuesta. En serio, estoy emocionada por ti.

-Vengan Dave y tu a almorzar a mi apartamento hoy, les contaré todo.

Hablamos pocos minutos mas antes de despedirnos.

Abrí mi casilla para avisarle a mi mejor amigo sobre el plan con mi novio para este mediodía y me encontré con un mensaje sin leer de un numero que no tenía en la agenda.

"Hey ¿Estás mejor? soy Justin."

No sé en que momento de la noche le había dado mi numero, pero al parecer eso pasó. Era extraño, porque veinticuatro horas atrás hubiese desechado el mensaje y lo hubiera bloqueado, pero la caja musical seguía sobre mi cama y no sentí otro impulso mas que responder:

"Mucho mejor ¿Qué hay de ti?."

"Feliz de leer eso. ¿Tienes algo que hacer el fin de semana?"

Contestó rápido.


Bieber is Back - Tatteana Pedernera


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