Capítulo 72
Alguien tenía que quedarse con los niños, en caso de que alguien llegase, no podían quedarse desprotegidos y fue por esto que Jin fue enviado al búnker con ellos. Dado a su estado, no querían correr riesgo, tal vez su Kappa estuviera también embarazado, pero estaba más que acostumbrado a las peleas y combates por supervivencia.
Los disparos y las bombas se escucharon, no obstante, fue muy poco lo que pudieron oír o ver. Una vez encerrados en el búnker, no escuchaban absolutamente nada y, mismo si podía acceder a las cámaras desde los ordenadores y equipos de ahí, no quería utilizarlos para que los niños ni siquiera lo viesen. Eso no quitaba que el omega no se sintiera como un león enjaulado dentro de esas paredes que, si bien todo parecía un amplio apartamento más, se sentía como una prisión y la situación en el exterior no ayudaba.
Se maldijo por no haber atendido las llamadas de Jungkook, cuando el Alfa peligris les dio el aviso, apenas tuvieron tiempo para trasladarse antes de que el primer estallido se oyera. Caminaba de un lado a otro, no sabía cuánto tiempo había pasado, sus hijos por alguna maravillosa razón simplemente se quedaron dormidos, pero él estaba ansioso en exceso.
Hubo un sonido en la puerta, esto hizo que Seokjin inmediatamente levantara la pistola que se negaba a soltar. Quitó el seguro apuntando con firmeza, cuando quien apareció fue Hoseok, dejó escapar el aire que no sabía estaba reteniendo. Caminando a pasos apresurados, se acercó para comprobar que estuviera en perfectas condiciones, abrazándolo y besándolo agradecido por verlo sano y salvo.
— Vaya, me encanta este tipo de recibimientos. — Sonrió divertido, apretándolo más entre sus brazos antes de besar su frente y labios. — La situación ha sido controlada, perdimos algunos hombres por los explosivos, pero pocos. Gracias al aviso de Jungkook y Namjoon, pudimos actuar un poco más rápido y prepararnos ligeramente. Creo que después de todo fue bueno que Jungkook nunca quisiera revelar toda la seguridad de sus residencias a nadie más que no fuéramos Nam y yo. Jaehyun sabía muchos de nuestros movimientos, nuestros funcionamientos, pero nunca supo todo, la testarudez de Jungkook ha sido buena después de todo.
— Lo sé, ese idiota siempre tiene razón. — Se apartó lentamente y lo miró. — ¿Ya es seguro salir? — Hoseok asintió.
— Sí, no vine a ustedes hasta que no pasó el peligro. Como dice Jeon, seguramente tendremos más ataques, no podemos bajar la guardia. Así que por favor, permíteme atender siempre mis llamadas, no quiero que vuelva a ocurrir lo de hoy. Estabas molesto, pero por minutos, por un segundo que perdimos cuando tú me quitaste mi teléfono, todos quedamos expuestos, corrimos mucho riesgo.
— Perdón. — Asintió peinándose la rubia cabellera. — No volverá a ocurrir, sé que ustedes son importantes, lo sé desde que conocí a Jungkook, es solo que estaba molesto y... No tengo excusa, lo siento, solo no me mires así, luces aterrador cuando estás tan serio.
— Seguro que no más aterrador que tú. — Replicó inclinándose para darle otro beso. — Vamos a cargarlos para llevarlos a su habitación.
Un ataque simultáneo a las dos mansiones se hacía lógico, pero ninguno lo esperó. Bajaron la guardia cuando no debieron, por mucho que odiaran el sigilo bajo el que Jungkook siempre los mantenía. Esa constante zozobra que no les permite disfrutar de una vida común y corriente como deseaban, era algo con lo que tenían que vivir. Cada vez que se desviaban de la línea de seguridad que el Alfa Bul les trazaba, de alguna forma, siempre ocurría algo. Algunas cosas más problemáticas que otras, mas al fin y al cabo, ahí estaban.
