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Capítulo 16

A diferencia de lo que muchos podrían llegar a creer, no siempre la razón no se oponía a los instintos, sino que fundaba su motivo y su poder ponderativo en ellos como licántropos que no dejaban de ser criaturas salvajes desde tiempos memorables.

A menudo oían decir que las fieras atacaban sin propósito porque carecían de razón, que su comportamiento estaba guiado por un automatismo, que el mal se originaba en los actos que parten de las entrañas y que la mente era la fuerza que gobernaba al hombre de bien. Estos y otros sinsentidos eran las falacias que se contaron por años en un intento patético de justificar la ambición desmesurada y deseos avarientos.

Jungkook sabía que ellos podrían ser más que puros instintos agresivos o posesivos, luchó toda su vida contra esto a su manera pese a su actitud que por momento lo obligaba a desatar partes de él que prefería calmar.

Pero ¿no era cierto que los lobos cuidaban a sus cachorros? ¿No era verdad que defendían sus territorios o parejas, que protegían con uñas y dientes a los que estaban bajo su cargo? ¿No era cierto también, que los hombres asaltaban, robaban y asesinaban cuando sufrían hambre, cuando ven peligrar a los suyos o cuando experimentan en sus almas la tentación y codicia?

Entonces ¿por qué tendría que huirle a la voz procedente de su lobo que le exigía ir en búsqueda del licántropo líder de los Mul para protegerlo? ¿Por qué temería entrar en la boca de su propio lobo? ¿Por qué eran culpados por segar las vidas de los ganados cuando eran los humanos como los que los estaban combatiendo en ese momento quienes se apoderaban de sus dominios, quienes los perseguían y cazaban, a ellos, a sus descendientes y a sus fuentes de alimento más directas?

Mientras que los animales como ellos podrían actuar inspirados por sus impulsos básicos, la maldad también se asomaba a la razón de los hombres y plantaba allí sus gérmenes. Solo el hombre egoísta y su degenerada razón podrían malignizar lo que es justo por naturaleza: procurarse sustento, procrear a fin de preservar la especie y amar con pasión a los que le rodeaban.

Por eso no se le podía culpar por lo que estaba a punto de hacer, una gigantesca matanza sin esperar las respuestas que necesitaba, esas las conseguiría de otra manera. Recargó su arma y comenzó a disparar contra todo humano que entraba en su campo de visión o al menos lo hizo hasta que sintió sus manos frisarse y todos cuerpo desde el interior comenzar a congelarse. El frío que lo azotó no fue condescendiente con él y mucho menos lo fueron las imágenes que invadieron su visión e hicieron caer de rodillas.

Viendo esto, Namjoon y Hoseok corrieron hacia él mientras Jimin luchaba junto con algunos Bul contra varios sujetos abriéndose paso en búsqueda de Taehyung. No supo en qué momento desapareció su vista pero necesitaba encontrarlo.

Los esposos custodiaron a su jefe para que nadie se le acercara notando la precaria situación en la que se encontraba. Sudaba chorros, cada vena de su enrojecido cuello y frente sobresalían exageradamente. Su respiración era irregular, puesto que su pecho agitado se estaba hinchando. Sus rojos y brillantes ojos estaban dilatados en exceso y su garganta se ensanchaba casi cortando su respiración cuando debería ser al revés.

Todo lo que veía Taehyung a su alrededor era hielo y mar, estaba perdido y no conocía el camino a seguir, parecía que todo se había borrado y era prisionero en ese pequeño cuadrado. Estaba agitado, su lobo blanco corría sobre la nieve e todas las direcciones, chocando contra paredes invisibles cada vez. De él emanaban quejidos, el llanto de un lobo solitario y asustado a punto de darse por vencido.

Fue el sonido de unas patas y un aroma familiar lo que le hizo saltar sobre sus cuatro patas y voltearse para buscar la dirección de aquel ruido. Justo frente a él, pero en un paisaje totalmente diferente al que admiró segundos atrás, un lobo de azabache pelaje hizo su aparición gruñéndole bajo.

