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Ana al entrar al bosque realmente no sabía como iba a sobrevivir, tenía mucho miedo y ahora que se veía que realmente estaba sola no sabía que hacer ni como vivir ahí. Optó por caminar hasta adentrarse más al bosque y evitar que los soldados del rey la siguieran, así que decidió buscar un lugar donde pasar la noche o un lugar donde viviera gente para sentirse segura en el bosque.
Estuvo caminando horas hasta que llegó a lo que parecía ser lo más profundo del bosque, el aire se sentía más frío y la luz del sol casi no penetraba por la gran cantidad de árboles que habían. Decidió acercarse a la orilla de un pequeño río que había y tomó un poco de agua y luego se lavó la cara. Ana se quedó sentada en la orilla del río mientras pensaba en lo que le depararía el futuro de ahí en adelante, no sabía si iba a sobrevivir o si simplemente moriría luego de varios días y sinceramente, tenía mucho miedo
Y ese sentimiento se incrementó al ver que unas pequeñas luces que rodeaban, sus ojos se llenaron de lágrimas y tapó sus ojos con mucho miedo, una voz angelical se escuchó y sintió como alguien se acercó a ella
-no tengas miedo, no te haremos daño
Ana abrió sus ojos y frente a ella vio tres pequeñas y hermosas hadas, todas vestían con hojas pero sus colores eran muy diferentes y sus cuepecitos eran brillantes
-¿ustedes son...?
-asi es linda, somos hadas, las hadas a cargo de cuidar el bosque
Ana se quedó sin palabras, solo se quedó observandolas con asombro total, hasta que una de ellas le habló
-¿Cómo te llamas linda?
-Ana, me llamo Ana
-es un placer conocerte Ana, bienvenida al bosque encantado
-gracias, ¿Cómo se llaman ustedes?
-yo soy Simmer y ellas son mis compañeras Brigitte y Calipso
Simmer estaba vestida de violeta, Brigitte era de color amarillo y Calipso era color azul. Ana sinceramente estaba cautiva por esas hadas, nunca había visto una y al verlas sentía que estaba viviendo en un sueño
-ustedes son las únicas
B- oh no cielo, somos cientos de ellas, pero las demás deben estar haciendo sus tareas
-vaya que bien
C- ¿Cómo llegaste aquí?
Ana contó su historia a las hadas y ellas la escucharon muy atenta y no pudieron evitar llorar pues Ana había llorado también al contarla. Las tres pequeñas hadas le prometieron ayudarla y cuidar de ella el tiempo que estuviera en el bosque y Ana le agradeció grandemente su bondadoso gesto y le sonrió tiernamente a lo que las hadas le devolvieron la sonrisa
Las hadas buscaron un lugar cerca de su aldea donde Ana pudiera dormir pues al ella ser humana estaba prohibido y acercarse a su pequeña aldea, Ana entendió eso y obedeció a las hadas en todo lo que le dieron, habían conseguido un árbol gigantesco con el centro del tronco abierto, ahí hicieron una especie de cama para Ana, logrando así tener un lugar donde pasar la noche
-muchas gracias por este gesto, no tengo como agradecerles lo que han hecho
S- no agradezcas, te ayudamos por que sabemos que tienes un buen corazón con un alma pura y sincera
Ana sonrió y recordó las palabras de Gloria
-¿puedo darles un abrazo?
Las hadas aceptaron con mucho gusto y se acercaron a ella dándole un cálido y tierno abrazo, Ana sonrió y agradeció haber encontrado a alguien que la ayudara, sabía que estaría bien y eso la tenía tranquila
(...)
Tres días pasaron y Ana había podido vivir muy bien y tranquila junto a las pequeñas hadas, se habían vuelto muy amigas y en es esos tres días habían compartido muchas cosas, incluso Ana había visto como las hadas habían hecho magia frente a sus ojos
Estaban caminando por el bosque buscando que comer y en eso, Ana vio un gran árbol con unas frutas realmente grandes, brillantes y muy apetitosas, iba a acercarse a tomar una fruta pero se detuvo al ver que detrás de este árbol habían dos cuerpos grandes y bastantes desagradables
-chicas
Las hadas fueron hacia Ana y se quedaron escondidas con ella
-¿que son esas criaturas tan feas?
S- son ogros, son criaturas carnívoras, no es por asustarte pero aman la carne humana. Quédate donde estás y no hagas ningún ruido, si te olfatean será muy malo
C- será mejor que nos alejemos, si te olfatea y te persigue no vamos a poder defenderte
-¿por qué no?
B- nuestros poderes no son tan fuertes para enfrentar a un ogro
Ana asintió y al momento que se iba a retirar vio como uno de los ogros cayó muerto en el piso luego de comer una de las frutas de aquel árbol, Ana no pudo evitar sorprenderse y el ruido llamó la atención del otro ogro, lo cual hizo que comenzara a perseguirla. Las hadas volaban a su lado dirigiendola por el bosque pero el ogro estaba siendo bastante rápido y el miedo de Ana se incremento aún más
Continuaba corriendo tratando de escapar pero no se fijó que en el piso había una raíz y se tropezó cayendo al suelo
-¡ANA!
Las hadas se acercaron a ella para tratar de ayudarla pero Ana no podía levantarse, al parecer se había lastimado la pierna y el ogro cuando la vio sonrió sinicamente mientras caminaba lentamente observándola como si fuera el pedazo de carne más apetitoso del universo
Ana cerró sus ojos esperando su fin, pero una voz masculina y muy fuerte se escuchó de entre los árboles
-no te atrevas a tocarla
El ogro miró al hombre que salió de los árboles y se enfrentó a él, trató de atacarlo pero solo se escuchó una palabra
-¡petrificus!
Aquél hombre levantó su mano izquierda y en unos instantes el horrible ogro quedó convertido en piedra. Ana observaba todo con mucha atención y vio como el hombre se acercaba mientras ella lo observaba con mucha curiosidad. Era un hombre alto, delgado, su piel era muy blanca, unas orejas puntiagudas y su cabello negro como la noche , estaba atado en una coleta. Ana quedó deslumbrada por aquella belleza tan extraña que estaba frente a ella y el hombre se arrodilló frente a ella
-¿te encuentras bien?
-s-si, gr-gracias por salvarme
-no fue nada, ¿puedes caminar?
-cre-creo que si
El hombre ayudó a Ana a levantarse del piso y ya cuando estuvo de pie volvió a hablarle
-me alegra ver que ya estás bien, pero por la caída te ensuciaste mucho
-s-si supongo que tendré que darme un baño
-ven conmigo, conozco un lugar donde las aguas son calientes y podrás bañarte a gusto
Ana asintió y fue caminando con el hombre de apariencia extraña, se adentraron un poco más en el bosque y llegaron hasta una especie de laguna, esta estaba rodeada por pequeños geisers y se podía ver un poco el vapor por las temperaturas calientes del agua. El hombre se quitó toda su ropa frente a Ana sin pena alguna y está se sonrojo bastante y tapó su rostro para no ver más, el se adentro en el agua y se recostó de una roca mientras disfrutaba del agua caliente
-¿no vas a bañarte?
-s-si pero, pero me da mucha verguenza que me veas
-puedes bañarte detrás de esta roca, ahí no te veré y no te preocupes, respetaré tu privacidad
Ana solo asintió y le dio la vuelta a la roca y cuando ya no vio al hombre se quitó su ropa y entró también en aquellas aguas cálidas
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