S e i s
— ¿Ves? Tenía razón—Hobi sonreía muy contento.
— Estaba tan nervioso, pero no fue tan difícil como creía—YoonGi abrazó el cojín sonriendo ladinamente—MeyBi tiene mucho potencial.
— ¿La escuchaste tocando el violín?
— No, pero...no necesito hacerlo para saber que es muy buena.
Hoseok miró a su amigo de forma tierna, era increíble como esa chica volvía dulce al chico. No se imaginaba cuan enamorado debía estar YoonGi de ella, dijera lo que dijera.
— ¿Y qué? ¿Cómo la ayudarás?
— Este fin de semana nos veremos en el parque a las diez, ella me enseñará una canción y...
— ¿No deberían verse en un lugar más privado?
— No creo que quiera estar en un cuarto con un chico que acaba de conocer—indicó—Así no se sentirá tan presionada, ella cree que puedo corregir sus errores, suele subestimarse mucho...
— Me recuerda tanto a alguien...—y YoonGi le arrojó su cojín escuchando su risa.
💙💚💙
MeyBi terminaba de limpiar los platos de la cena, esa semana había sido tan larga y extraña para ella. Por suerte tenía el fin de semana para relajarse un poco o al menos intentarlo, tocar algo para YoonGi le ponía nerviosa, era primera vez que tocaría algo para alguien más. Con un suspiro cerró el grifo del agua secando sus manos, su madre entró en ese momento a la cocina sonriéndole con cariño.
— Luces cansada.
— Lo estoy—se recostó del mesón de la cocina mirándola.
— Intenta dormir hasta tarde, los fines de semana no tienes escuela ni trabajo—le recordó sirviéndose un vaso con agua—Tu padre y yo nos encargaremos de llevar a Hyo al hospital mañana por la mañana.
— ¿Empeoró? —se preocupó.
— No, sólo me gustaría que le colocaran algunas vacunas para evitar que otro virus casual lo afecte—comentó dando un sorbo al vaso.
— Saldré el domingo por la mañana, me veré con un amigo en el parque, sabe de música por lo cual me corregirá unas cosas...
— ¿Un amigo? —frunció el ceño— ¿Es ese tal HyunJin que te gustaba...?
— ¡Mamá! No, por Dios, él es un idiota.
— Lo siento, lo siento—levantó sus manos en señal de paz—Pero me gustaría saber al menos con quien estarás.
— Se llama Min YoonGi, es profesor de piano, puede ayudarme con el tema de la audición...
— ¿Lo tomarás? —su madre sonrió emocionada—Hija, me alegro tanto por ti.
— Sólo lo estoy considerando, no me he decidido—le restó importancia—Si me decido les diré la respuesta, ¿Bien?
— Hagas lo que hagas, te apoyaremos—la abrazó besando su cabeza—Ve a dormir, creo que esta semana ha sido muy agotadora para todos.
Hace varios años atrás
Min YoonGi tenía diez años, había llegado de la escuela con su mejilla lastimada y el uniforme roto además de sucio, al niño le gustaría recibir un abrazo de consuelo o algún tipo de defensa por parte de su madre, pero en su lugar, era lo contrario. Unos minutos después se encontraba de pie en la sala a un costado de la mujer, tenía sus manos con las palmas hacia arriba, éstas estaban rojas por los golpes con aquella vara que la mujer tenía.
— ¿Por qué eres un marica, YoonGi? —el niño no respondió. Mantuvo su vista en el suelo conteniendo las lágrimas— ¿Por qué no puedes defenderte? ¿Por qué tienes que ser un maldito desastre? —bufó negando con la cabeza—Vete a tu cuarto y no me molestes hasta mañana, te irás con ese uniforme por marica, aprende a defenderte, eres un hombre.
— No.
— ¿Qué dijiste? —la mujer se sorprendió de su respuesta.
— Mi maestra dice que no podemos ser violentos, debemos informar a un adulto si algo así pasa...
— YoonGi, mírame—ordenó. Tuvo que tomar su barbilla para encontrarse con sus ojos—Nadie te ayudará en este mundo, si ellos te golpean golpéalos también o te irá peor.
— No.
— ¿Prefieres que yo te golpee?
— No voy a golpearlos, mami.
El golpe a su mejilla llegó en un segundo dejándolo en el suelo. YoonGi tocó allí donde recibió el golpe escuchando a su madre gritarle que se fuera a su cuarto, el niño acabó obedeciendo y fue que al llegar a su habitación comenzó a sollozar.
¿Realmente era un desastre por no ser salvaje como esos niños?
Presente
El chico despertó con el amargo recuerdo de aquel sueño, hace mucho que no soñaba con su madre o su infancia, sabía que parte de su inseguridad se debía a esa mujer que lo torturó, maltrató y humilló por tantos años. YoonGi se cubrió hasta el cuello con las sábanas mirando la mesa de noche, suspiró cerrando sus ojos.
Recordó aquel piano, el primer piano que conoció, su madre solía tocarlo sólo en ocasiones cuando estaba realmente ebria, a YoonGi le pareció hermoso escucharla, le llamó la atención como sus dedos bailaban por aquellas teclas.
Siempre que volvía al pasado terminaba recordando que era un maldito desastre en el mundo.
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