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42. Fiesta

Tras unos largos momentos de preparación, las familias salieron de sus habitaciones ataviados en sus elegantes vestimentas. Las doncellas se habían pasado a ayudar con el pelo y el maquillaje y a otorgarles joyería y accesorios bajo la cortesía de la anfitriona.

La primera en reaccionar fue Ayumi, la cual estaba vestida con el vestido rojo que le había hecho su hermano y tenía las coletas desechas, dejando libre su melena corta. Sujetaba a su adorada muñeca con un brazo.
-¡Hola! -exclamó dando saltos-. ¡Mirad! ¡Mi vestido tiene un osito!

-Yumi, ve más despacio o te caerás -le avisó May antes de salir con ella.

-¡Chicas, qué guapas os veis! -exclamó Yui alegremente al ver a sus amigas.

La primera en ver fue a Rosaura, cuyo vestido azul con bordados plateados le daba un toque sobrio y elegante.

-Tú también estás muy guapa, Yui -le dijo Ellie, cuyo vestido verde esmeralda estaba sujeto con un tirante que le cruzaba el hombro izquierdo-. Me gustan mucho esos detalles de rosas.

-¿Verdad que sí? Ya le había dicho yo que el rojo le quedaba bien -dijo Ayato con orgullo.

-¡Ella lleva un vestido rojo porque tienes el pelo rojo! -señaló Ayumi.

Yui se rio por el comentario.
-Seguramente es por eso -respondió.

-No creo, estoy seguro de que es por el color de la sangre -opinó Ayato.

-¡No digas cosas así delante de la cría! -le espetó Yuma, vestido con un traje marrón como el de Shu.

-Y tú contrólate, Yuma -lo reprendió Ruki mientras se revisaba los puños de su chaqueta-. Recuerda que hemos sido invitados a un evento importante.

-¡Me sorprende que al final te lo hayas puesto, Yuma! -confesó Kou-. No te gusta llevar ropa elegante como esta.

Yuma se encogió de hombros.
-No es como si tuviera otra opción -gruñó-. Pero debo admitir que este traje es bastante cómodo para ser de etiqueta, no pica y los pantalones no me aprietan. Ese tipo sabe trabajar.

-Te queda muy bien... -lo elogió Azusa-. Y a ti también Kou... El magenta oscuro se ve bien en ti.

-¡Pues claro! A mí me queda todo bien -dijo con orgullo-. Pero tú también estás muy elegante, Azusa, te queda muy bien el gris.

-¿De verdad? ¡Gracias...! -exclamó Azusa alegremente antes de fijarse en Yui y May-. Oh, ¡Eva, May! Estáis preciosas...

Kanato apretó a Teddy con fuerza contra su pecho.
-Nadie te ha dado permiso para decirle nada -gruñó mientras colocaba su brazo libre delante de May de forma protectora.

-¡Nadie tiene que dar permiso a nadie para decirles nada! -le espetó Claire con impaciencia mientras le bajaba el brazo, pero al recibir una mala mirada por parte de él, inspiró profundamente para calmarse-. Nadie de aquí va a querer quitártela, así que intenta estar tranquilo por lo menos una vez, ¿de acuerdo?

Kanato pensaba responder algo, pero miró a May y también se calmó.
-Muy bien -le dijo-, pero no voy a permitir que nadie más le ponga las manos encima.

-Me alegro que estamos de acuerdo en algo -dijo ella mientras regresaba al lado de Subaru, vestido en su traje blanco.

Los vestidos de las gemelas tenían un diseño similar, con la diferencia que el canesú de Claire estaba adornado con perlas y el de May con cintas atadas en forma de lazo. Además de sus parejas, los ajuares reflejaban detalles de sus gustos y personalidades.

Finalmente Kaitleen salió de su habitación, aún cohibida por el hecho de tener que compartir habitación con Shu. Reiji pudo notar aquel sentimiento reflejado en su cara y se acercó a ella.

-¿Todo bien? Espero que este Bueno-para-Nada no te haya hecho sentir incómoda mientras te cambiabas -le preguntó con una serenidad en la que se notaba una cierta, pero verdadera preocupación.

Ni a Rosaura ni a Kaitleen les gustaba que lo siguiera tratando con aquel apodo despreciativo, la primera porque le entristecía que el chico que amaba tuviera una relación llena de desprecio con su hermano y la segunda porque, a pesar de que aún no sabía qué pensar de él, tenía claro que Shu no merecía ser llamado de aquella manera, por muy vago que fuese.

-No -respondió ella-. Hemos tomado turnos para cambiarnos en el servicio.

-No quiero cuestionar la organización de la señora Christa, pero no se me ocurre por qué no os asignó habitaciones separadas para vosotros... -suspiró Reiji.

-Lo único que se me ocurre es que ella quería asegurarse de que estuviera a salvo -dijo Shu finalmente-. Después de todo es una humana en un castillo lleno de vampiros.

Kaitleen le dirigió una mirada sorprendida y Reiji una llena de desdén.

-De ser el caso entendería su decisión, pero ¿confiar en ti para protegerla? Llevas los auriculares puestos incluso en una ocasión como esta, ¿cómo sé que no te va a dar sueño o te distraerás con la Novena Sinfonía de Beethoven? Debería...

Antes de que pudiera continuar, Rosaura finalmente actuó y lo cogió de la mano para detenerlo.
-Ahora no, Reiji -lo interrumpió con suavidad-. Recuerda que hemos sido invitados a una fiesta.

