06
Días después de su mágica cita, Sullyoon y Sana se encontraban en el acogedor apartamento de la japonesa, una vez más sumidas en la intimidad de su relación. La luz tenue de la lámpara iluminaba suavemente la habitación, creando un ambiente perfecto para la noche de películas que habían planeado.
Sana había preparado un montón de bocadillos, desde palomitas de maíz hasta algunos dulces que le gustaban a Sullyoon. Se acomodaron en la cama, rodeadas de almohadas y mantas, sintiendo la calidez de sus cuerpos mientras comenzaban a ver una película romántica.
"No puedo creer que hayas elegido esta película otra vez", dijo Sullyoon, riendo suavemente mientras se acurrucaba más cerca de Sana.
"Es una de mis favoritas. ¡Y tú lo sabes!", respondió Sana, disfrutando de la cercanía de Sullyoon.
Con el sonido de la película de fondo, Sana rodeó a Sullyoon con un brazo, y esta se acomodó, apoyando su cabeza en el hombro de Sana. Unos minutos después, la tensión acumulada se disipó y empezaron a compartir caricias suaves, sus dedos entrelazados mientras sus manos se acariciaban delicadamente.
Sullyoon se sintió segura y amada. Las caricias de Sana eran delicadas y llenas de cariño, como si cada roce estuviera destinado a recordarles lo que sentían la una por la otra.
"Me encanta pasar tiempo contigo así", murmuró Sullyoon, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.
"A mí también. No hay nada mejor que esto", respondió Sana, mirándola con ternura.
Mientras la trama de la película se desarrollaba, ambas comenzaron a hablar sobre sus sueños y aspiraciones. Sullyoon se sintió libre de abrirse con Sana, compartiendo sus esperanzas sobre el futuro y cómo quería seguir creciendo como artista.
"A veces, me da miedo no estar a la altura de las expectativas", confesó Sullyoon, compartiendo la presión que a veces sentía.
Sana la miró, acariciando su cabello suavemente.
"Eres increíble tal como eres, Sullyoon. No necesitas ser perfecta. Solo sigue siendo tú misma", dijo Sana con sinceridad, deseando que Sullyoon pudiera ver lo maravillosa que era en realidad.
Sullyoon sonrió, sintiendo el calor de las palabras de Sana. La conexión entre ellas creció aún más fuerte, y el ambiente se volvió más íntimo.
A medida que avanzaba la película, las miradas se hicieron más profundas, y la electricidad en el aire era palpable. Sin poder resistirse más, Sullyoon giró su rostro hacia Sana, sus ojos llenos de emoción.
"Sana...", susurró Sullyoon, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
Sana, captando la intensidad de la mirada de Sullyoon, también se acercó un poco más, sus corazones latiendo al unísono.
"¿Qué pasa?", preguntó Sana, su voz suave y tierna.
Sin pensarlo dos veces, Sullyoon se inclinó, y sus labios se encontraron en un beso delicado y lleno de cariño. Fue un momento perfecto, lleno de la intimidad que habían estado cultivando.
Cuando se separaron, ambas sonrieron, sintiendo que el tiempo se detenía en su pequeño mundo.
"A veces, siento que todo esto es un sueño", dijo Sullyoon, sintiéndose en las nubes.
"No es un sueño, es nuestra realidad", respondió Sana, sintiendo que cada momento a su lado era una bendición.
El resto de la película pasó rápidamente, pero no prestaron atención a las escenas en la pantalla. En cambio, se sumergieron en su propio universo, compartiendo risas, caricias y dulces susurros que solo ellas podían entender.
Cuando la película llegó a su fin, Sullyoon se dio cuenta de que no quería que la noche terminara. Quería seguir abrazada a Sana, compartiendo secretos y sueños.
"¿Podemos quedarnos así un rato más?", preguntó Sullyoon, sintiéndose un poco tímida.
"Por supuesto, estoy aquí para ti", dijo Sana, estrechándola contra su pecho.