— ¿Dónde estás que no te siento? — Era lo que le preguntaba aquel lobo.

Su primer instinto fue hacerle frente y pelear porque estaba asustado, pero la preocupación en su tono disminuyó sus dudas, caminando lentamente en dirección a ese lobo. Él estaba sobre la fina nieve, sentía el hielo bajo sus pies y a su espalda quedaba un gran mar con algunos icebergs que resaltaban. En cambio, bajo las negras patas del contrario había hierba que crecían sobre rocas volcánicas cubiertas de cenizas y un impactante volcán se erguía detrás de él.

— Necesito que despiertes, Mul, necesito que me dejes encontrarte. — Habló el lobo de ojos color fuego perdiéndose en los suyos. — Ven a mí, abre tus ojos.

Sin poder evitarlo, Taehyung dio un paso atrás y el lobo negro optó por dar un paso adelante, colocando sus patas sobre un hielo que parecía dañarlo. Todo lo que el lobo blanco veía era el humo saliendo de abajo de sus patas y el hielo ir derritiéndose. Una lucha entre los elementos de la naturaleza que buscaban acoplarse y coexistir. El fuego y el agua respaldados por el éter, esa quintaesencia invisible.

— Te guiaré, solo tienes que seguirme.

— ¿Has pasado de este lado sabiendo que podrías desintegrarte? — Preguntó completamente confundido al ver como se agrandaban las heridas del lobo negro. — No deberías estar de este lado de la línea y yo no puedo cruzar al tuyo.

— Si no lo haces morirás. — Un quejido bajo abandonó al animal de blanco pelaje. — Si no abres los ojos, los dos moriremos. Yo te guiaré el camino, tú solo sígueme y cuando llegues a tu destino, abre tus ojos para nosotros. ¿Listo? — Taehyung resopló agitando su cabeza, dándole un asentimiento. — ¡Corramos!

Ambos cruzaron a la misma vez la línea que dividía ambos territorios luchando con los cambios de temperaturas. De las patas de Taehyung subía el humo que el suelo caliente creaba al ir evaporando el agua de sus extremidades. Casi se detuvo, pero el lobo negro le mostró los colmillos amenazantes, si se detenía, lo atacaría así que no dejó de correr.

Bien cerca de él, el Bul corría a su par y por un momento, el Mul casi olvidó el destino, ni siquiera sentía el calor que golpeaba en esa zona volcánica. No hasta que repentinamente el lobo negro desapareció y él cruzó una cortina de humo.

Su corazón latía a gran velocidad escuchando aquel aullido cuando sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo se incorporó por sí solo. La amenaza invadía cada uno de sus sentidos y todo lo que quería era defenderse a él. Defender lo que era suyo. No se dio cuenta del momento en que perdió el control de su persona, era como si solo estuviese siendo un espectador de un partido jugado por su lobo mientras estaba justo en el medio de la licantropía sin ser completamente humano o lobo.

Con sus ojos azules bien brillantes y sin mucho esfuerzo quebró la caja en donde lo habían metido. Con sus garras y caninos fuera, Taehyung le desgarró las gargantas a los hombres que no se esperaron que despertara pese al sedante inyectado minutos antes que valía para hacerlo dormir por mínimo dos días en los que hubiera sido transportado fuera de Corea del Sur.

Dos sujetos más llegaron que corrieron con la misma suerte antes de que el castaño agitara su cabeza y saltara del camión en movimiento, transformándose por completo antes de tocar el suelo, una rapidez abrumadora para cualquiera que lo viese. El gran lobo blanco se hizo presente corriendo por el pavimento, aullando con la misma potencia con que le aullaron a él.

