Capítulo 58
— ¡Papá!
— ¡Papá! — Gritó Jisung siguiendo a su hermana en cuanto ambos sintieron el aroma de Jungkook, algo que ni siquiera Jin había sentido aún.
Ambos salieron corriendo del comedor hacia la puerta principal sin llegar a salir desbordando felicidad al sentir a su padre alfa tan próximo. Yoongi logró sentir a Taehyung y poco después al Alfa Bul. Lo primero que hizo fue ir en busca del omega que olía a nerviosismo.
Tras lo sucedido tiempo atrás, desde que se fue de allí dejando prácticamente su vida atrás, él no había vuelto a ver a Jungkook en persona, solo por la cámara. La vergüenza por todos sus actos le hacían sentir el doble de la culpa.
Solo cuando estaba envuelto en los brazos del beta o kappa como en ese instante, guardaba la esperanza de un mejor futuro porque se sentía no solo protegido y comprendido, sino también amado. Un amor muy diferente al que Jungkook le brindó por años, no era agradecimiento por haber dado a luz, tampoco uno condicionado al destino, ellos lo amaban por quien era. Ahora solo le quedaba poder llegarse a amar sin recelo por sí mismo, algo que había estado aprendiendo durante mucho tiempo ya. Agradecía el apoyo y sustento en su propio camino que esos dos licántropos le brindaban acompañándolo en su travesía.
Solo una cosa no podía negar y todos los sabían, un sentimiento especial y diferente que aún guardaba por su Alfa destinado. Todavía estando con él aprendió que su amor jamás fue correspondido del mismo modo, pero no era fácil borrar esos sentimientos por completo aunque aceptara la realidad.
Aún en su vehículo y sonriente, Jungkook podía sentir a sus hijos, esos cachorros que tanto había extrañado en todo ese tiempo. Temió que les hubiese ocurrido algo mientras él estuvo lejos y fue incapaz de protegerlos personalmente. Ahora finalmente podrían envolverse en abrazos mutuos, podía dejarles saber que estaba y estaría siempre ahí para ellos aunque no fuese el mejor de los padres.
— Eres el mejor de los padres. — Rebatió Taehyung sus pensamientos en voz alta. — No existe padre perfecto, todos cometen errores porque los padres no son dioses, son seres terrenales como todos, fallan, se equivocan, no siempre tienen la razón absoluta o pueden ser superhéroes. Incluso si lo fueran, los dioses ya viste que también se equivoca, los superhéroes pierden peleas. Es el no rendirse, estar siempre dispuesto para luchar poniendo incluso su vida en la línea aquello que los destaca. — Habló acariciando su rostro mientras entraban a los territorios de la mansión Bul. — Si me dieran a escoger, tú serías mi superhéroe preferido, ese que me inspira cada día, a quien admiro y mi modelo a seguir. ¿De acuerdo?
Mordiendo su labio inferior el mayor asintió, pero Taehyung no le permitió apartar su rostro, lo atrajo a un calmo y profundo beso. Sus frentes unidas le daban la tranquilidad que el Alfa de Alfas necesitaban. Para él, que sus hijos hayan estado en peligro mientras se encontraba lejos, el hecho de que una gran tribu fuera resumida a casi nada sin él poder evitarlo, su aprensión y el resultado de esta... Todas esas derrotas lo golpearon y lanzaron a un lugar oscuro y profundo del que aún estaba saliendo junto a su compañero.
— Eres un excelente padre, Alfa y compañero, puedo dar fe de ello. Además, no estás solo y lo sabes, no eres tú contra el mundo, somos nosotros dos, somos la manada íntima que hemos creado y eso incluye a nuestros amigos, tus hijos, todos estamos contigo. No cargues más con todo solo.
Otro beso más fue dado, pero en este, el Alfa agarró con fuerza los cabellos y mandíbula de su Theta, profundizando desesperado en una boca que le seguía perfectamente el ritmo. Cuando el auto frenó, sus labios se separaron agitados, pero tranquilos a la vez.
— ¿Quién es el Alfa de Alfas?
— Yo. — Respondió Jungkook regalándole una sonrisa.
— ¿Quién es el compañero de este Theta que muere por tus huesitos? ¿Quién es la Luna del Ártico y el ser que incluso llegó a la Diosa Luna?
— Yo.
— ¿Quién es el licántropo que más amo? — A esas alturas, ambos sonreían ampliamente. — ¿Quién es mi macho?
— Yo.
— Así es, ese eres tú mi amor y nadie, ni siquiera tú puede convencerte de lo contrario. — Jungkook asintió dándole un último beso en su frente antes de descender abriendo sus brazos.
