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Epílogo - Parte 1

Sentirse vivo y todavía sentirse muerto... Parecía que nada de lo que estaba ocurriendo a su alrededor era cierto, mas el hedor de la sangre mezclado con molestia, dolor, angustia y miedo se filtraban en el aire que golpeaba sus fosas nasales. Taehyung veía en silencio como el líquido rojo de su brazo pasaba por los sueros hacia el cuerpo de Ryujin con Seokjin vigilante a pocos metros, dejando al doctor trabajar, pero ciscado aún.

Su primer impulso fue ir a sus hijos, correr hacia ellos y no separarse jamás. El estado de Ryujin, Seokjin, sus propios cachorros e incluso Jungkook, todos estaban en un estado tan deplorable que sinceramente no sabía por dónde comenzar cuando su cabeza continuaba en trance.

Jin se negó a recibir su sangre, la suya era un poco más fácil de conseguir por lo que prefería no utilizar la del Theta. El caso de su hija era un poco más complicado, ella era quien verdaderamente lo necesitaba y estaba dispuesto a correr el riesgo porque en esos momentos, su único interés era no perder un hijo más. De luto por uno de sus cachorros y todavía luchando por salvar a otro.

No sabían qué sucedería una vez que se salvara, esa mezcla de sangre que Lezle tanto buscó se iba a dar, pero ellos no tenían la menor idea del resultado que estaba por darse. Desconocían si la casta de la alfa se alteraría, cuál vendría o si solamente se mejoraría de algún modo su estado físico, algo similar al no envejecimiento de Yoongi. Si habría efectos secundarios negativos o cómo contrarrestarlos, también era incierto, ya que ninguno había estudiado aquello del modo en que Lezle lo hizo por años. Lo único que todos ellos tenían en la mente, era el hecho de salvar a Ryujin quien, una vez más, estaba al borde de la muerte.

— Maldito, un millón de veces maldito, — susurró Taehyung mientras en su pecho sentía el dolor del Alfa de Alfas que no estaba a su lado. Con la mano libre secó sus lágrimas, volviendo a centrar la mirada en la menor que tenía en frente. — Debes estar bien, por favor, Ryu...

Fue todo lo que murmuró mientras miraba al cielo pidiendo por algo que no ocurriría. Deseó tener la habilidad de controlar el tiempo y regresar todo a unas horas atrás para impedir todo lo ocurrido. Cambiar las estrategias, quizás haberse quedado a dormir con los cachorros o poder frustrar el ataque de Lezle, le hubiese gustado hacer tantas cosas diferentes y le frustraba saber que no podía simplemente rebobinar todo.

Necesitaba encontrarlo para acabar con él, necesitaba revivir a sus hijos, necesitaba tantas cosas que Taehyung no podía canalizar su pensar o controlar todas las emociones en estado de ebullición que se encontraban en su interior porque todas eran diferentes, yendo desde la más sedada hasta la más alborotada. Fue por eso que todo lo que pudo hacer, sabiendo que Jungkook se encontraba con todos sus hijos, fue permanecer tranquilo en su lugar hasta que terminara de transfundirle su sangre a Ryujin. No iba a permitir que se perdiera una sola vida más.

Hasta que los sueros en su cuerpo no fueron eliminados, el Theta no se levantó de su sitio para ir en busca de sus hijos. Su mirada se cruzó con la de Jungkook, pero ninguno habló, se limitaron a rozar sus manos cuando el Alfa de Alfas se levantó para salir de la habitación y permitirle estar a solas con sus hijos. Ellos, por algo muy similar a un milagro forzado, estaban vivos y de regreso al plano terrenal, pero eso no significaba que en verdad estuvieran viviendo. Ambos habían sufrido pérdidas irremplazables, vivirían con esos recuerdos hasta el final de sus días y todavía no sabían muy bien cómo hacerle frente sin perder la cordura. Por el bien de sus hijos, esperaban poder recuperar al menos una parte de su estabilidad.

— Namjoon... — Llamó Jungkook una vez que salió de la habitación y llegó a donde todos sus hombres restantes estaban recuperándose. — ¿Qué tan herido estás?

— Poco... — Se levantó rápidamente, pero Jungkook lo volvió a sentar.

— Necesito saber cada detalle de lo ocurrido mientras... — Calló cortos segundos, evitando perderse en el dolor, porque no quería volver a perder los estribos y el control de su lobo. — Mientras peleaba con Taehyung, el tiempo que estuvimos fuera de este plano terrenal. — ¿Qué ocurrió con Lezle?

