28. Razonamiento (II)
-¿Disculpa? -preguntó Reiji-. Si quieres hablar con ella, puedes hacerlo perfectamente aquí y ahora.
-Creo haber sido bastante claro -contestó Ruki con severidad-. He venido personalmente a por la hermana más mayor de las Murakami.
-Reiji, tú lo conoces, ¿verdad? -preguntó Rosaura, preocupada y confundida. Se volvió a girar hacia el otro vampiro-. ¿De qué va todo esto? Aquí me tienes, ¿qué quieres de mí?
-Debo confesar que estoy tan confundido como tú, querida -respondió Reiji con los brazos cruzados-. ¿Podrías hacernos el favor de explicar tus intenciones, Ruki?
Ruki miró a ambos.
-Debe de haber un malentendido -intentó razonar-. Estoy buscando a Kaitleen Murakami.
Rosaura abrió los ojos como platos, apretó los puños y se tragó el miedo que le causaba la presencia del vampiro que tenía delante.
-¿De qué conoces a Kaitleen? -siseó.
Ruki no la escuchó bien.
-¿Qué has dicho? -preguntó, confundido por el cambio de actitud de aquella humana desconocida para él.
Ella le propinó como respuesta un rodillazo en el muslo, sin importar las consecuencias. Ruki se dobló levemente.
-¡¿De qué conoces a Kaitleen?! -repitió en voz más alta- Y eso de llevártela... ¿¡Acaso fuiste tú el que se la llevó!? -lo agarró por una de las solapas de la chaqueta.
Ruki miró a Reiji y se soltó del agarre.
-¡Reiji Sakamaki! -exclamó- ¡Haz algo para controlar a tu propia presa!
Reiji se rió suavemente.
-Debería detenerla, pero estoy disfrutando mucho con esto.
Habían sido pocas las veces que se había imaginado a su amada así de enfadada, y Ruki no era precisamente alguien con el que simpatizara mucho.
-¡Serás...!
Ruki no tuvo tiempo de terminar la frase porque alguien lo había empujado por detrás contra el suelo y le estaba agarrando los brazos.
Rosaura dio un paso atrás para evitar el ataque.
Se trataba del encapuchado misterioso.
Lo levantó agarrándolo del cuello de la camiseta.
-¡¿Otra vez tú?! -preguntó Ruki con una mezcla de furia y sorpresa.
Él solo aumentó el agarre y caminó fuera de la sala con él.
-Nos tiene que explicar muchas cosas -comentó Reiji.
Le cogió la mano a Rosaura y juntos siguieron a los dos vampiros que acababan de salir. Por el camino, le explicó que él también se trataba de un vampiro.
En la habitación de Claire, Subaru seguía con ella.
-Ya puedo levantarme, Subaru -insistió-. Me siento un poco mejor.
-Ni hablar -se negó, cubriéndola otra vez con la manta-, sigues cansada y no debes levantarte de aquí. Si quieres agua te traeré yo el vaso.
-Pero si solo está a unos pasos de mí...
-¿No acabas de decir que aún te flaquean las piernas?
Claire se rindió.
-¿No deberíamos ver al menos qué le pasa a Yumi? Estaba gritando.
-Ahora parece estar bien, fuera lo que fuese el zombi ya se le habrá pasado.
Irónicamente, Yumi llamó a la puerta poco después.
-¡Claire! ¡Subaru! -exclamó cuando el vampiro le abrió la puerta-. ¡Hay que tener cuidado: ha vuelto el zombi!
Incluso al decirlo de esa forma, los dos jóvenes sabían que no se trataba de algo bueno.
-¡El zombi ha vuelto para llevarse a May, pero Kanato la salvó y me han dicho que avise a todos! ¡Y el zombi a traído a sus amigos!
-¿Dices que hay más personas? -preguntó Claire. Dirigió una mirada llena de miedo hacia Subaru.
-¡Sí, pero ellos no parecen zombies! Uno es enorme de pelo marrón y otro es de pelo amarillo como Ellie.
-¡Será mejor que me encargue de ellos! -exclamó Subaru tras saber de quiénes se trataba-. Claire, quédate aquí.
Se dirigió a la puerta.
-Pero ¡no me dejes aquí! -exclamó ella-. ¿¡Y si vienen a por mí!? Soy presa fácil.
Afortunadamente logró detenerlo.
