Capítulo 54
Haber pasado por tanto, conocerse tan bien con la mayor de las intimidades y volver a sentirse como recién conocidos era una experiencia que no dejaba de ser extraña o novedosa para ellos.
— ¿Vas a quedarte ahí parado sin reaccionar? — Preguntó Jungkook viendo al contrario pegado a una de las paredes a pesar que él también se encontraba pegado a una.
Resultó difícil no elevar sus comisuras cuando notó la ladeada sonrisa del peliblanco, amaba el cariño mezclado con lascivia que era capaz de transmitir con solo una mirada. Podía parecer un cachorro y al momento siguiente, un lobo salvaje listo para desgarrar su cuello.
— Estoy esperando a que vengas por mí, al no ser que quieras que yo vaya a tu encuentro. — Sus ojos brillaron dejando salir sus caninos para relamerlos con falsa gula, haciendo que el contrario se riera torpemente. — Mis dotes de seducción están fallando, mira como tontamente te ríes de mí. — Se quejó con una pseudo molestia que hizo al alfa caminar en su dirección con su nariz arrugada mientras sonreír. — Eres hermoso, alfa.
— Yah, no me digas eso tan así, no estoy acostumbrado a eso. — Rebatió sonrojándose, apartando la mirada del Theta que sonrió complacida al ver su reacción. — Ven aquí. — Mencionó entrelazando sus dedos con excesiva fuerza en sus blancas hebras, sin embargo, el roce de las yemas de sus dedos al perfilar su rostro fue tan suave como el beso que dejó en sus labios. — Este ha sido uno de los días más extraños de mi vida, memorable porque después de todo, lo compartí contigo.
— Ha sido genial, ¿cierto? — Jungkook asintió dejando que enganchado a su cuello lo arrastrara hasta la cama que allí había, sin permitirle alejar su mano de su cabello y cadera mientras se acomodaban en esta. — No me esperé que lo primero en ver prácticamente serían nuestros padres. Mi suegro, el omega que te dio a luz me agradó mucho, me hubiera encantado conocerlo en vida para poder compartir más tiempo con él, con ustedes dos.
— Lo hubieras amado tal vez, incluso hubieses sido muy consentido por él porque a pesar de que podía ser de carácter extremadamente fuerte cuando quería, era un alma demasiado buena y pura. — Mencionaba con cierta nostalgia en su voz. — Cuando los vi abrazarse hoy, realmente no pude evitar llorar porque eran los hombres que más amo en mi vida uniéndose en un abrazo. Creí que las emociones me sobrepasarían por completo, sentí vergüenza delante de tu mamá.
— Ya ves que le encantaste tal cual eres y sé que también se hubieran llevado muy bien aunque no te lo iba a poner todo tan fácil. Esa Dseta también era muy peligrosa. — Rio conmocionado por los repentinos deseos de llorar que en ese momento se estaban dando. — Comprobamos que siguen estando con nosotros, algo más que una simple frase, realmente nos siguen velando a la distancia y eso, quizás es el mayor premio. Saber que las personas que amamos no nos abandonan jamás del todo aunque estén en un plano completamente diferente al nuestro.
— Tienes razón... — Habló acariciando ahora su cabello.
No quería hacer nada más, solo permanecer eternamente envueltos en esa paz, sin tener que enfrentarse a todo lo que ocurría en el mundo exterior. Si tuviese que rezar en algún momento de su vida por algo, sería porque él y sus hijos pudiesen vivir siempre con la paz y armonía que atestiguaban en ese instante.
Una que llegó después de un duro camino. Comenzaba a guardar la esperanza de que, aunque lo que les tocara transitar fuera difícil, que al final obtuvieran una recompensa similar. Paz, amor y muchos momentos felices, solo eso deseaba junto a sus seres queridos.
Una mano trazó su frente, párpados, mejillas y mandíbula antes de agarrarla con cierta fuerza y hacerlo mirar esos ojos azules que lo observaban en silencio.
— Te amo, Jeon JungKook. — Musitaba acercándose a sus labios. — Te amo, alfa.
Sus pupilas estudiaban simultáneamente cada facción en sus rostros, se sonreían con la mirada, se saludaban, se comunicaban, reconociendo el momento exacto en el que sus labios debieron fundirse en su totalidad. Fue suave, extremadamente lánguido y lente para ambos. Más agradecían, con sus ojos cerrados, acostados y abrazados, ambos le daban una bienvenida de regreso a cada milímetro de sus cavidades bucales, a los roces de sus narices por sus pieles.
No había ausencia de mordida o cierta posesión por parte de ambos, mas todo fue controlado, sin brusquedad, sin apuros. Se miraban, se presentían la próxima acción del otro y se acariciaban.
Después de un extenso rato donde el mayor contacto fue el de sus cuerpos abrazados y el de sus bocas sin ninguna caricia o movimiento atrevido, sus manos pasaron a desnudarlos como si se hubieran puesto de acuerdo. Se deseaban, eso era algo que siempre hacían, mas se sentía diferente, todo lo que sucedía lo hacía.
Se respiraban mutuamente porque no existía en el globo terráqueo aromas mejores a esos que emanaban. Donde la lavanda crecía en la tundra, donde el almizcle era consumido por las olas del mar. Se olfateaban, impregnaban en ellos más que sus esencias, plasmaban sus sentimientos en la forma más primitiva y romántica posible.
Sus expresiones faciales demudaban por momentos, luego reían y giraban en sus sitios, alternándose constantemente, a veces era el cuerpo de Taehyung el que apresaba al contrario, otras, esto se invertía completamente. Como en ese instante en que ninguno estaba arriba del otro y solo de lado, se contemplaban.
— Desde la primera vez que te vi, Theta, siento que me enamoré. — Comentó mirando sus ojos, dejando que sus dedos tintinearan por la línea de su cuerpo acostado, siguiendo las curvas de esa perfecta silueta. — Me dije a mí mismo que era absurdo sentir tanto por alguien, me negaba a creer que para ti solo había sido sexo casual inspirado por tu rutina. Ese día me revolucionaste tanto que sinceramente creí que eras mi destinado. Creo que en el fondo de mi ser, siempre supe que estaba hecho para ti, que estábamos destinados a amarnos.
— Me fue muy difícil entender que me hayas buscado por tantos años, me pareció absurdo y a la vez, el conocimiento de esto también alteró todo mi sistema. Supongo que fui un poco superficial por momentos porque todo lo que me atraía de ti era tu físico, el poder no social que tenías, sino el que me transmitías con una mirada. Estas venas...
Siguió con su lengua aquellas sobresalientes venas de sus brazos hasta llegar a sus dedos, besarlos y regresar por el mismo camino, comenzando a besar aquellas que se mostraban también en su cuello. Admiraba su marca, cerraba los ojos y se regodeaba en sus aromas entremezclados que lo hacían suspirar, sonreír complacido. No creía que existiera otro aroma que se uniera tan bien al suyo.
— La fuerza de tus manos, tu voz de alfa... — Arañó suavemente su garganta con sus dientes, besando la zona en donde esta se unía con su cuello. — Lo siento por no haberle dado a nuestros encuentros, a tus sentimientos, la misma importancia que tú.
— Amor, eso hace mucho que quedó atrás y lo comprendí. No me importa todo lo que ha pasado para llegar hasta aquí, todo lo que me interesa es que llegamos, que nos amamos y estamos juntos, todo lo demás, no me importa. Nuestros tiempos quizás no los entendía, pero escuchando incluso a la Diosa Luna hoy, constaté que fueron perfecto, todo lo que nos ha pasado, hace que nos amemos con la pureza e intensidad con que lo hacemos. — Mencionó presionando su rostro, besándolo con una sonrisa.
Se codiciaban en secreto, uno que sus iluminados ojos revelaban. Se palpaban en sus sitios, se gustaban, se chupaban dulce y obscenamente sus labios hasta dejarlos adormecidos por segundos. La saliva se acumulaba, caía como si torpemente se estuvieran babeando en su forma animal por un delicioso manjar que olían a kilómetros que no podían comer.
Los dos se miraron fijamente cuando al unísono sus brazos serpentearon entre sus cuerpos y, tras un tácito permiso seguido de una autorización que llegó del mismo modo, ambos perdieron dos de sus dedos en sus interiores. No fue para Jungkook tan fácil como para el theta que tenía su resbaladizo por todos sus muslos, pero lo recibió contento y tranquilo. Sonrieron mirándose, penetrándose primero con la mirada y luego físicamente.
Se acoplaban siempre a la perfección aletargando el momento. Disgregaban sus dedos y estos a su vez sus entradas palpitantes, tibias y ajustadas. Se desalmaban entre besos y volvían a reintegrarse entre suspiros comedidos. Si hubo algún dolor o incomodidad por parte de alguno, se distendió bastante rápido. Sus cuerpos se meneaban, se frotaban brindándoles a sus desatendidas erecciones algo para apaciguarse y disfrutar.
Ellos sabían cómo estirarse, cómo caldearse mientras se apretaban y estremecían con solo mirarse fijamente. La garganta de Jungkook vibró cuando los dedos del Theta alcanzaron ese botón que activó un mayor goce, haciéndolo esforzarse para estar en igualdad de condiciones. Solo cuando en su lengua sintió el quejido de Taehyung, abrió nuevamente sus ojos y le sonrió victorioso.
Ninguno de los movimientos eran precipitados, ya fueran de sus manos o cuerpos en general, cada uno los hacía retorcerse con calma. Tanteaban, desfallecían en sus bocas y enervaban sus más agresivos instintos. Les apetecía dejarse ir, lo harían, pero ambos coincidían en que aún no era el momento.
Se acometían, enlazaban como solo los alfas líderes sabían, entrechocaban y se apresaban divertidos rodando por toda la cama sin hablar mucho esta vez. A diferencia de como acostumbraban, no había casi palabras verbalizadas. Ellos en lo principal eran presos de los sonidos, disfrutaban de ellos, les gustaba hablar, escucharse gemir mutuamente sin contención, pero en ese momento, solo sus energías gritaban uniéndose, mezclándose.
Un destello de erotismo lobuno casi poético, previéndoles de particulares maneras de gozar el urgente placer proveniente de las emociones, sus sentidos, sus instintos. Era más que expresar el deseo de esa ansia por satisfacer un apetito carnal. Era como si...
— Es como si me estuvieras haciendo el amor espiritualmente. — Mencionó Taehyung con sus ojos cerrado, deteniendo el masaje que sus dedos le daban a la próstata ajena. — Mierda, Lobito mío, esto me gusta. — Dejó escapar tensándose alrededor de los dígitos que escarbaban en su interior. — Diles que se estén quietos, todavía no quiero ve... V-Venirme. ¡Maldición!
Terminó de decir seguido de un fuerte espasmo que lo dejó mudo. Segundos más tarde, sus vientres se humedecieron mucho más evidenciando que se había corrido. Normalmente, a Taehyung le costaba mucho correrse cuando no había lucha de poder o cierta brusquedad de por medio. Le faltaba siempre aunque se hubiera estado acostumbrando con Jungkook a por momentos, disfrutar mucho más de la calma y la sutileza. Sin embargo, esa era la primera vez que experimentaba un orgasmo de ese modo, seguía prefiriendo el otro estilo, mas ese no estaba nada mal tampoco.
— Eso estuvo sexy. — Susurró su pareja dejando un beso debajo de su barbilla, siguiendo el camino de su cuerpo. — ¿Esto es una revancha? — Indagó cuando los dedos que había en él reanudaron su tarea.
No necesitaba una respuesta, el fuego en la mirada contraria le confirmaba su suposición y a él, la verdad era que no le incomodaba en lo absoluto. Alejó su mano de Taehyung y este se subió sobre él, dedicándose a besar solo su cuello, disfrutando de las vibraciones de su garganta mientras lo arrastraba al primer orgasmo que le regalaría en esa noche o día, porque ni siquiera sabían la hora que era.
— M-Muévelos más suave y solo hacia los lados, no circular. Oh, j-justo así. — Sus manos se ciñeron a la cabeza de un Taehyung que lamía su marca, haciéndolo literalmente temblar solo con eso.
No él, su cuerpo rehuyó por reflejo sin poderse apartar un solo centímetro. Mordió sus labios con fuerza, sintiendo todo su cuerpo quedarse mortalmente quieto hasta liberarse. Solo entonces abrió lentamente su boca para dejar escapar todo el aire retenido.
— Eso también fue jodidamente sexy, a pesar de que no me dejaste oírte. Solo por eso, te restaré un punto que te subiré por ese precioso sonrojo que tus orejas y pecho me muestran. — Comentó inclinándose para besarlo castamente en las comisuras de sus labios. — ¿A dónde me lleva, alfa? — Preguntó divertido cuando el contrario comenzó a empujarlo por sus hombros hacia abajo. — ¿Cuál de los dos lugares quieres que me lleve a mi boca?