Las puertas de la mansión fueron abiertas y dos cachorros en su forma humana salieron corriendo hacia él. Fueron semanas, pero parecían demasiados meses los que no los vio. Habían crecido tanto, estaban tan bellos. Sus carcajadas se volvieron sonoras cuando sus cuerpos colisionaron y los tres terminaron en el suelo.
El corazón de Taehyung se sentía extremadamente cálido y la sonrisa en su rostro parecía no querer extinguirse mientras admiraba la imagen de su alfa y cachorros juntos. Su sonrisa cambió por sorpresa cuando estos dejaron a su padre y corrieron hacia él para abrazarlo.
No se esperaba esa muestra de cariño porque se habían visto muy poco, mas no le negó un abrazo a los pequeños, se arrodilló bajo la atenta mirada de Jungkook, los abrazó e incluso se levantó con cada uno de ellos en un brazo diferente caminando hacia su pareja.
Ryujin lo asustó cuando brincó hacia los brazos de un pelinegro que la lanzó hacia el cielo para volverla agarrar. Sintiendo la inquietud de Jisung, él miró a Jungkook de soslayo para no cometer ningún error al imitarlo. Todo fueron carcajadas sonoras y amor con los hermanos compitiendo para ver quién era lanzado más alto o con más frecuencia.
Era la primera vez que Taehyung jugaba tanto con niños, normalmente les daba unas palmadas en su cabeza y animaba a seguir sus caminos hacia sus padres. No se le daban bien los niños, tampoco fue muy amante de ellos toda su vida. Los hijos de su pareja cambiaban un poquito su perspectiva hacia los infantes.
Quizás porque al final sabía que no eran suyos y en un rato regresarían a sus padres, que no acabarían su paciencia o tal vez porque percibía a Jungkook en ellos, pero le agradaban esos pequeños momentos. Le gustaba ver al Alfa con ellos, algo muy diferente a lo que pensó la primera vez que los vio.
No creyó posible poder aceptar a alguien que ya tenía hijos, pero sinceramente, eso no cambiaba en nada el amor que se tenían y esos mocositos fueron causantes de los cambios que llevaron a quien amaba a ser quien era en la actualidad. Ellos influyeron en el carácter y persona de Jungkook, sin ellos, él quizás no fuera el licántropo que hoy calentaba su corazón.
Sin que Seokjin y sus hijos hubieran pasado por su vida en el peor momento, hoy Jungkook podría incluso haberse convertido en alguien tan trastornado como Lezle, enfermo de rabia y dolor. Ellos volvieron a ser su eje, su familia cuando él perdió la anterior en su totalidad. Lograron que el alfa que estaba oscureciendo su camino entre peleas y sangre, tuviera su alma anclada a la humanidad para no ser consumido por completo.
Amaba al Alfa Bul, Jeon JungKook con todos sus defectos y virtudes, con su pasado y presente. Sentía un bonito cariño por esos niños que lo abrazaban a pesar de la mirada seria que el omega que les dio a luz le brindaba.
— Jin... — Musitó Jungkook cuando vio a su exesposo sano y salvo frente a él. Tomando la mano de Taehyung, caminó hacia él para abrazarlo con un solo brazo.
— Alfa, — contestó bajo haciendo que una de las cejas de Taehyung se elevara por un segundo.
Todos llamaban alfa a Jungkook, después de todo era el Alfa de todos en Asia, pero el tono en que fue dicho era nuevo para él. El trasfondo de eso le incomodaba un poco. No eran celos como tal, confiaba en su pareja, era solo un poquito de incomodidad que sabía que en un futuro dejaría de estar.
Su mayor calma venía de Jungkook, la forma en que este lo estaba abrazando a él y con solo este acto le dejaba sentir cuánto lo amaba. No había una sola cosa en el licántropo con quien formó vínculo que no le hiciera flotar en una nube de amor formada por todas sus emociones y sentimientos. Confiaba en él, confiaría en él aunque él mismo dudase porque no había nadie más como ese Alfa.
— Me alegra que estén sanos y salvos. — Comentaba Yoongi desviando la mirada del pelinegro a su sobrino.
— Lo mismo podemos decir nosotros, todos sufrimos estar lejos y sin poderlos ayudar cuando todo pasó. — Agregó Taehyung mientras Jin batallaba con los niños para que al menos terminaran de comer.
— ¿Por qué tiene papá que repetirles las cosas más de una vez? — Preguntó esta vez Jungkook. — Creí escuchar que les dijo que había que terminar de comer, ya luego podremos jugar. — Los cachorros hicieron una fina línea en sus labios antes de dirigirse a la cocina, seguidos del propio Jungkook que se sentó con ellos en la mesa. — Nosotros también comeremos.
