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Capítulo 39 - Siempre te amaré

— Mi amor ya quiero abrir los ojos por favor... ¿Por qué tanto misterio? — Preguntaba Tae ansioso y con los ojos vendados sentado en el sofá del penthouse.

Su pareja después de los entrenamientos no lo dejó hacer nada más y lo llevó corriendo a la casa. No lo dejó moverse una vez que entraron, lo único que hizo fue vendarle los ojos y sentarlo en aquel lugar que lo estaba matando de incertidumbre. Después de aproximadamente cinco minutos sintió a Jungkook acercarse lentamente, no podía ocultar la sonrisa de su rostro, hasta ese día no había habido una sola sorpresa que su esposo le hubiera dado que a él no le hubiera gustado.

— Ya dime... ¿Me puedo quitar la venda?

— Si te la quitas se acaba la sorpresa, no te impacientes y relájate. — Lo miró sonriendo, hecho sus manos hacia atrás para que no sintiera lo que tenía en las manos y lo besó. Se veía hermoso de esa forma, bueno... Siempre se veía hermoso ante sus ojos.

Descendió con suavidad lo que había entre sus manos hasta colocarlo en su regazo. Tae sintió algo tibio sobre él, lo palpó y se emocionó pensando que tenía ante él un peluche hermoso todo peludo pero cuando sintió algo frío que le hacía cosquillas y se movía por toda sus manos sin cesar lanzó un grito, haciendo que su esposo se tapara los oídos algo jocoso mientras y se quitaba la venda. No se lo podía creer, en su regazo se encontraba un hermoso pomerania taecup que se movía alegre sin dejar de mirarlo.

— Nuestras noches de calentura ya dieron frutos, te presento a nuestro hijo, el nuevo miembro de nuestra familia. — Bufó Kook agachándose hasta quedar a la altura de las rodillas de su esposo quien lo besó con amor.

— Gracias mi amor. Agradécele a tu papá mi amor, tendrás a dos padres que te llenarán de cariño. — Reía y le decía alegremente Taehyung al pequeño peludo que tenía encima suyo hasta que de repente su semblante cambió.

— ¿Qué sucede bebé?

— Debemos ponerle nombre mi amor, nuestro hijo no tiene nombre, ¿o sí? — Preguntó con una cara que hizo reír a su esposo.

— Mi amor eso te lo dejé a ti, ya yo escogí a nuestro hijo del albergue, ya lo vacuné e hice todo lo necesario para que crezca fuerte y saludable. — Lo besó y a forma de broma Tae le tapó los ojos al cachorro.

— Nuestro hijo no está en edad de ver estas cosas. Me gustaría que lo escogiéramos juntos pero tengo un nombre que siempre he querido ponerle a un perro... Yeontan. ¿Qué te parece?

— Me parece hermoso mi amor.

Tomó a su nueva familia en los brazos y los abrazó, se sentía feliz y quería que esa felicidad fuera eterna. Besó a su esposo y ambos besaron al nuevo integrante, sonriendo juntos cuando este empezó a querer pasarle la lengua a los dos por sus bocas, como si quisiera formar parte de aquellos besos incesantes.

—Vamos mi amor... — Señaló Jungkook la puerta con las llaves del auto en la mano. — Toma a Yeontan contigo.

— ¿A dónde vamos?

— Nos vamos de compra, necesitamos comprar juntos todas las cosas que le hacen falta, no tenemos condiciones para tenerlo aquí, hacen faltan varias cosas.

— Eres hermoso mi amor, te amo y siempre te amaré. — Lo besó sonriente, acariciando a su bebé Yeontan.

Juntos se fueron de compras, Tae se esmeró en ella comprando lo que necesitaban y más, para cuando finalmente regresaron a la casa no solamente era de noche sino que también el coche de Jungkook estaba repleto entre comidas, juguetes y ropas para el nuevo bebé, eso sin contar, las otras cosas que encargaron y llegarían días después. Solamente días de felicidad tendrían por delante durante mucho tiempo.