Ambas se acomodaron un poco más, disfrutando del calor del otro cuerpo mientras compartían la tranquilidad de la noche. La conexión que habían construido se sentía fuerte y hermosa, como si cada momento juntas solo las acercara más.
Mientras el mundo fuera de esas cuatro paredes continuaba su curso, dentro de la habitación de Sana todo era perfecto. Las estrellas brillaban en el cielo, y con cada respiración, ambas sabían que estaban en el camino correcto, listas para explorar todo lo que su relación podía ofrecerles.
La noche transcurrió de manera perfecta, llena de risas y susurros en la habitación de Sana. Cuando finalmente se quedaron dormidas, ambas se sentían seguras y felices en la calidez del otro cuerpo. Sin embargo, la tranquilidad de la noche no duró mucho, ya que el amanecer trajo consigo una inesperada sorpresa.
Sullyoon fue la primera en despertarse. El suave rayo de sol que entraba por la ventana la hizo parpadear y sonreír al recordar la velada con Sana. Sin embargo, su alegría se desvaneció rápidamente cuando escuchó un ruido proveniente de la sala.
"¿Qué está pasando?", se preguntó a sí misma, levantándose lentamente para no despertar a Sana.
Se acercó a la puerta y asomó la cabeza, conteniendo la respiración. Para su sorpresa, vio a los padres de Sana entrando al apartamento. Estaban hablando animadamente, ajenos a la presencia de Sullyoon. Un sentimiento de pánico se apoderó de ella.
"¿Por qué no me avisaste que vendrían?", murmuró Sullyoon, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.
Sana, aún dormida, no se había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Sullyoon rápidamente se dio la vuelta, su mente buscando una solución. Tenía que esconderse para evitar cualquier malentendido. Con un susurro apresurado, despertó a Sana.
"Sana, despierta... tus padres están aquí", susurró, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
Sana parpadeó, aún medio dormida, y su expresión se tornó de confusión a pánico al comprender la situación.
"¿Qué? ¿Cómo?", preguntó, incorporándose rápidamente.
"¡Tienes que ayudarme a esconderme!", exclamó Sullyoon, mirando a su alrededor en busca de un lugar seguro.
Sana asintió, sus ojos llenos de nerviosismo. Rápidamente, guió a Sullyoon hacia su armario, donde había espacio suficiente para que se escondiera. Sullyoon se metió dentro, sintiendo cómo la adrenalina la invadía mientras Sana cerraba la puerta con cuidado.
En ese momento, Sana se sintió atrapada entre dos mundos. Una parte de ella quería salir y saludar a sus padres, pero la otra parte estaba asustada por la idea de que Sullyoon pudiera ser descubierta.
Los padres de Sana entraron a la habitación, hablando entre ellos.
"¡Buenos días, Sana!", dijo su madre con una sonrisa al ver a su hija todavía en pijama. "Pensamos que podríamos pasar el día contigo".
"¡Sí!", respondió Sana, tratando de sonar alegre mientras su corazón latía rápidamente. "No lo esperaba, pero me encantaría".
"Genial. ¡Tenías que decirnos si necesitabas algo!", su padre bromeó, acercándose a la cama desordenada.
Mientras tanto, Sullyoon, escondida en el armario, escuchaba todo con tensión. Cada risa y cada palabra la hacían sentir más nerviosa. Su mente corría con pensamientos de lo que podría suceder si la descubrían.
"¿Qué has estado haciendo? ¿Tienes algún plan para hoy?", preguntó su madre, sonriendo.
Sana sintió que tenía que ser rápida para desviar la atención.
"Oh, no mucho. Solo estaba... viendo películas y descansando. Ustedes saben, lo típico", dijo Sana, tratando de sonar despreocupada.
"Eso suena bien. Siempre es bueno descansar", dijo su padre, pero la mirada inquisitiva de su madre la hizo sentir incómoda.
Sana pudo notar la forma en que su madre miraba la habitación, como si estuviera buscando algo. El silencio se hizo tenso, y ella sintió que tenía que actuar rápido.