— Siéntense todos, igual preparé comida para que comieran. ¿Dónde están Namjoon y su destinado?
— Ellos siguieron hacia la mansión Mul, nos encontraremos más tarde. — Informó el Alfa. — ¿Dónde está Hoseok?
— Seguramente controlando que la construcción esté marchando bien. Se pasa la mayor parte del día allá porque dice que tiene que vigilar personalmente a las dos brigadas que están trabajando en conjunto porque son demasiados hombres y no quiere fallas. — Jin le puso un plato al alfa y otro a Taehyung. — ¿Qué cantidad te sirvo?
El Theta se quedó mirándolo confundido por unos segundos, pero cuando el omega elevó las comisuras él repitió la acción. Todo olía genial y no podía negar que moría de hambre.
— Un kilo para mí está bien en estos momentos. — Sus tripas rugieron y los menores rieron ante esto. — Bueno, uno y medio.
— Sírvele dos kilogramos y medio de carne. — Rectificó Jungkook haciendo que los ojos de Jin se ensancharan y mirara a Taehyung, olisqueando disimuladamente en el aire esperando captar algún aroma, pero ni siquiera sentía la esencia de quien ahora sabía era un Theta. — Debes alimentarte bien, ayer apenas comiste nada, amor.
Jin ya había hablado con los niños respecto a la situación actual, el propio Jungkook respondió algunas de sus palabras de forma telefónica cuando estos lo llamaron a escondidas. No obstante, no habían hablado de aquello todos juntos y en persona, por lo que, cuando Jungkook llamó amor a Taehyung frente a ellos, todos palidecieron por un instante, tensándose, incluyéndolo a él. Buscaron con la mirada a los menores, pero estos no se veían afectados, solo jugaban entre ellos mientras comían.
— Estoy bien con la cantidad que pedí. — Rebatió el peliblanco haciéndole una seña.
— Dos y medio, Jin. — El nombrado asintió, entregándole la comida.
Un lobo solía comer un kilo y medio de carne al día, pero para poder reproducirse con éxito esta cantidad debía ascender a tres kilos. Pensando en lo que había ocurrido cuando estaban en el mundo espiritual, Jungkook no quería correr riesgos, quería que Taehyung comiera mínimo, seis kilogramos de carne diarios.
De una sola vez, un lobo hambriento podía llegar a comerse diez kilos de carne por lo que no le parecía descabellado dividir las porciones que su Theta debía comer al día. Ellos eran animales que debían estar preparados, si la situación lo requería, podrían pasar varios días sin comer. Con todo lo que estaba ocurriendo, en los días de aparente calma, debían prepararse para lo peor.
Después de la comida, Jungkook tomó su forma animal junto a sus cachorros para que estos tomaran una siesta, de hecho, el resto de los adultos los siguieron. Solo bastaron diez minutos para que los pequeños de esa manada y casa estuvieran rendidos, momento que aprovecharon todos, excepto Jin, para regresar al interior de la casa y reunirse en el estudio.
Le informaron a Yoongi en detalle lo ocurrido, discutieron de sus planes para ir por Lezle antes de que este recobrara fuerza aunque el Kappa no estaba muy convencido de esto.
— Para comenzar, dudo que haya regresado a Corea del Sur, lo más probable es que esté en Hong Kong, Taiwán o China. Al menos los primeros días porque él debe estar anticipando sus movimientos, sabe que la cagó e irán por él. Va a moverse a un lugar que todos desconozcan y como avestruz, ocultará su cabeza por meses hasta dar a luz. No se va a arriesgar después de tantos años intentando quedar en cinta. — Expresó Yoongi.
— ¡No me importa! — Exclamó Taehyung molesto. — Lo quiero muerto ya, no pienso seguir esperando a ver cuándo es el día que se le ocurra hacer otra locura o movimiento. Ahora es el momento más vulnerable de su vida y posiblemente no tengamos otra oportunidad igual. Tenemos que sacarlo del escondite en donde esté, remover hasta la última piedra y arrancarle su puta cabeza. Muerto el lobo se acabó la rabia.
— Jungkook, tú eres estratégico y valoras todos los pros, los contras de cada cosa. ¿Estás de acuerdo con esto?
— Kappa, él no puede seguir vivo. Yo estoy de acuerdo con Taehyung. Yo también quiero eliminarlo.