...

— Entiendo que no quieran excederse pero deberían acercarse un poco más, es una canción de amor la que van a cantar y parecen enemigos. Ni siquiera esto merece un ensayo y aquí estamos. — Decía Jin frustrado mientras observaba a Namjoon y Jimin.

Lo siento. — Contestaron los dos.

Faltaba un día para el concierto de Nam y tanto él como Jimin no dejaban de pensar en que no se verían por un largo tiempo y a su vez asimilando que debían dejar partir al otro pero, ¿cómo acostumbrarían a sus corazones? Estaban claros de que debían dejarse ir, Nam ya lo tenía seguro desde tiempo atrás pero Jimin recién se estaba haciendo a la idea. Una idea que le costaría mucho tiempo asimilar pero que sabía que tenía que aceptar.

— ¿Estás cansado? — Preguntó Jimin sin mirar a Nam. — Podremos terminar más rápido si lo hacemos correctamente, somos profesionales Joonie por acariciarnos varios segundos no pasará nada, entendí que necesitas tu espacio, solamente te voy a pedir que te despidas antes de irte.

— Sí, estoy cansado, creo que ambos lo estamos, de muchas cosas. Por mí no hay problemas, ¿qué te parece si terminamos rápidamente esto para irnos a descansar? — Le respondió extendiéndole la mano para que se levantara con una sonrisa. — Descuida, me despediré de todos.

Así como lo dijeron lo hicieron, terminaron de ensayar tras dos repeticiones más, dejando finalmente al coreógrafo satisfecho con lo que veía. Llenos de sudor y agotamiento caminaron uno al lado del otro sin decir una sola palabra, la compañía era amena aunque parecía que acababan de salir de un funeral. La brisa que azotaba sus rostros era testigo de cuando desanimados estos estaban. Se despidieron brevemente a la entrada del dormitorio y se fueron a dormir rápidamente, quedaban pocas horas para el último día en el que se verían durante un largo tiempo.

Ya Namjoon había decidido que luego del concierto iría a despedirse de sus padres y en la mañana saldría hacia Japón, para comenzar una nueva vida si así se le podía decir. Jimin por su lado también se tomaría dos días libres, finalmente le diría a su madre toda la verdad sobre su ex pareja, había llegado el momento de aceptar que esa relación había llegado a su final, había amor pero parecía que solamente él aún quería tener una relación con Nam y después de todo lo ocurrido no lo podía culpar por no querer regresar con él. El momento en el que sus caminos se dividían ya había llegado, muy a su pesar.

Todos los chicos estaban presentes en el concierto, querían mostrarle su apoyo a su compañero, a su hermano, porque a pesar de todas las diferencias que pudieran tener seguían siendo una familia y se apoyarían hasta la muerte aunque discutieran o pelearan entre ellos, su cariño iba más allá de cualquier pleito que pudiera existir.

Era un show digno de disfrute para todos los que se encontraban en ese lugar y una pena para aquellos que no podían estar presentes. Era un ambiente dinámico, cargado de ritmo, bailes, y vibras que te hacían sentir feliz, como un alma libre que no temía enfrentarse al mundo, sin embargo la atmósfera dio un giro de 180º cuando las luces se apagaron y al encenderlas se encontraba Namjoon a un extremo del escenario y a Jimin del otro, ambos mirando en otras direcciones, dándose la espalda, vestidos de negro y blanco, sosteniendo sus micrófonos sumergidos en el momento.

Los chicos solamente de verlos así se emocionaron, contuvieron la respiración porque aunque todos gritaran felices de verlos juntos en ese escenario ellos sabían la historia detrás de aquella presentación, detrás de los vestuarios, de la música de sus corazones. Por los cuatros rostros que los observaban como si estuvieran viendo una obra de teatro corrían lágrimas de emoción mezclada con tristeza y toda esa ráfagas de sentimientos que recorrían sus interiores.

"Te amaré ya no lo puedo evitar, te buscaré, no será difícil intentarlo, todo el amor que te tengo, todo el amor que te doy... Me atrevería a jurarlo, me atrevería a decírtelo, hoy... Siempre te amaré."

El primer verso cantado por Jimin sin ningún acompañamiento, sin ninguna melodía más que la que su corazón le dictaba llegó al corazón de cada una de las personas en ese lugar, quienes pararon de vitorear y simplemente los observaba con las bocas tapadas, suspirando cada vez más fuerte a medida que este se volteaba y caminaba hacia el centro.

" Ya se lo dije a mi Dios, que tú y yo, seremos noche desnuda. Te bañaré con la luna mientras desgarro tu piel y te cuidaré, y me cuidarás y tu me amarás... Por siempre te amaré,"

Namjoon cantó la segunda estrofa conteniendo todas sus emociones, cantando las palabras que alguna vez se dijeron y decidieron hacer perdurar plasmándolas en una canción para la posteridad. Hoy, esas palabras eran un adiós que se decían sus corazones.

La melodía se comenzó a escuchar y Jimin danzó, dejándose embargar por ella y sus sentimientos, danzando no para Nam, ni para el público, danzando para él, dejando liberar su alma y sus emociones, contagiando a todos los espectadores que sumidos en esa sentimental escena derramaban lágrimas incesantes. Sus miradas se encontraron, sus manos se entrelazaron ascendiendo lentamente hasta quedar a la altura de sus hombros, ejecutando la coreografía del espejo, reflejando los movimientos del otro, ambos con lágrimas en sus ojos.

"Te amaré como la noche al día, como se aferra el piano con su melodía, sacudiré montañas, ríos y mares y te amaré por siempre, tú lo sabes"

Sus voces se encontraron, sus almas se abrazaron, sus corazones en silencio se despidieron con los recuerdos y sus besos más profundos, aquellos jamás compartidos antes, sus corazones lloraban, lágrimas de sangre, de amor, de dolor pero con serenidad, extrañamente en ese instante algo se había apaciguado en sus interiores.

"Siempre te amaré, siempre te amaré"

La canción se acabó con sus manos entrelazadas y el silencio que seguía abrazando el lugar, sus miradas fijas sonrieron y así, como un viento que llega de repente, llegaron las palmadas de sus compañeros, seguidos de toda la audiencia. Los protagonista de ese espectáculo rieron, rieron mucho y se inclinaron para agradecerles al público, sin querer dejar ir esas manos que no sabían si algún día volverían a sentir.

— ¡Te amo! — Exclamó Jimin dejando a todos paralizados, incluyendo a Namjoon. — Yo quiero que todos repitan conmigo un fuerte "te amo", porque no solamente yo lo amo, Fire lo ama, ustedes lo aman, todos lo amamos. Un te amo de agradecimiento por todo lo bueno y bello que nos ha brindado no solamente como parte de un grupo maravilloso sino también en este nuevo camino que toma como solista y vamos a desearle juntos el mejor de los augurios.

Tal parecía que no hubo una persona que no se sintiera conmovida con esas palabras, seguidas de un acto tan hermoso.

— Muchas gracias hyung. — Se inclinó Jimin ante él, arrodillándose en el suelo y luego levantándose con un brinco. Solamente ellos dos sabían el verdadero significado detrás de aquellas palabras y aquel acto que había hecho él. — Muchas gracias por permitirme ser parte de este día tan especial y de tener la dicha de estar presente en tu primer concierto en solitario. Señoras y señores... ¡Un aplauso!

Se inclinó una vez más ante el público y con una gran sonrisa abandonó el escenario, corriendo alegre hasta el camerino, hasta ese baño donde cayó al piso y lloró hasta que sintió que era suficiente, asintiendo, levantándose de aquel suelo, no más lágrimas, lavó su cara y esperó sonriente afuera a que todos llegaran.

El primero en entrar fue su amigo Jungkook quien lo abrazó fuertemente, sabía que su amigo necesitaba ese abrazo y no se lo iba a negar, se fundieron en él durante algunos segundos, sus ojos cristalizados se contuvieron para no llorar y le regaló una sonrisa, dejándole saber que todo estaba bien.

— Debes ser fuerte. — Le susurró Jungkook a su amigo en el oído y este asintió con una hermosa sonrisa.

Seguido de Kook entraron Tae, Seok y Jin, charlaron durante algunos minutos esperando a que Namjoon terminara sus entrevistas quien aproximadamente veinte minutos después los honró con su presencia, todos y cada uno de ellos lo abrazaron para felicitarlo. Poco a poco la hora de despedirse de acercaba, uno por uno se despidió con un fuerte abrazo, dejando a Jimin para el final, cómplices, los dejaron encerrados durante algún tiempo.

— Hoy estuviste genial, te felicito por todos los logros alcanzados. Te los mereces. — Se animó a decir Jimin para romper ese extraño e incómodo silencio que los rodeaba.

— Mucha gracias, también estuviste excelente allá fuera, como siempre. — Ambos sonrieron tímidamente.

El silencio quedó presente durante varios minutos, intercambiando miradas furtivas sin ninguno de los dos atreverse a despedirse primero. Así quedaron durante media hora, sumergidos en esa tranquilidad que raramente los embargaba como en esos momento, hasta que Nam se puso de pie. Finalmente había llegado la hora de irse.

— Nuevamente gracias por todo... — Jimin asintió, abrió su boca mientras lo miraba fijamente pero la volvió a cerrar y bajó su cabeza. — ¿Hay algo que quieras decirme? — Lo conocía todavía lo suficiente como para darse cuenta de que había algo que le quería decir pero no se atrevía. — No nos veremos por mucho tiempo así que creo que si hay algo que decir deberías decirlo ahora.

— Fuiste mi primer amor... — Rompió Jimin sin mirarle a los ojos al comienzo pero algo en su subconsciente le hizo alzar la mirada nuevamente. — Mi gran amor y a pesar de todas las circunstancias que atravesamos, a pesar de todo eres un hombre magnífico, fue una lástima que no lo supiera valorar a tiempo, ambos cometimos muchos errores de los que ya no vale la pena arrepentirse más bien deberíamos aprender de esto y no cometer los mismos errores con nadie en el futuro.

La vista de Nam no se apartaba de su ex pareja, sus palabras lo taladraban y él no sabía cuanto. No se podía imaginar todavía con alguien más en el futuro pero su corazón sonrió ante la actitud de Jimin aunque le resultaba relativamente extraño su gran cambio en tan poco tiempo, le alegraba. Quizás había pasado por la misma transición a la que él también se vio obligado a pasar.

— Cada experiencia que vivimos y compartimos juntos tienen y tendrán siempre un lugar en mi corazón, me duele que por nuestra inmadurez todo haya terminado de esta manera. Aunque confiaré en que nos volveremos a ver las caras y nuestra historia no ha acabado definitivamente, en alguna parte de mí siento que simplemente está pausada, como bien dijiste tú, tú debes sanar y yo de alguna forma también, sino es en esta vida prometo dar lo mejor de mí en esta para encontrarte en otra, trataré de conservar mis recuerdos para buscarte y amarte nuevamente sin cometer los mismo errores.

Sus lágrimas lo desobedecieron y comenzaron a salir sin contenerse, Nam intentó detenerlas pero solamente logró que las de él también salieran. Maldijo en su interior, maldijo con todas sus fuerzas. Jimin tomó sus manos, retirándolas de su rostro y las sostuvo fuertemente mientras controlaba sus sollozos para poder seguir hablando, debía decir todo antes de que este se marchara.

— Así como una vez diste marcha atrás por mi felicidad hoy te corresponderé de la misma forma, me marcharé de tu vida, te dejaré libre no porque sea lo que desee, sino porque sé que es necesario para ambos, principalmente para ti porque muy en el fondo de mí, aún no me hago a la idea de dejarte ir. Aún así no lo haré para siempre, espero que en tu corazón, disculpa si suena muy egoísta, siempre haya un pequeño lugar para mí, como tú tienes el tuyo reservado en el mío.

Sus manos se acariciaban con delicadeza, en sus rostros ahora brillaba una triste sonrisa que intentaba darle ánimo al otro pero que a la vez sentían.

— Guardaré lo bueno y malo porque me has enseñado demasiado durante todo este tiempo, cada cosa ha sido significativa. Quiero que sepas... — sostuvo su rostro y Namjoon por impulso lo abrazó.

¿Cuántos minutos estuvieron abrazados mientras sus lágrimas corrían cual cascada? Nadie lo sabe, el tiempo en ese momento se detuvo para ellos. Se separaron lentamente y Jimin lo observó, cerró sus ojos y unió sus labios diciendo su último adiós. Sus lenguas no se encontraron, sus salivas no se intercambiaron, solamente permanecieron así, durante algunos segundos, con sus ojos cerrados, abriéndolos a la misma vez con una mirada que pocos sabrían descifrar, una mirada que solamente ellos comprendían el significado.

— Quizás te cueste comprender hoy que lo que siento es verdadero y aunque no sé de cuántas maneras, de todas te quiero. Eso era lo que quería que supieras. Que siempre te voy amar.

Sus cuerpos se separaron y con una tímida sonrisa Jimin abrió la puerta haciendo que sus cuatro amigos, quienes intentaban escuchar tras la puerta se tambalearan y entraran a la habitación apenados por ser descubiertos e intentando disimular, sin mirar atrás y alejándose a toda prisa Jimin caminó con pasos firmes.

Nam cerró sus ojos y se acarició suavemente sus labios, el beso del final o el beso de un hasta pronto, no sabía que beso era, lo único que sabía era que había vuelto a besar aquellos labios que tanto amaba.

Siempre te voy amar Jimin, eres arena dentro de mi mar, aunque estés lejos siempre vas a estar en mi corazón y nunca te podré olvidar, aunque aprenda a vivir sin ti. — Fue el pensamiento que tuvo Nam en el momento que lo sintió marchar.

...

La mañana para Jimin llegó más rápida de lo que él hubiera querido, deseaba seguir llorando sin tener que levantarse, sin obligaciones ni ver la luz del día que le informaba que ya la noche de la partida de Namjoon estaba acabada. Ya no estaba y no sabía cuándo lo volvería a ver.

Nam era crueldad que le hería con dagas de amor, el pincel de la esperanza que le daba a su gris corazón color y hoy que no estaba se quedaba atrás como un perdedor porque él se iba y junto a él toda su vida. Su mundo se estaba marchitando, ahora se quedaría como un caminante mientras que su huella perdía el rumbo. Se quedaba sin historia y sin pasado, así se sentía porque él ya no estaba a su lado.

Se envolvió en sus sábanas y siguió sacando todas las lágrimas que pudiera sacar, quería drenar su cuerpo lo antes posible, para no llorar cada día su partida, ese adiós lo estaba quemando a fuego lento y él solamente quería dejarse consumir por esas llamas. Todos intentaron sacarlo de su habitación pero ninguno obtuvo éxito. Su madre lo llamó preocupada pero con una ágil mentira y sin respirar a penas la logró tranquilizar. Ya no podía ir a su casa, no podía permitir que lo vieran así, hecho un despojo inservible que sufría la partida de quien él estaba seguro, sería el único hombre que amaría toda su vida, sin importar qué sucediera en el futuro.

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