Capítulo 5
— Deja de tocarme la cabeza, no sigas con eso. — Murmuró Taehyung estacionándose en el edificio JK. — Ya te dije que no sé por qué lo tengo, tal vez sea por haberme vuelto alfa de la manada, con todas las responsabilidades a todo el mundo le sale canas.
— Es que dudo que esas sean canas, es todo un mechón de tu cabello que en horas pasó de castaño a gris. Las canas no son mágicas.
— Bueno, intenta tomar el mando de una manada para que veas como te aflorarán. — Espetó con desinterés viendo fugazmente su reflejo por el retrovisor. — Prometo que hoy mismo teñiré mi cabello, ahora concéntrate.
— ¿Cómo vamos hacer? Este lugar está seguramente atestado con los licántropos más capacitados que nos olerán a la distancia o bueno, a mí me olerán porque tú ni siquiera hueles. El punto es que sabrán que estamos aquí en un abrir y cerrar de ojos. Dudo mucho que le den la bienvenida al Alfa de la manada enemiga cuando llega repentinamente sin avisar.
— Yo tengo un plan infalible. — Musitó Taehyung mirándolo con una exagerada sonrisa cuadrada que hizo al pelirrojo negar. — ¿No piensas ayudar a tu alfa? — Abrió sus ojos bien grande para comportarse como un cachorro pero el mayor parecía no querer ceder.
— Me niego rotundamente a hacerlo. ¿Qué clase de amigo me manda a prostituir?
— Necesito de tus servicios y no es prostitución sino caridad, no cobras por ello. — Aclaró intentando controlar la risa.
— ¡Vete a la mierda, Kim! — Exclamó cerrando sus ojos. — En serio comenzaré a reconsiderar nuestra amistad. Es que definitivamente los alfas y yo no estamos destinados a llevarnos bien.
— Jimin...
— Ya, ya, lo voy a hacer pero no será gratis. Mañana me acompañarás a la pocilga de Lucas. — El castaño revoleó los ojos pero asintió levantando su dedo meñique.
— Promesa. — Una sonrisa victoriosa se apoderó de Jimin antes de mirarse al espejo para arreglarse.
Untó un poco de labial transparente en sus labios para que brillaran un poco más de lo normal, peinó su cabello hacia atrás y dejó en el asiento trasero su chaqueta sacándole la lengua al menor. Su blanca camiseta mostraba ahora un poco mejor sus clavículas y aunque ancha, sus músculos resaltaban mas no tanto como sus muslos y trasero.
— No puedes llevar tu pistola, Chim. Si te requisan la van a notar por mucho que la escondas, mucho más si no llevas chaqueta. — El omega rodó sus ojos y la guardó en la guantera antes de guardar una navaja suiza en uno de sus zapatos mientras que en el otro guardó dos jeringuillas que siempre llevaba en su chaqueta para casos de emergencia. — No está mal si liberas un poquito de tu aroma.
— ¿Olvidas que consumo supresores?
— Eso suprime lo que desprendes de forma natural pero no si lo fuerzas para provocar. No me pongas excusas que no me chupo el dedo.
— El dedo no pero grandes pollas alfa sí. — Le sacó el dedo medio y descendió del auto acomodándose el pantalón.
Taehyung sonrió al verlo porque aún sin intentarlo, el pelirrojo podía embaucar a cualquiera. Su sensualidad era natural y era un hecho que no podía esconder por mucho que lo quisiera. Esto más de una vez ambos lo usaron para su beneficio desde que eran niños para sus travesuras inocentes, una de sus dulces miradas y lograban librarse de cualquier regaño. De adultos pues... para otro tipo de fechorías menos puras.
Por eso necesitaba que Jimin se adelantara para que le fuera barriendo el camino hacia la oficina de aquel alfa. Estaba seguro que todo lobo en su camino sin importar la casta caería casi a sus pies. Ahora siendo solo un poco provocativo, bastaría para entretenerlos. Esperó un minuto en su auto y luego bajó para trasladarse con seguridad pero cauteloso por aquel elegante edificio.
Fue avanzando teniendo el camino despejado hasta llegar al piso veintiuno donde se encontraba la oficina del Alfa de alfas. Él descendió del ascensor en el veinte y el último nivel restante utilizó la escalera para evitar sorpresas y darle tiempo al pelirrojo.
