Capítulo 55
— ¿Puedes dejar de mirarme? — Preguntó Jungkook con sus ojos cerrados sin necesidad de mirar al Theta que abrazar. — Saldré calvo de aquí si no dejas de acariciar mi cabello de esa forma.
— Yo saldré con más abdominales si continúas acariciándome mi vientre así y no te digo nada. No entramos en estro, por ende, no creo que eso ocurra. Sin embargo, tu cabello extremadamente blanco con un mechón negro ya es un hecho hermoso que estoy amando admirar. No podía haber dos pulcros y hermosísimos peliblancos, la belleza del Theta no se puede opacar, pero andas bastante cerquita.
— Estás muy engreído últimamente.
— Es que cómo te explico... Hay niveles y al mío, tú lamentablemente no llegas.
— Yah, deja de repetir lo mismo que yo te he dicho, lo estás sacando de contexto. — Se quejó el alfa tirando de él para hacerle cosquillas sin importarle los gruñidos o los caninos que lo amenazaban porque pronto todo cambió a estruendosas risas. — ¿No piensas respetar al Alfa de Alfas?
— ¿Por qué mi Luna está siendo tan sensible y mezquino? Creo que tendré que enseñarte dos o tres cositas para que aprendas a respetarm- — Las palabras del menor fueron acalladas por un beso en el que se rio antes de entregarse por completo. — No quiero irme.
— ¿Piensas quedarte en el este mundo espiritual? — Sonrió volteándolo para quedar sobre él, perdido en su mirada y esos labios fruncidos que deseaban quejarse. — La realidad somos tú y yo, no lo que nos rodee aunque forme parte de nuestras vidas.
Fue lento el beso que depositó a cada lado de sus comisuras, en su cuello y marca, los que dejó por su pecho hasta llegar a su barriga, sonriendo, abrazándola.
— Sería demasiado raro si sucediera, no sé si estoy listo para verme de esa manera. No es el momento propicio tampoco, así que no quiero que te ilusiones. Podría no suceder y luego te decepcionarás. — Comentó acariciando su cabeza, su corazón se derretía ante la vista que contemplaba de Jungkook besando su barriga.
— Lo sé, pero no puedo evitarlo. Sería demasiado hermoso poder compartir la paternidad contigo, verte con nuestros cachorros. ¿Te imagina el contraste tan gracioso de tu rudeza con una preciosa panza llena de besitos creados por nosotros?
— Uy, que alfa más cursi. — Negó riéndose. — Hermoso te verías tú.
— Yah, soy un alfa.
— Yo era uno hasta hace poco más de un año casi dos, la vida da muchas vueltas. — Se burló viendo la mueca en el rostro del mayor. — ¿No pancita?
— No en mí.
— ¿Ah, en mí sí? — Fingió una molestia que desapareció cuando la frente del contrario se apoyó en su vientre para decir unas palabras que no pudo escuchar, como si estuviera rezando con fervor. Fue besado y luego abrazado.
No supieron cuánto tiempo pasaron así, debían regresar ya al plano terrenal mas lo aplazaron todo lo que pudieron.
Fue al intentar salir de aquel lugar cuando recibieron la sorpresa de que no podían abandonarlo. Sangre, pedidos, rezos, la fuerza, nada sirvió para que la puerta volviera a abrirse. La ansiedad llegó a ellos, pensando cualquier cantidad de cosas, inclusive, que pudieron ser timados por la propia Diosa y terminaron volviéndose sus prisioneros eternamente.
No fue hasta mucho tiempo después que recordaron aquel "pago" que la Diosa Luna mencionó. ¿El problema? Es que no tenían ni la menor idea de qué tipo de pago deberían hacer ahí si ni siquiera estaban aceptando su sangre mezclada como hasta el momento.