— Mierda... — Susurró Jungkook al ver la forma tan provocativa en la que se relamía sus labios. Taehyung un día de esos iba a terminar matándolo. — Las dos.
— Entonces las disfrutaré a mi antojo y a mi estilo. ¿Mi alfa me autoriza?
— Siempre te autorizo y lo sabes, no tienes que... — Su voz se perdió por completo, todo lo que pudo hacer fue cubrirse su rostro con el antebrazo hasta que Taehyung se lo quitó dejando por un segundo de lado esa sutileza que hasta el momento habían estado llevando. — Te encanta verme en este estado.
— Me encanta verte en todos tus estados, cada uno de ellos me fascina de formas diferentes. — Dijo al abrir sus labios y dejar su miembro salir. — ¿Lo has notado?
— ¿Qué?
— Nuestros miembros, lucen como si estuviéramos a mitad de la licantropía y es gracioso verlos así. Un miembro mitad lobo y mitad humano.
— Taehyung, acabas de matar mis deseos. — Negó carcajeándose al bajar la mirada y verlo tan divertido señalando con sus labios, aquella erección que seguía en su mano.
— No seas mentiroso, sigues duro como una roca, además, si eso llegara a suceder, tengo la solución perfecta para ello. — Sus caninos se encargaron de acariciarlo, el menor sabía lo que esto causaba en él, como todo su cuerpo se erizaba en respuesta, justo como en ese momento. — Infalible.
Ambos rieron nuevamente, aunque no tanto pues, Taehyung tenía otros intereses que llevar a cabo.
Cuando de la garganta de Jungkook se escapó uno de esos tantos gemidos que había estado reteniendo. Su pecho se hinchó satisfecho, orgulloso. Algo que compartían en común era que, para ellos, sus gemidos eran como tatuajes marcándose no solo en sus pieles, sino en sus mentes y almas como la más placentera melodía. No importaba si cada mirada o movimiento les dejara saber que se estaba disfrutando, deseaban escucharse, sentirse vivos y totalmente perdidos en el goce.
Los ojos del alfa se ensancharon cuando después de disfrutar su falo y su más atrincherado lugar, este comenzara a dilatarlo con tres de sus dedos, e incluso un cuarto lleno de la esencia del Theta.
— Creí que...
— ¿Entrarías en mí? — Lo interrumpió el peliblanco recibiendo un asentimiento. — Lo harás, solo que yo empezaré y tú terminarás. ¿Puedo?
— Deja de preguntarme, nunca has sido tan preguntón.
— Es que estoy amando lo mucho que te sonrojas cada vez que te hablo de esta forma. — Le regaló una amplia sonrisa cuadrada que solo se prolongó cuando lo vio rodar sus ojos. — Estás listo para recibirme, alfa.
— Hoy terminaré extirpando tu lengua. — Se quejó viéndolo ascender, marcándolo con pequeñas mordidas y besos por su costado izquierdo.
— Joder, llevas la marca más hermosa, ninguna luce tan bella como la mía, solo esta preciosura que llevo yo aquí podría comparársele. — Le sonrió acariciando su propio cuello antes de inclinarse para besar su mordida.
Colocándose a su espalda y levantando la pierna del contrario, casi como si fueran a dormir abrazados, Taehyung penetró suave, pero firmemente a su alfa. Lo escuchó gruñir y por eso se detuvo. Teniendo en cuenta el grosor y la extensión de sus miembros en ese instante, lo mejor era tomárselo todo con calma, al menos en el comienzo.
Volvieron a perderse en besos y caricias cargadas de amor. Ellos le rendían pleitesía a los sentidos y a la voluptuosidad a través de la contemplación del otro. Cada línea que besaban o trazaban enaltecía sus lobos, sus instintos y el acto amoroso o exaltaba los deleites sensuales transformando a la conducta sexual que acostumbraban a llevar en un rito solemne.
Los cuerpos ya no eran solo carne y vísceras... Eran el más hermoso y salvaje arte que se creaba junto a sus manos. Volcanes que erupcionaban, eran mares que se agitaban y mezclaban, eran aire que se desplazaba de un lado al otro. Ellos eran lodo y arcilla donde se hundían las manos curiosas que tan bien se conocían ya o manantiales cristalinos que se derramaban.