— Según lo que me dijo Hoseok y yo comprobé, él murió. Se suicidó... — Las manos de Jungkook se tensaron procurando acallar la impotencia burbujeante en su interior. — ¿D-Deseas comprobar su estado?

Con un asentimiento, Jungkook siguió a Namjoon hasta el sitio en donde el cadáver de Lezle yacía. Sus propias orejas se agitaron en el momento que su nariz captó la esencia de Taehyung, al voltearse, pudo notar que el Theta los había seguido.

— Pensé que te quedarías con los niños. — Mencionó Jungkook, observando como el peliblanco se acercaba con un semblante estoico e impenetrable al cuerpo del difunto Ksi.

Le había arrebatado la satisfacción de desgarrarle la piel con sus propias manos, de ser él quien acabara con su miserable vida. La impotencia y la rabia lo carcomían, pero a su vez, se encontraba perdido. Durante tanto tiempo Lezle se convirtió en su objetivo, se desgastó y jodió tanto, queriendo evitar justamente todo lo que sucedió, que no sabía qué sentir ahora exactamente. Lo taladraba la culpa, quizás, si hubiera actuado diferente, si le hubiese hecho caso a su esposo...

— Suficiente. — Habló el Alfa de Alfas sosteniendo sus hombros desde su espalda. — No podemos cambiar lo sucedido, ahora simplemente debemos buscar la manera remendar todo esto y seguir adelante.

— ¿Cómo mierda remendamos el haber perdido a dos de nuestros hijos? ¿Cómo remendamos la muerte de Jisung? Mató a nuestros hijos... — Musitó clavando sus garras en aquel cuerpo grisáceo que pronto comenzaría a descomponerse.

— No sabemos si fue él quien dio la orden, — espetó Namjoon ganándose la atención de los líderes — pero al menos no fue él quien los ejecutó personalmente. — Sin decir mucho le entregó su teléfono a Jungkook para mostrarle las grabaciones de las cámaras de seguridad, el pelinegro procuró verlo solo, pero el Theta le arrebató el teléfono. — Ese es su mano derecha, Xiao Dejun.

La fuerza en la mano de Taehyung aumentó de forma tal que el aparato se convirtió en diminutos trozos. Sus colmillos salieron a relucir juntos con los de Jungkook, ambos luchando contra todos sus instintos.

— Lo quiero muerto. — Mencionó el Bul mientras agarraba la muñeca del Theta y lo atraía hacia él. — Necesitamos encontrarlo.

— Por lo que grabaron las cámaras, él desapareció poco después de que estallara todo, no estuvo envuelto en la batalla. — Dudando si entregarle el otro teléfono, Namjoon estiró el aparato y se los mostró. — Estas son las últimas grabaciones que tenemos.

— ¿Qué está haciendo? — Preguntó Taehyung mirando a la pantalla.

— No sé, parece buscar algo en el cuerpo de Lezle antes de subirse al automóvil y marcharse como si estuviese huyendo. — Respondía Namjoon aceptando el teléfono de vuelta.

— ¿Agarró algo? — Indagó Jungkook mirando el cuerpo sin vida de Lucas.

— Es difícil saber desde ese ángulo.

— Da igual en estos momentos. — Fue todo lo que dijo Taehyung alejando sus garras ensangrentadas. — Quiero que lo encuentren.

— Sí, líder. — El Theta por un momento se le quedó viendo extrañado a Namjoon, mas no dijo nada. — Quemaremos su cuerpo ahora. — Avisó señalando el cadáver.

— No. — Intervino Taehyung apenas mirándolos. — Tírenlo en alguna zanja y dejen que se pudra solo, no merece una cremación. ¿Vienes? — Preguntaba ahora mirando a un alfa pelinegro que se limitó a negar con la cabeza. — De acuerdo, estaré con los niños.

Los dos alfas permanecieron en silencio mientras veían al Theta alejarse, ninguno tenía muchos deseos de hablar, pero tenían cosas de las cuales ocuparse. A eso debían agregarle que Jungkook no estaba listo y tampoco tenía deseos de estar con Taehyung en la misma habitación ahora. Tomaron la decisión de regresar juntos, debían apoyarse ahora para poder hacerle frente a todo lo venidero, mas necesitaba tiempo a solas. Podía sentir a su lobo inquieto, pero a la vez vencido, escondido en algún lugar y renuente a volver a salir.

— Descubrimos algo entre las pertenencias de Lezle. — Enarcando una ceja, Jungkook mostró su curiosidad. Namjoon le mostró una plana pantalla que al encenderse mostraba un punto rojo. — Esto es tecnología de alta gama.

— ¿Qué es ese punto? ¿Qué significa? — Namjoon mordió el interior de sus mejillas y luego lo presionó. En la pantalla se mostró un mapa con vista satelital que se fue ampliando hasta que los ojos de Jungkook se ensancharon. Estaba mostrando su ubicación exacta y algo más. Se podían ver censores de calor a su alrededor en forma de una figura amarilla. — Eso...

— Eso amarillo soy yo. — Confirmó con un asentimiento. — Llevas puesto en algún lugar un rastreador y, por los censores de calor, puede mostrar cuántas personas hay a tu alrededor.

— ¿Soy el infiltrado del cual hablaba Taehyung? — Namjoon asintió viendo la frustración en la mirada del otro alfa. — Ahora todo tiene sentido, la razón por la cual tenía tanto control de mis movimientos y con quienes me encontraba. Al ver que solamente hay un punto significa que solamente yo llevo ese dispositivo, de haberle colocado uno a Taehyung hubiese recibido una alerta cuando este lo atacó. ¿Por qué yo?

— Eres el Alfa de Alfas, el padre de su hija y la persona que suele organizar la mayoría de ataques importantes dentro del continente. Fuiste quien estuvo en su poder, supongo que a Hobi no le colocó ninguno porque era su hijo, no lo sé. Tal vez sí lo tiene, pero no se refleja aquí. Esto que encontramos solo te muestra a ti.

— Claro, nadie sospecharía del propio líder Bul.

— Así es. — Recordando al Epsilon, el pelinegro miró a su amigo.

— ¿Hoseok? — Preguntó Jungkook.

— No lo sabemos, creímos que iría a la mansión Bul, pero no está allí. Nadie lo ha visto, las imágenes que viste fueron las últimas, simplemente desapareció con la cachorra de Lezle. — Explicaba mientras se acercaba para escanear su cuerpo en busca del chip que necesitaban retirar. — Puede doler.

Jungkook miró su brazo y sacó las garras de su otra mano para desgarrar la piel y retirarlo. Una vez que se deshicieron del rastreador, Jungkook se limitó a asentir, cargando él mismo el cadáver de Lucas para lanzarlo a una fosa en las afueras de su territorio. Uno de sus tantos enemigos había muerto, ese que más poder acumulaba y los tuvo tanto tiempo sumidos en la miseria. Todo se salió de control, le hubiese gustado acabar con él de manera diferente, mas ahora solamente restaba hacerle frente a todo lo que sus acciones y partida dejaron atrás. Había dejado un hueco enorme de poder, alguien querría llenarlo pronto y debía preparar a su familia para ello.

+++

Cinco años transcurrieron desde aquel fatídico evento que marcó la vida de todos de muchas maneras. Por momentos parecía superado, sin embargo, sería muy ingenuo creer algo así. Retomaron sus vidas, a veces reían, incluso celebraban, pero perduraba un vacío del que pocos hablaban.

Jimin, Namjoon y el hijo de ambos continuaban viviendo en la mansión junto a la pareja líder. El trío, por otro lado, aprovecharon la disminución de las amenazas para quedarse en la antigua mansión Bul. En un inicio fue difícil, apenas se cruzaban porque todo era extraño, pero según fue pasando el tiempo sus encuentros aumentaban casi siempre a causa de sus hijos.

En silencio, Hoseok se encontraba encerrado en la que ahora era su oficina y que antes ocupaba Jungkook. Después de mucho tiempo, algunas amenazas, varios atentados menores gracias a su seguridad y cambios que Ryujin había estado experimentando en el último tiempo, el Epsilon finalmente se había dignado a mirar toda la información que el Ksi le había entregado aquella noche.

Guardaba la esperanza de encontrar una respuesta a los cambios de la alfa. En un comienzo todos creyeron que no hubo consecuencias, pero tras presentarse once meses atrás, con dieciséis años recién cumplidos, Ryujin había comenzado a mostrar severos cambios. El pelaje de su lobo mudó un poco de color comenzando a lucir algunas manchas blancas, sus ojos pasaron de ámbar a púrpura y la fuerza de su cuerpo iba en constante aumento, uno desproporcionado.

Todo esto se debía a la mezcla de su sangre con la del Theta y eso era claro para todos, pero necesitaban entender y poder detener sus noches de grito en donde terminaba transformándose en contra de su voluntad. A veces se encontraba con un Jin llorando y preocupado que no sabía cómo calmar el dolor de su hija. Yoongi tampoco sabía cómo ayudarlos, por lo que eso lo dejó a él como la única alternativa.