Los problemas nunca faltaban en la vida, ya fuera en la de los licántropos o los humanos, sin importar las clases sociales, las razas, nadie se salvaban de estos. Una regla inexistente dicta que, cuando un problema se va, el otro se acerca y, que cuando la temporada sin estos era demasiado extensa, hay que prepararse para cuando vuelvan a aparecer.
El inconveniente al que se estaban enfrentando ahora en la mansión, era de cierta forma menos peligroso que el ocurrido momentos antes, pero mucho más tenso. Los niños continuaban tomando una siesta, los adultos, esos que no se le medían a nada, estaban todos frisados en sus posiciones desde el momento en que Jungkook llegó acompañado del embarazado Theta y Jimin.
Todos ya sabían del estado, solo Yoongi, el pelirrojo y por supuesto, el Alfa de Alfas lo habían visto. Dos semanas atrás, todos vieron a Taehyung partir como un alfa cualquiera pese a que todos sabían su verdadera casta, no obstante, no dejaba de ser impactante verlo así.
Por otra parte, se encontraba el omega que estaba dejando salir sus garras sin poderlo controlar, ver frente a él a la persona que casi mató a su hija solo despertaba lo peor de sus instintos. No le importaba lo que dijera su hija, ella no tenía la edad o madurez para entender la gravedad del asunto y Jungkook, era solo un alfa demasiado enamorado. Esa parte no le importaba, incluso había estado intentando crear lazos con Taehyung ante de que todo eso ocurriera, pero ahora, solo quería a ese Theta lejos.
Con sus caninos fuera, dio un paso hacia el peliblanco levantando su mano, misma que fue sostenida en el aire por un alfa que le apretó su muñeca con fuerza hasta que retrajo las garras.
— Lo quiero fuera de mi casa, no lo quiero bajo el mismo techo que mis hijos. — Espetó molesto, intentándose liberar, lográndolo solo cuando las manos de un Kappa se posaron sobre la muñeca de Jungkook para que lo liberara.
— Contrólate. — Replicó Yoongi sin hartarle la voz a su pareja, pero en un tono tan bajo y serio que le hizo al omega prestarle atención. — No quiero volverlo a repetir, Jin, te entiendo, sabes que lo hago, pero contrólate. ¿De acuerdo?
— Seokjin. — La voz de Taehyung resonó en el lugar, llamándolo para hablarle siendo completamente ignorado.
— Jungkook, dile al Theta que...
— No se te ocurra entrometerte, Bul.
Le advirtió el Mul serio a su esposo, viéndolo callar incluso antes de hablar como iba a hacerlo. Tensando su mandíbula, peinó su cabello con los dedos y miró al exesposo de su destinado, pasando de la mirada de su tío que casi le suplicaba que mantuviera la calma.
— ¡Psst! — El sonido fue alto, llamando la atención incluso de Seokjin. — El que está hablando contigo soy yo, no Jungkook. Si tienes algo que decirme, no busques que él hable por mí o para mí porque tengo voz, soy mi propia persona y no necesito un jodido traductor.
— Mi amor...
— Estoy hablando y no me interrumpas dije, Jungkook. — Habló serio haciéndolo callar una vez más, rascándose la nuca mientras miraba a Namjoon y Hoseok como si estos pudieran salvarlo de esa tensión y momento incómodo. — ¿Debo pedírtelo una vez más? — Se giró para mirarlo, haciendo que dejara de ver a sus amigos para que posara la vista en él.
— No. — Taehyung asintió y Seokjin bufó incrédulo por lo que veía.
— Escucha claramente porque no quiero escucharte repitiendo lo mismo, en este estúpido ciclo de odio innecesario. Si me quieres ignorar después de que yo te hable, bien, pero ahora me escuchas, Omega. Puedo entender tus razones para odiarme, las respeto y no te obligaré a que sea diferente. No obstante, esta mansión es de todos nosotros, pero si vas a buscar títulos, entonces te recuerdo, que es mía y de mi alfa, mi esposo. Que tengas hijos con él y hayan estado casados, no te da derecho a querer venir a mandar aquí porque la Luna soy yo, tu líder, soy yo. Entonces, te acoplas o te jodes, porque en estos momentos, la seguridad de todos es lo más importante. No me alcanzará la vida para disculparme por el daño que te causé a ti y a tus hijos, la Diosa Luna sabe que es verdad, cuánto lo siento. Aun así, no soportaré tus groserías o estupideces. No tenemos que cruzarnos y si pasa, con ignorarnos es suficiente.
— No te quiero cerca de mis hijos.
— Descuida, no me acercaré a ellos jamás sin tu consentimiento. Todos somos adultos y sabemos la magnitud de todo lo que ocurrió, lo que aún sigue sucediendo. Si ellos vienen a mí, buscaré la mejor manera de poner distancia, te doy mi palabra.
— Tu palabra vale una mierda, se la diste a Jungkook, me la diste a mí cuando conversamos, cuando te ayudé a localizar a Lezle y sinceramente, confié en ti. Te confié lo más sagrado y valioso, lo que llevé en mi vientre por meses, lo que he cuidado por años, lo que en un día, en un abrir y cerrar de ojos casi perdí. Ahora no me entiendes, nadie lo hace.
Secó sus lágrimas evitando mirar alrededor, centrando su mirada única ay exclusivamente en el Theta que se la mantenía. Claro que él no era un estúpido sin corazón o empatía hacia el mundo, sin embargo, todo esto desaparecía cuando lastimaban a los suyos.
— Cuando tengas tus cachorros, cuando veas que alguien simplemente te los mire mal, te convertirás en una fiera. Cuando una persona te los deje llenos de sangre debatiéndose entre la vida y la muerte, cuando los escuches llorar asustado como yo a Jisung, entonces vas a entender lo que mi corazón sintió y siente. Espero que nunca, tengas que presenciar a tus hijos en el suelo llenos de sangre, que un licántropo en el que depositas tu confianza no pierda sin más el control e intente matarlo, porque ahí, comprenderás que este omega loco y nefasto que no te deja en paz, sintió su vida írsele de las manos junto a su descendencia. Bienvenido a tu mansión, Luna.
Sin dejarle hablar, soltándose de las manos de sus compañeros que intentaron sostenerlo, se alejó de aquel lugar, odiando que su voz se hubiese cortado, que estuviera llorando sin poder contener sus emociones. Todos se observaron, no obstante, Taehyung había quedado en trance después de las últimas palabras del omega.
Por alguna razón, sintió que narraba el momento de su pesadilla, esa donde entraba a una habitación y se encontraba a los mellizos junto a un hijo suyo que no tenía rostro en el suelo, llenos de sangre, con un Jungkook que perdía completamente los estribos. Su corazón latía rápido, tanto que no escuchó las palabras de Jungkook hasta que este acarició su espalda. Fue entonces que exhaló y una lágrima cayó de sus ojos.
Intentó dar un paso para ir a la habitación, sus piernas no le respondieron. Un dolor descomunal lo golpeó, enviándolo al suelo con un grito seguido de un aullido de dolor que movilizó a todos. Tanto su tío como su alfa corrieron a él, compartiendo una mirada asustadiza y confusa.
— ¡Por la luna, va a dar a luz! — Exclamó Yoongi sintiendo como su cuerpo comenzaba a sudar.
— A... A l-luz, a luz... — Balbuceó Jungkook mirando idiotizado a su esposo, entre llanto y lágrima. — ¡Va a dar a luz!
— Dejen la puta emoción para después, ayúdenme. — Pidió el Theta que jadeaba por el dolor, completamente sonrojado y con las venas de su cuerpo resaltando.
— ¿Cómo vas a tener el parto, es decir, en qué forma?
Jungkook y él ni siquiera hablaron de eso, no sabían si los recibiría como lobo o humano. El matrimonio se quedó confundido, se miraron perdidos mientras un nuevo grito llegaba. Después de semanas, antes de que Taehyung pudiera siquiera pensar en ello, el lobo blanco emergió por completo, con una naturalidad y facilidad que Jimin no tuvo. Sin perder tiempo, echó a correr hacia al bosque, seguido de un lobo negro que no lo dejó atrás.
Existían grandes diferencias entre licántropos y humanos, estos tenían a pesar de todo más similitudes con los lobos que con la especie humana. Lo que para el hombre resultaba anormal, gracioso y diferente, era el día a día de ellos.
A diferencia de los lobos que por sus limitaciones ambientales y entorno se limitaban al apareamiento en busca de crías una vez al año. Los estros de los licántropos eran más variados y seguidos, pero con menor duración, de tres a cinco o seis días máximos, mientras que aquellos que no se podían transformar tenían sus celos incluso durante dos semanas siendo cinco el menor número de días.
Los lobos gestaban por dos meses y pocos días, los licántropos por tres. No solo eran los líderes quienes tenían derecho a aparearse correctamente para asegurar descendencia. Quizás por eso, tantas especies de lobos se encontraban en extinción más allá de la caza humano o aquellos que perecieron por los cambios ambientales.
Los lobos podían llegar a tener hasta catorce crías en un solo embarazo y tenían una esperanza de vida de quince años. Los licántropos vivían muchísimo más que las dos espacies en las que se transformaban y podían llevar en su vientre el mismo número de crías que ambos. Otra cosa que los que ejercían la licantropía tenían en común con los lobos, era la forma en que muchos podían dar a luz a sus hijos.
Justo como el Theta hizo, solían alejarse de la manada aquellos que daban a luz, recluyéndose en alguna guarida mientras eran cuidados por sus compañeros. Seokjin recibió a sus hijos como humano, por eso, para Jungkook esta era una experiencia totalmente nueva.
Con precaución, se acercó a una distancia prudente, vario metros lejos de su compañero, sentándose en la tierra mientras veía como este se adentraba en una cueva artificial echa por él en los límites de su mansión y territorios. El lobo blanco escarbó en la tierra con sus patas haciendo un hoyo por instinto y se sentó en este.
El alfa inquieto lo veía acostarse, retorcerse en el suelo, lo escuchaba aullar y también se le unía para acompañarlo, hacerle saber que estaba ahí con él. El Theta se relamía su barriga, esto fue lo que le permitió saber a Jungkook que estaba comenzando el parto, volviéndolo aún más inquieto, tanto vueltas en círculo, aullando.
Toda la manada sabía de ese acontecimiento, los aullidos fueron aviso suficiente, no obstante, a excepción de Seokjin que se quedó en la mansión con los cachorros, todos los licántropos de su manada se adentraron en el bosque, algunos lobos también.
Después de todo, el líder de toda la especie, el descendiente de la Diosa Luna, iba a dar a luz y ante esto, todos ofrecían respeto, estaban obligados a hacerlo. Los enemigos podían atacar antes o después de que se diera a luz, mas no podían interrumpir un parto, no de alguien tan importante y poderoso. Además, los verdaderos aliados, aquellos que lo querían y respetaban, estaban cuidándolo en ese momento mágico en el que un nuevo descendiente del Ártico llegaba a este mundo después de décadas.
El lobo blanco aulló sintiendo su cuerpo estremecer, batallando el dolor, acostado se incorporó levemente, llevando su boca al primer fruto de su unión. Lo agarró del lomo con sus dientes y terminó de tirar de este, repitiendo el mismo procedimiento con los otros tres. Se dejó caer en el suelo agotado por un corto minuto, viendo esos diminutos cuadrúpedos moverse, yendo a ciegas hacia sus pezones mientras él los limpiaba con su lengua.
Fue extremadamente leve el chillido de uno de sus hijos, mas esto hizo que el alfa brincara en su sitio, por la emoción sus patas escarbaron el suelo y como si hubiese perdido la razón corrió a gran velocidad de un lado a otro con su cola entre las patas y sus orejas hacia atrás. Pocos minutos después, con su lengua fuera, se afirmó en sus cuatro patas mirando hacia el cielo nocturno, hacia la Luna para ser exactos, entonces, aulló con una fuerza pocas veces vistas.
Desde la cueva, el lobo blanco se unió a su compañero, los más allegados le siguieron, Jin, los hijos y el resto de la manada entonó su canto más salvaje para darle la bienvenida a los cachorros de los líderes.
Ese fue un nacimiento que no se pudo ocultar, golpeados por las más viejas tradiciones e instintos, le dieron la bienvenida a sus hijos en forma de lobos. Esto no les permitía discreción como los mellizos que ya Jungkook había tenido. Eso aumentaban la amenazas, lo sabían, pero ahora todo lo que podían hacer era protegerlos con la vida y no dejar nunca que lleguen a ellos. Todavía había algunas opciones para lograrlo, aunque simplemente desaparecerlos del mundo y hacerlos que olviden hasta quienes son, no era una opción que querían considerar.
Eso era algo que hablarían después, por el momento querían disfrutar el momento. En una ceremonia, el gran lobo negro caminó lentamente hasta la entrada de la cueva, escuchando los gruñidos del Theta. Se echó moviendo su cola, desprendiendo sus feromonas y, cuando los gruñidos cesaron, avanzó hacia el interior emocionado. Unieron sus narices, el lobo blanco incluso recibió un lengüetazo en su hocico antes de que se saludaran con sus cabezas, enroscando sus cuellos, dejando sus lenguas fuera.
Los recién nacidos eran muy pequeños y vulnerables, en general superaban el medio kilogramo de peso de los lobos comunes, pero tampoco eran mucho más dado que llegaron como lobos. No tenían dientes ni serían capaces de ver u oír en los primeros días de vida, motivo por el cual se quedarían apartados tal cual Jimin y Namjoon o cualquier lobo, incluso licántropo que recibiera a sus cachorros en su estado lobuno.
Uno blanco en su totalidad, uno negro completo, los otros dos, parecieron ponerse de acuerdo. Negro con orejas blancas y un blanco con orejas negras.
El Alfa miró feliz a sus cachorros, les dio un nuevo baño colocándolos acto y seguido en el hoyo hecho por Taehyung debajo de su cuerpo. Dio algunas vueltas alrededor de ellos y sin más, se echó junto al Mul.
— Te amo. — Comunicó Taehyung mentalmente al contrario que movió las orejas y casi ladró antes de lamer desde su hocico hasta las orejas blancas.
— Los amo, a los cinco. — Le respondió dejándose lamer olisqueando los dos juntos a esas pequeñas criaturas que ambos crearon. — Son perfectos.
— Los hicimos nosotros, no tenían otra forma para ser más que perfectos. — Los dos resoplaron divertidos y una vez más, mientras se miraban a los ojos, aullaron juntos.
Ese fue el primero de todos los días que pasaron recluidos en aquella cueva. Recibieron en las primeras horas alimentos traídos por Namjoon, Hoseok, Jimin y Yoongi que dejaban siempre a la entrada del lugar. A veces salía a cazar el Alfa, otras, el Theta aun recién parido sin importar lo mucho que su esposo protestara.
Cuando regresaron a la mansión, Taehyung dejó por un tiempo a sus cachorros solos para que sus hermanos pudieran ir a visitarlos junto con un Seokjin emocionado que los admiró bajo la observación del Alfa. Costó alejar a los mellizos, pero en la noche, su padre omega finalmente se los llevó, permitiendo que Taehyung se transformara para alimentarlos dado que aún no tomaban su forma humana. Sabían que el mundo y el tiempo seguían corriendo, pero, por esa noche, se permitieron dormir en sus formas de lobos felices y olvidándose de todo lo demás que no fueran ellos junto a sus cachorros.
Una actualización para cuando se despierten, sería doble porque yo no he dormido jajaja me desperté a las 10 pm, pero la contaré como una realizada otro día. Espero que les haya gustado.
LORED
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