Los vientres eran selvas densas, las caderas, dunas; los brazos se convertían en ramas y los labios eran el éter más vital, el sabor más dulce que degustaban y mordían hasta el cansancio. De esa manera su unión se afianzaba una vez más, pero a un nivel completamente diferente, en una experiencia transgresora, donde dos de los licántropos más poderosos declaraban sus pasiones y vivían la exuberancia de las sensaciones de forma extraordinaria.
Desesperado, perdiéndose en la nebulosa del momento, Taehyung pasó la pierna izquierda que había estado sosteniendo por encima de su hombro cuando se arrodilló frente a su alfa. Cada choque de sus caderas era un encuentro, un recibimiento, un "hola, nos pertenecemos y somos uno". Un "no te dejaré marchar si de mí dependiera". Un "no me marcharé bajo ningún concepto porque te amo".
— Mierda, alfa, déjame escucharte, por favor. — Rogó moviéndose circularmente sin rozar su próstata. No obstante, no obtuvo lo que quiso hasta que no entró en contacto con ese punto dulce y su alfa vocalizó fuertemente. — Así, joder. — Murmuró agitado, acercándose para atraerlo en un beso, ignorando la leve queja dada por el otro licántropo cuando prácticamente le hizo hacer un split en el aire al acercarlo tanto. — No te vengas aún, quiero que entres en mí en cuanto te llene de mi esencia.
Sus colmillos crecieron más de lo que nunca antes vio, incluso Jungkook ensanchó sus ojos cuando lo vio acercarse a su cuello, mas no dijo nada. Quería sentirlo, quería que reabriera la herida y reforzara la parte física de su vínculo. Su mente se arrugó cuando los sintió abrirse paso en su piel.
El líder de la manada del Ártico y Agua tenía sus ojos cerrados, amortiguando sus gemidos en su cuello mientras sus caderas se descontrolaban y sus movimientos se volvían erráticos, sin querer dejar que su nudo se entrara en el alfa. Este último lo pudo sentir gritar cuando rodeando su cintura encajó sus uñas en el trasero de su Theta. Se dejó llevar, luchando contra cada parte de él porque quería seguir su pedido, no correrse.
No obstante, se derramó un poco, fue inevitable, mas eso no le impidió ir en su búsqueda en cuanto Taehyung hizo el ademán de alejarse. No tenía necesidad de tantear el terreno, aun así, se burlaba de él, sabía que estaba sensible y era hermoso verlo temblar de esa forma. Verlo anhelante por recibirlo.
— Alfa...
— ¿Qué, amor? — Su pregunta llegó con una sonrisa mientras se inclinaba para besarlo, dejando salir una cantidad de formones abismal que por momentos se hicieron demasiadas.
Impregnaba a su futuro esposo de su aroma, quería que oliera a él y que ya a nadie le quedara duda de que era la para del Alfa de Alfas. Ese era su Theta, su hombre, su licántropo y no quería a nadie más cerca de él, ni siquiera ese estúpido e inepto destinado que solo sabía joder.
— Hoy te voy a recordar algo que no volveré a decirte jamás. — Musitó bien bajo y ronco junto a su oreja. — No importa cuántos destinados tengas, Alfa tuyo solo hay uno. — Entró por completo en él, notando la espalda de Taehyung enarcarse. — Le perteneces solo a uno, a mí. A ti te pertenezco solo yo. No lo olvides de ahora en adelante, no más besos aceptados, no más caricias, no más acercamientos innecesarios.
— Llevabas queriendo decirme esto desde que estaba en San Petersburgo y supiste de Lee, ¿no? — La mano de Jungkook se aferró a su cuello, no pudo evitar gemir abiertamente. — No me estás regañando, solo me estás excitando enormemente, lobito.
— ¡Alfa! ¡Tu alfa, no lo olvides más! — Su voz de mando salió potente, virándolo boca abajo para sentarse sobre sus muslos y arañar con sus garras ese redondo y precioso trasero. — ¿Quién soy?
— K-Kook...
— ¿Quién soy, Theta?
— Alfa, mi alfa...
— Así es... — Una estocada fuerte y profunda llegó. — Tuyo, mi amor, soy completamente tuyo.
Sus embestidas eran metódicas, constantes, fuertes y profundas, muchas veces contrastadas por movimientos circulares que solo se concentraban en esa protuberancia en su interior que le enviaba corrientes casi eléctricas a todo su cuerpo.
