41. Regalo
Pasó aproximadamente menos de una hora cuando llegaron a su destino.
El castillo Sakamaki era un edificio inmenso y fastuoso. Tenía un aspecto majestuoso e imponente que no se había disipado a pesar de los siglos que debería llevar construido.
Los viajeros observaron la zona a través de las ventanas de los carruajes.
─Hemos llegado ─comentó Laito mientras sujetaba la mano de Ellie, sentada a su lado.
Cuando los carromatos se detuvieron por completo, una decena de hombres vestidos con un elegante traje de paje les abrieron las puertas.
─Bienvenidos, jóvenes amos ─saludó el que parecía estar al mando─. Espero que hayan tenido un buen viaje durante el camino.
─Sí, muchas gracias ─lo saludó Reiji. Se bajó y le ofreció la mano a Rosaura para ayudarla a bajar.
Cuando bajaron de su carromato, dos pajes se acercaron a Yui, Ayato, Kanato y May.
─¿Nos permiten? ─preguntó uno de ellos al acercarse.
Los dos hermanos Sakamaki les dieron su equipaje de mano, por lo que las chica, sorprendidas por el infamiliar trato. Se fijaron que las demás tuvieron una reacción similar.
─¡No! ¡Minuette es mía! ─chilló Ayumi furiosa detrás de las piernas de Rosaura cuando uno de los pajes intentó llevarse su muñeca─. ¡No te la puedes llevar!
─Ups. Mis disculpas, señorita ─le dijo el paje─. No era mi intención ofenderla.
─¡No pasa nada! ─aseguró Ayumi─. Pero no lo vuelvas a hacer.
Algunos miembros de las tres familias no pudieron reprimir una leve risa.
─Me recuerda a Kanato ─dijo Ayato a modo de burla.
─¡Ayato! ─exclamaron Yui y May al mismo tiempo.
─Tranquilas, chicas ─dijo Kanato, extrañándolas─. Él no es consciente de que incluso Yumi es más lista que él.
Kou, que estaba cerca de ellos, abrió mucho los ojos al escuchar el comentario de Kanato y tuvo que aguantar una fuerte carcajada.
─Kou, tenemos que debemos comportarnos aquí ─le regañó Ruki en forma de recordatorio.
─¡Lo siento! ─susurró él─. Esa ha sido demasiado buena...
Ayato quiso acercarse a él de forma brusca para decirle algo, pero pensó en las palabras de Ruki, se detuvo rápidamente y miró a Yui. No quería estropear su noche con ella por algo así...
─Seguidnos, por favor ─dijo el paje líder─. Entremos al castillo para que descansen del viaje.
Aquel sitio había sido el lugar donde habían crecido los Sakamaki, por lo que mantuvieron una expresión tranquila. No sabían si los Mukami habrían estado ahí antes, pero Yui y las Murakami miraban con admiración el exterior, ahora que estaban de cerca.
Les abrieron la puertas, dejando paso al recibidor y Ayumi se soltó de la mano de su hermana para correr al interior.
─¡Yumi, espera! ─dijo Rosaura para intentar detenerla.
La niña se detuvo en el centro de la estancia, dio varias vueltas sobre sí misma para mirar alrededor, lleno de brillantes adornos navideños.
─¡Guau! ¡Este sitio es gigante y bonito! ─exclamó admirada mientras se quedaba mirando el enorme candelabro que colgaba en el techo.
─Sí, es muy bonito. Pero vuelve aquí, no queremos que te pierdas ─insistió Rosaura mientras May la seguía.
La niña la escuchó y se subió a los brazos de May.
─Yumi tiene razón, este sitio es muy bonito ─comentó Yui─. ¡No me esperaba ver tantos adornos!
─Madre ha debido de tomarse esto en serio... ─murmuró Subaru.
Un eso entraron unas vampiresas vestidas con largos vestidos de doncella bajaron las escaleras.
Ellie y Kaitleen echaron la vista atrás para ver a los pajes que los acababan de atender, pero estos no se veían por ninguna parte.
─Bienvenidos ─saludó una de las doncellas─. La señora estaba esperando esmeradamente su llegada. Aún quedan varias horas para la fiesta, así que permítanos guiarlos a vuestros aposentos para que puedan descansar y prepararse para la fiesta.
─Es un honor ser invitados por Lady Christa ─dijo Reiji con serenidad─. Esperamos verla pronto para dar nuestro agradecimiento.