Sin embargo, Hoseok no supo por dónde comenzar a buscar realmente debido a toda la información que ahora tenía en sus manos. Lezle había tenido cada movimiento suyo registrado prácticamente desde su adolescencia. Cómo, cuándo y con quién fue hablando para llegar a los Bul para aquel primer ataque junto a todo lo que le siguió a este. Cada experimento, cada contacto, cada plan después de ser ejecutado con éxito estaba plasmado con exactitud.

Por lo que pudo ver, al desaparecer la dseta y el kappa herederos del Ártico, Lezle fue quien se quedó con toda la fortuna de la familia líder. Desenterró cada secreto del Alfa pura sangre que Yoongi tuvo por padre y, a través de esto, fue dando con personas claves que en un comienzo no quisieron tener mucho que ver con él. Todos lo ignoraron y cerraron las puertas, pero con sus debilidades en el poder del Ksi, no tuvieron más opción que someterse ante este. De ahí en adelante, su círculo fue ampliando, con sus experimentos y tratos con diferentes gobiernos siguió posicionándose. Lezle tenía todos los puntos débiles de cada líder de manada, pero también de muchos gobiernos. Dinero e información, sumado a su inteligencia y crueldad, lo volvieron alguien intocable con desmesurado poder.

Ahora entendía mucho mejor cómo Lucas había llegado hasta donde estaba y por qué tantas personas querían saber quién había heredado su imperio. Hoseok ahora tenía en su poder todo lo que alguna vez le perteneció al Ksi que le dio la vida, sus cuentas, sus secretos, lo tenía todo, pero no quería nada. La obtención de muchas de esas cosas fueron realmente crueles y, si bien también tenía muchos negocios legales, no quería tocar nada de lo que alguna vez perteneció a su padre Ksi, así como tampoco quiso nada de lo que Jungkook quiso entregarle, alegando que él también era hijo del difunto alfa Bul.

— ¿Encontraste algo? — La voz de Yoongi lo sacó de sus cavilaciones, sonrió muy brevemente hacia la puerta indicándole que entrase.

— ¿Sabías todo esto? — Indagó el Epsilon mostrándole una parte de los documentos guardados.

— Algunas cosas, pero estoy seguro de que es muy poco lo que sé en comparación con todo lo que tienes por leer. — Besando su cabeza le entregó una taza de té. — Te lo envía Jin.

— Creo que sé quién ha estado detrás de los ataques que he recibido en los últimos dos años. — Musitó Hoseok abriendo una de las ventanas minimizadas. — Ha habido intentos de apropiación de algunas cuentas que, según lo escrito por Lezle, el único que las conocía era Xiao Dejun. Jungkook y Taehyung tenían razón.

Tras varias investigaciones, los líderes actuales del Ártico habían llegado a la conclusión de que Xiao Dejun no había desaparecido sin más. Él había sido el causante de la muerte de los hijos del Theta y el Alfa de Alfas, todo por decisión propia y no por Lezle. Su empeño para acabar con los menores le traería muchos beneficios, si los mataba, más que el falso agradecimiento que buscaba por Lezle, sabía que esa podía haber sido la manera de que acabaran con Lucas. Los únicos con la capacidad para matar a Lezle a ojos de Dejung, eran los líderes del ártico. Si tanto Lezle como los líderes morían en una pelea a muerte, él fácilmente se hubiese podido quedar con todo el poder.

— Por lo visto, él no conoce todo lo que mi padre tenía y tampoco sabe que me lo entregó todo a mí antes de morir. Seguramente es quien ha estado presionando a los antiguos socios de Lucas para que yo me reúna con ellos, debe estar buscando información y, si lo sospecha, quiere confirmarlo. — Yoongi asintió frunciendo el ceño. — ¿Piensas que debo mostrarle todos estos movimientos a Taehyung o a Jungkook?

— Sí, pero no ahora mismo. — Musitó Yoongi sintiendo los pasos de Seokjin acercarse. — Amor... — Llamaba estirando su mano para acercarlo a un abrazo.

— Jungkook está llegando. — Avisó el omega observando todo lo que Hoseok también miraba. — Dejen eso, bajen para comer algo.

— Yo seguiré buscando, hasta ahora todo lo que he encontrado han sido cosas de negocios, pero debe haber algo de sus experimentos que podamos utilizar.

— Preferiría que dejaran todo lo de Lezle por la paz, ¿hasta cuándo hablaremos de ese jodido muerto? — Preguntó Jin molesto. — Encontraremos la forma de ayudar a mi hija, pero cada vez que se menciona ese hijo de... — Hizo silencio al escuchar una puerta abrirse. — Bajen a comer. — Terminó de decir para zanjar el tema a pesar de que su mirada todavía mostraba cierta incomodidad. — Hola, Lia... — Saludó con una sonrisa cerrando la puerta de la habitación.

— Olí a papá. — Fue todo lo que dijo la niña aceptando la mano que Jin le ofrecía.

— Sí, como prometió, vino a verte, vamos a verlo.

Con una amplia sonrisa como la que muy pocas veces podían ver, la niña casi tiraba a Seokjin para que se apresurara. Una vez en el recibidor, la sigma se mostraba ansiosa, corriendo con alegría en cuanto el pelinegro hizo acto de presencia. Con una sonrisa, Jin se quedó a un lado, viendo a la menor perderse en el abrazo que le daba, sintiendo el mismo regocijo que siempre experimentaba al ver a sus hijos y destinado interactuar.

— Te ha estado esperando todo el día.— Mencionó acercándose a Jungkook para dejar un beso en su mejilla y recibir otro.

— ¿Sí? ¿Me has esperado todo el día? — La menor asintió abrazándolo más fuerte y haciéndolo reír. — Pues vamos a aprovechar la tarde juntos, ¿qué quieres hacer?

Lía había estado creciendo como una niña bastante retraída a pesar del cariño recibido en casa. Su Hobi oppa hizo el papel de hermano y padre a la vez. Ninguno hacía distinciones entre sus hijos y la sigma. Con ellos la menor siempre jugaba, con sus primos también, pero cuando único se veía realmente feliz era cuando su alfa padre iba a visitarla y pasaba tiempo con ella. Pese a su corta edad, era bastante inteligente, algunas cosas le fueron dichas, otras se las iban comentando según su crecimiento y otras, bueno, ella las aprendía por cuenta propia.

A diferencia de lo pensado, no hubo problema con el resto de sus hermanos. Ryujin parecía ser su preferida porque era la mayor y con quien siempre estaba, mas las pocas veces en donde estaba junto con los cachorros del Theta, también se le podía ver observándolos, mas no interactuaba demasiado con ellos.

Jungkook respetó el hecho de que Taehyung no la quisiera cerca de él o los hijos a no ser estrictamente necesario, pero el alfa procuraba pasar siempre tiempo con ella para que no se sintiera sola o desplazada. Seguía fielmente creyendo que, dependiendo de su crecimiento, el apoyo y amor que recibía, así sería y reaccionaría cuando creciera la pequeña sigma. Más allá de ser su hija o la hija de Lezle, era una niña, un licántropo que necesitaba cuidados y cariño.

Con una sonrisa, Jungkook permitió que la niña lo llevara junto con los hijos del trío, sentándose a jugar todos juntos. Hoseok había decidido cuidar a su hermana y sobrina como una hija más, pero le agradaba ver que Jungkook no la dejó al olvido, pese a tener todo el derecho a no desear tener nada con ella. Sin embargo, cada vez que lo veía se sentía culpable, sentía muchas veces que debieron alejarse más.

— ¿Todo bien? — Yoongi se acercó a él con cautela, dejando una caricia en su cintura y un beso donde una vez sus caninos lo marcaron. — Parece que hay una alerta sonando.

— ¿Una alerta? — El Kappa asintió, señalando en dirección a la oficina. — Eso significa que hay movimientos.

— ¿Qué? — Yoongi trotó detrás del Epsilon, ubicándose justo detrás de él cuando se sentó frente al ordenador. — ¿Qué pasa?

— He puesto alarmas en varios activos, cuentas y lugares pertenecientes a Lezle. Esta alerta pertenece específicamente a una de sus cuentas bancarias creadas en Hong Kong. No se puede accionar con esa cuenta al no ser que se esté en piso hongkonés, lo que significa que alguien está en el distrito de Yueng Long intentando utilizar ese dinero. La única persona que podría tener esa información es Dejun. Por primera vez en años sabemos dónde está exactamente. Aprendió cómo esconderse y muchas cosas más de Lezle, pero acaba de cometer un gran error.

— Llamaré a mi sobrino.

— Yo voy con Jungkook.

+++

Mientras la luna llena bañaba el bosque con un inquietante resplandor plateado, Jungkook y Taehyung, los líderes del Ártico, y su leal manada se acercaron en silencio al lugar donde se encontraba Dejun. Habían estudiado cuidadosamente sus movimientos, sabiendo que esa noche estaría en su poderosa forma de lobo. La tensión en el aire era palpable mientras se preparaban para tenderle una emboscada, puesto que después de tanto tiempo, finalmente podían ponerle punto final a la vida del hombre que se llevó lo más preciado para ellos.

Los líderes habían ideado un plan que combinaba su intelecto humano con sus habilidades licántropas. Utilizarían sus sentidos sobrenaturales a su favor, trabajando juntos para acercarse a Dejun sin alertarle de su presencia. Jungkook iba en cabeza, con su forma de lobo, moviéndose con sigilo entre la densa maleza. Taehyung le seguía de cerca, con sus agudos sentidos, detectando el más leve olor de Dejun en el viento. Como Theta, era quien mejor podía cubrir a Jungkook, quien tenía el poder para someterlos a todos dado el momento.

Cuando se acercaban a su objetivo, vieron a Dejun en el claro, con su enorme forma de lobo marrón y gris, orgulloso y vigilante. No había sentido que se acercaban hasta que fue demasiado tarde. Él no era Lezle, jamás pudo llegar a él, por lo que sabía que tampoco podría hacerle la guerra a los del Ártico directamente. Todavía necesitaba seguir creciendo para poder hacerse con el liderazgo de las manadas asiáticas, pero no pudo hacer. Ahora, ni siquiera podía huir, no estaba seguro de su número ni de sus intenciones. Su desconfianza y su miedo lo habían mantenido en vilo, pero no podía escapar de la inminente confrontación.

Jungkook y Taehyung intercambiaron una mirada silenciosa, su determinación compartida y la estrategia evidente en sus ojos. Comprendieron que debían utilizar sus habilidades sobrenaturales para ganar la partida. Jungkook se concentró en su velocidad y agilidad, mientras Taehyung perfeccionaba su fuerza y control.

Con un repentino movimiento, Jungkook se lanzó hacia delante, moviéndose tan rápido que Dejun apenas tuvo tiempo de reaccionar. Las mandíbulas de Jungkook se cerraron sobre la pata trasera de Dejun, provocando un aullido de dolor. Mientras quien fuera la mano derecha de Lucas en el pasado luchaba por liberarse, Taehyung entró en acción. Primero aulló para inmovilizarlo no solo a él, sino a cualquier afiliado o seguidor que pudiese tener cerca, eliminando cualquier oportunidad de moverse.

La enorme figura del gigantesco lobo blanco chocó contra Dejun, inmovilizándolo contra el suelo. Los dos líderes trabajaron en perfecta armonía, combinando su fuerza para dominar a su adversario. Podían haberlo matado rápidamente, Jungkook solo e incluso el Theta solo pudo haberlo matado, pero sus lobos quisieron extender ese momento un poco más, hasta que la lucha de Dejun se debilitó al darse cuenta de la inutilidad de la resistencia.

En medio de la lucha, Taehyung se inclinó hacia él, gruñendo por lo bajo. — Deberías haber sabido que no podrías escapar de nosotros, Dejun, — siseó.

Justo ahí, en perfecto equilibrio, sus irises se combinaron.

— Buscaste reinar cuando no tienes lo que se hace falta para ser rey. — Agregó Jungkook antes de morder su lomo, justo arriba de su cola. Sin necesidad de decir nada más, Taehyung agarró el cuello del licántropo. Juntos, ambos tiraron en su dirección, dividiendo el cuerpo de aquel lobo en dos. Cada uno cogió un pedazo, llevándolo junto con el resto de la manada que aguardaba por sus órdenes. — ¿Dónde están los lobos que rescataron?

Namjoon se hizo a un lado, mandando a traer las dos enormes jaulas hacia adelante. Taehyung lanzó su parte a una de las jaulas, Jungkook hizo lo mismo en la otra jaula. Nadie se movió del lugar hasta que los lobos que peleaban por un pedazo de carne se comieron todo, sin dejar siquiera los huesos de Dejun.

— Que los transporte y liberen en el Ártico. Nos aseguraremos de que puedan volver y mantener su hábitat.

Esas fueron las palabras del Thera que recién recuperaba su forma humana. En silencio, observaba su ensangrentado cuerpo, terminando de procesar que habían acabado con la vida del hombre que mató a sus hijos. Sin embargo, no se sentía satisfecha y podía sentir que su alfa tampoco. El placer que sintió cuando sus caninos atravesaron su piel, cuando partieron su cuerpo en dos, se fue como el humo de una pólvora dispensado en el aire.

Todos se fueron alejando, pero él se quedó por un segundo perdido en la nada. Nada cambió después de matar a ese hijo de puta, nada cambió después de la muerte de Lezle. Le hizo a Dejun lo que por mucho tiempo quiso hacerle al hombre que llevó también su sangre, pero no había sosiego en su corazón. Sus hijos no regresaron, podía intercambiar al mundo por sus cachorros e incluso por Jisung, pero no podía hacerlo y el vacío en su interior en un día como ese, parecía agrandarse.

Sus rodillas cedieron, el rocío de sus ojos pronto se convirtió en lágrimas que mojaban sus mejillas, mismas que fueron limpiadas por los pulgares del Alfa de Alfas. Miró a los ojos de Jungkook, sintiendo su corazón resquebrajarse con la vista frente a él. Los dos intentaban ocultar su mal sentir, pero cómo podían ellos dos ocultarse algo cuando se conocían tan íntimamente, desde su lado más espiritual hasta el más físico.

— Theta... — Taehyung se aferró a su cuello con fuerza, abrazándolo con la misma intensidad mientras intentaba apaciguar su dolor con el consuelo del mayor.

Jungkook lo separó por varios segundos, luego le dio espacio a su lobo negro para que emergiera, invitando al blanco a aparecer, cosa que hizo rápidamente. Permanecieron mirándose, hasta que Jungkook soltó un bajo ladrido y, mentalmente, le pidió que lo acompañara. Así, ambos se echaron a correr sin un rumbo fijo. Corrieron hasta que liberaron todo aquello que ratos antes no pudieron, hasta que sus patas comenzaron a adormecerse y el alba apareció. Solo entonces, se echaron sobre la tierra en algún lugar de unas montañas.

Mientras el sol comenzaba a salir y el bosque sumido en una calma silenciosa tras el enfrentamiento volvía a recobrar vida, Jungkook y Taehyung se sentaron uno al lado del otro, con sus formas lobunas volviendo gradualmente a su forma humana. El peso de su pasado y el dolor por la pérdida de sus hijos seguían pesando sobre ellos, pero comenzaban a liberar sus culpas.

Jungkook, con los ojos llenos de una mezcla de dolor y determinación, se volvió hacia el licántropo al que su corazón le seguía perteneciendo.

— Tae, hemos logrado nuestra venganza, pero no nos ha devuelto a nuestros hijos. Aún me siento vacío, y no soporto ver ese vacío también en tus ojos.

— Sé que sabes que eso es también lo que siento yo, Jungkook. Nuestra venganza, si es que se le puede llamar así, no ha llenado el vacío que dejaron en nuestros corazones. La culpa no me abandona, a pesar de que no me arrepiento de muchas cosas, siento que pude haber actuado diferente, pero ya nada de eso tiene sentido.

Se sentaron en silencio por un momento, sus hombros tocándose, encontrando consuelo en la presencia del otro.

— Tenemos que recordar que aún nos tenemos el uno al otro, tenemos a los niños que están vivos. No podemos dejar que nuestro pasado nos consuma. Debemos encontrar la forma de hacer que nuestra familia sea lo más feliz posible.

— A veces no siento que todavía nos tenemos a nosotros, nuestra relación no ha sido la misma pese a estar juntos. Hemos visto a nuestros cachorros crecer, con Dejun, por ahora hemos eliminado a nuestros enemigos más preocupantes, pero tú y yo, ya no somos lo que una vez fuimos.

— Hemos pasado por tantas cosas que sería imposible no cambiar, sería raro que nos hubiésemos mantenido igual. No solamente hemos envejecido desde que tuvimos el primer encuentro en aquella cabaña o cuando nuestros caminos se cruzaron diez años más tarde. — Tomando su mano y entrelazando los dedos, se acercó más a él. — Mira hasta donde hemos llegado, Mul. — Taehyung miró al Bul, sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas.

— Tienes razón, Bul. Nuestros hijos supervivientes siguen necesitándonos. Necesitan vernos sonreír de nuevo, sentir el amor que sentimos por ellos y que también compartimos nosotros. — Ambos liberaron sus feromonas para ser envueltos en su manto.

— Prométeme, Taehyung, que nos ayudaremos mutuamente a seguir adelante, que encontraremos la manera de sanar y estar presentes para los niños.

— Te lo prometo, alfa. Nos apoyaremos mutuamente, y haremos lo que sea necesario para que nuestra familia vuelva a estar completa, para encontrar la felicidad y el amor el uno en el otro junto a nuestros hijos, todos ellos.

Los ojos de Jungkook se ensancharon, pero no respondió a eso, se inclinó levemente hacia adelante y besó su frente, permaneciendo con sus labios unidos a la piel por un largo rato.