— Los movimientos precipitados acarrean fallas, estoy seguro de que la única razón por la que no tuvo éxito en su ataque fue porque él se movió guiado por sus instintos, de lo contrario, ustedes no estarían aquí. — Resopló preocupado, peinándose el cabello castaño mientras miraba a esos dos cabezones, testarudos que tenía en frente. — Pongamos que logran dar con su ubicación, que lo atacan. Si ustedes no tienen cien por ciento de éxito matándolo a él y a su hijo a la vez, estamos fritos. Un solo error y...
— Estaremos condenando no solo a nosotros, sino al mundo porque su locura, la mínima piedad que quede en lo más recóndito de su alma desaparecerá. Si lastimamos a su cachorro, si lo matamos, pero no hacemos lo mismo con el Ksi, hasta los cachorros que aún no han llegado a este mundo van a sufrir las consecuencias. — Terminó Jungkook su frase y Yoongi asintió.
— Está tan enfermo que aunque lo maten, estoy seguro de que tiene sus propias armas nucleares dirigidas a nosotros por todos los rincones de este planeta y se detonarán a la vez. — Agregó el Kappa viendo que ambos estaban pensando más calmados.
— Tenemos que irlo desmantelando por cada lado, descubrir y eliminar la mayor cantidad de esas armas si queremos lanzarnos por él. Debilitarlo por todos lados para imposibilitarle que pueda recuperarse fácilmente y que él mismo saque la cabeza, justo como en el Ártico. Cuando se siente en riesgo máximo, tiende a desesperarse, ahí podríamos acabarlo. — Habló Jungkook y Taehyung algo molesto se paró de su asiento para caminar por la oficina. — Amor...
— Sigo diciendo que mientras más nos tardemos más se fortalecerá. Su punto débil parece ser ese cachorro, utilicémoslo.
— A ver, Taehyung, yo estoy de acuerdo en matarlo aunque eso mate a mi cachorro. — Calló viendo la mirada del Theta. — S-Su cachorro. Pero no estoy de acuerdo en que tengamos como objetivo a un bebé. No me interesa que me pongan de objetivo a mí, pero mis hijos no tienen culpa de nada. Si tú estuvieras en estado, es detestable que para acabarte vayan por lo que guardas en tu vientre. Eso es de monstruos.
— De monstruos es lo que él hace, Jungkook. ¡Atacó a tus hijos! ¿Todavía te preocupas por los suyos? — El Bul negó y Taehyung tuvo deseos de irle arriba para golpearlo.
—¿Y tú vas a hacer lo mismo que él? ¿Ir por niños inocentes? ¿Cómo te sentirías si vinieran por el cachorro de Jimin, mis hijos, tus hijos?
— ¿Qué pasa si van por ellos? ¿No van por todos los hijos para desestabilizar a los padres? Por suerte yo no tengo hijos, esos no son mis hijos y nada tienen que ver conmigo, Bul. — El alfa echó su cabeza hacia atrás y lo miró serio dejando de pronunciar palabras antes de asentir. Bordeó la mesa de su oficina en silencio para dirigirse a la salida. — J-Jungkook. Mierda, K-Kook eso no fue lo que quise decir, es decir sí, p-pero...
Se apresuró para alcanzarlo sin lograrlo, la puerta de la oficina se cerró justo en su cara. Cuando la abrió, Jimin lo estaba mirando también con ojos aguados, puesto que recién habían llegado a la mansión para hablar con ellos. Escuchar a su amigo hablar de ese modo. Que Taehyung dijera prácticamente que no le importaba si iban por su hijo o lo mataban, había dolido demasiado. Era cierto, después de todo él no era su alfa y su cachorro no llevaba su sangre, pero él consideraba que su alma gemela sería siempre su alfa, que los cachorros de ambos, serían también de ellos sin importar la pareja con quien los tuvieran.
— J-Jimin... — Intentó hablar, extender sus brazos para abrazarlo, pero el omega simplemente se alejó con brusquedad.
— Gracias por hacerme caer en cuenta de varias cosas que ignoré como un imbécil todos estos años. Es una lástima que este poderoso Theta que tengo delante no sea el amigo que por años me acompañó y defendió. Que su rabia y rencor lo hayan vuelto egoísta e insensible al dolor de los demás, de los más allegados a él. — Taehyung negó intentando abrazarlo nuevamente, pero el pelirrojo lo empujó. — Vete a la mierda, Kim.
Como llegó, Jimin salió de aquella mansión haciendo que su pareja fuera detrás. Taehyung pateó con fuerza aquella puerta que se cerró estruendosamente y regresó al asiento que Jungkook había estado ocupando. Yoongi miraba todo en silencio, comprendía a Taehyung mejor que nadie, sabía que la rabia y el dolor hacían decir o hacer cosas que no siempre se sentían. Su única preocupación era que se dejara llevar por esta sin que le importara aquello que le ocurrían a los que lo rodeaban, tal cual Lezle y que terminara consumiéndose como su hermano lo hizo.