El frío dentro del cuerpo de Jungkook se disipó por completo. Sus sellados labios se ladearon dibujando una tenebrosa sonrisa antes de levantarse completamente renovado, disparándole a todos junto a sus hombres. Cuando Jimin divisó a Taehyung se sintió aliviado, corriendo hacia él, mas este tenía su mirada fija en el pelinegro que apuntaba en su dirección

Jungkook le disparó a un sujeto detrás que se había posicionado detrás del lobo blanco con una escopeta, listo para matarlo. Fue una coordinación inesperada, ya que al unísono, Taehyung dio un gran salto por arriba del cuerpo del Bul, capturando la cabeza de otro hombre que estaba apuntándole a Jungkook. Los dos se salvaron mutua y simultáneamente sin pretenderlo. Había dejado de cubrir sus espaldas para cuidar la ajena sin dudarlo un solo segundo.

El ataque hacia ellos se tornó por completo en una matanza de ellos sobre los humanos que estaban allí. Para cuando no quedó un solo cuerpo enemigo en pie, los cinco comenzaron a recuperar la regularidad en sus respiraciones.

La pulcritud de aquel pelaje blanco y brillante como la nieve se vio enmasillada por toda la sangre sobre aquel lobo que mantenía pedazos de carne cayendo de sus dientes.

Jimin no podía evitar estar sorprendido porque su mejor amigo a pesar de todo no es que fuera malo peleando, cuando pequeño también destacó, pero nunca dejó que la bestia salvaje en su interior floreciera de esa manera. De hecho, si no lo estuviese contemplando con sus propios ojos, no hubiera creído que Taehyung fuese capaz de comportarse de ese modo.

— Hey... — Musitó Jimin mirando a su amigo. — Ya todo acabó, es hora de transformarte. — Mencionaba acercándose a él, pero el lobo blanco lo miró aún con sus ojos bien azules y brillantes, gruñéndole en aviso para que no se acercara. — Tae...

— ¡Todos aléjense! — Exigió Jungkook mirando tanto a sus hombres como a Jimin. — Todos den veinte pasos hacia atrás. — Volvió a repetir manteniéndose en su lugar, solo cuando constató que todos habían obedecido, miró a Taehyung. — Está completamente en trance, como Alfa de alfas intentaré regresarlo.

Sin dudarlo, Jungkook cambió por completo dándole paso al imponente lobo negro que podría hacer que cualquiera se sintiera intimidado con solo verlo. Firme sobre sus cuatro patas el Bul se irguió para mostrar su presencia pero esto no parecía ser suficiente para el que por ese instante era un adversario.

Avanzó lentamente para demostrarle que no quería hacerle daño, pero Taehyung lo atacó llegando a morder su lomo pero no demasiado profundo. Jungkook se dejó caer al piso para aplastar con su cuerpo a quien se trepó sobre él y luego lo empujó con sus patas antes de mostrar sus colmillos, correr hacia el lobo blanco, derribándolo y colocando sus patas sobre su pecho para sostenerlo mientras aullaba con fuerza.

Lentamente, el brillo en los ojos del lobo blanco disminuyó, poco después, el cuerpo desnudo de Taehyung estaba sobre las patas de Jungkook. Sin tardarse, volvió a su forma humana y se agachó para tomar entre sus manos al castaño.

— ¡Voltéense! Namjoon, Park Jimin, denme sus chaquetas. — Ambos destinados obedecieron el pedido de Jungkook. — Ven, vamos a cubrirte.

— ¿Y tú? — Indagó Taehyung cuando notó que el pelinegro no se estaba cubriendo.

— No lo necesito, estos son mis hombres y me han visto más de una vez en estas condiciones. — Murmuró terminado de acomodarle la chaqueta.

— ¡Cúbrete! — Jungkook dio un paso atrás para mirar a Taehyung con una ceja enarcada mas este simplemente mantuvo su semblante serio, quitándose la chaqueta colocada en la parte superior de su cuerpo, lanzándosela. — Vístete.