En las paredes, vieron incrustados algunos dibujos, letras en realidad que Jungkook no pudo descifrar, pero Taehyung sí. Extraño, pero a la vez más sencillo de la que esperaban. Todo lo que tuvieron que dejar a cambio de abandonar ese sitio fue un trozo de sus pieles que vieron desaparecer en la pared. Sus heridas se curaron súbitamente y tras esto, ambos simplemente volvieron a aparecer en el oasis donde hablaron con la Diosa lo que parecían ser horas atrás.
De alguna forma, sentían que dejaron literalmente una parte de ellos atrás y no se referían solo a aquel trozo de carne o toda la sangre derramada.
Tal cual les fue dicho, no había rastros de la Diosa o sus padres, debieron seguir sus propios instintos para encontrar la salida de aquel mundo. Una vez que pusieron un pie en el exterior del mundo espiritual, casi tuvieron que correr para que la pared hecha de hielo no los atrapará adentro cuando volvió a su estado original.
Se miraron, solo buscando la confirmación de que todo lo sucedido fue real y no un sueño o algo producto de sus imaginaciones. Sin causarle el dolor esperado, el amuleto en el interior del cuerpo de Taehyung quedó como un relieve de su pecho. No salió del todo, podía ser retirado, mas el Theta decidió dejarlo en su lugar, después de todo, ahora era parte de él, de su vida.
— De regreso al plano terrenal. — Mencionó Jungkook observando su desnudo cuerpo, principalmente su pecho y abdomen marcado. — Regresemos al pueblo de los Inuit.
Dándole un asentimiento, el Líder del Ártico dejó emerger a su lobo blanco, siendo seguido poco después por su compañero. Grande fue la sorpresa de ambos cuando vieron a sus manos derechas durmiendo en sus formas de lobo. Namjoon casi cubría a un Jimin que apoyaba su cabeza sobre el lobo gris. Fue el primero en mover sus orejas y levantarse seguido de Namjoon.
— Malditos sean ustedes dos, creí que habían desaparecido para siempre. — Fue lo primero que dijo el omega en cuanto se transformó y se lanzó para abrazar a su mejor amigo. — ¿Qué les tomó tanto tiempo? — Indagó arrugando su nariz. — Apestas a Jungkook.
— Bueno, soy su alfa, ¿a quién más debería apestar? — Saltó el lobo negro en cuanto tomó su forma humana. — Creí que estarían en el pueblo.
— Que poco nos conoces entonces. — Espetó el omega estudiando una y otra vez a Taehyung. — Desde que se fueron hace tres días hemos estado aquí. Los Taus regresaron, pero nosotros decidimos quedarnos, solo nos movimos de aquí para cazar juntos y hacer nuestras necesidades.
— Espera, ¿tres días? — Cuestionó Taehyung procesando la información.
— Justamente quedan dos horas para que se cumplan los tres días. — Habló esta vez Namjoon sin poder contener la estupefacción en su rostro al ver el tatuaje de Jungkook y el pecho del Theta. — Creímos que serían solo unas horas, pero simplemente no regresaban y por eso decidimos quedarnos aquí con más razón. No entendemos nada de esto, no sabíamos lo que estaba pasando, así que... Sí, nos quedamos aquí todo este tiempo, pero es bueno ver que se encuentran bien.
— ¿Alguien me explica que les pasó a sus pechos? ¿Qué te ocurrió en la cabeza, Bul? Parece que te hicieron una mala decoloración en esas greñas.
— Yah, Jimin, no le digas eso. — Protestaba el peliblanco que estaba enamorado del aspecto de su alfa. — Luces hermoso, mi amor, no le hagas caso.
— Bueno, ¿regresamos? Sinceramente necesito un baño y esas facilidades que los humanos experimentan, llevo tres días durmiendo en esta cueva y yo ya soy un licántropo civilizado. — Comentaba Jimin haciendo reír a todos, tomando sus formas de lobo para poder ubicarse y regresar al pueblo.
El recibimiento fue casi como la primera vez, solo que con aplausos y aullidos que provenían de todos lados. Los pocos licántropos que habían se transformaron junto con el resto de los lobos y perros salvajes que allí tenían. Seguía siendo sorprendente e incluso incómodo, mas no una total sorpresa como días atrás.
No hubo preguntas por parte de la familia Tau o cualquier otra persona. Todos pudieron bañarse, descansar un poco y salir a comer. Esa noche, como si toda la energía hubiera abandonado el cuerpo de los cuatro amigos, se acostaron a dormir. En pocas horas deberían retomar el camino de regreso y no era para nada sencillo.
Taehyung comenzaba a tener un problema, de hecho, hacía ya un buen tiempo que notó los síntomas, pero se rehusaba a aceptarlo del todo. Tenía Jungkookietis aguda. Cuando no lo tenía cerca, se ponía ansioso, su sueño no era bueno y se levantaba justo como en ese momento, una mezcla entre molesto, insoportable y ansioso.
Al salir de la recámara se encontró con la otra pareja que iba camino al comedor. Los ojos del Theta se achicaron viendo a su compañera mientras se sentaba en la mesa junto a los demás.
— Buenos días, mi amor. — Musitó con una sonrisa, acercándose para darle un beso casto.
— ¿Por qué te pintaste el pelo? — Fue todo lo que respondió.
— ¿Dormiste bien? Me levanté demasiado temprano así que me puse a ayudarlos. Estaba a punto de irte a despertar.
— Ya veo... — Asintió tomando los palillos en la mesa. — ¿Por qué te teñiste? ¿No me vas a decir? — Con una sonrisa nerviosa, Jungkook desvió su mirada hacia los demás, pues, se sentía un poco incómodo con el tono e insistencia de Taehyung delante de todos los que de cierta forma seguían siendo desconocidos. — Me gustaba como se te veía el pelo blanco con tu mechón negro, muy original.
— Me lo teñí porque vamos de regreso a nuestras vidas y no es prudentes que todos estén siendo testigos de nuestros cambios. Siempre he creído que el factor sorpresa es lo mejor y no quiero poner a nadie sobre aviso. Nosotros...
Las palabras de Jungkook fueron cortadas por un grupo de hombres que agitados se aparecieron en aquel comedor. Apestaban a algo más que solo miedo, estaban aterrorizados con uno de ellos incluso herido.
— R-Regresó, el m-monstruo de mil olores. — Aunque conmocionados, ninguno entendió a lo que se refería hasta que, acompañado de varios hombres y licántropos, Lezle hizo acto de presencia, disparándole a todos los presentes.
Namjoon y Jimin voltearon la mesa para refugiarlos a detrás, mas no lo suficientemente rápido como para evitar que la menor de la familia Tau cayera en brazos de Taehyung, desangrándose. Tampoco pudieron evitar que el líder de aquel pueblo fuera asesinado al lanzarse para cubrir a su esposa. Los hombres que llegaron para avisarles, todos fueron dados de bajas en segundos.
Lucas era un licántropo que atacaba siempre en el momento que menos lo esperaban. En sus planes no estaba mostrarse, él realmente quiso esconderse hasta que su cabeza pensara mucho mejor los siguientes pasos a dar luego de que Xiao Dejun atacara sin su autorización a la familia del Alfa de Alfas. No obstante, sus instintos le dijeron que algo estaba mal, que ellos algo estaban tramando y esa fue la razón por la que decidió viajar a Rusia personalmente.
Era un laberinto sin salida, él no sabía por dónde empezar porque hasta dos días atrás, ni siquiera conocía de la existencia de esa tribu Inuit. Fue el gran aumento de energía en la zona, el modo en que todas sus aguamarinas se alumbraron que supo que algo muy malo para él estaba ocurriendo, algo que debía frenar.
