Capítulo 3: (El instituto)
⌛
𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑺𝒖𝒔𝒂𝒏𝒂
Hace un día exactamente por fin había tomado una decisión que definitivamente cambiaría mi vida, había abandonado todo de una vez por todo, después de recibir la noticia de mi despido injustificado, llorar y extrañar por horas todo lo que antes tuve y estar en una inmensa soledad que corrompió mi felicidad con indudables momentos. Era hora de cambiar, era hora de vivir esa vida que tanto deseaba y todo comenzaría con el más grande de mis temores, mi pasado perdido...
Aunque mi objetivo ahora era mi propia felicidad, tenía el poder de llevar a esta aventura a donde quisiera y una de las cosas que siempre deseé antes de buscar mi nuevo hogar era poder volver a donde todo comenzó, enfrentarme a esa idea tormentosa de que ahí ocurrió un terremoto, así que lo primero en mi lista era pisar State In por última vez y dejar que la herida sanara con la sensación de aceptación perfecta. El instituto había sido la cicatriz más grande que tenía y con justa razón debía cellar.
El avión estaba a tan solo unos minutos de aterrizar, técnicamente había viajado de un país a otro, era irónico como podía estar devuelta después de huir, ahora no era una débil presa condenada a las lágrimas, me sentía más fuerte y segura, como si ya no quedara algo que perder.
Desde mi asiento dejé de tensar los hombros y me acurruqué despacio, había un hombre mayor sentado a mi lado, su aspecto físico era muy parecido al de mi abuelo, con una icónica barba oscura y sus ropas humildes, alguien que trabajó toda su vida para garantizar su futuro y el mío pues mi madre únicamente supo abandonarme a mis atroces 5 años.
Antes de pegar una de esas siestas en las que traes a tu mente varios recuerdos, extraje la carta de la esquina de mi asiento, la misma que leí aquella noche en mi departamento antes de irme, el mensaje era evidente pero el significado no, podría ser una simple broma, detrás tenía una coordenada que al escanearla solo me señalaba el centro de State In, otra razón más por la que debía volver y encontrar al dueño de este mensaje.
Cerré mis ojos ya sabiendo lo que iba a hacer y puse un poco de música tranquila que tenía descargada, apenas las melodías comenzaban a sonar, mis párpados se llenaron de color iluminando así algunas escenas que viví hace 2 años...
—Sudy...— Era la voz de mi mejor amigo, el escenario era el instituto el día del evento de graduación, ambos habíamos bailado y cantando cientos de canciones, junto a nuestros otros amigos.
—Lo sé...— Esa fue mi voz, ambos estábamos en total calma pues todo por fin había acabado en el evento, delante de nosotros en las ventanas se lograba reflejar la noche y varias estrellas.
—Ha sido perfecto...— Bien lo sabía mi mente, escucharlo decir eso me ponía al filo de mis emociones.
—Te amo Kevin, eres el mejor amigo que jamás imaginé tener— Los dos nos abrazamos con cientos de lágrimas, sabíamos que al siguiente día de cualquier manera estaríamos separados.
—Yo te amo más Sudy...— Esa frase fue extraordinaria, sonreí aún con mis ojos cerrados y dejé que el tiempo pasara solo.
Y otro pequeño recuerdo llegó como siempre, el último antes de alejarnos físicamente, cuando el terremoto ocurrió y el que me dolió como nunca.
—Sudy me tengo que ir...— Mordí con fuerza mi labio inferior al escucharlo decir me apodo y esas palabras tan directas.
—¿Qué? ¿Cómo?— Mi respiración se agitaba, mis ojos se llenaban de varias lágrimas y en su rostro se notaba toda la frustración.
—De State In, mis padres se van a mudar a Late in— Odié tanto que lo dijera justo cuándo estaba por colapsar, justo 3 días después de perderlo todo.
—¿Sabes? Ya no puedo molestarme no importa, solamente quiero despedirme y abrazarte, esto es..— Eso fue exactamente lo último que dije ese día, después me tocó verlo junto a su auto irse, esa frase quedaría para siempre en mi subconsciente.
No tengo idea porque reviví 2 veces ese momento, la primera era en mi infancia, en definitiva la que me marcó más, la segunda en la preparatoria. Existía una ironía muy intrínseca de todo esto, él siempre llegaba en mis peores momentos y se iba igual en los peores, como si me trajera la felicidad auténtica por un tiempo y luego la cortara con la misma frase de siempre, "Tengo que irme a otra ciudad..."