— ¿Es esa una orden? — Cuestionó divertido, volviendo ponerse serio cuando vio que Taehyung no reía. — ¿Es en serio?

— ¿Me dibujé un payaso o me ves riendo como para no estar hablando en serio? Cubre tus partes y vámonos. — Jungkook ladeó su cabeza sosteniendo la chaqueta en su mano hasta que finalmente la amarró a su cintura de forma que quedara como una falda, justo como lo hizo con el castaño que cuando lo vio cubierto caminó alejándose del sitio.

— Retirada.

+++

Había pasado toda una semana desde aquel enfrentamiento. En los primeros días Taehyung se descompuso por completo cuando todos los recuerdos de las vidas que quitó en un día lo invadieron. Fueron justamente tres los días que estuvo completamente aislado, sintiéndose incluso culpable con Jimin por la forma en que su lobo lo trató. Corrección, por la forma en que él lo trató porque su lobo seguía siendo él aunque se empeñara en separarlos, eran un único ser.

El aroma de Jimin preocupado una vez más invadió sus fosas nasales, sabía que estaba detrás de la puerta de su habitación como el resto de esa semana y esto lo hizo sentir culpable. Se tiró de su cama de una forma casi brusca avanzó hasta la puerta que abrió, viendo a su amigo caer sobre su trasero.

— ¿Eres el custodio de mi habitación? ¿Olvidas que puedo olerte? Entra y cierra la puerta. — Jimin así lo hizo, se levantó, cerró la puerta y siguió a su amigo, viéndolo entrar a su clóset para cambiarse de ropa. — Vamos.

— ¿A dónde?

— A hablar con el antiguo líder, necesito respuestas, muchas. — Mencionó mirando al pelirrojo de frente arrugada, misma en la que se acercó y plantó un beso. — Ya estoy bien, digamos que no todos los días uno mata a tantas personas o se entera de que quieren traficarlo por una jodida leyenda.

— Júrame que estás bien. — Exigió Jimin levantándose de la cama en la que se sentó. — Júramelo, Tae.

— Te lo juro, ven aquí. — Abrió sus brazos a la espera de un cuerpo que se perdió entre ellos. — Te vi luchando y también cubriéndome la espalda como siempre, gracias por eso.

— No seas idiota, no me agradezcas por eso. — Se alejó del menor con una sonrisa. — ¿Crees que tu papá te dirá todo? Creo que por algo no te ha dicho nada en todos estos años, si es que todo eso es cierto.

— Si tiene algo que decir, no le dejaré otra opción porque no es su hijo quien está buscando respuestas sino su alfa. — Afirmó terminando de ponerse su camisa blanca. Jimin con una seña le pidió sus brazos para ayudarlo a abotonar los puños de la camisa. — Gracias.

— Entonces vamos.

El Alfa Mul condujo el camino hacia la mansión de su padre que ahora ocupaba, un poco más apartado que antes ahora que estaba retirado como líder de manada. Sus hombres lo recibieron, pero cuando dijeron que le avisarían al mayor, simplemente dijo que él se encargaría y entró a la casa en su búsqueda.

Su papá estaba leyendo cuando lo encontró en su estudio, evidenciando la sorpresa de ver a su hijo ahí. Dejó aquello que sostenía de lado para invitarlo a sentarse con un pequeño movimiento de brazo.

— ¿Qué te trae por aquí? — Fue la primera pregunta que realizó cuando sus miradas se encontraron.

— Necesito respuesta, verdaderas respuestas que no contengan rodeos y sean ciertas. Es lo menos que espero de mi padre y antiguo líder. — El mayor frunció su ceño acomodándose en su asiento por el tono bajo que estaba escuchando.

— Bien, realiza las preguntas de esas respuestas que esperas.

— ¿Quién era mi madre?

— ¿Esto es una broma? — Indagó el mayor con rostro inexpresivo. — ¿Cómo vas a preguntarme quién era tu madre?