Decidió que debían ir a la supuesta tumba de la Diosa Luna, algo que él creyó ya destruido después de su último ataque al Ártico. En el momento que sus radares detectaron a ese pueblo y el descontrol de energías que allí había, se encaminó a él, listo para destruir cualquier cosa que pudiera interponerse en sus planes. Sabía que llevaban nombres y apellidos también, era seguro que su sobrino y Jungkook estarían allí.
Esa era la primera vez que todos se veían desde que descubrieron que Lezle, Lucas y Wong Yukhei eran la misma persona. Si a él le quedaban dudas sobre que ya ellos lo habían descubierto, sus miradas se lo confirmaban.
— Supongo que debería mostrarle mis respetos a mi sobrino, el gran líder del Ártico. — Expresó con ironía mientras él y todos sus hombres los apuntaban.
Los colmillos de Taehyung estaban fuera y la rabia que emanaba muy pocas veces la había sentido. Sobre él tenía el cuerpo sin vida de una joven que no tenía la culpa de ese psicópata. Todo lo que quería era atacarlo, mas se había levantado de la cama sin ningún arma, si se transformaba, lo más probable era que los disparos colisionaran en su cuerpo antes de que lograra quedar en su forma de lobo.
— Alfa... — Musitó el Ksi con una sonrisa logrando que el pelinegro le mostrara sus colmillos desde el lugar en donde estaba agachado.
Lezle lo primero que estudió fue su cabello, su cuerpo, buscando ver más en su sobrino que no lograba por la chica que lo cubría. No estaba seguro si habían intentado hacer contacto con el mundo espiritual o no.
— No lo ataques, Theta. — La voz de Jungkook en su cabeza logró que el peliblanco ensanchara sus ojos, buscándolo con la mirada, pero viendo solo su espalda. — Cuando te avise, tira a Jimin y vayan en dirección a nuestros cuartos para salir por el otro iglú.
— ¿Cómo sabías que te podía escuchar?
— No lo sé, solo lo pensé. — Admitió levantándose lentamente frente al arma de Lezle. — Así que eras tú.
— ¿Me extrañaste? — Esa pregunta hizo que el Theta se encrespara, listo para atacarlo a pesar de lo dicho por Jungkook, pero no quería que nadie más terminara como la chica que él aún tenía entre sus brazos. — No creo que puedas recordar lo bien que tú y yo la pasamos, lo mucho que te aferraste a mi cuerpo, como me llenaste una y otra vez. Aunque quizás mi sobrino sí tenga una idea, ¿no es cierto, cariño? — El arma que tenía apuntaba a la pierna de Taehyung, listo para disparar. — Agárrenlos.
En cuanto sus hombres dieron un paso hacia adelante, Jungkook lanzó hacia el techo de aquel iglú un explosivo que nadie esperaba, ni siquiera el Ksi al que le tembló el brazo.
— ¡Salgan! — Gritó corriendo hacia la salida para evitar que el derrumbe los alcanzara. — ¡Maldición! — Gritó en la puerta volteándose para disparar, pero todo lo que veía era hielo cayendo.
La mujer del líder y su hijo mayor corrían detrás de Jimin, Namjoon y los líderes de la manada del Ártico en dirección a sus dormitorios. Quizás por todos los años en donde su vida siempre ha corrido peligro, Jungkook incluso dormía con un arma bajo su almohada.
Cuando se levantaba y vestía, lo primero que hacía era tomar un arma y dos diminutos, pero potentes explosivos digitales que le servirían para salir de cualquier situación como esa siempre que le dieran tiempo. Algo que no tuvo cuando lo sedaron y drogaron aquella vez en el edificio en donde Lezle lo capturó.
— ¡Por aquí! — Gritó la Tau, guiándolos a otra salida.
Por el exterior, Lucas dividió a todos sus hombres, a aquellos que se habían quedado esperando afuera los mandó que dispersarse por todo el pueblo, mientras él seguía el hilo de aquel iglú. Siendo la residencia oficial de aquella tribu, era un hecho que sería la más grande y con mayor seguridad. Prevendrían los ataques y siempre tendría una segunda salida, eso era lo básico.