Subaru frunció el ceño con duda.
─Hablando de ella, ¿dónde está mi madre? ─preguntó─. ¿Está disponible?
─Lady Christa está ocupada atendiendo los últimos detalles en la avenida de la celebración ─respondió otra de las doncellas─. Pero los recibirá en el momento de la fiesta, cuando lleguen los invitados.
Él pareció desanimarse un poco con aquella noticia, por lo que Claire le apretó la mano y asintió para hacerle saber que estaría a su lado.
Una doncella joven se acercó a May y estiró los brazos en dirección a Ayumi.
─¿Me permite llevarme a la niña, señorita? ─le preguntó cortésmente.
─¿Qué? ¡No! ─exclamó Ayumi con miedo.
La gemela menor negó con la cabeza y abrazó a su hermana de forma protectora.
─¿Qué quieres de ella? ─preguntó Kanato con cara de pocos amigos.
─Nos encargaremos de ella mientras ustedes se instalan, también la prepararemos para la fiesta en vuestro lugar.
─¡Estaremos bien! ─insistieron Kanato y May con energía al mismo tiempo, acción por la que intercambiaron una mirada sorprendida y sonrieron.
Rosaura se acercó a ellos rápidamente.
─Agradecemos la consideración, pero preferimos tener a nuestra hermana pequeña a nuestro lado ─aseguró con calma.
Ninguna de las hermanas Murakami deseaba dejar a la más joven en manos de personas desconocidas en un lugar que no conocían, menos aún con vampiros.
La doncella pareció sorprendida, pero asintió y regresó a su sitio.
Las doncellas los guiaron por los largos pasillos del castillo para llevarlos a sus habitaciones. Los Mukami fueron establecidos en invitaciones individuales.
─La señora supuso que las parejas querrían estar en una misma habitación, las habitaciones dobles están por aquí. Ya están especialmente asignadas para todos ustedes, cada una de nosotras os guiaremos hacia ellas ─indicó la doncella principal─. Por favor, síganme por aquí, Lord Ayato y señorita Yui.
Eso levantó varias dudas entre los invitados.
─¡Un momento! ─fue Laito el primero en reaccionar─. ¿Cómo sabe la tía Christa quién es pareja de quién?
─No tenemos ese conocimiento ─respondió la doncella─. Pero la señora y su nuevo acompañante nos dieron indicaciones para recibirlos y guiarlos a las habitaciones que han preparado para ustedes.
─¿Nuevo acompañante? ─preguntó Shu, extrañado.
─¿Se refiere usted por algún casual a un joven vestido con ropa negra y una capa roja con capucha? ─preguntó Reiji.
─Oh, sí señor. Es un visitante frecuente y pasa mucho tiempo con la señora.
Todos intercambiaron miradas confusas entre ellos.
─Eso explicaría por qué lo sabe ─comentó Yui.
Mientras procesaban la nueva información, ambas familias fueron guiadas a sus respectivas habitaciones.
─Esta es la suya, Lord Shu y señorita Kaitleen ─les indicó una doncella.
La joven pelirroja se sobresaltó y dirigió una mirada confundida hacia Shu, quien tampoco parecía exactamente indiferente a la situación.
─Disculpe, pero debe haber un error ─dijo ella, intentando mantener la calma─, pero Shu y yo no somos una... pareja.
Aquella información no pareció pillar desprevenida a la doncella.
─No se preocupe, señorita. Somos conscientes de ese dato, por lo que esta habitación tiene dos camas individuales en lugar de una doble.
─¡No me refiero a eso! ─exclamó ella, intentando mantener la calma y detener su sonrojo─. Quiero decir, ¿no es posible para mí estar en una invitación individual, como los cuatro hermanos de antes?
─Me temo que no tenemos control sobre eso, señorita. Fue la señora quien eligió las habitaciones para sus invitados. Sin embargo, si usted no está satisfecha con su elección, podemos comunicárselo para hacer el cambio.
Lo último que quería Kaitleen era mostrar incomodidad o ingratitud por una mujer vampiresa de alto rango, además madre de la pareja de su hermana Claire. No quería causar una mala impresión y temía que eso afectara a los demás.
─¡No importa! Gracias, pero no le diga nada, creo que voy a estar bien, solo es una noche. Agradezco la consideración de la señora. Muchas gracias por su ayuda, de verdad.
La doncella asintió amablemente y se retiró.