"¿Quieren algo de comer? Puedo preparar algo", ofreció Sana, intentando romper la tensión.
"¡Sí! ¡Eso suena genial!", dijo su madre, sonriendo. "Queremos saber qué estás haciendo con tu vida".
Mientras Sana se movía hacia la cocina, Sullyoon se quedó en el armario, sintiendo que el tiempo se alargaba. Su corazón latía fuertemente, y no podía evitar pensar en lo que harían si los padres de Sana la encontraban.
Finalmente, después de un momento que pareció eterno, Sana regresó a su habitación, intentando mantener la calma.
"Tienes que quedarte ahí un poco más. No puedo arriesgarme a que te encuentren", le susurró, sintiendo que el sudor le caía por la frente.
"Está bien", respondió Sullyoon, intentando controlar su respiración.
Pasaron unos minutos que se sintieron como horas, mientras Sana preparaba el desayuno en la cocina. Por fin, su madre la interrumpió.
"¿Todo bien?" preguntó, notando que Sana estaba un poco nerviosa.
"Sí, todo perfecto. Solo un pequeño… problema con el desayuno." Sana se obligó a sonreír, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza.
Sana continuó cocinando, mientras Sullyoon permanecía en el armario, intentando calmarse. La idea de que su relación pudiera salir a la luz la hacía sentir inquieta, pero también emocionada. Se preguntó si algún día podría ser abierta sobre sus sentimientos sin miedo al juicio.
Finalmente, cuando Sana trajo el desayuno a la mesa, sintió que había pasado la prueba. La tensión en el aire comenzó a disminuir mientras sus padres se sentaban a la mesa, disfrutando de la comida.
"Esto está delicioso, Sana" dijo su madre, sonriendo mientras probaba un bocado.
Sana sonrió, sintiéndose un poco más relajada. Sin embargo, no podía quitarse de la mente a Sullyoon, escondida en el armario, y la incertidumbre de lo que sucedería si la descubrían.
Mientras sus padres hablaban de cosas cotidianas, Sana no podía evitar pensar en la situación de Sullyoon, preguntándose si estaba bien.
"Oye, mamá, ¿podría salir a dar un paseo con una amiga más tarde?" preguntó Sana, intentando cambiar de tema.
"Claro, siempre es bueno socializar" dijo su madre, sin sospechar nada.
Sana sintió un alivio momentáneo, pero la tensión seguía ahí. Sullyoon tendría que permanecer en el armario hasta que sus padres se fueran, y eso la hacía sentir un poco mal.
A medida que la conversación continuaba, el tiempo pasó más rápido de lo que esperaban. Sana sabía que el momento de despedirse de sus padres se acercaba, y con ello, la oportunidad de que Sullyoon saliera de su escondite.
Finalmente, después de lo que sintió como una eternidad, los padres de Sana comenzaron a levantarse para irse.
"Bueno, ha sido un placer verte, Sana. No olvides que siempre estamos aquí para ti" dijo su padre, dándole un abrazo.
"Gracias, los veré pronto" respondió Sana, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.
Una vez que la puerta se cerró tras sus padres, Sana se volvió rápidamente hacia el armario.
"Ya puedes salir" avisó, sintiéndose aliviada.
Sullyoon salió lentamente, su expresión aún un poco tensa, pero al ver la sonrisa de Sana, la tensión se disipó.
"¿Estás bien?" preguntó Sana, acercándose a ella.
"Sí, solo un poco asustada. No quería que tus padres pensaran que… bueno, ya sabes" respondió Sullyoon, sintiendo que su corazón aún latía con fuerza.
"Lo sé. Pero lo hicimos." Sana sonrió, abrazándola fuerte. "Y estoy feliz de que estés aquí."
Sullyoon se sintió aliviada y reconfortada. A pesar de la tensión y el miedo de la mañana, sabían que lo que compartían era especial y valía la pena luchar por ello.
Ambas se miraron a los ojos, sintiendo que la conexión entre ellas se fortalecía. Aunque el camino podría ser complicado, estaban dispuestas a enfrentarlo juntas.
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