Él suavizó la mirada.
-Tienes razón, de todas formas no merece la pena dejarse llevar por cosas como estas... -se ajustó la corbata-. Ya son las 10:00 pasadas, tenemos que dirigirnos a la avenida de la fiesta, nos deben de estar esperando. ¿Nos vamos? -le preguntó a Rosaura mientras le ofrecía un brazo de manera caballerosa.

Ella sonrió y la recibió con gusto.

-Se ven tan adorables... -murmuró Laito, divertido, antes de hacer el mismo gesto con Ellie-. Algo me dice que esta fiesta va a ser interesante...

Ellie se rio con él mientras se aferraba suavemente a su brazo de la misma manera que su hermana.
-Tienes razón, espero que no ocurra nada raro, ¡como aquella vez que Ayato casi quema la cocina en la casa compartida!

Algunos de los presentes se rieron, Ayato, por otra parte, fijó la mirada en el suelo.
-¡No tenías que recordar ese momento! ¡Eh, no te rías tu también, tortita!

Escuchar aquel apodo después de tanto tiempo la hizo reírse aún más.
-¡Perdona, pero no puedo evitarlo...! -dijo Yui mientras se calmaba-. Pero no deberías avergonzarte tanto, hace tiempo que pasó y estabas intentando cocinar para todos. Fue una pena que se quemara lo que preparaste, pero me alegré mucho de la intención.

Ahora fue el turno de Ayato de suspirar y mirarla con una cálida sonrisa.
-No importa lo mucho que fastidie las cosas, tú nunca lo verás como algo malo, ¿eh? -preguntó con una ligera picardía.

-¡Claro que no! Por algo te quiero mucho -le dijo ella.

-¡Qué bien, mira Minuette! -exclamó Ayumi mientras se acercaba a ella-. ¡Yui le está diciendo cosas bonitas sin ferguensa!

Yui abrió los ojos como platos y sintió un pequeño ardor en las mejillas.

-No seas tan imprudente, Yumi -le espetó Ellie con suavidad.

-¿Sabéis qué? Estoy de acuerdo con ella -dijo Kou mientras se agachaba al lado de la niña-. La Gatita Masoquista es muy tímida con Ayato incluso a estas alturas, a este paso va a verse molesto e irritante, ¿verdad?

Lejos de entender lo que le acababan de decir, Ayumi lo miró con curiosidad.
-¿Qué es eso? -preguntó.

-Oh, cuando una persona es irritante significa que...

-¡No, eso no! Sino masoquita -insistió ella.

Todos le dirigieron una mirada fulminante a Kou, quien rio nervioso al sentir un aura llena de peligro abalanzarse sobre él.

-Ni se te ocurra decírselo -le advirtió Ruki con severidad.

-¡Eh! ¿¡Por quién me habéis tomado!? -preguntó Kou con incredulidad-. ¡No es como si fuera la primera vez que me escucha decirlo!

-¿Pero qué significa? -preguntó la niña de forma apremiante.

-¡No significa nada! -dijo Kou alegremente antes de sujetarle la mano libre-. ¡Ven aquí con el tío Kou, vamos a bailar y divertirnos muchísimo!

-¡Sííííí! -exclamó Ayumi entre risas mientras daba entusiasmados saltos.

-Se ha salvado por los pelos -murmuró Subaru antes de fijarse en el ligero temblor de los hombros de Claire-. Oye, ¿te pasa algo?

Ella lo miró con un poco de miedo.
-Es el momento -dijo ella con un hilo de voz-. Tu madre va a conocerme...

Subaru la agarró de la mano para intentar transmitirle ánimo.
-Recuerda lo que hemos hablado, voy a estar contigo -le susurró.

Ella asintió.
-Vale, pero sé sincero: ¿de verdad crees que le caeré bien? -le preguntó.

-¿Por qué no iba de hacerlo? Eres la mejor persona conozco.

-Pero esto ya va más allá de que soy humana y ella, vampiresa. Yo...

-No pienses en tonterías -instó Subaru-. Incluso si no le gustaras, nada va a cambiar entre nosotros -la soltó de la mano y le ofreció el brazo para caminar con ella-. Ven, acércate más a mí.

Claire se quedó mirándolo con una mezcla de sorpresa y asombro.

-No te quedes ahí mirando, acércate -insistió él con un poco de corte-. Ven rápido o Laito se dará cuenta y nos hará comentarios molestos.

Ella sonrió nuevamente y lo agarró suavemente del brazo.
-Gracias -le susurró.

Lejos de querer quedarse como el único que no escoltaba a sus pareja de aquella forma, Ayato le tendió el brazo a Yui, quien lo sujetó con duda antes de aferrarse a él suavemente.

Kanato decidió hacer lo mismo con May.
-No te separes demasiado de mí -le dijo-, así nos aseguraremos completamente de que estás a salvo.

-De acuerdo -asintió ella con decisión mientras se afertaba a él-, pero no te preocupes, estoy segura de que al final vamos a estar bien.

Él se rio suavemente.
-Cuánta confianza tienes para adentrarte en un sitio lleno de vampiros, ¿no tienes ni un poco de miedo?

-Un poco -suspiró May antes de sonreír levemente-. Pero no debería tener nada que temer estando contigo, nadie se atreverá a hacernos daño -aseguró antes de darle un suave beso en la mejilla.