Cuando quedaron solos, Kaitleen suspiró y miró a Shu, quien estaba sonriendo burlonamente.
─¿Por qué sonríes? ─le preguntó.
─Me hace gracia la forma en que has actuado ─respondió─. Hemos dormido antes en la misma cama, ¿por qué te importa tanto que lo hagamos ahora?
Kaitleen se sonrojó por la vergüenza.
─No digas cosas raras, aquello fue porque me hiciste dormir contigo, nada más.
─Entonces no debería haber problema en que pasemos la noche en camas separadas, ¿te sigue dando vergüenza dormir en la misma habitación que yo?
─Sí ─admitió ella─. Pero no porque tenga un problema en estar a tu lado, sino por la situación. La madre de Subaru sabe que no somos pareja, pero nos pone juntos igualmente. ¿Por qué?
─No la conozco de mucho ─dijo Shu─, pero no me extrañaría que le hiciera ilusión ver muchas parejas convivir juntas bajo el mismo techo que ella durante una noche.
─¡Acabo de decir que no somos pareja! Me besaste para después decirme que me aleje de ti. ¿Somos siquiera amigos? ─preguntó ella con ironía.
Shu suspiró sin hacerle caso y abrió la puerta.
─Sea como sea, entremos. Estoy cansado por el viaje... ─murmuró.
Kaitleen también suspiró, cansada por la actitud de Shu de darle poca importancia a las cosas.
─Pero has estado durmiendo durante todo el camino ─dijo al recordar cómo Shu había apoyado la cabeza sobre su hombro izquierdo y fue incapaz de moverlo. Lo peor había sido la compañía que habían tenido para el viaje en carromato, Laito y Ellie, de los cuales el vampiro había bromeado sobre la "romántica" escena.
Entraron a una habitación elegante y amueblada con muebles de estilo antiguo. Tal y como les habían informado, habían dos camas individuales, pero lo que no se esperaban era encontrarse sobre cada una de las camas un hermoso vestido amarillo y un elegante traje marrón.
─Eh, mira eso ─dijo Kaitleen mientras se acercaba a ver los ropajes.
Shu, que tenía pensado tumbarse sobre la cama nada más entrar, se sentó sobre ella en su lugar para examinar también el traje, que parecía ser de su talla.
─Es la primera vez que lo veo, no recuerdo haber traído esto para el viaje.
La chica se fijó que el vestido estaba acompañado de guantes, un collar y una variedad de accesorios, algunos para el pelo, e incluía además unos zapatos a juego. También había un sobre de carta con su nombre escrito colocado sobre él.
─¿A ver? ─preguntó mientras la abría─. ¡Es de James!
─¿Tu hermano mayor? ─preguntó Shu.
─Querida Kaitleen... ─comenzó a leer ella.
Todas las demás chicas, además de un vestido, también habían recibido una carta escrita por James.
─...Siento mucho no poder pasar la Navidad este año con vosotras... ─continuó leyendo Rosaura después de mirar el vestido azul que había recibido. Reiji estaba examinando el traje negro que parecía estar asignado para él.
─...No hay otra cosa que desee más en el mundo ─continuó May con Ayumi sentada sobre su regazo. Kanato estaba sentado a su lado, sobre la cama había un vestido lila adornado con lazos y un elegante traje negro. Sobre el armario estaba colgado en una percha un pequeño vestido rojo con un osito de peluche estampado─, pero desgraciadamente, no me va a ser posible...
─...Sin embargo, quiero recordaros que a pesar de no estar presente, siempre he estado pensando en vosotras, y aseguraros que hago lo posible para que estéis a salvo... ─continuó Claire mientras Subaru examinaba un vestido blanco grisáceo y un traje gris claro.
─...Me alegro de saber que estáis bien y que sois felices con la persona con la que habéis elegido estar, por lo menos aquellas que están saliendo con alguien, por supuesto ─leyó Ellie y su risa producida al leer aquella parte fue contagiada por Laito, que se había imaginado a la chica llevar aquel elegante vestido verde esmeralda que descansaba junto a un traje acompañado por un sombrero, adornado con una cinta del mismo color.
Yui también había recibido una carta, que si bien tenía un mensaje distinto, transmitía el mismo cariño y calidez de las otras.
─...Puede que no estemos relacionados y que solo hayamos hablado unas pocas veces por teléfono, pero las chicas me han hablado tanto de ti que parece como si te conociera desde hace tiempo, por lo que espero que te guste este regalo que he preparado especialmente para todos.
Observó junto a Ayato los elegantes ropajes colocados cuidadosamente sobre la cama: un vestido rojo acompañado por accesorios de joyería, un par de zapatos de fiesta del mismo color y un traja de un granate tan oscuro que parecía negro.
─Por eso teníamos habitaciones asignadas ─dijo Ayato, pensativo.
─...Sé que aún no es 25 de diciembre ─continuó leyendo Rosaura─, pero me enteré que íbais a una fiesta importante y decidí aprovechar la ocasión para enviaros antes mi regalo para estas fiestas. Como podréis imaginaros: sí, los he hecho yo todos a mano, incluidos los trajes para los chicos. He estado muy ocupado últimamente, pero eso no me ha impedido crear todo eso para vosotros.
─...Espero que os gusten ─leyó Yui─. Oh, ¿¡esto lo cosió el hermano de las chicas!? Sabía que era sastre, pero ¡mira esto! ¡Él es increíble! ─exclamó mientras tocaba la tela de su vestido─. ¡Es precioso y la tela es muy suave! ¡No me extraña que esté tan ocupado si la gente le compra ropa como esta!
─La verdad es que yo también estoy impresionado ─confesó Ayato─. ¿Cuánto tiempo le habrá llevado hacer eso para más de siete personas?
─Espera, hay más ─dijo Yui antes de continuar leyendo─. No te preocupes, es de tu talla. Lo consulté con mis hermanas con la excusa de que era "por curiosidad" y tomé las medidas basándome en Kaitleen, que al parecer es de una altura similar a ti.
─Una vez más, siento no poder estar con vosotras de forma personal ─leyó May─, pero quiero aseguraros de que, a pesar de las distancias, de alguna manera sigo ahí a vuestro lado...
─Con esto me despido ─leyó Ellie─, pero ya me diréis cómo fue la fiesta y qué pensáis de los vestidos. Espero que los disfrutéis tanto como yo he hecho durante cada minuto de confección.
Todas finalizaron con la misma frase:
─Con amor, James.
Rosaura se llevó la carta al pecho y se limpió las lágrimas que caían de sus ojos. Al darse cuenta, Reiji la rodeó por la espalda.
─Se nota que os quiere mucho ─le susurró.
La joven se sorbió la nariz.
─Sí... Lo echo de menos ─murmuró.
─Me lo imagino, pero tal y como ha dicho en esta carta, él piensa mucho en ti, no estás sola. También nos tienes a nosotros, a mí.
Tras un suspiro, ella asintió.
─Aún queda tiempo para la fiesta ─dijo Reiji─, descansemos un poco antes de prepararnos, tu hermano ha hecho un trabajo estupendo. Supongo que así no necesitaremos pedir ropa prestada del castillo.
─Él jamás desaprovecharía una oportunidad como esta ─dijo ella─. Voy a ver a las demás, me imagino que también habrán recibido esto.
Se reunieron en el pasillo y hablaron de la situación.
─Tenemos también uno para Yumi en nuestra habitación ─informó May.
Yui también les enseñó su carta y les habló del vestido que había recibido.
─Vuestro hermano es increíble, el vestido es precioso ─añadió.
─¿De verdad? ¡Déjame verlo! ─insistió Ellie mientras la sujetaba de la mano.
─¡Yo también! ─exclamó la niña.
─No tardéis mucho en volver, tengo algo que decir ahora ─les avisó Reiji.
La rubia mayor asintió y las guió a su habitación.
─¡Esperad, no vayas sola! ¡Claire! ─exclamó Subaru mientras la veía correr detrás de ellas.
─Dale un respiro, Subaru ─lo detuvo Laito─. No se van a perder a la vuelta de la esquina
Subaru chasqueó la lengua con fastidio.
─Lo volveré a repetir cuando las demás regresen, pero si ya os habéis terminado de instalar, permitidme que os enseñe el lugar ─dijo Reiji─. De esa forma no solo veréis mejor el lugar donde tendrá la fiesta, sino también correréis menos riesgo de perderos en este lugar tan grande ─miró a Subaru de soslayo.
─Me parece una buena idea ─dijo Ruki, quien se acercaba a ellos, acompañados por sus hermanos.
─¡Queremos daros las gracias por los trajes! ─exclamó Kou, desconcertando a los demás─. ¡Son increíbles, parecen muy caros!
─¿Vosotros también habéis recibido trajes? ─preguntó Shu con curiosidad.
