08
La atmósfera en el apartamento de Sana era más relajada que de costumbre. A pesar de la cercanía que ambas habían construido, una nueva incertidumbre se cernía sobre ellas. Sana tenía tres conciertos programados en Japón para la próxima semana, y aunque debía concentrarse en los preparativos, no podía dejar de pensar en Sullyoon. Ella no tenía actividades previstas en ese momento, lo que hizo que una idea comenzara a rondar la cabeza de Sana: llevarla con ella a Japón.
Era algo tentador. Quería mostrarle la ciudad en la que había crecido, compartir con ella los recuerdos de su infancia y, de paso, tener una semana juntas lejos de la rutina, explorando una nueva faceta de su relación. Pero la decisión no era tan sencilla. Viajar con Sullyoon no era algo que pudiera pasar desapercibido. Las integrantes de ambos grupos ya estaban intrigadas por la cercanía entre ellas, y un viaje juntas solo despertaría más sospechas. Además, los fans estaban siempre atentos, y cualquier paso en falso podría ser malinterpretado.
Mientras Sana reflexionaba sobre la posibilidad, Sullyoon la observaba desde el sofá. Notaba la expresión pensativa de Sana, pero no se atrevía a preguntar qué le rondaba por la cabeza. Después de todo, desde que comenzaron a pasar más tiempo juntas, había aprendido a respetar los tiempos y procesos de Sana.
Finalmente, Sana rompió el silencio.
"Sullyoon, tengo algo en mente..." dijo, sentándose junto a ella y tomando su mano con suavidad.
Sullyoon levantó la mirada, curiosa.
"¿Qué pasa?" preguntó, sin ocultar su interés.
"La próxima semana tengo tres conciertos en Japón, pero estaremos cinco días ahí con las miembros... y pensé en llevarte conmigo" confesó Sana, sintiendo un ligero nerviosismo mientras hablaba.
Los ojos de Sullyoon se iluminaron. La idea de viajar con Sana era emocionante y definitivamente inesperada.
"¿De verdad?" preguntó Sullyoon, sin poder evitar sonreír. "¡Eso suena increíble! Me encantaría conocer Japón contigo."
Sana sonrió al ver la emoción de Sullyoon, pero no podía evitar sentir cierta preocupación. Aunque la idea sonaba perfecta, no estaba segura de cómo podrían manejar las repercusiones de un viaje juntas.
"Sé que suena genial, y me encantaría que vinieras... pero no es tan simple" dijo Sana, intentando ser honesta. "Si viajamos juntas, nuestros grupos lo notarían, y probablemente los fans también. Podría levantar sospechas, y no estoy segura de si estamos listas para eso."
Sullyoon comprendió el dilema de Sana, pero su entusiasmo no disminuyó.
"Lo entiendo, Sana. No quiero ponerte en una situación incómoda... pero también creo que si vamos con cuidado, podríamos disfrutar del viaje sin que nadie lo note. No tiene que ser tan evidente" sugirió, intentando encontrar una solución.
Sana suspiró, pensando en las posibilidades. La idea de pasar casi una semana en Japón con Sullyoon, mostrándole el país que tanto amaba, le hacía sentir una mezcla de emociones. Por un lado, deseaba que todo fuera tan sencillo como Sullyoon lo pintaba. Pero por otro, sabía que la realidad era más compleja.
"Podríamos intentarlo" dijo Sana, finalmente. "Pero tendríamos que ser muy cuidadosas. No quiero que esto se convierta en un problema para ninguna de las dos."
Sullyoon asintió, tomando la mano de Sana con firmeza.
"Te prometo que seré discreta. No haremos nada que pueda complicarnos" dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Sana sonrió, sintiendo un poco de alivio ante la determinación de Sullyoon.
"De acuerdo, entonces lo haré posible" concluyó, abrazándola suavemente.
La decisión estaba tomada.
La semana siguiente, Sana se encargó de los preparativos. Sullyoon viajaría con ella a Japón, pero mantendrían un perfil bajo. La emoción de viajar juntas se mezclaba con los nervios, pero ambas estaban decididas a aprovechar la oportunidad para fortalecer su relación.
Cuando finalmente aterrizaron en Japón, Sana no pudo evitar sonreír mientras veía a Sullyoon observando todo con asombro.
"Es tan hermoso aquí" dijo Sullyoon, admirando el paisaje mientras salían del aeropuerto.
"Y eso que aún no has visto lo mejor" respondió Sana, emocionada por mostrarle los rincones más especiales de su ciudad natal.
Pasaron el primer día explorando la ciudad de Osaka. Sana le mostró a Sullyoon los lugares donde había crecido, los parques donde jugaba de niña, y los restaurantes que tanto extrañaba. Mantuvieron un bajo perfil, siempre con cuidado de no llamar demasiado la atención. Cuando Sana tuvo el primero de sus concierto, Sullyoon la apoyó desde los camerinos, pues en Osaka solo estarían el día que darían su concierto, así que no habían reservado un hotel.
A pesar de las precauciones, la cercanía entre ambas se volvía cada vez más evidente para quienes las conocían. Las chicas de Twice y Nmixx notaban que algo más profundo estaba ocurriendo entre ellas, pero por respeto y discreción, no hicieron preguntas directas.
Después de llegar a Tokio, Sana y Sullyoon se instalaron en el hotel donde Twice se hospedaba. Todo estaba bien organizado: las habitaciones asignadas, las agendas para los conciertos, y el equipo de apoyo ya estaba en marcha. Pero había un pequeño detalle que no pasó desapercibido para las demás integrantes de Twice: Sana y Sullyoon estaban compartiendo habitación.
En cuanto las chicas de Twice lo notaron, las bromas comenzaron a volar de un lado a otro. Nayeon fue la primera en señalarlo mientras las chicas se reunían en el lobby antes de un ensayo.
"¡Oh, mira quiénes están compartiendo habitación!" exclamó Nayeon, sonriendo con picardía. "Sana y Sullyoon, ¿eh? ¡Eso suena... interesante!"
Sullyoon, que estaba tranquila hasta ese momento, sintió cómo sus mejillas se encendían al instante. No había pasado nada entre ellas, pero las insinuaciones de Nayeon la hicieron sentirse terriblemente avergonzada, y más cuando sabía que Nayeon siempre supo de su atracción por Sana.
"No es lo que piensas..." balbuceó Sullyoon, bajando la mirada y evitando los ojos de las demás.
"¡Claro que no!" se burló Momo, uniéndose a la diversión. "Solo van a 'dormir', ¿verdad, Sana?" Y por supuesto, al ser Momo la mejor amiga de Sana, era obvio que ella estaba al tanto de lo que estaba pasando entre ambas chicas.
Sana, que se había mantenido en silencio observando la reacción de Sullyoon, no pudo evitar sonreír con malicia. Aunque en su interior también sentía un poco de vergüenza, decidió que lo mejor sería seguir el juego. Además, le encantaba ver a Sullyoon ponerse nerviosa.
"¿Quién sabe?" respondió Sana con un tono juguetón, guiñándole un ojo a Sullyoon. "Tal vez le enseñe algunas 'cosas de Japón' esta noche."
Sullyoon se puso aún más roja, completamente superada por la situación. Las demás chicas de Twice soltaron carcajadas, disfrutando de la evidente incomodidad de la más joven.
"¡Sana, no digas eso!" exclamó Sullyoon, cubriéndose el rostro con las manos. "No es gracioso..."
"Oh, claro que lo es" respondió Sana, riéndose con dulzura mientras le daba un golpecito en el brazo a Sullyoon. "Solo estamos bromeando. No tienes que ponerte tan nerviosa."
"Sigue bromeando así y nunca las voy a dejar en paz" dijo Nayeon, riendo mientras ponía un brazo alrededor de Sullyoon, que aún no se atrevía a mirar a las chicas de frente.
A lo largo del día, las bromas continuaron de vez en cuando. Cada vez que alguien mencionaba la habitación compartida, Sullyoon intentaba restarle importancia, aunque su rubor delataba lo contrario. Sana, por otro lado, disfrutaba del momento, aprovechando cada oportunidad para hacer comentarios que solo lograban poner a Sullyoon más nerviosa.
"¿Sabes, Sullyoon?" dijo Sana en un tono divertido mientras caminaban hacia el ascensor al final del día. "Creo que las chicas tienen razón... tal vez deberíamos hacer algo para que sus insinuaciones no sean solo una broma."
"¡Sana!" protestó Sullyoon, completamente sorprendida por el comentario. "No me digas esas cosas..."
Sana soltó una carcajada, disfrutando de la reacción de Sullyoon.
"Tranquila, estoy jugando" respondió, sonriendo con picardía. "Pero debo admitir que te ves muy linda cuando te pones nerviosa."
Sullyoon no sabía cómo responder. Aunque estaba avergonzada por las bromas, no podía evitar sentirse emocionada al ver el lado juguetón y coqueto de Sana. Sabía que, aunque todo era en tono de broma, las palabras de Sana también tenían un trasfondo más sincero.
Esa noche, cuando ambas finalmente regresaron a la habitación, Sullyoon seguía un poco tensa por lo ocurrido durante el día. Sana, por otro lado, se comportaba como si nada hubiera pasado, completamente relajada mientras se deslizaba en la cama.
"Vaya día" dijo Sana, estirándose y lanzando una mirada tranquila a Sullyoon. "Me duele un poco la cabeza de tanto reírme de las bromas de las chicas."
Sullyoon asintió, pero aún sentía el calor en su rostro.
"No puedo creer que nos hayan molestado tanto con eso" murmuró Sullyoon, todavía un poco avergonzada.
Sana la miró, sonriendo con ternura. Se levantó de la cama y caminó hacia Sullyoon, tomando su mano con suavidad.
"No tienes que preocuparte por lo que digan" dijo Sana, mirándola a los ojos. "Ellas solo están jugando. Además... yo también disfruto pasar este tiempo contigo, aparte de las bromas."
Sullyoon la miró, encontrando en las palabras de Sana una mezcla de sinceridad y cariño. De repente, todo lo demás dejó de importar. Las bromas, la incomodidad... lo único que quedaba era la conexión que ambas sentían, algo que se había fortalecido aún más desde su llegada a Japón.
"Yo también lo disfruto" respondió Sullyoon, sonriendo tímidamente.
Sana, con su habitual confianza, le dio un suave beso en la frente antes de retirarse a la cama.
"Descansa, Sullyoon. Mañana será otro día lleno de risas" dijo Sana, guiñándole un ojo antes de apagar las luces.
Sullyoon se metió en la cama, todavía con el corazón acelerado. Aunque las bromas la habían puesto nerviosa, no podía negar que cada día que pasaba con Sana la hacía sentir más segura de sus sentimientos. Sana era juguetona y un poco traviesa, pero también era atenta y cariñosa, y eso era todo lo que Sullyoon necesitaba.
Al día siguiente, ambas sabían que las bromas continuarían, pero también sabían que, al final del día, lo más importante era el tiempo que compartían, sin importar lo que los demás pudieran pensar o decir.
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