Camino despacio por el pasillo de la entrada, viendo todo a mi alrededor, formulando un plan de acción, eligiendo cuál tienda visitar primero. Quiero comprar tantas cosas, deseo cumplir todos esos pequeños caprichos que se han ido acumulando con el paso de los años.

El dinero nunca ha sido un problema, él siempre ha tenido un buen empleo y a pesar de que yo nunca volví a trabajar luego de la boda, siempre hemos tenido estabilidad económica, pero sin importar eso, vivo permanentemente cohibida de hacer las cosas que me gustan o de comprar algún que otro artículo solo por capricho, ya que tendría que darle detallada explicación antes de comprar algo.

Tendría que pedir permiso.

—¡Genial! —exclamo al ver una tienda de celulares —, lo primero que haré será adquirir un nuevo equipo —digo para mí misma.

Me dirijo al local de la tienda, tiene dos grandes vitrinas, una a cada lado de la puerta de entrada. En ella se muestran varios equipos móviles, así como también tabletas y accesorios. Todo está rodeado de luces led, supongo que para hacerlo más vistoso y llamativo al público.

—A ver, a ver, ¿qué equipo compraré? ¿Un nuevo celular? ¿O una Tablet? ¿Ambos? —hablo conmigo misma mientras veo los equipos que se exhiben en los aparadores. Mi celular no es que esté dañado o en mal estado, es solo que siento ya es tiempo de cambiarlo, llevo tres años con el mismo equipo, quiero algo más moderno.

Despego la vista de los equipos, y me dirijo al interior de la tienda para comprar uno, pero algo me detiene. Una extraña sensación me hace dar la vuelta, miro a mi alrededor en busca de... ¿qué exactamente estoy buscando?

Tengo esa sensación de que alguien me ha estado observando, lo cual es ilógico. Estoy en una plaza llena de gente que pasa caminando, es normal que alguien repare en mi presencia en algún momento, no soy invisible.

Pero... no fue una mera mirada lo que sentí, más bien como si alguien me estuviera vigilando, ¿será que él contrató a alguien para que me espíe si salgo de casa? ¿Me espían incluso si me quedo en casa?

—A ver Camila, cálmate, suenas paranoica, él no llegaría a tales extremos, ¿cierto? Ha estado muy extraño últimamente, pero no creo que sea para tanto —trato de convencerme sin mucho éxito.

Sigo mirando mi entorno para asegurarme de que son imaginaciones mías y no que alguien me está siguiendo, entonces, en un banco a unos pasos de mi, veo la causa de esta extraña sensación.