─Sí, ahora veo que al parecer no hemos sido los únicos ─comentó Ruki.
─También había una nota... ─añadió Azusa mientras se la enseñaba a May, gesto que molestó a Kanato─. Está firmada por... James Murakami.
─¿¡Qué!? ─exclamó Rosaura, confundida.
─¿Qué está pasando? ─preguntó Ellie al regresar junto a Claire y Yui, quien sujetaba a Ayumi en brazos.
─¡Hola, Kou! ─saludó la niña, ganándose un alegre saludo por parte del aludido.
─Mi hermano es consciente de lo que hicisteis con nosotras ─dijo Kaitleen con una mezcla de seriedad y confusión─. Sé que ocurrió hace mucho tiempo, que fue un engaño y que nos pedisteis perdón, pero con lo rencoroso que es me cuesta creer que quisiera regalaros algo.
─Se nota que no le caemos muy bien, escuchad esto ─dijo Yuma mientras leía en voz alta el pequeño papel que tenía en la mano: "No os odio, pero al gual que con los Sakamaki, no me caéis exactamente bie. Solo hice esto porque me molesta dejar un trabajo sin acabar. No os preocupéis, no sospechéis nada raro, no me gusta dar cosas en mal estado ni deseo nada a cambio de esto".
─¿¡Os lo podéis creer!? ─exclamó Kou, indignado─. ¿¡Qué clase de persona dice que no quiere nada a cambio por estos estupendos trajes!? Y por si eso fuera poco, en mi carta pone entre paréntesis: "(Lo digo por ti, Kou Mukami)".
Claire intentó aguantar una carcajada al escuchar aquel comentario, pero le fue imposible y se rio, ganándose una mala mirada por parte de Rosaura.
─Perdón ─murmuró ella mientras se calmaba.
─Típico de los ricachones ─respondió Yuma al comentario de Kou─. Se creen mucho y lo demuestran restregándolo por la cara a otros como nosotros.
─¡Eh! ¡No hables así de mi hermano mellizo! ─exclamó Rosaura con enfado.
─Además, te recuerdo que no somos tan "ricachones" como tú dices ─dijo Claire con severidad─. Seguro que James usó material que compró para regalarnos estos conjuntos que él mismo hizo.
─¡Eso! ─exclamó Ayumi, sin entender mucho la situación pero decidida a apoyar a su hermana mayor.
─Tú no conoces a James, así que piensa antes de hablar ─dijo May con calma, pero molesta.
Yui se adelantó y se interpuso entre ambos grupos.
─¡Chicos, no peleéis! ─exclamó antes de dejar a Ayumi en el suelo─. Nos han invitado a una fiesta. ¡Es nuestra primera Nochebuena todos juntos! ¿De verdad vamos a comenzarla peleando? ─algunos intercambiaron miradas avergonzadas─. Chicos ─dijo mientras miraba a los Mukami─, yo tampoco he conocido a James personalmente, pero sé que a pesar de ser muy serio, es muy amable y considerado, seguramente habrá tenido algún motivo más por el que quiso daros un regalo.
─Posiblemente ─dijo Ellie para apoyar aquella suposición─. Le cuesta olvidar las cosas malas que ha hecho la gente, pero eso no significa que quiera desear mal a nadie.
─¿Veis? Y chicas, ¿ya habéis olvidado el tiempo que hemos vivido todos juntos? ─volvió a preguntar Yui─. Sé que hubo peleas y diferencias, pero al final siempre encontrábamos una solución. ¿Vamos a pelear otra vez por lo mismo?
─¡No! ─exclamó Ayumi mientras daba un pequeño salto, aún sin entender la situación.
Alguien comenzó a aplaudir por el discurso de Yui, todos se giraron para ver a Ayato, aplaudiendo orgulloso antes de parar repentinamente.
─¡Esa es mi chica! ¿Qué? ¿Me he pasado? ─preguntó al ver diferentes miradas sobre él.
─Un poco ─opinó Laito, por lo que Ayato dejó las manos detrás de la espalda.
─Eva tiene razón, no debemos pelear... ─dijo Azusa.
─Vale, admito que tal vez haya hecho un comentario de más ─admitió Yuma─. ¿Perdón...?
Ayumi se acercó a él y le dio palmaditas en la pierna.
─No pasa nada, te perdonamos. Pero no lo vuelvas a hacer ─le dijo.
[Publicado el 26/12/2021]
Continuará...
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