Otro problema menos, Laito jamás olvidaría la cara iluminada de alegría de Ayumi al poder volver a jugar a la pelota con él y con Ellie los tres juntos.

Todo lo ocurrido tras la discusión que habían tenido hacía unos días atrás parecía haber quedado atrás por completo, y ahora había dos parejas enamoradas más viviendo en la mansión Sakamaki. Pero seguía pendiente un asunto importante.

Tras otro aburrido día de clase en la academia Ryoutei, Claire caminaba en dirección a su habitación a cambiarse de ropa. Entonces escuchó un andar rápido y pesado acercándose a ella, Claire decidió no darse la vuelta para ver de quién se trataba pero aceleró el paso con algo de miedo al suponerse quién sería.
-¡Oye, Claire! -gritó Kanato, cada vez más cerca.

Ella siguió sin hacerle caso, pero al final él la agarró por los hombros con brutal fuerza y la empujó contra una pared.
Aturdida, se fijó que la estaba cogiendo con ambas manos y no llevaba su osito de peluche. Todo era muy similar a la última vez, cuando fue ella quién lo empujó a él.
-¡¿DÓNDE ESTÁ TEDDY?! -preguntó con furia y a grito limpio.

Claire estaba confundida, también asustada.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?

-¡NO TE HAGAS LA INOCENTE! ¡Sé que fuiste tú quien me lo quitó mientras dormía para esconderlo! ¿¡Dónde!? ¡Devuélvemelo!

Logró sacudirse un poco para respirar mejor, se planteó asestarle una patada en la entrepierna, pero recordó que la última vez sólo empeoró las cosas. Se sacudió para hablar con más comodidad.
-¿¡Por qué narices iba yo a quitártelo!? -preguntó enfadada.

-¡PORQUE ME ODIAS! ¡No quieres que May esté conmigo, me lo demostraste aquella vez cuando me golpeaste y me dejaste en ridículo frente a ella! ¡Es obvio que fuiste tú!

-¿¡Quieres relajarte!? ¡Y en primer lugar, que conste que no te odio!

Kanato la miró pasmado por un segundo, pero volvió a mirarla enfadado.
-No te creo, me estás mintiendo para que te suelte y puedas huir.

-¡Qué no! ¡Mira que eres testarudo! Me da igual si no me sueltas pero no miento, si no me crees deberías hacerlo

La soltó, ella se masajeó los adoloridos hombros, pero volvió a mirar a Kanato, con mucha seriedad.

-Te digo la verdad: no te odio. Eso sí, no me caes nada bien, de la misma forma que yo a ti tampoco, pero no lo hago hasta el punto de odiarte.

-¿Entonces dónde está Teddy?
-No tengo ni idea, pero no he sido yo quien te lo quitó.
-Vale, ¿pero si no me odias por qué me atacaste aquel día?

Claire lo miró como si acabara de mencionar una estupidez.
-¡Fuiste tú el que había amenazado a May, con razón yo estaba furiosa! ¡Encima me estrangulaste para intentar matarme o dejarme inconsciente, prefiero no saber la intención que tenías! -inspiró aire y relajó su expresión -. Pero no pensé que fuera a enamorarse de ti, y menos aún que tú de ella. Solo quería protegerla para que no volviera a sufrir como lo hizo hace tres años.

Aquello era lo mismo que May le había dicho aquel día en su habitación.

-Cierto, May me contó lo mismo, ella sabía cuáles eran tus intenciones. Aunque no lo creas yo tampoco lo pasé bien de pequeño, y jamás permitiría que May sufriese ningún daño, ni mío ni de nadie -recalcó.

Claire lo miró sorprendida, pero volvió a su semblante serio.
-De acuerdo, voy a ayudarte a buscar a Teddy para demostrarte que no te lo he quitado. Pero prométeme eso, que siempre querrás a May y solamente a May, que no le harás ningún daño que no sean las mordidas, que no la pondrás triste ni le harás sufrir, porque May será la chica más cariñosa aparte de Yui que encontrarás jamás y que tampoco te haría ningún tipo de daño.