El sueño me invadió por algunos minutos, pero la vibración del aterrizaje me pegó un fuerte susto en cuánto recorrió el asiento, todos comenzaron a tomar sus cosas y como de costumbre e irse retirando hasta que era mi turno. En el aeropuerto localicé mi maleta y al alcanzarla en la banda transportada por fin unos minutos para revisar bien los detalles de mi plan.
Encendí el internet de mi teléfono y lo conecté de inmediato al del aeropuerto, casi al instante recibí un mensaje con un tono ruidoso...
—Estoy en el aeropuerto, no podré llamarte hasta mañana— Ese fue el que yo envié el día de ayer antes de abordar, abajo estaba el nuevo de hace varias horas...
—Sudy... Te extraño mucho :,(— Mi mejor amigo Kevin escribió esto, seguro debió intentar llamarme.
Y así fue, pues el historial de llamadas se encontraba con algunas de él, me siento culpable indirectamente por no contestarle, pero lo haría apenas terminara mi primer reto en State In...
Con pasos entaconados me dirigí a la salida del lugar, afuera había muchos taxis y servicios de transporte, sabía que lo más lógico era ahora no pedir uno aquí pues cobraría el doble, pero en estos momentos eso no me pesaba tanto económicamente, podía darme esa ventaja.
Con mi pesada maleta café en una mano y mi bolso en la otra era complicado seguir caminando, el hombre del taxi me ayudó a cargarlas en la cajuela y al subir al vehículo se atrevió a preguntar.
—¿A dónde desea llegar señorita?— Era raro ser llamada así, pero me gustaba.
—A la zona centro de State In..— Insistí, el hombre se dispuso a conducir haciendo de vez en cuando preguntas.
—¿Es familiar de alguna víctima?— Sabía a lo que se refería, en el terremoto si perdí a mi novia y quizás a uno que otro amigo.
—Si, de hecho estudiaba en uno de los institutos, tuve demasiada suerte...— Le dije cabizbaja, tal vez así era, aunque parecía más una condena.
—Me lo imaginaba, cada año cerca de estas fechas viene mucha gente de fuera, para visitar el nuevo cementerio y dejar algunas flores...— Me quedé pensando, eso era muy cierto, aunque yo venía más para una superación personal.
El trayecto se mantuvo en silencio un largo periodo de tiempo después de eso, pasaron cerca de 2 horas en lo que me cansaba y el conductor igual, pero finalmente habíamos llegado al primer cartel que anunciaba su cercanía.
—¿Puede dejarme aquí? Si mal no recuerdo, son como 5 minutos hasta el cementerio— El hombre asintió, le di una gran cantidad de dinero, este se fue satisfecho.
La primera vista de la ciudad fue emergiendo poco a poco, un escenario de película de acción, absolutamente todo estaba bajo escombros, polvo y basura. Mi mentón descendió despacio, mis ojos lagrimearon despacio y mi corazón se entumeció, porque a pesar de tanto tiempo nada había cambiado, absolutamente nada.
Las calles tenían montones de piedras, los pocos vehículos que quedaban tenían los cristales quebrados y algunos árboles aplastaron casas, en cada parte había algo de lo que era antes mezclado con lo que era ahora a modo tórrido y de muerte.
Me congelé un poco arrepentida, no podía creer que en verdad esto pasaba, no aún...
De reojo noté una silueta femenina, una mujer se puso a mi lado mientras ponía mis ojos en el suelo, su mano descendió despacio hasta mi hombro y con ello la voz que reveló una frase.
—No cabe la menor duda, al final solo somos un montón de polvo entre la tierra...— Mordí mi labio despacio, tenía mucha razón.
—Tal vez buscamos ser algo que no somos, nuestro peor lado para la naturaleza no es nada pues queda borrado en segundos...— Contesté como si supiera de qué hablaba.
—Esta ciudad fue la primera fundada y la única que fue alcanzada por un terremoto hace 2 años, la ironía es que era una de las presumiblemente más importantes— Me giré a ver su rostro y algo en mi corazón conectó por completo.
—Vaya lección...— Tenía una cabellera larga y castaña oscura, unos labios muy pintados y cejas pronunciadas, portaba un vestido rojo que con el excesivo viento se agitaba en cada oportunidad.