Cuando llegó, notó como Jimin sonreía peinando su cabello, relamiendo su labio inferior con zalamería antes de abalanzarse descaradamente hacia uno de los alfas cuidando la puerta de la oficina principal bajo la atenta mirada del otro alfa que miraba todo incrédulo.
Como todo un experto en la seducción, se separó del licántropo para mirar al otro, estirando su mano para tocar su pecho y elevarla hasta su nuca para traerlo a un beso que el alfa intentó dominar. Contuvo la risa porque lo que hacían era importante pero de solo imaginarse los pensamientos asesinos de su mejor amigo, quería carcajearse. En nada, Jimin llevaba a los dos alfas hacia una puerta a escasos metros de ellos.
Jimin estaba controlando las enormes ganas de vomitar y matar que tenía mientras besaba a aquellos alfas pero matarlos en ese territorio significaría desatar una peligrosa guerra sin sentido. Por ende, se contuvo hasta que estuvieron dentro del baño.
Sin embargo, cuando intentaron quitarle la ropa, se agachó sensual y luego se elevó abriendo sus brazos para abrazarlos a ambos mientras batallaban por lamer su cuello, fue entonces que hizo uso de las jeringuillas guardadas un rato atrás en su zapato, sedándolos instantáneamente, la dosis no los mataría pero sí dejarían fuera de combate por una buenas tres horas.
— Imbéciles que solo piensan con la de abajo. — Resopló peinando su cabello mirándose al espejo antes de salir sigilosamente hasta donde estaba Taehyung. — Entrada libre y no olvides que me lo debes. — Espetó haciendo una mueca de asco mientras se limpiaba su cuello con la camiseta y restregaba sus labios con la otra mano. — Oh Taehyung, no sabes cuánto me debes.
Lo último que Jeon Jungkook esperaba era que la puerta de su oficina fuese abierta sin autorización, sin que alguien llamase con antelación y sobre todo, que ese alguien fuera el líder de la manada enemiga. No sabía si ese alfa era muy valiente o muy imbécil para estar haciendo aquello. Estaba listo para atacar pero no percibía ninguna amenaza en ese instante motivo por el cual mantuvo la calma sentado detrás de su escritorio.
Aumentó su sentido del olfato sin captar ningún aroma y esto le hizo pensar súbitamente en el lobo blanco con el que luchó pero también podría ser uno cualquiera que tomaba supresores para suprimir su aroma. Era atractivo, su elegancia y las prendas que llevaba le dejaba saber que era de buena familia pero en su estado humano su olfato era evidentemente más débil como para averiguar qué familia era.
O quizás, no tanto... Olisqueó una vez más con disimulo y, aunque no percibía el aroma original de ese licántropo, la esencia de su manada estaba en el aire. Alguien de la manda Mul con los testículos de entrar a su oficina de esa forma, solamente podría ser él, el invasor de territorios.
¿Así que así lucía el alfa de la manada Mul?
¿Así que así lucía el alfa de la manada Bul?
Taehyung quedó confundido por un momento al ver la forma humana de ese alfa. Algunos no tenían simetría alguna con sus labios pero ellos se hacían justicia porque eran igual de imponentes. La cabellera azabache brillaba tanto como el pelaje de su animal y, aún cuando sus ojos no brillaban como el fuego en ese instante, eran igual de intensos y penetrantes. Por cortos segundos quedó completamente en trance pero no solo por su parecido sino que ese rostro lo había visto años atrás. Justo aquella noche...
Era él...
— Si te has atrevido a entrar a mi oficina es por dos cosas, una urgencia de la que depende toda nuestra raza o porque quieres morir hoy. Esta invasión es suficiente como para alegar invasión de territorio y conspiración así que tienes diez segundo para que me expliques qué haces aquí.
— La muerte de los élderes. — Habló Taehyung recordando lo que había ido hacer ahí.
Como si hubiera sido invitado a pasar y acomodarse, avanzó hasta el asiento frente a aquel alfa y se sentó ignorando la forma en la que este enarcaba una ceja incrédulo por su atrevimiento. Jungkook dejó de lado el bolígrafo que sostenía para recostarse a su asiento con ambas manos cruzadas sobre su regazo.
— Al ser el Alfa de alfas, supongo que estás enterado que han estado asesinando a varios ancianos de diferentes manadas. — ¿Ese alfa le estaba hablando sin honoríficos? ¿Qué nivel alcanzaba su nivel de desfachatez? — Aquellos que hasta ahora han perecido no contaban con un alto rango pero aún así, es preocupante como han venido incrementándose.
— Estoy enterado de ello y tomaré cartas sobre el asunto. ¿Algo más? Si eso es todo puedes retirarte ahora que te lo estoy diciendo cortésmente. Aprovecha tu oportunidad, no doy muchas.
— ¿Crees que con decir tomaré cartas en el asunto es suficiente? ¿Crees que con mandar dos míseros alfas promedio a cuidar de un anciano todo está resuelto? ¿No deberías al menos averiguar el motivo de estas muertes en primer lugar?
— En primer lugar, no permito que vengas a mi oficina sin autorización para que me digas cómo hacer mi trabajo. No tengo que compartir con un alfa cualquiera mis métodos.
— No me entrometería si tus métodos fueran justos, si esto no afectara a los míos pero resulta que lo hace. ¿Cuántos licántropos cuidan a los élderes de la manada Fuego? — El rostro de Jungkook permanecía estoico, estaba intentando mantener la calma porque su animal se sentía retado y quería atacar. — Quiero un mínimo de diez alfas por anciano y dos betas. Me gustaría también poder tomar decisiones de mi manada sin esperar a que el señor se digne a aceptarlas.
— Existen jerarquías, hay niveles y esos se respetan.
Taehyung lo miró enarcando una ceja tal cual había hecho el contrario momentos atrás antes de soltar una carcajada que confundió a Jungkook.
— ¿Niveles? Esos se hicieron para subirlos como escaleras, hoy puedo estar en el uno pero pasado mañana estaré en el millón. No importan cuántos sean, siempre habrá alguien que llegue y supere al anterior. Eso es ley de vida, los niveles son como los récords, están hechos para ser rotos. Si uno llegó, otro lo hará igual aunque pasen años. Yo... — Sonrió relamiéndose. — Tengo una defecto o quizás una virtud, yo no solo llego, también me paso. No tengo límites y es por eso que no creo mucho en los que intentan limitarme.
No podía sentir sus feromonas, esas que casi todo ser vivo secretaba en algún momento pero aún así, la presencia de ese alfa le molestaba sobremanera. No las olía en el aire, mas ese hombre provocaba ciertos comportamientos específicos. No precisaba de las feromonas para que estas fueran un medio de transmisión de señales volátiles que se dispersaban en el ambiente, su bien entrenado lobo estaba aullándole como lo hacía a la diosa Luna.
Él siempre había tenido control casi absoluto sobre su lobo, desde su primera transformación, él jamás se dejó someter, ni siquiera por su propio animal, por su otro yo. Sin embargo, ahí estaba, sentado en una silla sintiendo sus uñas crecer para tornarse en afiladas garras, podía sentir su interior arder y su pecho gruñir. Era todo un desafío controlar sus caninos y ese primitivo instinto de transformarse para arrancarle su cuello de una sola mordida.
El líder de la manada "Bultaneun Bul" también conocida como simplemente "Bul, Fuego o Fuego Ardiente", siempre controló todo con gran eficacia. El gran Alfa Jeon JungKook que destronó a su propio padre, era tan benévolo como intransigente. Un alfa dominante como él, no iba a permitir que un líder novato y sin fuerza, osara entrar en su territorio y mucho menos, dejar que se apropiara de él.
— ¿No te enseñaron los ancianos que no puedes apagar el fuego ardiente cuando este incluso se apropia de los lagos? — Preguntó sacando sus caninos sin poderlo evitar, arañando con suavidad sus silla mientras lo miraba.
— Sí, me lo han dicho y todas las manadas siempre se han guiado por ese absurdo hecho, no obstante, yo no soy mis ancianos, mucho menos mis ancestros y no me pienso acoger al tratado injusto donde solo la manada Fuego sale ganando. Ni siquiera el fuego más ardiente e intenso sobrevive cuando un huracán repleto de agua y viento llega. — Respondió el otro alfa con una sonrisa que rozaba el cinismo. — Llegamos a un acuerdo parcial que nos beneficie a todos por igual o simplemente, me veré obligado a recurrir a la más primitivas de las soluciones.