— Piensa las cosas con la cabeza fría, ya vez que lo que se dice o hace cuando nos dejamos llevar por nuestras emociones, pueden resultar fatal. Esto es el resultado de unas palabras que dijiste molesto, ¿qué ocurriría como resultado de un ataque fallido? Un ataque que aunque sea exitoso, podría desencadenar cosas peores. Todo lo que tienes que hacer es pensar con detenimiento. — Hablaba bajo acariciando su cabello, sintiendo aún la molestia en su interior. — No te digo que no lo ataquemos, Jungkook tampoco dice que no lo hagamos, solo pensemos bien cómo hacerlo y reducir los efectos secundarios a los mínimos. Con Lezle no puede haber errores.
Tras darle un beso en la cabeza a su sobrino, el mayor se incorporó y salió de la oficina para dejarlo solo con sus pensamientos. Taehyung se mantenía con los ojos cerrados, la parte superior de su cuerpo quieta en apariencia pero sus piernas moviéndose agitadas en su sitio.
Abrió sus párpados mirando a su alrededor, buscando calma en la oficina de su pareja. Por alguna razón, tocaba cada documento sobre aquella mesa, abrió incluso los compartimentos hasta que a su derecha, una pequeña gaveta dejó al descubierto una pequeña caja que le hizo fruncir el ceño. La sacó con cautela, al igual que una pequeña libreta que había junto a esta.
En ella había infinitas líneas de proposiciones. Al parecer, Jungkook había escrito casi cincuenta formas diferentes de proponerle matrimonio mucho antes de que él le entregara su anillo. Cada una de ellas se llevaba una parte de la molestia del Theta y la remplazaba por alegría mezclada con conmoción. Leyó todo lo que allí había escrito para luego abrir la pequeña cajita en donde se encontró aquella alianza.
Le resultó hasta cierto punto familiar y, cuando comprendió el motivo, no pudo controlar sus lágrimas. Parte de esa alianza era exacta a la que llevaba su madre y que su padre con tanto recelo guardó por años. Llevaba grabada los símbolos de las tres manadas a las que pertenecían, Agua, Fuego y Ártico. ¿Su padre le había cedido al Alfa que no resistía la alianza que perteneció a su madre?
Mordiendo su labio inferior y con manos trémulas, tuvo el atrevimiento de ponerse aquella alianza antes de salir por toda la mansión buscando a Jungkook. No aparecía por ningún lado, cuando lo encontró, este estaba tirado en el césped de uno de los jardines abrazando a sus hijos.
Miró a los infantes que con tanto cariño siempre lo trataban, pensó en el rostro de Jimin, en todos los años que han pasado juntos y pensó en el Alfa que tenía delante sintiéndose mal por primera vez desde que aquellas palabras abandonaron su boca. No eran suyos y no llevaban su sangre, pero sabía que si esos niños padecían, sus padres lo harían el doble. No se permitiría jamás que las personas que amaba pasaran por ese tipo de dolor.
No se arrepentía de pensar en acabar con el cachorro de Lezle y con este de paso. Eso sería lo más efectivo, pero comprendía que había que mirar la forma correcta de hacerlo para que así, sus acciones no repercutieran en otros seres inocentes.
— P-Perdón. — Habló acercándose al lobo negro que lo mira desde el césped, echado en este junto a sus cachorros. — Por lo que dije antes, tienes razón en que debemos buscar la mejor forma de irnos efectivamente contra Lezle. Perdón por lo que dije de los cachorros, ellos son parte del hombre que amo, si les sucediera algo, sé que morirías en vida y de paso también yo. Ellos también son mi familia. K-Kook yo... — Por su boca una lengua tibia pasó cortando sus palabras.
— Acuéstate a mi lado, no digas nada más. — Pudo escuchar los pensamientos de su pareja. — Te comprendo también, pero tus palabras me dolieron.
— Discúlpame amor. Por la Diosa Luna, sabes que te amo, te amo mucho.
— Te disculpo y te amo, Mul. — Enseñándole su mano, el peliblanco sonrió acomodándose a su lado, colocando a uno de los cachorros sobre él.
— Sé que no tuviste la oportunidad de preguntármelo y que ya hemos hablado de esto, pero... Acepto, acepto ser tu esposo y el tío de estos pequeños.
¡Hola por aquí!
LORED
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro