31. Enfrentamiento
«Muy bien Rosaura, inspira hondo».
La hermana mayor de las Murakami se decía eso constantemente desde aquella mañana.
Hizo un resumen de lo ocurrido el día anterior para asegurarse de que nada había sido una pesadilla provocada por la locura.
Primero una plaga de termitas aparece así como así en casa y ahora tienen que compartir casa así como así con los cuatro imbéciles que les habían provocado pesadillas a ella y a sus hermanas días atrás.
Resulta que los Mukami también habían sufrido una plaga en su mansión, esta vez de ratas, y el "Calzaslargas", tal y como lo llamaba su hermano, les había encomendado anteriormente la misma residencia de forma temporal, con la diferencia de que a ellos les habían avisado de que no estarían solos.
Después de explicar la situación, el menor de los hermanos, aquel que daba tanto miedo y había irrumpido en el cuarto de baño de May con ella dentro, se había ofrecido enseñarles la casa. Obviamente todos se negaron, unos de forma más amable que otros (May tuvo que mantener a Kanato agarrado del brazo para que no se abalanzara sobre él).
Y encima debían faltar a clase aquel día para terminar de instalarse, a saber qué excusa habría encontrado Karlheinz esta vez.
Lo bueno de todo aquello era que la casa en la que estaban era muy iluminada, y había dormido en la misma cama con Reiji por primera vez; como la mayoría de los residentes eran parejas podían compartir habitación, y Rosaura se había alegrado de poder estar con el chico que amaba, incluso Reiji se había sorprendido un poco la noche anterior y había bromeado un poco con ella para intentar hacerle sentir vergüenza. Apenas lo logró.
Rosaura se levantó un poco más temprano de lo normal con la intención de preparar el desayuno sin cruzarse con nadie indeseado.
Desgraciadamente para ella, ya había alguien allí y ya estaba friendo algo en una sartén.
-Te has despertado temprano -comentó Ruki antes de que ella pudiera darse la vuelta.
-Buenos días a ti también -respondió ella intentando ocultar su miedo-. ¿Lo que cocinas es para ahora en la mañana?
-¿Acaso no es obvio con solo verlo?
-Simplemente me sorprende, creí que los vampiros no necesitabais comer.
Él la miró.
-A estas alturas ya sabrás que nosotros cuatro fuimos humanos una vez; para que te hagas una idea, si bien tampoco es necesario comer comida humana, lo hacemos con mucha más frecuencia.
-Sí, me hablaron un poco sobre vosotros después de que irrumpieseis por segunda vez en casa.
Ruki redujo a fuego lento lo que estaba preparando.
-Acabas de levantarte y tienes el descaro de hablarme de esa forma -dijo con seriedad-, se ve que Reiji no ha hecho ningún progreso en entrenarte.
Rosaura lo miró perpleja.
-¿Qué? Pero si yo no... -tragó saliva y se puso firme- Me da igual lo que pienses. Ya me voy, sigue a lo tuyo y ya no te molestaré mas.
Con las prisas no se fijó que alguien estaba detrás de ella y casi chocó.
-¡Eh, cuidado por donde pasas! -gritó el más alto de los hermanos.
-Baja la voz, Yuma -le mandó Ruki-. Todavía hay gente durmiendo.
-No es para tanto, están demasiado lejos para escucharme. Ten, aquí tienes las verduras que traje de casa.
Dejó una cesta llena de calabacines sobre la mesa.
-Es increíble que el viejo nos haya dado un huerto aquí también, ¡tan considerado como siempre! Plantaré algo en cuanto pueda -se giró hacia Rosaura y la miró de arriba a abajo, o más bien desde arriba-. Tú eras la mayor, ¿no? Supongo que no serás una plasta, a diferencia de las demás.
Ella frunció el ceño e ignoró sus comentarios
-Veo que sois de los que madrugan ¿Los otros dos lo hacen también? Es para ver si debo irme en cuanto antes.
-¿Qué otros dos? ¿Nosotros? -preguntó Kou justo detrás de ella en el momento más inoportuno. Azusa estaba con él.
-¿En serio? -preguntó Rosaura de forma retórica.
¿Por qué debían aparecer todos así de repente?
-¡Buenos días, hermana mayor! -la saludó Kou-. ¿Qué tal has dormido? ¿Todo bien?
-Me sorprende que estés levantado a esta hora, Kou -comentó Ruki.
-Simplemente quise ayudar, ¡hay un montón de cosas cosas por hacer!
-Dices eso ahora para después hacer el vago -bufó Yuma.
-¡Eres cruel, Yuma!
-Yo también he venido a ayudar -dijo Azusa con su usual forma lenta de hablar.
-Veo que vais a estar atareados, así que me voy para no ocupar espacio.
-¡Quieta ahí, guapa! -la detuvo Kou alegremente-. Sé que no empezamos con buen pie cuando nos vimos por primera vez, así que comencemos de cero, ¿vale? -le tendió la mano con intención de saludar con un apretón-. ¡Soy el gran Kou Mukami! ¡Un placer!
Rosaura se lo quedó mirando y pasó de largo.
-¡Eh! ¿¡A qué viene eso!? ¡Intento ser amable! -exclamó indignado.
-Pues siento mucho ser tan borde, pero ahora mismo no me apetece entablar una conversación con vosotros.
Yuma dio un paso hacia delante.
-¿Acaso sigues enfadada por lo que ocurrió? ¡Pero si ya pedimos perdón!
-No estoy enfadada, y comprendo que fuisteis engañados, pero ¿cómo reaccionaríais vosotros si vuestros hermanos fuesen secuestrados así sin más... y tuvieseis que pasar tiempo preguntándoos si acaso volverán a aparecer? -tragó saliva.
-Pues tendrás que aguantarte -contestó Ruki sin delicadeza-, vas a convivir con nosotros de forma indefinida.
-Vamos, Ruki, ¡tampoco hace falta hablar así! -exclamó Kou.
Sin aviso alguno, Azusa cogió de la mano a Rosaura. Ella se petrificó. Eran de la misma altura, por lo que no tardaron mucho en fijar sus miradas en la del otro, ella con preocupación y él carente de expresión.
-Perdónanos, por favor -le pidió el joven vampiro-, no quiero que nos odies...
Rosaura sintió hasta pena por aquel comentario tan inocente.
-No digas eso -contestó ella apartando la mano con cuidado-, tampoco voy a llegar a ese extremo...
-¿Eh? Si no me odias... ¿podrías golpearme?
Ella dio un paso hacia atrás.
-¿Qué estás diciendo? -preguntó nerviosa.
-La última vez le diste una patada muy fuerte a Ruki... haz lo mismo conmigo, por favor.
-¡No voy a hacer eso!
-¡Déjala ya, Azusa! -le mandó Yuma-. Solo vas a asustarla.
-¿No quieres pegarme? ¿Tanto me odias como para no hacerlo? ¡Por favor...!
Comenzó a acercarse a ella a pasos lentos.
-¿A qué viene eso ahora? ¿Por qué dices que te odio por eso? Yo... -estaba cada vez más cerca de ella- ¡ALÉJATE DE MÍ, TÍO RARO! -gritó antes de huir corriendo.
-¡Espera, vuelve! -pidió Azusa antes de seguirla a la misma velocidad.
Los otros tres hermanos se quedaron ahí, estupefactos por lo que acababan de acontecer.
-¿Qué vamos a hacer con este Azusa? -preguntó Yuma retóricamente, llevándose una mano a la cabeza.
Cuando creyó haberlo despistado, Rosaura corrió hacia su habitación asignada, entró rápidamente y cerró la puerta de golpe.
-¡Rosaura! -exclamó Reiji, sorprendido.
La joven se acordó de que lo había dejado durmiendo. Vio que aún no se había cambiado.
-¿Te he despertado? No era mi intención...
-En absoluto -respondió él con tranquilidad-, me desperté hace un rato, al darme cuenta de que no estabas a mi lado. ¿Dónde estabas?
-Quise levantarme temprano para comenzar a trabajar, pero no salió como planeaba.
-Por lo que veo te encontraste con mala compañía.
Ella lo miró mientras se acercaba.
-Acabas de venir corriendo -razonó él-, desde esa distancia emanas esa esencia tan desagradable de esos cuatro -le cogió de la mano-, e incluso se han tomado el descaro de tocarte.
-Yo... -respondió ella-, juro que no me esperaba encontrarme con ellos, e intenté apartarme en cuanto antes.
Aún agarrándola de la mano, Reiji la empujó suavemente contra la pared. Ella soltó un respingo por la sorpresa.
-Tal vez deba dejar más marcas para dejar en claro que eres mía -susurró.
Rosaura volvió a tragar saliva.
-¡No hace falta! -insistió-. Ya les dejé claro que no quiero tener nada con ellos.
-Eso es lo que has hecho por tu parte, ahora me toca a mí.
Sonrió maliciosamente antes de apartarle un poco la camiseta y clavarle los colmillos en la clavícula.
Rosaura apretó los ojos por el dolor, pero se calmó al cruzar sus dedos con los del vampiro, que solo tomó unos pocos tragos de su sangre antes de soltarla.
-Además -murmuró él en un jadeo-, esto también es tu castigo -ella abrió los ojos, extrañada-, no solo por bajar la guardia, sino también por no aparecer a mi lado tras dormir juntos por primera vez.
-No quería despertarte -se excusó ella.
Él suspiró.
-Y agradezco la consideración, pero desde ayer tenía ganas de que fueses lo primero en ver al levantarme -dijo en un leve tono que demostraba algo de pena.
Rosaura se sonrojó.
-Bueno, pues aquí me tienes. No es para tanto, ¿no?
-Lo sé, y es por eso mismo que te lo voy a perdonar por esta vez -le levantó el rostro por el mentón con un dedo y la besó delicadamente en sus labios. Al corresponder ella, ambos lo profundizaron lentamente.
-Y esta es tu recompensa por haber hecho lo correcto e irte de ahí.
Tal y como ella sabía hacer, Rosaura tomó el control tomándolo del cuello de la camiseta con una mano y lo volvió a besar. A Reiji le encantaba cuando hacía eso, la recibió acariciándole la nuca.
-Pues supongo que mientras estemos aquí -dijo ella-, esas recompensas serán frecuentes.
Reiji rió levemente.
-Traviesa -bromeó-. ¿Cómo de lejos serías capaz de llegar con eso?
Volvió a acorrolarla con la pared y le acarició el muslo izquierdo. Rosaura se estremeció con el contacto y se sujetó a su hombro.
-Otro día, Reiji -lo detuvo-, hoy tenemos cosas que hacer, y ahora mismo no me apetece con ellos merodeando cerca.
La soltó y volvió a colocar ambas manos sobre la pared.
-De acuerdo -respondió-, reservemos esto para una ocasión más oportuna.
Se apartó y se recolocó la camiseta.
-Eso sí -continuó-, avísame si alguien vuelve a molestarte. Da igual las circunstancias, te ayudaré lo mejor que pueda.
-Te lo agradezco, pero no tienes por qué ayudarme siempre que me ocurra algo, sabes que yo también puedo valerme por mí misma. No quiero que te acabes hartando de ayudarme.
Reiji volvió a sonreír con una traviesa malicia.
-Sé que eres una luchadora, pero veo que no se te ha metido lo que te he dicho. ¿Debería ser más severo?
-¡Vale, lo pillo! Contaré contigo cuando sea oportuno.
-Tranquila, estaba de broma -rió él-. Debería cambiarme ahora, no voy a dejar que hagas todo el esfuerzo tú sola.
La hora del desayuno fue incómoda para todos, los Mukami habían comido antes, por lo que Yui, los Sakamaki y las Murakami comieron sin su compañía, pero seguían compartiendo techo ajeno con aquellos que habían tenido una afrenta semanas atrás.
El chico misterioso de la capa seguía vigilando por los alrededores, e incluso comenzó a merodear tranquilamente por los pasillos como si estuviese en su propia casa. Yui supuso que era posible que no quisiera volver a cometer errores ahora que estaban los Mukami cerca. No dejaba que nadie hablase con él, se iba en dirección contraria si alguien le dirigía la palabra, y en el caso de los chicos los amenazaba con las dagas si se volvían muy insistentes, lo que una vez había sido frecuente en él.
La única a la que dejó que se acercara a él fue Ayumi, normalmente para cargarla en brazos y escuchar algo de ella, como hizo aquel mismo día antes de que Kaitleen la llevase a la guardería. Al menos ella no se perdía un día lectivo, para el alivio de Rosaura.
Habían pasado muchas cosas con él y solo era el primer día.
Los integrantes de la casa se pasaron las primeras horas y la medianoche deshaciendo las maletas y haciendo algún que otro cambio en la posición de los muebles.
La hora de la cena fue incluso peor que la mañana, pues en aquella ocasión los Mukami sí que se habían unido a ellos.
-¡La mesa es gigante! -exclamó Yumi-. Cabemos todos aquí.
-Lo sé -respondió Ayato y lanzó una intencionada mirada llena de odio hacia Ruki-, hay demasiada gente aquí.
-¡Vamos, vamos! -exclamó Kou- No fastidiemos nuestra primera cena todos juntos.
-Si tanto os molesta ¿por qué os sentáis? -preguntó Yuma- No tenéis necesidad de comer y ellas pueden estar con nosotros sin problema.
Claire le agarró de la mano a Subaru para intentar calmarlo.
-No voy a dejar a May con unas sabandijas como vosotros -gruñó Kanato.
-Lo mismo digo con mi pequeña Ellie -añadió Laito.
Shu, que había intentado mantenerse al margen todo el rato, abrió los ojos.
-Ayumi -la llamó.
Ella levantó la vista de su plato.
-¿Qué pasa?
-¿Has aprendido algo en la guardería hoy? -le preguntó el vampiro más mayor.
Todos se sorprendieron, algunos susurraron algo entre ellos.
-¿De repente te interesa saber eso? -preguntó Reiji, resumiendo los murmullos.
Shu se encogió de hombros.
Kaitleen, que había sido la única aparte de Reiji que lo miraba fijamente, se dio cuenta de que había hecho la pregunta para evitar discusiones en la mesa.
-¿Qué has aprendido? -repitió la pregunta.
A Yumi se le iluminó la cara.
-¡Muchas cosas! -respondió-. Hemos contado los números y dicho letras en voz muyyyy alta.
Kou no disimuló la ternura que le transmitía la dulzura de la niña. Subaru, en cambio, se avergonzó de haberlo hecho, provocando una pequeña risa de Claire.
-¡Y un amigo también me ha dicho cómo se hacen los bebés!
Los rostros llenos de ternura y satisfacción se tornaron inmediatamente en unas de horror. Otros se atragantaron con la comida
Al menos se habían detenido los aires de pelea.
-¿De verdad? -preguntó Rosaura, disimulando su incomodidad con una sonrisa-. Es lo que te dije, que cuando un papá y una mamá se quieren mucho y quieren tener un hijo, se les aparece al día siguiente en un hospital, ¿verdad?
-Yo se lo dije, pero no. Takuma me lo dijo a mí, a Hana, a Saki y a Ryuu después de que su hermano mayor se lo dijese. Después la profesora lo castigó. ¿Queréis que os lo diga?
-Oh no... -murmuró Ellie.
Laito y otros más negaron con la cabeza y con gestos de la mano, pero ella no les hizo caso, soltó su tenedor y continuó:
-Takuma nos dijo que su hermano le dijo que cuando un papá y una mamá se quieren mucho y quieren tener un bebé, lo que hacen es irse a su habitación...
Reiji se levantó de su silla y se acercó mientras ella continuaba:
-...después se tumban en la cama, se quitan la ropa -levantó ambas manos para hacer un gesto sugerente-, y el papá mete su...
Antes de que pudiese finalizar, Reiji le agarró ambas manos, sorprendiéndola.
-Queda adjudicado -siseó claramente molesto-: no volverás a esa guardería. Nunca más.
[Publicado el 5/1/2020]
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