— ¿Me estás amenazando con un duelo? No creo que sea lo más sensato, no estoy aquí solo por ser el hijo del antiguo líder de todas las manadas. Me he ganado y defendido mi puesto.
— No amenazo, Jeon. — Se levantó de su asiento. — Solo te informo. Si no llegamos a un acuerdo, espero que puedas defender una vez más tu puesto.
— Ya te vencí una vez. — Espetó con sorna. — ¿Hace falta volver hacerlo?
— ¿Estás seguro que me venciste y no que yo me dejé ganar porque no me apetecía una lucha absurda? — La risa de Jungkook se tembló y el contrario rió. — Tú aún no has chocado conmigo como debe ser, lobo.
— ¡Alfa! No me llames lobo, sigo siendo el líder de los alfas. — Exigió firme Jungkook utilizando su voz de mando.
— Uy, Lobito, no te exaltes tanto. Eres un alfa dominante pero tu voz de mando en mí, no surge ningún efecto. — Rebatió caminando hacia la puerta. — Nos vemos dentro de una semana en la sede central. Y recuerda, no soy ese "alfa". Soy El Alfa, Kim Taehyung.
— Estás literalmente jugando con fuego y como agua te evaporarás.
Taehyung le dio una pequeña rastreada a la mesa y luego sonrió. Su mirada se elevó lentamente para encontrarse con la otra, aunque sintió todo su cuerpo congelarse y a su lobo removerse inquieto, no se dejó amedrentar. Él evitaba la guerra a toda costa pero quien quisiera morder su cola debía estar dispuesto a enfrentarse a sus garras y colmillos. La batalla estaba hecha para más de uno y la mínima variante podía virar el tablero para hacer que el poderoso termine derrotado.
— Espero respuesta la próxima semana.
Sin permitirle decir algo más, el castaño se dio la vuelta para dirigirse hacia la puerta bajo la atenta mirada de un alfa que sonrió ladeado antes de brincar sobre su mesa e ir a su encuentro. Fue todo tan rápido que cuando Taehyung se volteó, todo lo que se encontró fueron unas manos que no mostraban garras pero que con descomunal fuerza se aferraron a su cuello para levantarlo y acorralarlo contra la puerta con un fuerte golpe.
Ninguno dijo nada, sus miradas se encontraban fijadas en el contrario estudiándose, analizándose con detenimiento. Ambos escucharon en el exterior como varios alfas corrían hacia la puerta y el Alfa Mul rió con diversión.
— ¿Necesitas ayudas de tus lobitos? — Inquirió el castaño en tono socarrón sintiendo lo peligroso que ese agarre se volvía a medida que sus dedos se ceñía con mayor fuerza.
— Yo solo me basto para despedazarte vivo. — Presionando con mayor ahínco haciendo una mueca y por instinto, Taehyung lo pateó en el pecho para defenderse. — Ese fue un gran error. — Gruñó separándolo de la puerta para lanzarlo contra la pared a su derecha.
El contrario procuró levantarse con rapidez pero la del pelinegro fue mayor, sintió la piel de su cuello desgarrarse un poco con las garras que lo alcanzaron. ¿Cómo demonios era tan fuerte y veloz? Se cubrió su cuello pero con sus ojos ahora rojos, Jungkook pateó sus piernas para derribarlo y luego repetir lo mismo contra su estómago. Solo cuando iba a patearlo nuevamente Taehyung dejó sus garras salir, se aferró a su muslo izquierdo que era el más cercano a él, las encajó y tiró con fuerza hacia abajo haciéndolo casi aullar del dolor.
El pelinegro pisoteó sin contemplaciones la garra que lo hirió haciendo al invasor gritar. No obstante, aún sin poder levantarse del suelo Taehyung le mordió la pierna ya herida que lo pisaba como si estuviera intacta. Se inclinó para tirar de su cabello y alejarlo de él, lanzándolo una vez más contra la pared.