—A veces no todo es predecible, State In lo sabía, pero no creyó que podría terminar en ruinas y nunca volver a ser habitada, la cantidad de daño que se ejerció fue a un grado incalculable tanto política como económicamente.— Me dieron nervios no poder reconocerla.
—Yo lo sabía, había señales de esto por todos lados, un montón de grietas y fallos en las tuberías, no podría ser solo coincidencia y aun así no le tomé importancia...— Contesté acercándome un poco.
—¿Sabes por qué estás aquí?— Mis latidos se elevaron hacia mis oídos, la pregunta sonaba fácil de responder.
—Quiero dejar atrás todo este maldito dolor para siempre, solo quiero que termine...— Solté, no conocía a aquella mujer, pero moría por decírselo a alguien.
—Entonces hiciste bien al venir aquí... Ambas queremos lo mismo— La mujer se dio la vuelta y empezó a caminar en dirección al cementerio, yo la seguí.
—He aprendido mucho sobre el pasado y también de los errores, el deseo reprimido de querer la felicidad que se tenía, solo se aleja de la realidad— Su voz suave expresaba con tanta calma, en algún punto llegaríamos al sitio.
—Este pasado perdido, es una mezcla de ilusiones tuyas con deseos reprimidos de tu interior— La detuve justo al final de esa frase.
—¿Cómo sabes todo eso?— Insistí, presentí que sonrió aunque no le vi el rostro completo.
—¿No eran acaso esas las coordenadas hacia este lugar?— Hizo la pregunta apuntando hacia mi bolso, de inmediato extraje la carta que recibí hace algunos días y me impacté.
—Creo que hay mucho que debes saber en estos momentos, sobre mí y sobre ti— En la caminata se había desviado hacia una casa en ruinas, una que me traía un recuerdo.
Las dos pisamos lo que aún quedaba y al analizar a profundidad cada mueble, las sensaciones más fuertes impactaron en mi memoria dejándome apenas carburar todo.
—Esta era mi hogar, la primera casa en la que viví antes de que me abandonaran con el abuelo— Solté con el deseo de llorar, la mujer dejó que reflexionara a profundidad.
Fue tanta la nostalgia que me dejé caer rendida al piso con el dolor e impacto de ver esto.
—Susana... Yo... soy tu madre— Me giré a ver su rostro completo, me levanté enfurecida e incapaz de pensar otra cosa.
—¡FUISTE TÚ! ¡TU ME ABANDONASTE TODOS ESTOS MALDITOS AÑOS!— Mi pecho ardió en pura furia y le pegué una patada a la mesa.
—¡¡CÓMO PUDISTE!! ¡SABÍAS PERFECTAMENTE EL DOLOR QUE ME CAUSASTE!— La arrinconé dejando el enojo soltarse por si solo.
Ella solo se quedó callada, sin una lágrima, sin sus mejillas rojas, estaba neutra y en paz en su alma.
Me alejé del lugar indecisa a verla, ella me abandonó a mis 5 años, era imposible verla ahora mismo y fingir que eso nunca pasó, su voz me detuvo...
—Nunca pude ser una madre, pero eso no me convierte en la peor de todas... Si te vas ahora, te quedarás solo con esa idea, tienes el poder de elegir— Me quedé quieta, ambas opciones podrían ser importantes.
Volví con ella con las mejillas ardiendo, se acercó a mí y me dio un abrazo que revocó por completo mi furia en una dolorosa tristeza
—Hay muchas cosas que hablar, yo lo sé... Este es el momento adecuado, antes de que te vuelvas a ir— La solté y me preparé para el interrogatorio.
—Dime por qué lo hiciste, dime por qué me dejaste con el abuelo...— Mis ojos estaban puestos en el suelo con cierta vergüenza de por medio.
—Estaba muy devastada, te tenía a ti y al hombre que me prometió la luna me había sido infiel, ganaba una miseria en mi trabajo y no podía mantenerte, el abuelo inició un reclamo en la corte de State In para quitarte mi custodia, apenas si podías comer...— La detuve nuevamente, era incongruente.
—El abuelo nunca haría eso..— Presioné mis labios y miré sus ojos carmesí.
—Tenías 5 años, él solo deseaba verte feliz y no pude desistir, en algún momento mandó a un grupo de oficiales con una orden antes de que pudiera escaparme, tú no lo recuerdas porque ese día fingí que íbamos a visitarlo, la verdad es que, desde ese día renuncié a todo lo que tenía— Entendí a donde quería llegar, pero todo seguía siendo confuso.
—¿Te fuiste de State In?— La pregunta se contestaba por si sola, era más que cierto por qué de no ser así, estaría hablando con su fantasma.
—Hice lo mismo que tú casi al momento que te perdí, hui para siempre de State In, sin dinero, familia u otra cosa que pudiera rentar, no sé como pude sobrevivir tantos años así...— Las lágrimas descendieron de sus párpados con delicadeza.
—Yo.. No creo que pueda pedirte disculpas hija, no sabía como decírtelo o que hacer, mucho tiempo creí que podría librarme del dolor si no pensaba en ello, que podía reiniciar mi ciclo fingiendo que eso nunca pasó y no sentiría culpa, pero lo cierto es que debía hacértelo saber, porque no podía soportar más esa mentira— Sollozó en llanto profundo, la abracé arrepentida por todo lo que le dije.
—Está bien mamá, tranquila, lo siento en serio, no quería decirte esas cosas...— Al envolverme en sus brazos inmediatamente sentí un alivio perfecto.
Era reconfortante tener su corazón latiendo junto al mío, ella era mi madre y a pesar de todo el daño que recibimos, teníamos que superar ese pasado perdido juntas...
—Gracias hija, esa es la verdad de todo, lo siento mucho..— Le sonreí con cierta ternura, a pesar de que a nuestro alrededor todo estaba hecho escombros, estábamos ambas aquí.
—Tan solo quiero empezar a vivir mi aventura, quiero dejar esto atrás...— Le dije, todo esto comenzaba a cobrar sentido.
—Yo lo sé, sé justo lo que quieres, sé que necesitas a tu mejor amigo contigo...— Me guiñó el ojo, era interesante lo que conocía sobre mí.
—Estoy casi segura de que él aceptará tomar este viaje contigo, debe estarse sintiendo igual de abrumado que tú.— Ambas caminamos devuelta al cementerio alejándonos por completo de la casa.
—Olvida eso, sígueme mejor...— Dijo antes de que pudiéramos pisar ese lugar, hice caso a su orden y llegué hasta un auto azul poco espacioso, ambas ingresamos en este y ella condujo sin decir una sola palabra hasta que por fin estábamos cerca.
—Es aquí, te esperaré desde adentro... tómate tu tiempo— Abrí la puerta y salí corriendo directo al lugar que más me atormentaba, el instituto...
El edificio era muros y muros a medias, todo perfectamente golpeado y tirado junto a un polvo que se levantaba en cada ventisca de aire, en la puerta solo había vidrios tirados y un inmenso muro que no me dejaba avanzar más allá.
De un momento a otro todo se tornó un precioso recuerdo, uno en el que todos entraban y salía de esas puertas sin la menor preocupación, por qué a veces no contamos con el futuro, solo queremos sentirnos cómodos con lo que tenemos, gozarlo o pretender hacerlo.
Eso había sido el instituto, un sitio lleno de escándalos que nunca se centró en lo que debía, dejando con ello con esas que nos marcarían, pero lo increíble era pensar que todo había ocurrido aquí y que con el tiempo no a cambiado ni un pelo.
Cerré mis ojos, así fue como lo acepté todo, visualicé sonrisas, caras tristes, caras sorprendidas, amor, odio, placer, esperanza, todo estaba en conjunto con paz.
Soplé hacia fuera y poco a poco imaginaba que esto se esfumaba, con una bella rosa que iba perdiendo sus pétalos para siempre, en cierto punto, todo el dolor se había transformado en polvo para siempre, este era mi principio, mi mitad y mi final.
Sonreí, tantas noches llorando para tan solo ver el lugar y sentirme mejor con lo que me aguardaba ahora, una aventura sin precedentes que trascendería a lo más profundo de mi ser.
—Susana...— Me giré hacia atrás, antes de que pudiera responder, la psicóloga estaba frente a mí.
—Nos volvemos a ver...— Su sonrisa ligeramente trastornada me provocó escalofríos, retrocedí despacio sin poder creer algo de esto.
~~~~~~~Fin del Capítulo~~~~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro