Blink, gone.
Cansancio.
Sus pies pesan.
Su mirada se desenfoca.
Su respiración se entrecorta.
Ah...pero la sensación del audífono en su oído, el micrófono enfrente de su boca y las mierdas de drogas que Urak le inyectó, lo dejaban centrarse y no divagar.
Aún podía sentir la lluvia cayendo sobre él, pero sabía que era su imaginación. Ahora estaba bajo techo, una guitarra en sus manos, una ropa distinta, y el contrincante vivo.
Labios sobre labios, cálidas manos sobre su cuello, apretando, apretando...pero no quitando.
Movió la cabeza de forma brusca, como si con solo ese movimiento pudiera despejar todos sus pensamientos. Oh, pero que maldito ingenuo era.
Frente a él, tenía a Ivan. Pero sus ojos...faltaba el característico brillo rojo de sus pupilas. Ah, era Luka. quería desestabilizarlo, ganarle manipulando su rota mente.
Hah...parece que está funcionando.
Pero su mirada se desvió al ver ese brillo vivo del rosado; Mizi, oh, ¿Mizi está viva?
Sus labios sonrieron, sus mejillas finalmente se calentaron desde que perdieron el contacto con las manos del pelinegro horas atrás, y con felicidad, asombro, ganas de vivir, se acercó a la mano extendida que, según su cerebro, significaba libertad.
No quiero morir.
Pero en un segundo, su cuerpo se desconectó. Su sangre, la cual hervía al ver a la dueña de su libertad, se enfriaba con cada segundo que pasaba. Se encontró en el suelo, su sangre saliendo de su nariz y boca, enfriándose con el exterior. Y una sensación caliente en su cuello.
Sus oídos solo podían emitir un pitido constante, sus ojos solo podían desenfocarse cada vez más. Su cuerpo entero temblaba por la falta de adrenalina y la sangre pérdida, y solo miró esos ojos dorados qué pensó que nunca más vería.
Es estúpido.
Pensó que aquellos ojos negros, tales como el negro del cielo de la noche, los vería hasta sus últimos días, y que los ojos dorados como el sol solo podría verlos si era afortunado.
Parece que se equivocó.
Su mano, temblorosa, acarició la fría mano (no es tan grande, no es cálida, no es Ivan, Ivan no sería tan suave, Ivan, lo siento, Mizi, lo siento) que yacía en su mejilla. El último recuerdo que tenía, con su mirada enfocada en el techo que cambiaba de verde a morado incesantemente, fue cuando se escondió con esta chica de los robots del Jardín, como se trataba de controlar para que sus latidos no se descontrolaran, para que su mano dejara de estar sudada.
...
¿En qué momento cerró los ojos?
¿En qué momento dejó de respirar?
Ya no duele.
Inhalando fuertemente, Till abrió los ojos, sus oídos escuchando risas infantiles en la lejanía de un lugar oh tan parecido a Anakt, oh, pero tan diferente. Más vivo, más grande.
Sus piernas, ahora firmes y seguras, lo levantaron, mientras dirigía su mirada confusa a su alrededor.
Ciertamente es Anakt...o una versión del jardín.
"Till."
Su corazón se detuvo, sus ojos buscando frenéticamente la voz que desde que se sacrificó, no lo ha dejado solo.
"Till, no esperaba verte tan pronto."
Till se volteó, observando a Ivan, aún con su ropa de la ronda 6, sonriéndole de una forma que nunca vio, más que esa vez en el escenario.
Una sonrisa cálida, pero a la vez de tristeza, de arrepentimiento.
Sus ojos se cristalizaron, maldito estúpido. Tomando decisiones por él, es un imbécil. Tendría que haberle golpeado.
"Nunca quise convertirme en tu pena, Till. Pensé que no importaría tanto como para destruirte así."
La voz de Ivan era monótona, oh, pero Till no era ciego. Sabía que sus palabras solo significaban una cosa, una cosa que casi nunca recibió de Ivan, un "lo siento."
"¿Por...por qué tú...?"
"Porque soy egoísta, Till. Porque no puedo vivir sin tí, y pensé que tú sí podrías vivir sin mí."
Enfadado, apretando los puños y temblando, Till se lanzó contra Ivan, abrazándolo con una fuerza mortal (o lo más fuerte que sus brazos podían dar) y que fue recibido con una triste pero a la vez esperanzadora sorpresa. Quería golpearlo, pero abrazarlo era lo que había soñado desde esa maldita ronda.
"Lo hiciste bien, Till. Estoy orgulloso de ti."
El peliblanco no pudo más que ocultar su rostro en el cuello de su amigo, abrazándolo con más fuerza, su garganta haciendo pequeños sollozos mientras sus ojos derramaban ríos de pena. En algún momento, otros brazos, más finos y suaves, le rodearon por detrás también. Era Sua. Solo duró un segundo, antes de que ese par de brazos extra desapareciera.
"Till, tienes que despertarte ahora."
"Pero... ¿qué pasará contigo, Ivan? ¡¿Y los demás?!"
Ivan solo sonrió, sus pulgares limpiando con cariño y sutileza el rastro de las lágrimas de su alma gemela.
"Te están esperando. Yo solo me quedé en el camino para ver qué no te perdieras."
Aún no. Aún es muy pronto, aún tenía que desentrañar los sentimientos hacia el pelinegro, aún debía preguntarle por qué, y no recibir una respuesta críptica de mierda. Aún debía ver qué le pasaba a Mizi, si podía sobrevivir sin ellos ahí. Aún...
Aún.
"Shh..."
Ivan lo arrulló, limpiando sus lágrimas y le sonrió con calidez.
"Ahí estaremos."
...
"¡Sunbae!"
"¡Ghk...!"
Despertó de golpe, sentándose en el sofá incómodo de tu tráiler y tirando a un lado el guión que estaba estudiando, y que, sorprendentemente, estaba húmedo por sus lágrimas.
¿Ahora podía dormir llorando?
Pestañeando los últimos rezagos de lágrimas, vio como un preocupado Ivan le miraba, agachado enfrente de él y tocando con sutileza la mejilla del actor más experimentado.
"Sunbae, ¿Estabas llorando?"
Till bajo la mirada, estaba en su disfraz para la ronda 7, el guión que había mojado era la canción que cantaría con el compañero de Ivan, Luka.
Aunque Ivan también tenía algunas escenas con él. (nadie debe saber que su corazón se acelera como estudiante de secundaria.)
La ronda 7.
La sangre.
El sacrificio.
Sua.
Ivan.
Mizi.
¿Esta es la manera en la que el universo le obliga a recordar? ¿Siendo un actor que tiene que actuar su propia muerte de su vida pasada? Mhm. Irónico.
Pestañeando nuevamente para volver a la realidad, fijó su mirada en Ivan, quien, tal como un cachorro preocupado, revisaba silenciosamente si Till tenía algún signo de enfermedad o incomodidad.
"Estoy bien, Ivan. ¿Qué necesitas?"
Su voz, diferente a las otras veces, estaba cargada con un cariño inexplicable. ¿Es amor? No lo sabe. Pero...
Ahora tiene todo el tiempo del mundo para descubrirlo.
Su corazón dio un ligero salto de felicidad al ver cómo Ivan le contaba que lo había visto triste y quería alegrar comprándole un chocolate caliente, ya que había visto lo duro que Till trabajaba.
"Oh, en honor a tu última ronda, sunbae, iremos a tomar, para...ya sabes....festejarlo." La voz del más joven se entrecorta, sus mejillas ligeramente rosadas.
"Estarán todos. ¿Te gustaría...venir?"
Till se quedó en silencio, a Ivan de verdad le queda mejor estar tranquilo. Demuestra un brillo que en su vida pasada no tenía.
"Claro, ¿Por qué no?"
...
Toda su vida (o bueno, en todas sus vidas) Till se había quedado con algo que decir. Con poco tiempo para vivir. Con pocas fuerzas para pelear.
Contra los aliens, contra el mundo, contra la vida.
Pero ahora, viendo que todo lo que perdió están ahí, compartiendo en una mesa increíblemente pequeña, apretados, pero con una sonrisa en sus rostros...
Le quitó algo de peso a su alma.
Quizás todo lo demás fue una prueba, quién sabe.
Quizás en ese mundo de aliens y muerte él, en todo momento, estaba destinado a morir.
Pero ahora estaba aquí. Y lo iba a disfrutar.
Sonriendo, se sentó al lado de Ivan, y entrelazando tímidamente sus meñiques (mierda, ya se está arrepintiendo, no te sonrojes Till, no te sonrojes!) pidió una cerveza.
No sabe qué pasará, pero está dispuesto a vivir para descubrirlo.
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