Evidentemente, no se equivocó y eso lo confirmó cuando los vio a todos salir por el iglú más rústico que por allí se veía. Más allá de parecer normal, llamaba mucho más su atención por el mal estado que mostraba, demasiado obvio el contraste entre el lujo y la pobreza.
— Predecibles... — Musitó risueño, disfrutando como Jungkook detuvo todo sus movimientos seguido del Theta que le dio una mirada a Jimin para que regresaran al interior. — Dejémonos ya de estupideces, están comenzando a hacerme enojar y nadie aquí quiere eso.
Varios hombres venían acercándose cuando Taehyung en menos de cinco segundos se transformó sorprendiendo a su tío y a los demás presentes. No obstante, no era lo suficientemente rápido para evitar todos los disparos y Jungkook lo supo.
Lanzando una pistola hacia Namjoon, tomó la otra para dispararle a Lezle en el hombro mientras corría en su dirección. Taehyung alcanzó su muslo y sobre él, un enorme lobo negro brincó mostrando sus caninos para agarrar a aquel Ksi por su hombro herido y arrastrarlo lejos del lobo blanco que se quedó con un fragmento de su carne en la boca.
El otro alfa imitado por los pocos hombres que Lucas dejó vivos en el pueblo, comenzaron a disparar en dirección de los seguidores del Ksi. Jimin pasó a transformarse, junto a Taehyung y los Tau, luchó contra todos ellos.
Todo el cerebro e instinto de Jungkook le avisó que en ese instante acabarían con Lezle de una vez y por todas. Sin embargo, hubo una cosa que no le permitió terminar de presionar su mandíbula para decapitarlo con sus dientes. El olor que chocó contra sus fosas nasales y lo que hizo que su lobo por primera vez no respondiera a su mandato.
Confundido, dejó el Ksi que se estaba desangrando en el suelo para dar un paso atrás, viendo la sonrisa en su rostro, una victoria que nadie vio venir hasta que se fijaron en lo único que Lezle había estado protegiendo mientras luchaba, su vientre.
— S-Supongo que al final ninguno de los dos verá a n-nuestro hijo nacer. — Musitó con dificultad tosiendo, ahogándose en su propia sangre. — Puedes sentir a tu cachorro en m-mí.
Gruñendo, Jungkook agitó su cabeza, Lezle debía morir, no importaba lo que llevara en su vientre. Se afincó en sus cuatro patas luchando con los instintos protectores de su lobo, ganando la batalla. Una vez en control, se acercó para terminar lo que empezó, pero los disparos que comenzaron a caer del cielo lo obligaron a correr, junto a todos los demás. Corrió hasta que brincó para cubrir al lobo blanco y dos balas lo alcanzaron, tumbándolo sobre la blanca nieve manchada de sangre.
Tomando el cuerpo de Lucas y la escalera que el helicóptero dejó caer, uno de los hombres del Ksi logró escapar antes de que Namjoon los alcanzara. Por muy alto que intentó brincar el lobo gris, no los alcanzó.
Taehyung perdió las fuerzas en sus patas en el instante que su pareja fue abaleada, no porque lo vio pese a estar sobre él, sino porque su vínculo ardió como nunca, dolía. El lobo blanco parecía haber perdido la razón corriendo a su alrededor, empujándolo con la nariz, con sus patas, lloriqueando desesperado sin obtener una sola respuesta del canino de perfecto pelaje negro.
No lo pudo evitar, cubriéndolo y a adolorido, el líder del Ártico aulló con toda su fuerza. Su compañero no podía morir, Jungkook, no podía abandonarlo de esa manera.
¿Hola?🙊
Espero que les haya gustado el capítulo, nos vemos en el próximo 🙈☺️💜
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