— ¿Quién fue mi madre? Es decir, ¿de dónde vino? Me gustaría saber su verdadera procedencia y a qué casta perteneció porque ella no fue una omega, ¿cierto? ¿Fue una gamma?

El mayor no respondió rápidamente, simplemente se le quedó mirando fijamente por más de un minuto hasta que relamió sus labios tal cual solía hacerlo Taehyung y se levantó de su asiento. El castaño no se inmutó, permaneció sentado permitiendo que su padre procesara sus preguntas mientras caminaba alrededor de su oficina. Cuando volvió a sentarse, colocó un libro sobre la mesa, extendiéndoselo.

En la portada, sobresalía en un pequeño relieve una estrella de ocho puntas, justo como el medallón que le fue entregado por la élder Young el día de su muerte. "La legendaria Manada del Ártico", ese era el título de aquel libro.

— El día que yo conocí a tu madre yo estaba de caza en nuestros territorios. No la sentí aparecer, ella simplemente chocó contra mí y cayó entre mis brazos perdiendo el conocimiento. Estaba cubierta de sangre, débil, herida. Por aquel entonces yo ni siquiera era el líder de la manada aún, pero tus abuelos aceptaron refugiarla en cuanto les dije que era mi destinada. Yo no tenía muchas preguntas para ella, lo cierto es que todo careció de relevancia porque lo único que me interesó fue que era mi destinada.

— ¿Me está diciendo que no sabe?

— Te estoy diciendo que calles y escuches. — Espetó serio y Taehyung casi rodó sus ojos antes de asentir y guardar silencio. — En su momento no simplemente di por sentado que ella era una omega y así acordamos presentarla luego de pedirle a una pareja de nuestra manada que había llegado años antes que dijera que ella era su hija para evitar las preguntas. Nos casamos, yo asumí el liderazgo y luego llegaste tú. Fue con tu nacimiento que ella decidió contarme algunas cosas dado que estaba un tanto paranoica a mis ojos tan preocupada por tu seguridad.

— ¿Mi seguridad?

— Ella fue una Dseta o Zeta como fue más conocido años atrás, no una gamma aunque las personas que la perseguían creía que ella era una gamma.

— ¿D-Dseta? — Su padre asintió sonriéndole.

— Verás, nada en tu madre fue común, ni siquiera su procedencia. Ella y su hermano fueron el producto entre un Alfa y un Kappa. Tus verdaderos abuelos maternos eran los líderes de la ya disuelta y casi extinta Manada del Ártico. Uno de tus abuelos fue un Alfa pura sangre, producto de una mujer y hombre alfa. Tu otro abuelo, en cambio, fue un Kappa.

Los Kappa ya extintos, eran el balance perfecto entre alfa y omega, superados en la jerarquía actualmente solo por los Alfas e igualando con los Dsetas. Son superiores a los Beta, delta, gamma, omega e incluso Phi y Ksi.

Los Kappa eran compatibles con absolutamente todas las castas, una lista realmente extensa que se fue reduciendo con el paso de los años. Estos eran los versátiles por naturaleza, pudiendo jugar cualquier papel en las relaciones gracias a su diseño genético que los proveía con un útero que podía estar o no activo. Podían a su vez, también tener un pene que contaba con el respectivo nudo de los Alfas o Deltas.

El útero de esta casta permanecía inactivo hasta que sostuviera relaciones siendo el pasivo durante su celo, ya que fuera de esta etapa, aunque mantuvieran relaciones siendo el pasivo no quedaría en cinta bajo ninguna circunstancia. Contaban con feromonas tal como los Omegas y actuaban como estas y a la vez como el aroma de los Alfas.

Podrían tener aromas tanto dulces como amargos, pero antes de su primer celo este podría ser incluso agrio. Estos podían marcar y ser marcados, pero no creaban vínculos fuertes al no ser que fuera con su destinado fuera alfa u omega porque si era de otra casta, igual no era tan efectivo.

Por esta peculiaridad, como su genética principalmente fue creada para multiplicar la población de un modo u otro, podían marcar a varias parejas sin romper el vínculo con la anterior y dañarlo. Polígamos por naturaleza esto muchas veces les podía causar problemas con otras castas, ya que a diferencia de milenios y siglos pasados, en los tiempos más modernos de su existencia, fueron considerados como una aberración aunque por su genética no pudieran evitarlo.

En cuanto a ellos ser marcados, durante su celo si jugaban el papel pasivo, podía ser marcados una sola vez durante el coito y buscaban instintivamente asegurar la descendencia una vez que ocurría. Aunque claro, ser marcado no los convertía en los pasivos de la relación de forma permanente, puesto que eran muy dominantes con sus parejas.

Para ellos era muy difícil encontrar una pareja única que satisficieran sus necesidades que ellos mismos buscaban complacer en el plano sentimental, sexual y amoroso. Por esto cambiaban o tenían varias parejas por instinto sin poder controlarlo.

— Tu madre y su hermano fueron concebidos por la pareja líder, pero por la naturaleza Kappa de tu abuelo, este tuvo un tercer hijo con un omega que les servía. A ese niño no le faltó nada y tu abuelo siempre intentó darle lo mismo que le ofrecía a los otros, pero el Alfa no soportaba el cachorro de otro y si bien lo aceptó sin matarlo o maltratarlo como otros hubiesen hecho, simplemente no le permitió tener ningún título. Cuando fue creciendo, este niño no estaba conforme e hizo una alianza con los Bul para destituir al Alfa del Ártico y hacerse con el liderazgo de la manada, deshaciéndose de las únicas personas que podrían reclamar su posición, sus hermanos y los descendientes de estos que hasta aquel momento no existían.

Taehyung estaba procesando todo en silencio pero también un poco en trance. Todo eso que estaba diciendo su padre le estaba confirmando las palabras que Titanic dijo. Eso era más que una simple leyenda y no sabía cómo procesarlo.

— Los Bul traicionaron al otro hijo de tu abuelo, ellos tenían su propia agenda, querían apoderarse de la Manada del Ártico, asesinando incluso a tu tío. Tu madre y su hermano carnal huyeron, mas este fue herido de gravedad, mucho peor de los que tu madre fue herida y se sacrificó para salvarle, para permitirle huir. Tu madre me contó que escuchó gracias al vínculo que compartía el grito que su hermano dio antes de morir. Todo lo que pudo hacer para que su muerte valiera la pena fue seguir huyendo hasta que nuestros caminos se cruzaron. Por miedo y temor no me dijo su procedencia hasta que te tuvimos, temía que se supiera que eras descendiente de la Manada del Ártico y que alguien pudiera enterarse.

— ¿Fue por eso que pretendió ser una omega?

— Fuera de la Manada del Ártico, en el resto del mundo las castas eran mucho más básicas y eso era de conocimiento general. Si se sabía que era una Dseta, podría levantar sospechas y, siendo la luna de esta manada, una de las más grandes del territorio, la noticia no se tardaría en correr.

— ¿Cuál es la diferencia entre un omega y un Dseta?

— Esta es una casta híbrida que se da solamente entre un Kappa y un Alfa. En el coito son casi siempre los pasivos de la relación, pero su personalidad natural es completamente opuesta, cero sumisión o pasividad como suelen tener los omegas. Siempre quieren llevar las riendas de la relación, son mandones, algo toscos y en la mayoría de las ocasiones, dominantes. No obstante, no tanto como lo sería un Alfa o un Kappa.

Sonrió acordándose de su esposa y Taehyung lo miró en silencio porque era cierto que su madre jamás fue un típico omega y por eso Jimin la admiraba tanto. La única persona capaz de contradecir y realmente poner a su padre en su lugar, fue su mamá.

— Suelen ser bastante celosos con su pareja y seres queridos más cercanos pero incapaces de herir a alguien a no ser en defensa propia o de su familia directa. Cualquiera que siquiera se atreviera a mirarte mal se encontrarían con una Sunhee muy diferente de la que acostumbraban a ver. Los Dseta como ella poseen la fuerza física de un Delta.

No era momento de esa pregunta pero por la cabeza de Taehyung, que nunca había escuchado hablar de los Dsetas, pasaba la idea de si los Dsetas eran capaces de embarazar a alguien más.

— No pueden embarazar a nadie. — Espetó su padre como si leyera su pensamiento. — Su semen no cuenta con los gametos necesarios para impregnar a una pareja, pero en cambio su útero es completamente funcional. Sus aromas siempre son naturales como el de las plantas, o elementos de la naturaleza como el agua, fuego, tierra húmeda pero nunca florales ni frutales, por eso tu madre siempre olía a mar.

— ¿Yo qué soy?

— Eres mi hijo, pero también de tu madre y eso te hace el último descendiente de la Manada del Ártico, heredero de ella si quedara algo que heredar y también de esta. Hasta donde yo sé eres un alfa pero la sangre que corre por tus venas estoy seguro que es algo que muchos quieren. De hecho, hay algo que pocos sabían, la élder Young fue la última persona que conocía este hecho y yo soy la otra. El Ártico fue atacado dos veces y en la primera huida, los Mul albergaron a casi todos ellos. Por esto se generó el primer pleito con los Bul. Sin embargo, hubo una pareja que permaneció aquí y no regresó a su tierra, mis abuelos. Supongo que de alguna forma por mí también corre algo de esa sangre y por ello tienes un mayor nivel del Ártico en tu genética.

— Siendo esto algo tan importante, sabiendo yo me convertiría en el Alfa de esta mana, ¿por qué no me dijeron? Yo necesitaba saber a qué me estaba enfrentando y así no me hubiera enterado por un completo desconocido que estoy siendo buscado por alguien que descubrió que soy el último descendiente del Ártico.

— ¿Alguien sabe eso?

— Sí.

— Eso no puede ser... — Murmuró su padre confundido.

— ¿Qué tan cierto es la leyenda de la Diosa Luna?

— No lo sé, los seres vivos a veces necesitan creer que existe algún ser especial que nos crea, cuida y guía. Sin embargo, tiene un poco de sentido pero no puedo decir más porque no lo sé.

— ¿Qué es este libro y qué es esta estrella?

— Es la Estrella del Ártico, es algo así como su símbolo. Tu madre no habló mucho de su pasado o sobre el Ártico, la historia que aparece en la mayoría de los libros es falsa y nadie se tomó el trabajo de rectificarla porque no les convenía. Este libro pertenecía a tu madre y ella llevaba tatuada esa estrella en su muslo derecho como un recordatorio de su procedencia, pero no sé más.

— ¿Qué hay de la aguamarina?

— Es el mineral natural de allí, tu madre la adoraba, pero tampoco sé mucho sobre eso.

Con aquel libro bien guardado, Taehyung abandonó la mansión de su padre junto a Jimin. El pelirrojo evidentemente moría de la intriga, quería saberlo todo pero esperaría a que Taehyung fuera por su cuenta. Sin embargo, cuando llegaron a su residencia, se encontraron con dos alfas retenidos en la entrada por sus hombres.

— ¿Qué están haciendo aquí, Jeon? — Indagó Taehyung sin salir del auto.

— Devolviendo la visita, ábrenos. — Respondió Jungkook con serio pero divertido.

— No estoy de humor.

— Oh, eso me importa muy poco, tanto como te importó a ti el mío así que, los seguimos.

Espero que no se me estén volviendo locos con todas las castas😂 Advertí que esta historia tendría más que solo Alfa-Beta-Omega 🅰️🅱️🅾️
Igual espero que les esté gustando, déjenme saber qué les parece todo.
LORED

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