Los ojos de Taehyung se volvieron azules brillantes cuando sintió el temor recorrerlo al verlo transformándose pero antes de que terminara de hacerlo, tanto los lobos suyos como Jimin entraron por la puerta.
— ¡Jungkook! — El mencionado estaba casi ido de si pero cuando Hoseok lo golpeó y se viró para enfrentarlo, retrocedió la transformación.
Aún con sus caninos fuera miró al castaño que sonrió a pesar de su dolor. — Nos vemos en la sede la próxima semana.
— Eso es solo si no te mato antes. — Gruñó Jungkook yendo hacia él pero Hoseok junto a otros alfas se interpusieron en su camino.
— Jimin, llévatelo de una vez antes de que los dos terminen muerto. — Hoseok habló intentando calmar a Jungkook mientras el pelirrojo sostenía a su amigo para sacarlo de aquel edificio.
Era evidente que Jungkook no estaba tranquilo, que se había transformado por la potencia del aullido que escucharon pero justo antes de que sus patas negras llegaran al elevador, este cerró las puertas pero pudieron ver desde adentro la marca de una de sus garras en el metal.
— ¡Maldición te dije que esta no era una buena idea! — Musitó Jimin viendo lo mucho que su amigo sangraba. — Esa bestia es probable que nos siga y tu necesitas tratarte.
— Me transformaré.
— Tú no harás nada, solo quédate como estas. — Espetó algo molesto sintiendo la puerta abrirse.
Frente a ellos, un elegante, alto y hermoso omega de cabello rubio los miraba con el ceño fruncido escoltado por otros cinco alfas. Por un momento sus ojos y los de Taehyung se cruzaron, aún cuando se alejaban, el alfa tuvo la necesidad de voltearse, encontrándose de que aquel omega seguía observándolo.
— ¿Ese quién era? — Indagó.
— Yo qué demonios voy a saber. Por favor sostente...
— ¿Cómo es que el beta de Jeon te conocía? Lo escuché llamarte Jimin. — Volvió a preguntar mientras era lanzado a la parte trasera del auto por su mejor amigo.
— ¿No lo recuerdas? Ese fue el beta que querías y yo me llevé la última noche que fuimos al club de Lucas. — Musitó con cierto desinterés. — No encontramos otra vez después de esa noche pero no tenía ni idea de que conocía al alfa y era tan cercano suyo a pesar de que sí sabía que pertenecía a la manada Bul.
— Follando con el enemigo, eres terrible. — Bromeó tosiendo, sintiendo repentinamente que podía ahogarse con su propia sangre.
— Cállate imbécil, no es hora de bromear. Solo aguanta un poco más, nos sacaré de aquí... — Mencionó justo antes de que el lobo de Jungkook saltara sobre el vehículo sobresaltándolo. — ¡Maldición! — Exclamó arrancándolo a toda velocidad, escuchando el rechinar de las llantas.
El lobo negro se mantuvo bien cerca de ellos por casi un kilómetro por el bosque que rodeaba el edificio pero cuando los árboles dejaron de ser un resguardo, se detuvo permitiéndole suspirar aliviado. ¿Cómo demonios corrió tanto y tan rápido con la herida que Taehyung le había dejado en su pierna?
— ¿Por qué huele a Bul? — Preguntó la anciana cuando Jimin en su forma lobuna llevó a Taehyung hasta su tienda en el bosque para que lo tratara. — ¿Qué hizo este idiota?
— Fue a encontrarse con el Alfa Bul. — Respondió una vez transformado, aceptando la sábana que la mujer le tiró.
— ¿Cómo es que siempre se mete en problemas con ese alfa? Es la segunda vez, un tercer enfrentamiento puede resultar fatal de muchas formas. Uno de lodos se mata o... — La anciana calló y Jimin quedó esperando. — Ve a buscarme agua.
— ¿O qué?
— O se nos muere por estar de chismoso, ve y busca agua. — Mandó viendo a Jimin resoplar pero salir rápidamente a buscar agua. — Creo que será inevitable... — Musitó acariciando el cabello de Taehyung, exactamente el mechón gris que se asomaba. — ¿Qué serás realmente?
💜💜💜
Espero que les haya gustado el capítulo 🙈😘
LORED
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