Kanato se rio tiernamente y esbozó una gran sonrisa que revelaba sus colmillos antes de irse caminando con ella.

Tras verlos alejarse, Shu echó un vistazo rápido a Kaitleen, quien por el contrario mantenía en ellos una mirada que combinaba confusión y un ligero reflejo de tristeza.

Suspiró y se acercó a ella.
-¿Qué sigues haciendo ahí parada? -preguntó con suavidad, sacándola de sus pensamientos-. ¿No vas con ellos?

-Sí, ya voy... -dijo ella antes de ponerse en marcha.

-Espera -la detuvo Shu antes de ofrecerle el brazo-. No pensarás ir sin tu escolta, ¿verdad?

Kaitleen lo miró, confundida.
-¿De qué estás hablando?

Shu rodó los ojos y le extendió el brazo izquierdo, flexionado.

-¿De qué más podría estar hablando? A mí no me importa entrar solo a la fiesta, pero por la forma en la que acabas de mirar a los demás no diría lo mismo de ti.

La chica dio un suave respingo de sorpresa, nunca antes se habría imaginado que alguien le ofreciera escolta de aquella manera, pero sacudió la cabeza y dio un paso atrás.

-Muy amable, pero no gracias -insistió con suavidad-. No necesito estar acompañada para ir a una fiesta...

-Anda, deja de hacerte la orgullosa de una vez y ven aquí -le dijo antes de volver a acercarse a ella y cogerla de la mano con firmeza y suavidad.

-¿Por qué haces esto? -le preguntó Kaitleen, extrañada y sin estar segura de querer soltarse.

-Lo entiendo si quieres tener espacio, pero recuerda que vamos a un sitio lleno de vampiros, aunque sean conscientes de que deben comportarse en una fiesta, es posible que se vean tentados por la sangre de una humana solitaria. No tienes que estar conmigo todo el rato, pero hagamos esto por un rato, por lomenos al principio, ¿de acuerdo? -sonrió levemente-. Estoy haciendo un esfuerzo por estar a tu lado de esta forma, asume la responsabilidad y aguanta por un poco, ¿de acuerdo? Venga, sigámoslos antes de que Reiji note nuestra ausencia y se ponga de mal humor como un anciano estricto.

Kaitleen se rio por aquella comparación.
-De acuerdo.

Supuso que era mejor que parecer la única persona solitaria en el sitio, después de todo Ayumi se había unido al grupo de los Mukami a saber por cuánto tiempo y Yui y sus hermanas estaban con sus parejas. Al comenzar a caminar, la chica reflexionó por un momento en lo que le acababa de decir Shu, ¿por qué querría hacer un esfuerzo por estar con ella?

Tras eso comenzaron a bajar las escaleras, siendo guiados por una doncella que los llevaba a la avenida de la fiesta.

-Por cierto, acabo de hablar de esto con Laito -comenzó a decir Ellie-, pero ¿al final vais a salir vosotros a bailar también?

-¡Es verdad! Casi me olvido de esa parte -respondió Yui-. Menos mal que hemos podido practicar un poco.

Las invitaciones habían dejado en claro que uno de las características principales era bailar en parejas al son de la música, por lo que las chicas, quien ninguna de ellas tenía conocimiento alguno para bailar en un evento como aquel, decidieron hacer su propio aprendizaje observando tutoriales en internet, leyendo libros que indicaban instrucciones paso por paso y practicando un poco con los Sakamaki y entre ellas.

La necesidad de estudiar para los exámenes les había dado el tiempo suficiente para aparentar que podían bailar con un mínimo de gracia y reducir la probabilidad de pisar el pie de su acompañante; Reiji les aseguró que, aunque aún les quedaba mucho por aprender y mejorar, habían aprendido lo suficiente para una sola noche.

Finalmente la doncella llevó a las familias hacia un gran portón doble del que se podía oír una lejana música clásica al otro lado. Allí dos estáticos pajes se movieron únicamente para abrir las grandes puertas y dejarlos entrar...

-Avisaré a la señora de que han llegado -dijo la doncella antes de irse de ahí.

El lugar era un inmenso salón de baile de paredes que brillaban como el oro, había incontables guirnaldas y adornos navideños a la vista y un hermoso abeto decorado de grandes dimensiones reposaba de pie en el centro del lugar.

En las esquinas de la estancia se encontraban largas mesas con dulces, bebidas y exquisitos manjares preparados para ser degustados. El ligero sonido de música de flauta e instrumentos de cuerda provenía de un grupo de músicos vestidos para la ocasión.

El sitio estaba lleno de decenas de personas vestidas, al igual que los recién llegados, con hermosos vestidos y trajes de distintos estilos y colores.

Las chicas miraron con admiración a su alrededor.

-Guau... -murmuró Yui, quien aún era incapaz de articular palabra ante tan hermoso escenario.

-¿Qué? ¿Impresionada? -preguntó Ayato con una divertida sonrisa de oreja a oreja.

-Sí, ¡nunca había visto un sitio tan bonito y decorado como este!

-¿De verdad? Yo he visto cosas como estas a lo largo de mi vida, no es tan raro.

Yui se rio.
-Para ti es fácil decirlo, ¡eres hijo de un líder vampiro!

Las demás chicas tenían un comportamiento similar e intentaban procesar todas las sensaciones que les transmitía el ambiente. Claire, sin embargo, aún seguía nerviosa por conocer a Christa personalmente.
-¿Dónde está tu madre, Subaru? -le preguntó con un hilo de voz.

-Debería venir en cualquier momento -supuso mientras la buscaba con la mirada-. Aparte de eso, ¿estás preparada?

Claire lo cogió de la mano y asintió.
-¿Y tú? ¿Estás bien?

Él estrechó la mano de vuelta.
-Sí, pero no te apartes de mí. Y recuerda: no importa lo que diga, nada va a cambiar entre nosotros.

-¡Jo, cuánta comida! -exclamó Kou, aún sujetandole la mano a Ayumi-. Eh, Yumi, ¿quieres ver esa tarta tan grande y comerte un trozo?

-¿¡Una tarta grande!? ¿¡Dónde!? ¡¡Quiero verla!! -exclamó ella con emoción.

-No tan rápido, glotones -los detuvo Ruki-. Primero tenemos que saludar a la anfitriona.

-¡Jo...! -gruñó la niña con desilusión e impaciencia mientras daba una pequeña patada al suelo.

-Venga, no te enfades, Yumi... -trató de calmarla Azusa-. Después de esto comeremos mucha tarta todos juntos... ¿De acuerdo?

Kanato lo escuchó, pero fue capaz de mantener la calma y suspiró.
-Vayamos nosotros también a comer un poco, ¿te parece bien? -le propuso a May.

-¡Sí! -asintió ella con entusiasmo-. También me ha parecido ver una torre de macarons por ahí, ¿podemos echar un vistazo después?

-Claro que sí, tengo curiosidad por ver los dulces que han preparado.

-¡Genial! Por cierto, ¡este sitio es precioso! Parece sacado de una película o de un libro.

-¿Te gusta? -le preguntó Kanato.

-¡Sí, mucho! Qué suerte tienes de poder vivido en un sitio así.

-Tampoco lo veo para tanto, yo crecí en un sitio como este -comentó Kanato de una manera similar a la de Ayato.

-Lo sé, aún así... No tengo palabras, es precioso...

Kanato sonrió por la adorable expresión de admiración de May, hacía tiempo que no la veía de esa manera.

Iba a decirle algo más, pero una suave voz femenina lo detuvo a él y las demás conversaciones.

-¡Habéis llegado! Os doy la bienvenida.

El mal humor de Ayumi se disipó como la niebla al instante de reconocer aquella voz y dio un sonoro respingo de emoción.

A paso lento se acercó la hermosa y esbelta figura de la tercera esposa de Karlheinz, cuyos largos y plateados cabellos recogidos en una cola de caballo parecían resplandecer más que nunca bajo las luces de la velada. Estaba acompañada de un vampiro alto, vestido elegantemente con un traje de color blanco en casi toda su totalidad acompañado por una larga capa del mismo color, su cuidado pelo castaño oscuro era lo suficientemente largo para recogérselo en una minúscula coleta y la parte superior de su rostro estaba oculta por una gruesa máscara blanca con detalles plateados. Daba la sensación de que ambos estaban vestidos a juego.

-Buenas noches, señora Christa -la saludó Reiji cortésmente-. Muchas gracias por invitarnos a tan fastuoso evento.

-Por favor, no son necesarias tantas formalidades, Reiji -insistió Christa con suavidad-. Después de todo somos familia.

Claire sintió la mano de Subaru apretarse suavemente contra la de él.

-Permítame hacer las presentaciones -ofreció Reiji mientras señalaba a Rosaura con la mano-. Ella es...

-¡¡¡SEÑORA GUAAAPAAAAAA!!! -chilló Ayumi mientras lanzaba su muñeca para echarse a correr y envolver sus bracitos alrededor de las piiernas de Christa.

A diferencia de Subaru y Claire, quiénes miraron la escena con una ligera sorpresa, los demás de movieron con una mezcla de estupefacción, confusión y, sobre todo por parte de las hermanas mayores de la niña, conmoción.

-¡Ayumi Murakami! -exclamó Rosaura mientras deseaba que se la tragara la tierra-. ¡¿Qué te crees que...!?

-¡Oh, no, no, no, no! ¡No te enfades, por favor, déjala! -insistió Christa con apresurados gestos de las manos-. Somos amigas, hemos hecho esto antes -informó antes de agacharse y devolver tiernamente el abrazo-. ¡Mi pequeña Yumi...! Ha pasado mucho tiempo. Oh, ¡mira qué guapa estás! Con este vestido pareces una princesa.

-¡Sí! Y mira, ¡tiene un osito y todo!

-¿Os conocéis? -preguntó Yui, sorprendida.

Christa agarró a Ayumi en brazos y se puso de pie con ella.
-Veo que has guardado nuestro secreto, ¡qué niña tan buena! -la felicitó mientras le acariciaba la cabeza.

-¡Claro! ¡Te dije que no se lo iba a decir a nadie!

Todos tenían la misma pregunta en la cabeza.

-¿Sé puede saber qué está pasando aquí? -fue Ayato quien se atrevió a preguntarla.

-Muy bien, dejadme que os lo explique todo... -comenzó a decir Christa.

Les habló de los encuentros que habían tenido cuando se les presentaba la oportunidad, de sus meriendas, de sus conversaciones y de las veces que jugaban y leían cuentos.

-Siento mucho haber hecho esto sin vuestro permiso, pero al ver que tenéis confianza plena en este amable joven para cuidarla cuando se os hace complicado, pensé que estaría bien.

-Espera... -dijo Laito-. ¿Estás diciendo que este acompañante tuyo es...?

Sin decir palabra alguna, el joven enmascarado levantó su capa por el lado izquierdo, desvelando una daga envainada en su cintura.

-¿¡Tú otra vez!? -exclamó Yuma al reconocerlo.

-¿Eh? Señora guapa, ¿es este señor que da un poco de miedo el Señor de la Capa Roja? -preguntó Ayumi.

-Sí, es él -asintió Christa-. Pero esta vez tiene una capa blanca para la fiesta de hoy.

-¿¡De verdad!? ¡Hola, Señor de la Capa Roja! No, espera... ¡Hola, Señor de la Capa Blanca!

El joven, hasta entonces serio e impasible, sonrió y le acarició la cabeza con suavidad.

-Es posible que os preguntéis cuál es mi relación con él -añadió Christa-. Nos conocemos desde algunos meses, digamos que es como mi guardaespaldas personal, no solo os protege a vosotras, a mí también. Espero que esto no sea causa de conflicto...

-Oh, eso explicaría por qué hay veces que no lo llegamos a ver durante días enteros -dijo May, sorprendida.

-Sí, me hace visitas y suele pasar tiempo conmigo cuando esa persona solicita su presencia -explicó Christa.

-Un momento... ¿Podría repetir desde cuándo han hecho estos... encuentros? -preguntó Rosaura, aún procesando que había prestado mucha menos atención a su hermana de la que creía.

-Unos días antes de que os tuvierais que mudar temporalmente por las plagas -dijo Christa antes de notar las expresiones de horror, sorpresa y arrepentimiento por la falta de irresponsabilidad por cuidar y vigilar a la pequeña-. Vamos, no os pongáis así, por favor. Fue idea del joven para que nos hiciéramos compañía mutuamente, como se trata de alguien de confianza y dos de vosotros eran conscientes de lo que ocurría, supuse que no debería ser demasiado malo -al oír eso, Subaru y Claire intercambiaron una mirada atónita-. Yumi me ha hablado tanto de vosotras que siento que os conozco desde hace tiempo... Por ejemplo, tú debes de ser la mayor, Rosaura.

Ella parpadeó rápidamente antes de aclararse suavemente la garganta.

-Sí, soy yo, señora... Un placer conocerla -dijo mientras realizaba una alegre inclinación en forma de saludo.

-Si no es mucha molestia preguntar, ¿a qué se refiere con que dos personas entre nosotros lo sabían? -preguntó Reiji-. Esta es la primera vez que escuchamos esta noticia.

Christa la miró con una sonrisa tranquila antes de dejar a Ayumi en el suelo, quien se colocó entre Kaitleen y Yui, quien le devolvió la muñeca que había lanzado al aire.

-Las únicas personas que lo descubrieron y que un día siguieron a Yumi y mi acompañante son mi hijo y su pareja, supongo que no dijeron nada por la confusión del momento y porque pensaron también que no debía de ser peligroso.

Todo el grupo observó a las personas a las que se acababa de referir la señora, Claire y Subaru reaccionaron como si los acabaran de pillar cometiendo un crimen. Claire desvió la mirada con timidez y Subaru la miró estupefacto.

-Así que ya te habías dado cuenta, madre... -farfulló él mientras ella se acercaba.

-Claro que sí, estábais lo suficientemente cerca para que mi acompañante y yo pudieramos notar y reconocer vuestra presencia oculta a los pocos minutos de llegar. Lo ignoré porque creía que no queríais interrumpir nuestro tiempo de juego secreto con vuestra visita... Y porque supuse que no te sentirías cómodo de verme... -su sonrisa se desvaneció en una mirada de tristeza-. Para ser sincera, en el fondo me preocupaba que no quisieras venir aquí tras invitarte.

El resto del grupo intercambió distintas miradas y se alejó con la intención darles espacio para hablar, sabían que iban a tratar un asunto personal y era mejor apartarse. Kaitleen agarró a Ayumi en brazos para llevársela. Por su parte, Claire soltó el brazo de Subaru y lo cogió de la mano para intentar darle ánimo.

-Subaru... Yo... -comenzó a decir Christa, haciendo esfuerzo por elegir y pronunciar sus palabras-. Lo siento mucho...

Subaru abrió los ojos con sorpresa.
-¿Madre? -preguntó.

-Por culpa de mi condición, te causé muchos problemas y no fui capaz de protegerte... -comenzó a decir Christa-. También llegué a ser cruel e injusta contigo, te privé de la madre que necesitabas... Sé que no puedo cambiar el pasado y que una simple disculpa no será suficiente, pero quiero demostrarte que quiero hacer el esfuerzo por ser mejor y poder tener una relación apropiada contigo...

-...Madre -repitió Subaru con una enternecida mirada que reflejaba la esperanza producida por las veces que se había imaginado aquel momento.

Christa dirigió su mirada a Claire.
-Tú debes de ser Claire, ¿verdad?

La chica tragó saliva antes de repetir la elegante inclinación que Rosaura había hecho para saludar.
-Sí, es un placer conocerla, señora -dijo mientras luchaba por controlar sus nervios-. Estoy saliendo con su hijo.