— Q-Quiero verte, A-Alfa.
— No me convences. — Musitó mordiendo su espalda, acariciando sus brazos y cintura, disfrutando de sus músculos tan firmes ahora como los suyos.
— M-Mi amor, p-por favor, por favor... — Rogó empuñando aquellas sábanas sintiéndose a punto de correr. — Te odio... — Articuló aquellas dos palabras sintiéndose venir a borbotones.
— Ya me convenciste.
Complacido, Jungkook besó toda su espalda y hombros antes de virarlo para fundirse en profundos besos. Se abrazaban en busca de algo más que sus cuerpos, se desgarraban pequeñas partes de sus pieles, su curaban y mordían envueltos en un calor que podría calcinar sus interiores. Sus lenguas amorosas y fogosas se enredaban de la manera más dulce, demandante y única.
Para cuando Jungkook volvió a perderse en él, la unión de sus labios liberaba al cuerpo del mandato de la reproducción que eran sus primeros instintos como lobos salvajes, de las ataduras morales que la unión de ellos podría desatar, era la confesión del deseo; un deseo cargado de tensión y angustia por un futuro que seguía incierto, que emergía a la superficie sin necesidad de palabras, y que constituía el núcleo del discurso amoroso que deviene del inconsciente y sus profundidades más instintivas.
Por ello, durante el instante en el que el placer arañaba en sus entrañas, levantaban los vetos de su sexualidad más calma y profunda, intensa, amorosa y que desbordaba las sensaciones que se hallaban atascadas en lo más profundo de sus cuerpos y subconscientes.
Era una rara sensación la que recorría a Jungkook mientras se retiraba lentamente de us interior cada vez, como si ambos tuviesen miedo de separarse, algo más allá del placer y sus pieles, no podrían describir cómo el interior de sus pechos sentía esta cosa burbujeante que mezclaba emoción con algo más amor, agradecimiento... Estaban agradecidos de poder ser justamente ellos dos, sus parejas, sus compañeros, esos que escogieron y de los que se enamoraron.
Su lengua buscó necesitada la marca en el cuello del peliblanco, lamiéndola, sintiéndola. Dada a que era un poco incómodo, el mayor lo atrajo con suavidad pese a que sus envites diferían de esta cualidad, eran casi siniestros increíblemente certeros.
Parecían que los sonidos de ese momento no provenían de sus bocas. Estas solamente dejaban escapar el aliento que se convertía en el oxígeno más puro que el otro inhalaba, como si de uno dependiera la vida del otro literalmente. Sus cuerpos eran una extensión de sus almas, sus pensamientos que dictaban órdenes que ellos no podían entender y que sus pieles traducían a la perfección. Estas eran las mejores intérpretes acompañadas de sus miradas y caricias, de sus besos, de sus respirares.
— No puedo o quiero salir... — Musitó Jungkook comenzando a mover torpemente sus caderas con la frente apoyada en el pecho del menor.
— Mírame, — pedía elevando su mentón, besando sus labios — no lo hagas. — Jungkook parpadeó varias veces deteniendo sus movimientos. Con esta acción, lo único que logró fue que las caderas del Theta se enloquecieran de la mejor manera y lo sometieran. — Te amo. — Jadeó sobre su boca, viéndolo moverla muy sutilmente, dejando escapar infinitos gemidos.
Un beso más y la boca del no tan pelinegro se desplazó hasta la marca anteriormente dejada. Sus caninos se clavaron en su piel y, justo en ese momento, las visiones de ambos se entremezclaron como si estuvieran fallando, gruñendo, moviéndose al unísono hasta que un grito dejó sus gargantas. Temblaban, estaban envueltos en espasmos que los retorcían, pero no podían separarse, no solamente porque no querían hacerlo, sino porque Jungkook lo había anudado por completo.
— No creo que esta vez pueda rechazarlos y eso me aterra. — Musitó Taehyung cuando pudieron poner un poco de espacio, acurrucándose contra el cuerpo de su alfa.
— A mí también me da pavor. No sabemos si ocurra, pero si lo hace, estoy listo para dar mi vida por mi familia, por ti y mis cachorros. Todos y cada uno de ellos.
¡Hola por aquí! ¿Cómo están hoy?
Espero que hayan disfrutado el capítulo y la paz que han vivido los personajes...😌😌😌
LORED
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