-Vale, y si vienen aquí los destrozo -advirtió él-. Eso sí, Ayumi, tú te quedas aquí.
-¡No puedo! -exclamó-. Ya os he avisado a vosotros, ahora tengo que hacerlo con Ayato y Yui, Shu, Kaitleen. Y Laito y Ellie ya lo saben, ¡pero los demás no!
Se fue corriendo antes de que Subaru pudiese decir algo.
-Te dije que algo ocurría -le espetó Claire.
En la sala de estar, el desconocido empujó a Ruki contra el sofá.
-Muy bien, empieza a hablar -demandó Rosaura.
-No tengo nada que discutir con vosotros -contestó Ruki intentando levantarse, pero el encapuchado lo agarró por los hombros por detrás y lo obligó a volver a sentarse.
-Tus hermanos y tú habéis causado un montón de problemas en esta casa, otra vez -dijo Reiji -. Sería justo para todos que dierais una explicación de todo esto.
-Solo estáis perdiendo el tiempo -reprochó Ruki-. Solo hemos venido a por lo que es nuestro.
El encapuchado le agarró el cuello con una de sus manos enguantadas de forma brusca y amenazadora.
-¿Vuestro? -preguntó Rosaura.
-¡Ruki! -sonó la voz de Kou desde lejos-. ¿Dónde estás?
-¡Por aquí! -gritó su hemano mayor.
-¿Y encima traes compañía? -preguntó Rosaura, estupefacta.
-Sus hermanos -le explicó Reiji.
Entraron Kou y Yuma por la puerta de abajo.
-¿¡Tú otra vez!? -preguntó Yuma con molestia al identificar al encapuchado.
-¡Sabíamos que estaba de parte de vosotros! -exclamó Kou al reconocer a Reiji.
-¿Sois sus hermanos? -les preguntó a Rosaura señalando a Ruki.
Los dos vampiros no se habían fijado en la joven y la miraron interrogativos.
-Sí -respondió Kou-, ¿y tú eres?
Rosaura iba a propinarles otra patada, pero esta vez Reiji la detuvo por el hombro.
-No merece la pena -le dijo.
-¡Soy la hermana mayor de las chicas que os llevasteis! -respondió-. ¿Acaso os imagináis cómo ha sido esta semana para mí?
-¿Hermana mayor? -cuestionó Yuma-. ¿Entonces ellas decían la verdad cuando decían que eran seis hermanas y un hermano?
Ruki abrió los ojos como platos y miró a Rosaura, que tenía la misma expresión.
-¡Hijos de p*t*! -exclamó Subaru en lo más alto de la escalera antes de saltar por la barandilla y caer de pie en el suelo con un fuerte sonido seco.
-Oh, no -murmuró Reiji-. Más problemas no...
Subaru vio a Kou y Yuma y se acercó de forma amenazadora:
-¿¡Quién de vosotros le hizo daño a Claire!? -señaló a Kou-. ¿Has sido tú? ¡No me extrañaría viniendo de alguien tan falso!
-¡Cálmate! -exclamó Yuma-. Solo hice que se desmayara una vez más, tampoco fue para tanto.
Subaru intentó lanzarse a su cuello, pero el encapuchado, para sopresa de todos los presentes, se apartó de Ruki y lo agarró por detrás a Subaru para evitar daños mayores.
-¡Suéltame, voy a destrozarlo! ¡Claire ha estado inconsciente casi dos días por tu culpa!
-¡Vosotros! -exclamó Ayato que, junto a Laito, aparecieron directamente en el sitio, sorprendiendo a Rosaura.
-¿Creíais que nos ibais a engañar intentando ocultaros como si fueseis inocentes? -preguntó Laito. Estaba sonriendo, pero en el fondo los quería destrozar.
Yui, que intentaba seguir el rastro a Ayato, bajó rápidamente por las escaleras.
-¿¡Qué haces aquí!? -preguntó Ayato-. Te dije que te quedases con la renacuaja -le recordó, refiriéndose a Ayumi, que ya les había advertido de los intrusos.
-¡La he dejado en su habitación! -informó Yui-. ¿Qué pasa aquí?
Dio un respingo al fijarse en los hermanos Mukami. Rosaura le hizo un gesto para que se acercara a ella y la rodeó con el brazo con afán protector.
Ayato se colocó junto a ellas.
-¿¡Acaso no sabéis hacer otra cosa aparte de robarle la novia a otro!? -les recriminó a los Mukami.