Christa volvió a sonreír suavemente.
-Por favor, no te pongas tan nerviosa conmigo. Tal vez sea una vampiresa, pero no muerdo... ¡Je, je, je! -se rio suavemente con su propio chiste-. Ven, déjame verte.

Posó una de sus frías y delicadas manos sobre uno de los hombros de Claire y le levantó el mentón suavemente por la otra para examinarle el rostro.

-¿¡Madre!? -preguntó Subaru, desconcertado-. ¿Qué estás haciendo?

-Tranquilo, hijo mío, no le voy a hacer nada -aseguró Christa en un tono tranquilo de voz.

-Eh... -fue lo único que a Claire se le ocurrió murmurar mientras los ojos carmesíes de la madre de Subaru la examinaban.

Desde lejos, May miró confundida y nerviosa la situación de su hermana gemela.
-¿Por qué le está haciendo eso? -le preguntó a Kanato en un susurro.

-No lo sé, la primera vez que la veo comportarse así -respondió él-. A lo mejor la está mirando para saber si es adecuada o no para Subaru.

Finalmente Christa soltó a Claire y dio unos pasos atrás.
-Perdona por examinarte así de cerca de forma repentina, pero no solo eres muy hermosa, sino que pareces realmente una buena chica. Yumi me ha hablado mucho de ti, ¡no sabes cuánto me alegro de poder conocerte al fin...! Hay tantas cosas de las que quiero hablar contigo... Pero primero hay algo necesito saber: dime, ¿has sido feliz con mi hijo?

Aún cohibida por los halagos y la amabilidad de la anfitriona, Claire miró sorprendida a Subaru, quien tampoco tenía palabras para expresar lo que había oído.
-Pues... Es cierto que tras vernos por primera vez apenas nos hablábamos -comenzó a decir Claire-, y al principio no me fiaba de él ni de ninguno de sus hermanos... Pero un día comenzamos a hablar y... Desde entonces todo fue cambiando, ahora me cuesta imaginarme cómo sería mi vida sin él. Así que sí, no podría ser más feliz junto a él -finalizó mientras lo volvía a coger de la mano.

Subaru la había escuchado con toda su atención y sonrió con un ligero rubor en sus mejillas, su madre luchó por contener las lágrimas de la emoción tras escuchar aquello.

-Ya veo, es bueno saber eso... -inspiró profundamente la madre para calmarse-. Claire... Sé que nos acabamos de conocer, pero hay algo que necesito pedirte.

Claire tragó saliva por segunda vez.
-¿De qué se trata? -le preguntó, intrigada.

-Yo... -Christa desvió la mirada por un segundo y le sujetó ambas manos con delicadeza-. No fui capaz de darle a mi hijo el amor apropiado que se merecía. ¿Podrías darle y compensar ese amor perdido y más?

Subaru volvió a mirar a su madre con sorpresa, quien carraspeó rápidamente para explicarse.
-Esto... Por mucho que él intente negarlo, es todavía un niño... Siempre ha sido muy bueno, pero yo me aproveché de eso y dependí mucho de él... Y es cierto que parece ser violento, pero en realidad es muy bueno y amable.

Ahora fue el turno de Claire para sonreír con ternura, devolverle el suave apretón de las manos y sentirse más tranquila con ella.
-Pienso lo mismo, después de todo esa es una de las razones por las que me enamoré de él.

Subaru se sonrojó con intensidad tras escucharla decir eso.
-Oye... -murmuró con un hilo de voz que hizo que Claire se riera suavemente.

-Pero no se preocupe, señora. Puede darlo por hecho desde hace mucho tiempo, no tengo la intención de dejar de hacerlo.

Christa sonrió aliviada de oír eso.
-Claire, cuida bien de Subaru, porque estoy totalmente segura de que él hará lo mismo por ti.

-¡Sí, señora!

La anfitriona la soltó e hizo señas a su guardaespaldas y al resto del grupo para invitarlos a acercarse de nuevo.
-Vamos, bailad y disfrutad de la fiesta, después de todo estamos de celebración. Oh, tengo que dar la bienvenida a más invitados, volveré en un momento para seguir conversando. Sentíos como en vuestra casa, podéis comer y beber todo lo que deseéis.

Se marchó de ahí, acompañada por el joven vestido de blanco.

-Vale... -comenzó a decir Rosaura-. ¿Podríais explicarme ahora por qué no dijisteis nada cuando os enterasteis de que Yumi se iba en excursiones secretas sin que nos diéramos cuenta?

Claire rio nerviosa y trató de pensar qué decir.
-Pues... La situación era muy rara y...

-Tal y como mi madre acaba de decir, es porque estaba acompañada por ese tipo -continuó Subaru-. Y pasaban juntas el tiempo necesario, supusimos que no debería pasar nada.

-Afortunadamente todo ha salido bien, pero la próxima vez que descubráis algo así, avisad de inmediato -indicó Reiji-. Lo mismo digo para los demás, ¿queda claro?

-Sí, todo claro... -dijo Claire en voz baja.

-Bueno, ya hemos oído a la tía Christa. Ya estamos aquí, ¡disfrutemos de la fiesta! ¡Vámonos, Ellie! -exclamó Laito alegremente mientras sujetaba a Ellie de la mano y se la llevaba a la mesa de las bebidas.

-¡Espera, no tires tanto! -exclamó ella antes de echarse a reír.

-Por esta vez estoy de acuerdo con Laito -exclamó Ayato-. Vayamos nosotros también, Yui.

-¿Eh? Ah, ¡vale! -asintió Yui.

-Es verdad, ¡vámonos, Kanato! -apremió May-. Espero que sigan quedando de esos cupcakes tan bonitos que vimos antes.

-Entonces no perdamos más el tiempo -concordó él antes de irse caminando con ella.

-¡Por fin! ¡Fiesta! Vamos, Azusa -exclamó Kou antes de tirar de su mano y llevárselo casi a rastras de ahí.

-¡Eh, ten más cuidado, Kou! -le reprendió Yuma-. A este paso le vas hacer daño, ¡me da igual que no le importe!

-¡Esperad! -trató de detenerlos Reiji sin éxito alguno-. Hay que ver... No tienen remedio.

-Será mejor que les recuerde que deben comportarse antes de que sea tarde -dijo Ruki con una ligera incredulidad antes de caminar hacia ellos-. Ya no son unos niños...

-Supongo que podemos considerar el asunto como arreglado -suspiró Rosaura antes de mirarlo y esbozar una sonrisa-. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a por una copa?

Reiji suspiró de la misma forma mientras se ajustaba las gafas.
-No voy a decir que no -dijo mientras le ofrecía el brazo flexionado para guiarla por segunda vez aquella noche.

Después de verlos alejarse, Claire miró a Subaru.
-¿Te encuentras bien? -le preguntó al verlo tan rígido.

-No me lo puedo creer -murmuró él con una emoción contenida-. Ha estado tan tranquila, ¡estaba hablando de forma normal...! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez.

Claire lo volvió a coger de la mano.
-No sabes cuánto me alegro por ti -le dijo con una sonrisa sincera.

-Tengo que darte las gracias -dijo Subaru mientras le estrechaba la mano de vuelta.

-¿Por qué? No he hecho nada...

-Eso no es cierto. Creéme, no tienes por qué ser modesta... Fuiste tú quien me animó para hablar con ella -insistió Subaru antes de devolverle la sonrisa-. Realmente te doy las gracias.

Claire lo estrechó en un fuerte abrazo lleno de emoción.
-Gracias a ti por haber venido conmigo.

Al separarse del abrazo tras unos largos y maravillosos segundos se fijó en Kaitleen, quien miraba a su alrededor como si buscara algo, entonces se dio cuenta de que Shu no parecía estar cerca.

-Eh, parece que le ocurre algo -le dijo a Subaru para acercarse a su hermana-. ¿Todo bien, Kait? -le preguntó.

-Sí, no es que me apetezca quedarme todo el rato con Shu, pero se supone que debería estar conmigo para que los demás vampiros no me coman... Dijo que necesitaba un momento, pero no lo veo por ninguna parte.

-Debió de alejarse después de nuestra conversación con mi madre -supuso Subaru mientras se acercaba a ellas y miraba a su alrededor-. Eh, mirad ahí -señaló a su hermano mayor apoyado en una pared alejada-. Me imagino que se habrá apartado para escuchar su propia música.

-¿Con toda la música que están tocando aquí? -cuestionó Claire-. Creo que nunca llegaré a entender a Shu.

-Creo que yo tampoco... -admitió Kaitleen. Aún era incapaz de entender por qué a Shu le daba por querer estar junto a ella para después alejarse incluso en una noche como aquella, pero negó la cabeza para sacudirse aquellos pensamientos-. Aunque ya de por sí no le gustan los espacios llenos de gente, a lo mejor solo necesita un momento.

-Siempre ha sido así -comentó Subaru-. A mí tampoco me suele gustar estar en sitios demasiado animados como este, pero supongo que en el fondo no está tan mal... Si le da la gana, será cuestión de tiempo que se quite los auriculares. Miradlo, alguien está intentando hablar con él.

Desde lejos pudieron ver que una elegante vampiresa con un vestido verde se acercaba para entablar una conversación con él. Shu la miró, pero su expresión indiferente no había cambiado en absoluto.

A pesar de que no tenía pinta de mostrar interés, Kaitleen no pudo evitar sentir molestia por ver a aquella señora hablando con énfasis y encanto con él... La única razón que se le ocurrió fue que a ella tampoco le habría gustado que la molestaran si quería estar sola, pero no estaba del todo segura si se trataba de eso.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Christa, quien había regresado junto a ellos tras dar la bienvenida a más invitados.

-Siento la tardanza, ¿todo bien por aquí? -preguntó Christa mientras se acercaba a ellos nuevamente.

-Sí -asintió Subaru con serenidad.

-Me alegro de oír eso, el primer baile comenzará cuando llegue la mayoría de los invitados esperados. ¿Os gustaría uniros?

Claire se estremeció, por una parte le emocionaba poder bailar con Subaru en caso de que a él le apeteciera hacerlo también; por otra, no podía evitar sentirse nerviosa por el temor a cometer un error delante de su madre, incluso si no parecía ser el tipo de persona que juzga a la gente.

-A lo mejor -respondió Subaru-. Siempre que a ella le apetezca hacerlo, ¿verdad?

-Claro, podemos esperar a alguna pieza musical que nos dé el animo de bailar -dijo Claire, intentando calmar los pocos nervios que tenía.

-Entiendo -comentó Christa antes de fijarse en Kaitleen-. Tú debes de ser otra de las mayores, eres la única pelirroja aquí, por lo que deduzco que eres Kaitleen, ¿verdad?

Kaitleen se aclaró suavemente la garganta.
-Sí, señora. Muchas gracias por la invitación -le dijo mientras hacía una pequeña inclinación-. Y gracias por haber pasado tiempo con mi hermana pequeña.

-Todo ha sido un placer -respondió Christa-. Yumi también me ha hablado mucho de ti, me dijo que aparte de May, la gemela de Claire, eres una de las que más juega con ella; también me ha contado varias veces lo mucho que te gusta mucho la música y te alegras mucho cuando la escuchas, de ser eso correcto espero que el repertorio que he elegido para la noche sea de tu agrado, no solo habrá melodías típicas de esta felicidad, sino también de célebres compositores. Me ha dicho además que tocas el violín de forma maravillosa, espero poder oírte tocar algún día.

La joven sonrió ante la amabilidad de la anfitriona y la ternura de que su hermana de tres años dijera cosas así sobre ella.

-Sí, la música de la fiesta es preciosa -respondió Kaitleen-. Puedo notar que los músicos tienen mucha experiencia. Ojalá pudiera decir lo mismo de mí, hace tiempo que dejé de recibir lecciones, así que no suelo tocar tantas veces como antes.

-Me alegro de que te guste, y no pasa nada si no tienes un nivel avanzado, escuchar tu talento sería suficiente para mí. ¡Oh, cierto! Casi lo olvido, espero que no te haya molestado haberte asignado en la misma habitación que el hermano mayor de Subaru -Kaitleen parpadeó sorprendida y Claire desvió la mirada con apuro-. Soy consciente de que no sois pareja, pero los dormitorios individuales están un poco alejados de los dobles y no quería alejarte mucho de tu familia, temía que te sintieras sola o excluida...

«Así que esa era la razón...» pensó Kaitleen con sorpresa. Además de tranquila, amable, elegante, la madre de Subaru había demos

-Y como supe por mi acompañante y por Yumi que soléis pasar tiempo juntos y que ambos compartís el conocimiento de tocar el violín llegué a pensar que no habría problema si compartíais habitación, os di la más cercana a las demás que tenía camas separadas. Siento mucho si he causado desconcierto, si quieres dormir en un sitio distinto podemos hacer el cambio sin problema...

-¡Oh, no hace falta, señora! -insistió Kaitleen antes de dirigir una mirada rápida hacia Subaru y Claire-. Muchas gracias por la consideración, le aseguro que en realidad no tengo ningún problema por dormir en el mismo sitio que Shu...

-¿De verdad? -preguntó Christa antes de suspirar aliviada-. Me preocupaba haber causado un conflicto.

-En absoluto.

Christa miró en dirección donde se había situado Shu, la vampiresa vestida de verde ya se había ido.
-Entonces puedo suponer que tienes una buena relación con él, ¿sois amigos? -le preguntó.

-No sabría decirle, hemos hablado más de una vez, pero digamos que es... apático. Suele ser ese tipo de personas que toleran hasta cierto punto la presencia de otras personas.

-Me lo creo, no lo conozco mucho a pesar de ser mi hijastro, pero Subaru me ha hablado varias veces de él, es el único de sus hermanos al que no suele insultar con desprecio.

-¡Madre, no digas cosas innecesarias! -exclamó Subaru con vergüenza.

Claire intentó reprimir una risa, pero fue en vano y estalló en una alegre carcajada.

-¡Oye, tú no te rías! -le reprendió él, sonrojándose todavía más.

-Vamos, no pienses en eso como algo malo, Subaru -lo calmó Christa entre risas-. Ojalá te llevaras bien con tus hermanos, pero veo que no puedo hacer mucho al respecto... Pero tal vez pueda hacer algo para ayudarte -le dijo a Kaitleen-. Si quieres puedo hablar con Shu para convencerlo para que pase tiempo contigo o que te invite a bailar, tal vez se anima.

-Agradezco su intención, señora, pero con todo respeto, creo que eso solo lo podrá de mal humor. No creo que le apetezca estar mucho conmigo, se apartó rápidamente después de su saludo.

-¿Tú crees? No parecía sentirse obligado cuando entrasteis juntos... Te aconsejo que pruebes a hablar un poco con él, pero si te es complicado o no te sientes cómoda podrías pasar tiempo con mi acompañante -dijo Christa mientras lo buscaba con la mirada para verlo junto a la mesa de las bebidas y lo señaló con la mano-. Él os tiene en muy buena estima, estoy seguro de que os llevaríais bien y podríais conoceros mejor.

-¿Está segura? No quiero distraerlo de su ocupación, usted dijo que era su guardaespaldas, ¿no?

-Sí, pero eso no significa que no pueda disfrutar de la fiesta o que no pueda seguir cuidando de vosotras -respondió Christa-. Y en el improbable caso en el que alguien quiera hacerme daño, él es lo suficientemente rápido para ir a protegerme, no hay problema si se encuentra en otro rincón de esta sala.

Kaitleen miró al joven de la capa blanca, el cual observaba de forma serena a Rosaura y a Reiji hacer un alegre brindis con copas de champán, después a Shu, quien se había cambiado de sitio después de que una pareja lo saludara.

-Ambas opciones son buenas, señora -le dijo Kaitleen-. Pero creo que primero voy a probar a hablar con Shu.

[Publicado el 20/3/2022]

Continuará...

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