Estaban sentados juntos, con los dedos entrelazados, mientras observaban cómo el sol se alzaba en el horizonte del mar, tiñendo el cielo de rojos y naranjas ardientes. El fuego más ardiente y el agua más helada se exhibían en este impresionante espectáculo natural. Jungkook, cautivado por el espectáculo, sintió una profunda conexión entre los elementos y su amor mutuo porque siempre eran ellos dos, Bul y Mul, fuego y agua.

— Sabes, Tae, es curioso cómo el fuego más ardiente y el agua más helada, dos elementos que parecen tan diferentes, están, en cierto modo, hechos el uno para el otro a pesar de lo mucho que batallan para poder estar juntos y seguir brindándonos tan hermosos momentos, para mantener el mundo en equilibrio, justo como tú y yo. — El aludido sonrió, con la mirada clavada en el horizonte.

— Sí, siempre complementándose el uno al otro, a pesar de sus diferencias. Nuestros ancestros los supieron y nosotros lo hemos confirmado una vez más.

— Exactamente. — Jungkook asintió, su voz llena de convicción. — Nuestro amor también es así. Podemos tener nuestras diferencias, nuestros momentos de calor y frío, pero son esas mismas diferencias las que nos hacen más fuertes juntos. Gracias a eso seguimos hoy aquí. Nuestro amor, nuestro matrimonio y nuestras vidas están lejos de ser perfectas, pero aunque lo hayamos dudado cuando la oscuridad nos invade, no me arrepiento de haberte amado y amarte como lo hago.

— Dios, qué imbécil, haciéndome llorar otra vez. — Se rio el Theta, secando las lágrimas rebeldes que se escapaban de sus ojos, unos ojos que se suavizaron con amor. — Tienes razón, Bul. Nuestro amor, como el fuego y el agua, puede parecer incompatible a veces, pero es en esos momentos en los que nos unimos, cuando nuestro amor arde más. — Jungkook apretó suavemente la mano de Taehyung.

— Mientras estos dos elementos existan en el mundo, nuestro amor y nuestra unión perdurarán. Aunque la Diosa Luna vuelva a aparecer y pedir que nos alejemos... Capearemos las tormentas, abrazaremos el calor y encontraremos la armonía en nuestras diferencias.

Cuando el sol se alzó en lo más alto, los líderes del Ártico confirmaron que su amor era tan duradero y hermoso como la eterna danza del fuego y el agua en la naturaleza. Sí, estaban atravesando por una de las tantas crisis de la vida, pero se tenían mutuamente, tenían a sus hijos, a sus amigos y familia. La manada Fuego y Agua estaban unidas a la casi extinta del Ártico. Muchas cosas que parecieron imposibles se habían logrado, quedaba más por lograr, pero lo harían juntos.

— ¿Vamos a casa con nuestros cachorros? — Preguntó el Theta, poniéndose de pie y estirándole la mano. — Tenemos una familia que cuidar y más de una región. Así que necesito la ayuda de mi Luna, Alfa.

— Lo que mi Luna pida, se lo daré. — Le tomó la mano y se incorporó, riendo y abrazándolo.

— Diosa Luna, eres la Luna más hermosa y perfecta. — Bromeó, recibiendo una nalgada por parte del alfa. — No te preocupes, Lobito, tu orgullo está a salvo conmigo.

— Estoy orgulloso de ser la Luna del Ártico, el Alfa de Alfas y tu jodido esposo.

— Wow, ni tan jodido, no podías pedir uno mejor. — Jungkook sonrió, atrayéndolo por sus mejillas con suavidad para unir sus labios en un beso casto. — Uy, Lobito, ¿quieres callarme con un beso? No creo que eso... — Un chasquido de labios lo interrumpió. — Vaya a... — Otro beso y una sonrisa. — Funcionar...

— ¿Estás seguro? — Taehyung negó con vehemencia, atrayéndolo para profundizar su beso.

— Te amo, Alfa.

— Y yo a ti, Theta, hasta que el núcleo que este planeta explote y las aguas de los mares desaparezca.

— No tienes escapatoria, Lobito.

— No quiero escapar, Theta.

💜💜💜
¿Sorpresa? Después de siglos, de sanar un poco de esta historia, he decidido compartir la primera parte del Epílogo. Muchos ni siquiera tendrán ya esta historia guardada, pero no fue hasta ahora que me sentí capaz de publicarlo. Veremos cómo resulta esto y en dependencia, veré si publico más adelante la segunda parte. Espero que haya sido de su agrado.

LORED

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