-Técnicamente la gatita masoquista no era tu novia en aquel momento, Ayato -recordó Kou.
Antes de que Ayato pudiese decir algo, Rosaura intervino:
-Siento interrumpir vuestra discusión, pero os recuerdo que ibais a explicarme por qué pensais que mi hermana menor Kaitleen es la mayor.
-¿Puedo hablar ya? -preguntó Ruki, también con la intención de llegar al fondo del asunto-. Hace no mucho alguien nos prometió nuevas presas como compensación por ayudar a unir esa chica con Ayato Sakamaki. Nos dijeron que eran cuatro jóvenes, todas hermanas, y que las encontraríamos aquí. Nos pareció extraño que no nos la entregaran directamente, pero decidimos dejar ese detalle de lado y nos las llevamos por mucho que opusieran resistencia.
Subaru apretó los puños con solo imaginar a Claire intentar defenderse en su propia habitación. El encapuchado se preparó para desenvainar una de sus dagas.
-Sea quien sea esa persona -comentó Reiji-, os ha engañado. Se tratan de seis hermanas, cinco de las cuales estaban en un principio destinadas al resto de nosotros -señaló a Yui para recalcar que ella estaba con Ayato-. Y se han convertido en algo más que comida para nosotros, por eso su desaparición ha causado conmoción en esta casa.
Los tres hermanos se miraron entre ellos.
-Un momento, ¿has dicho seis? -preguntó Yuma-. ¿Quién es la sexta?
Oportunamente, los gritos de Yumi fueron aumentando de volumen a medida que se acercaba a ellos.
La niña pasó de largo de Kou y Yuma para echar los brazos a las piernas de Rosaura. Sostenía su bate de plástico en una de sus manos. Echó a llorar una vez más.
-¿¡Qué pasa!? -preguntó Rosaura-. Estoy aquí, ¿por qué lloras?
-¡Es el zombi! -volvió a gritar-. ¡Me encontró en mi habitación y me quiere comer! ¡Me está persiguiendo!
Desde la puerta apareció Azusa, ya recuperado de sus golpes.
-¿Qué pasa aquí...? -preguntó al colocarse junto a sus hermanos y ver a tanta gente-. ¡Eva, me alegro de volver a verte! -exclamó al ver a Yui.
Rosaura cogió a Yumi en brazos para calmarla, pues con la presencia del "zombi" empezó a llorar con más fuerza.
-¡Vete, zombi! -gritó agitando el pequeño bate en su dirección.
A Rosaura también le parecía tétrico el aspecto de Azusa, incluso más que con Kanato.
-Así que tú eres el famoso zombi... -comentó Laito, divertido.
-¡Pues es cierto que se parece a uno! -exclamó Ayato antes de reír.
Yui frunció el ceño, después de todo no le gustaba que se burlaran del aspecto de alguien. Sin embargo, Azusa seguía sin comprender la situación, incluso sabiendo que estaban hablando de él.
-¡Azusa! -exclamó Kanato desde la misma dirección por la que llegaron todos los demás-. ¡Voy a acabar contigo!
Esta vez, viéndose lo que iba a ocurrir, Kou y Yuma lo detuvieron al verlo.
-¡Soltadme! -demandó Kanato intentando liberarse-. ¡Esa escoria no merece vivir!
May, que estaba con él, intentó ayudarlo a soltarse.
-¡May...! -murmuró Azusa acercándose a ella.
El encapuchado finalmente desenvainó la daga, se interpuso entre la chica y él y lo amenazó con ella.
Kanato también se detuvo al ver esta acción.
-¿Me harás daño? -preguntó Azusa, acariciando el filo-. Hazlo, por favor...
Por primera vez, vieron al desconocido tornar los labios en una mueca perpleja y soltó un sonoro gruñido de exasperación tras guardar el arma. No serviría de nada amenazar a un masoquista.
-Basta -comandó Ruki antes de acercarse a Rosaura y señaló a la niña -. ¿Es ella la sexta?
-Me llamo Yumi -respondió sin entender la situación-. Esta es Minuette y esto es un bate para golpear al zombi que se llevó a May y que volvió para verla en la bañera.
-¡Ayumi! -gritó May por la vergüenza de escuchar eso como algo revelado.
Sus hermanos entendieron la razón de que Azusa tuviese la ropa húmeda y heridas por todas partes. Y también por qué no quisiera dar explicaciones...
-Tampoco creo que haya visto gran cosa -bufó Yuma.
-¡Eh!
Kanato lo golpeó y lo insultó, pero Yuma lo apartó de un empujón.
-¿Dices que es un zombi? -le preguntó Ruki a Yumi, ignorando lo que podría ser una nueva pelea.
Ella ya no estaba tan asustada.
-Sí, uno muy malo que se llevó a mi hermana May. Eh Reiji, ¿quién es este señor que da tanto miedo?
Algunos en la sala se rieron. Ruki alzó las cejas. Por lo menos Rosaura no era la única en pensar aquello.
-Este señor que da miedo, Ayumi, es un vampiro -explicó Reiji -. Y estos otros son sus hermanos, también vampiros, y son los que se llevaron a tus hermanas, al igual que hicieron con Yui hace mucho tiempo.
-¿¡Qué!? -exclamó furiosa-. ¡Así que todos fuisteis los malos! -lanzó un respingo al darse cuenta de algo-: Un momento... ¿vampiros? No, ese no es un vampiro. Es un zombi.
-¿No se cansa de decir lo mismo? -preguntó Kou en un murmullo.
-No, Azusa no es un zombi -razonó Ruki-. Es un vampiro.
Yumi no parecía convencida.
-¿Ah sí? ¡Oye tú, acércate, por favor!
Todos se extrañaron, pero Azusa se acercó a ella.
-Más -tiró el bate al suelo y le hizo un gesto con la mano para que se acercara-. Abre la boca.
Azusa no lo cuestionó y la niña le sostuvo la cara con ambas manos.
-¡Yumi, eso no se hace! -le reprimió Rosaura.
Le echó un buen vistazo en su interior.
-¡Es verdad! -exclamó emocionada-. ¡Tienes colmillos! Entonces eres un vampiro.
-Claro... -respondió Azusa sonriendo tiernamente
-Pero si no eres un zombi, ¿por qué te pareces a uno?
-¡Yumi! -volvió a regañarla Rosaura.
-No nos engañemos -intervino Ayato-. Ya hemos comprobado que es capaz de asustar a los niños.
-¡Ayato! -exclamó Yui esta vez.
A Azusa no le importó, apenas prestó atención.
-¿Sois la mayor y la pequeña? Kaitleen, Ellie, Claire y May nos decían algo similar al principio, pero Ruki dijo que solo intentaban engañarnos para escapar.
El encapuchado volvió a sacar la daga y la acercó al cuello de Ruki.
-No merece la pena -lo detuvo Reiji-, pero agradezco la intención. Ya trataremos esto con más calma.
Suspirando, el encapuchado volvió a guardar el arma. Se acercó a la ventana, la abrió y saltó por ella. Al parecer su trabajo ya había terminado allí.
Tras unos segundos de silencio incómodo y dubitativo, Subaru fue el primero en preguntar con desgana:
-¿Y por qué narices habéis venido?
-No queríamos quedarnos de brazos cruzados y perder a las supuestas presas prometidas como compensación -justificó Ruki-, después de perderla a ella -Señaló a Yui con la mirada-. Y era justo para nosotros volver a tenerlas de vuelta por nuestra propia mano.
-Imbéciles -farfulló Kanato.
-Pero todo fue un malentendido -continuó el mayor de los Mukami-. Y pedimos disculpas por todos los problemas.
Los rostros de los otros tres Mukami expresaban vergüenza y decepción.
Rosaura desvío la mirada.
-Una disculpa no será suficiente -susurró.
-¿Dónde están las demás? -preguntó Azusa.
-¿Acaso te importa? -le preguntó Laito, cínico.
-Claire está descansando en su habitación -contestó Yumi-, Kaitleen y Ellie no quieren venir y Shu siguió durmiendo. Pero después vi que fue a buscar a Kaitleen.
Laito se llevó una mano a la frente. A la niña le costaba aún ocultar cosas que no debía decir.
Yui dio un paso al frente.
-Dijisteis que alguien os prometió algo y fuisteis engañados. ¿Sabéis de quién se trata?
-No -contestó Ruki-. Un día se nos presentó en casa un tipo con la cara oculta por una capucha negra y nos lo contó todo. Pero no nos dijo su nombre ni pudimos verlo a los ojos. Fue muy misterioso y ni siquiera se dignó a responder nuestras preguntas.
[Publicado el 4/10/2019]
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