-De acuerdo, lo prometo, y lo digo sinceramente. Pero si al estar buscando a Teddy me dejas colgado, te destrozaré con mis propias manos.

-¡Que no te voy a dejar colgado!

En ese momento se escucharon los estridentes gritos de Yumi, pero estos no eran de alegría. Sonaba como si estuviera huyendo de un monstruo que la perseguía. Apareció corriendo hacia ellos, esta vez llevaba en sus bracitos, además de su muñeca Minuette, a Teddy.

Se acercó jadeando a Kanato y le entregó a Teddy, dejándolo sobre sus pies.
-¡Corred! -chilló -¡Está loco y muy enfadado!

-Yumi, ¿qué pasa? - preguntó Claire, tratando de saber la razón del griterío.
-Yumi-chan, ¿fuiste tú la que me quitó a Teddy para jugar con él? --cuestionó Kanato con molestia.

-No, yo no fui -jadeó -. Pero fue Ayato, él lo metió dentro de mi cama, yo lo saqué fuera y fui a dártelo, pero él me vio y se enfadó.

-¿¡Dónde estás renacuaja!? -se escuchó gritar a Ayato por lo lejos -. ¡¿Cómo te atreves a estropear mi broma?! ¡Vuelve aquí!

Yumi se asustó y echó a correr gritando, otra vez. Ayato la localizó y fue tras ella.
-¡Esta vez no te vas a escapar!

Pasó por medio de Claire y de Kanato, empujándolos.
-¡Ayato! -gritó Kanato -. ¡No te voy a perdonar! ¡Verás cuando te coja!

Fue corriendo detrás de él, Claire se quedó atónita ante la rarísima escena que acababa de presenciar.
-Pues... me alegro de haberte ayudado, supongo -murmuró a la nada.

Iba a continuar su camino, pero ahora unos brazos la rodearon por detrás en un abrazo que casi la empujaba de bruces contra el suelo.

Esta vez fue May, detrás de ella estaba Yui observándolas con ternura. Habían escuchado su conversación con Kanato, escondidas tras la pared más cercana.
-¡Gracias, Claire! -dijo May con alegría -. Eres la mejor.

La soltó, se miraron por un rato y la gemela menor se fue.
-¿Cuánto habéis escuchado?
-Lo suficiente -contestó Yui -, y perdón por espiar.

-No importa, yo también lo habría hecho.

Y sin decir nada más, se fue a su habitación.

Yui suspiró y decidió buscar a Ayato, suponiendo que ya se habría cansado de perseguir a Yumi.

Para su sorpresa, lo encontró en la sala de estar. Desde la parte superior de las escaleras lo vio sentado en el suelo con Yumi sobre su regazo. También estaban, Kanato y Laito, quien se habría unido a ellos en algún momento, ambos sentados a cada lado suyo. Los tres estaban jugando con la niña, Laito se quitó el sombrero para ponérselo encima de su pequeña cabeza, y cada vez que ella lograba colocárselo bien, Ayato se lo empujaba hacia delante para taparle los ojos y molestarla.
-Vamos Ayato-kun, ya es suficiente que hayas hecho correr a la pequeñina por casi media mansión -comentó Laito al ver que Ayumi fruncía el ceño por aquel interminable ciclo.

Ayato lo miró con fastidio.
-Sólo se la estoy devolviendo por haberme fastidiado la jugarreta.

-No, Ayato -alegó Kanato -. Lo que hizo ella fue devolverme a mí lo que me habían quitado, nada más -cambió su expresión por una más alegre -. Por cierto, muchas gracias Yumi-chan, por haberlo hecho.
-¡De nada, Kanato-san!

Yui rió conmovida ante la escena, nadie parecía haberse percatado de ella. La niña se cansó del juego de Ayato y devolvió el sombrero a Laito.
-Oye, Yumi -la llamó Ayato -. ¿Te gustaría tener un nuevo hermano mayor?
-¿Eh? ¿Por qué? - preguntó ella con extrañeza.

Yui se preguntó a qué vendría esa pregunta. ¿Acaso Ayato tenía ganas de que Ayumi fuera su "hermanita"?

-Sí, Yumi-chan - apremió Kanato -. Como May y yo nos queremos yo también puedo ser tu hermano mayor, ¿verdad que sí?
-Oye, oye. Yo también quiero ser su hermanito mayor, después de todo, ahora estoy con Ellie.
-¡Pues muy bien! ¡Los tres seremos tus nuevos hermanos mayores! -decidió Ayato - ¿Qué le dices a eso, Yumi?

Ella pareció pensarlo un poco, miró a los tres con duda.
-No lo sé -contestó -. Es que yo ya tengo un hermano mayor.

Aquella noticia no era nueva para Laito, pero no pudo evitar sentir orgullo al ver la cara de incredulidad de sus dos hermanos, también lo habría hecho si hubiera visto a Yui y su estupefacción.

-Cierto. Se llamaba James, ¿verdad? - preguntó.
-¡Sí!

-¡Un momento! -exclamó Ayato -. ¿¡Ese James del que tanto habláis es vuestro hermano!?

-¿¡Y tú lo sabías, Laito!? -preguntó Kanato, enfadado.

-Vamos, vamos, tampoco os lo toméis así. Fue Ellie-chan quien me lo dijo a mí, hasta entonces yo no tenía ni idea de quién podría ser. También es que supuse que ya lo sabíais.

Ahora Yui y los otros dos comprendían por qué las Murakami se referían a todas ellas en conjunto como "nosotros" en lugar de "nosotras".
-¿Entonces cómo es que no nos lo han hecho saber en todo este tiempo? ¿Cómo es que May no me lo ha dicho a mí? -aunque recordó que May mencionó que ella y Rosaura eran gemelas menores.

Yui terminó de bajar las escaleras, llamando la atención de los cuatro.
-Tal vez ellas pensaban que ya lo sabíamos de alguna manera, o tal vez creyeron que no era necesario decirlo - respondió.

-¡Hola Yui-san! -chilló Yumi, ignorando por completo sus suposiciones.

-¿Yui? ¿Desde cuándo estás aquí? -preguntó Ayato.
-Desde hace un rato, me preguntaba dónde estabas.

-¿Sabías eso de James?
-No, una vez Rosaura trató de decírmelo, pero entonces ocurrió aquello de las arañas...

Los trillizos se estremecieron al recordar aquel incidente, sobre todo Laito, que trató de disimularlo haciendo más preguntas a Yumi.
-¿Yumi-chan? ¿Es cierto que James es el más mayor?
-Rosaura dice que sí.

-¿No era ella la mayor? -cuestionó Yui.
-Por lo que Ellie me dijo, Rosaura y James son mellizos, pero él nació un poco antes -respondió Laito.
-Eso explica todo - finalizó Ayato.

Entonces los tres volvieron a preguntar a la pequeña si quería tener tres hermanos mayores nuevos. Ella pareció pensárselo por un buen rato y tras preguntarle a Yui si podía tener más hermanos si quería y ella asintiera, respondió que sí, alegrándoles el día.
-¿Yui-san? -le volvió a preguntar -. Ya tengo muchas hermanas mayores. ¿Pero puedes ser tú también mi nueva hermana mayor? Por favor...

Yui se sorprendió, ella nunca había tenido hermanos y hasta que conoció a Ayato su padre había sido su única familia. Su corazón se llenó de ternura y volvió a asentir.
-¡Claro que sí!

Ayumi soltó un ruidoso «¡¡Bien!!» y corrió hacia ella para abrazar sus piernas, Yui se agachó y le devolvió el abrazo. Ayato, Kanato y Laito las miraban en silencio, dibujando una sonrisa en sus rostros.

[Publicado el 3/8/2018]